Capítulo 11

¡Ding dong! Sonó el timbre de la puerta y me dispuse a abrir, por detrás de la puerta las oíamos hablar, pero me dio la impresión de que oía una voz más, una voz que no podía identificar. Abrí la puerta…

Abrí la puerta y allí estaba Irene, mi mujer, Carmen, la mujer de Carlos, y otra mujer más, unos pocos años mayor que ellas pero muy guapa, pelirroja natural y con un cuerpo bastante potente. Me quedé sonriéndoles pero sin dejarlas pasar. En ese momento mi mente me bombardeaba con imágenes de los vídeos de los discos duros y memorias USB: lo que nos habían hecho los “Señores” (Emilio y Pepeca), el encuentro con Alfonso Aramburu y David Hernández en Tánger acompañados de Emilio, lo que hicimos con Leylak, las veces que follamos Carlos y yo…

-¡Oye! ¿Es que no podemos pasar? -me dijo Irene agarrándome por la cintura- Te pegas días sin verme y parece que ni nos conoces, deja que entremos, traemos mucha hambre. Ah, ésta es Lorena Molina, secretaria personal de Alfonso nuestro jefe. Su marido no estaba en casa y le hemos dicho que se venga con nosotras, no os importa, ¿verdad?

-Joder, sí claro -le dije acercándome a ella y dándole un beso en los labios- Pasad, pasad. Hola Carmen, hola Lorena, soy Nico, estáis en vuestra casa.

-Hola Nico -me dijo Carmen dándome dos besos en la mejilla y se dirigió a Carlos- ¡Carlos! Dios, qué ganas tenía de verte ya.

-Encantada -me dijo Lorena dándome un beso en cada mejilla- Ummm, qué bien huele.

Irene se agarró a mi cintura mientras todos, en corro, hablábamos, su mano se deslizaba por mi nalga y la apretaba fuerte, la notaba excitada.

-Bueno, ¿qué habéis preparado para comer que huele de maravilla? -preguntó Irene apretándome la nalga-

-En realidad no hemos preparado nada -contestó Carlos- Hemos mandado pedir comida colombiana, menos mal que hemos comprado bastante, no sabíamos que Lorena vendría. Preparemos la mesa y hablamos mientras comemos, si os parece.

-Yo quiero un poco de ese vino que estáis tomando -me dijo Irene-

Fui a la cocina y saqué tres copas más que llené con el mismo vino que estábamos tomando Carlos y yo. Mientras, ellas ponían la mesa y Carlos servía los distintos platos de comida en fuentes para servirnos una vez sentados, sacamos también las cervezas colombianas y las repartimos por la mesa.

Ya una vez sentados empezamos a comer y a hablar de tonterías, de cómo lo habían pasado en Tarragona, de cómo era la gente con las que habían ido… hasta que Carlos dejó caer la bomba…

-Os hemos visto en unos vídeos con Alfonso y David, además de con un par de elementos que eran quienes os grababan -soltó Carlos dejando los cubiertos en el plato y con el semblante serio- Creo que deberíamos dejar de hablar de ñoñerías y tratar este tema que es bastante serio.

Ellas, las tres, dejaron los cubiertos sobre la mesa y sus caras se pusieron tensas, la de Lorena incluida que fue la que primero tomó la palabra.

-A ver, lo primero… -comenzó diciendo- no todo es lo que parece…

-Sí, vale -la corté- pero estamos hablando de nuestras mujeres, no de ti, a ti no te hemos visto en los vídeos.

-Mira Nico -me respondió siendo un poco borde- si no me habéis visto es porque habéis visto pocos vídeos, yo salgo y en bastantes de ellos. Pero déjame hablar antes, porque nosotras no hemos visto vídeos pero sí que sabemos lo que ha pasado con vosotros, así que creo que es justo que no se saquen las cosas de contexto ni se prejuzgue a nadie. Te garantizo que lo sabemos todo, soy la mujer de David Hernández, ese cabrón que ha estado con vosotros en Tánger, mejor dicho, que quedasteis con él en Tánger, con él y con Alfonso, otro cabrón. Por cierto también ha ido Emilio, pero lo han detenido en la Aduana de Tánger, por lo visto alguien ha dado el chivatazo de que llevaba un arma y lo han detenido. Claro que se lo merece…

Carlos y yo nos miramos, tenía cara de preocupación, imagino que igual que la mía.

-Nos contaron todo el tema vuestro -intervino Irene mirándome- no te reprocho nada, al contrario. Estamos muy agradecidas las tres por la vuelta que le habéis dado a la tortilla, nos chantajeaban también a nosotras, desde hace ya un mes más o menos. Éste viaje lo habían preparado muy meticulosamente, pero no contaron con vosotros, con que les robaríais los discos duros, estaban extorsionando a mucha gente, pero a nosotras nos tenían comiendo de sus manos. Y todo por un fallo de José Carlos, Pepeca creo que le decís, si supieseis lo nerviosos que se pusieron cuando los llamaron y le dijeron que se habían llevado todos los discos duros…creo que José Carlos sigue en el hospital…

-Muy bien -cortó Carlos- somos conscientes que sabéis lo nuestro como nosotros sabemos lo vuestro, pero si os podéis explicar mejor, nos enteraríamos del total de la historia.

-Muy bien Carlos -empezó Lorena- Me casé con David Hernández, Director de una contrata de la empresa de Alfonso y muy amigo de él, dos depravados, él era divorciado y me casé enamorada, muy enamorada. A día de hoy me pregunto a diario qué coño vi en él, en fin, los primeros meses fueron muy bien hasta que un día le dije que quería trabajar, pero no en su empresa. Al cabo de los días me llegó con la posibilidad de trabajar como secretaria personal de Alfonso Aramburu, y sin pensármelo le dije que sí, no sabía que el contrato tenía letra pequeña. En resumidas cuentas, Alfonso intentó sobrepasarse varias veces, pero pensaba o quería pensar que no era para tanto, hasta que una de las veces, con el despacho cerrado se sacó la polla y me dijo que se la chupase. Como os imaginaréis me descompuse y llamé a David, David se presentó en el despacho preguntando que qué pasaba, me dijo que se la chupara mientras él miraba y se pajeaba, que ya me había dicho que le encantaría compartirme con otro hombre, y que Alfonso no era un tipo joven, que su polla no era de las monstruosas y que no se ponía muy dura, que ya habían estado los dos compartiendo alguna que otra puta…

Irene le cogió la mano para darle su apoyo, cosa que Lorena le agradeció con su mirada. Todas estaban compungidas mientras Carlos me miró, se levantó y fue hacia ella, la abrazó estando ella sentada, cosa que tanto Carmen como Irene le agradecieron.

-Bueno, mejor será que acabemos de comer y después hablamos -dijo Carlos- Tranquilízate, toma algo de vino. Nico, rellena por favor las copas, tenemos que brindar por el regreso de las mujeres… y por Lorena.

-Eso está hecho, Carlos -le dije mientras iba a la cocina por un par de botellas de vino más-

En lo que restaba de comida estuvimos charlando de banalidades, gastando pequeñas bromas para evitar quedarnos en silencio. Ellas se fueron calmando y se les iba viendo más con ganas de charlar, de comentar… pero sabiendo todos que después teníamos que dar muchas explicaciones, tanto ellas como nosotros, y Lorena tendría que acabar de explicar el porqué estaba con nosotros en ese momento.

Acabada la cena, decidimos preparar unas copas. Las tres botellas de vino que abrí para la cena, la primera que abrí con Carlos más las otras dos que saqué después, a lo que hay que sumar las cervezas colombianas que tomamos más algunas españolas, estaban logrando que fuésemos perdiendo el miedo y la vergüenza de todo lo que habíamos vivido todos nosotros. Lorena quiso acabar de contar su experiencia una vez que estábamos sentado en la misma mesa.

-Bueno, ahora me siento con más fuerza para contaros -dijo retomando su relato- En resumidas cuentas, aquel día en el despacho de Alfonso, mi marido y él consiguieron que fuese su puta. Follaban conmigo cuando querían. Cuando se reunían los dos, me tenía que quedar en el despacho totalmente desnuda, a veces me metía por debajo de la mesa para comerles las pollas, otras veces, y siempre totalmente desnuda, les servía café o lo que pidieran mientras me acariciaban por todos lados, otras me tenía que poner un plug anal y andar a 4 patas, el plug imitaba la cola de un caballo y, si a alguno de los dos le apetecía, se colocaba detrás de mí y me follaba mientras el otro se pajeaba, eso sí, siempre con el plug dentro. Al final consiguieron lo que querían, que disfrutase con eso. Pasado un tiempo, deseaba que se reunieran para que me trataran de esa manera. En una de las reuniones me dijeron que iba a tener dos nuevas compañeras -dijo esto mirando tanto a Carmen como a Irene- Y ahora ellas pueden contarlo mejor, ya que lo vivieron en primera persona.

-Bien -continuó Irene- Cuando llegó Carmen para trabajar aquí, creo que fue a los 4 días de su llegada y siendo fin de semana salimos y acabamos las dos solas y algo bebidas, no sabemos cómo, fuimos al descampado que hay en…bueno ya sabéis cuál, estábamos un poco bastante perjudicadas con el alcohol y queríamos orinar, se me ocurrió parar allí, junto a la pared de un edificio que creía abandonado para poder orinar sin tener que andar mirando por todos lados. Cuando acabamos de orinar, nos metimos en el coche y no sé cómo ni porqué empezamos a besarnos… -me miró con tristeza y vergüenza, le sonreí para darle ánimos- decidimos pasarnos al asiento trasero y bueno, ya habréis visto los vídeos. No te voy a negar que lo disfruté mucho, no quiero decir que contigo no disfrute, pero es otra forma de disfrutar y no me arrepiento, ni de haberla conocido ni de hacer lo que hicimos. Después de aquello recibimos mediante emails, el vídeo y amenazaban con mandar a toda la plantilla del trabajo nuestro vídeo, en fin, que nos chantajearon y caímos en el chantaje…

-Después de aquello -le cortó Carmen prosiguiendo la historia- conocimos a Lorena y sus “reuniones” en el despacho de Alfonso, “reuniones” a las que fuimos…digamos que “invitadas”. En resumidas cuentas, acabamos siendo las esclavas sexuales de ellos, y la verdad, terminamos por, alguna veces, tener las riendas de las digamos relaciones que teníamos en determinados momentos. Y también he de reconocer que bastantes veces lo disfrutaba, no tanto como con Carlos, pero como estaba Irene… lo disfrutaba mucho. En este viaje “de trabajo”, les ha salido el tiro por la culata con vuestra reacción, Alfonso se quedó blanco cuando se enteró, y David rojo de ira que no os podéis hacer una idea… Y ahora os toca a vosotros.

-Bueno -comencé diciendo- empiezo yo porque fui quien quería probar algo nuevo después de leer un artículo en internet. En la fiesta de cumpleaños de alguien de vuestro trabajo en la que nos reencontramos Carlos y yo, pues…nos tocamos las pollas y bueno, más o menos acabamos en el mismo sitio que vosotras, en el descampado…

-Y como a vosotras -me cortó Carlos para continuar él con la historia- también nos chantajearon, pero no vuestros jefes, sino sus matones, los que os grababan…y bueno… Nico y yo hemos seguido con nuestros encuentros que, como dice Irene, no es que sean peor ni mejor que con nuestra pareja, es distinto pero muy placentero también, y no, no somos homosexuales…

Irene se giró en su silla y me besó poniendo su mano sobre mi muslo por debajo de la mesa, Carmen hizo lo mismo, pero sin poder ver si su mano estaba sobre su muslo de Carlos  o no, Lorena nos miraba a todos.

-Vale, y ahora ¿qué haremos? -preguntó un poco incómoda- Yo no quiero irme a mi casa. No quiero volver con David, seguro que algo me tiene preparado, lo que no se esperaba era que ahora mandaseis vosotros.

-Bueno tranquilízate -le dijo Carlos- verás como todo se arregla, además puedes venirte a casa con Carmen y conmigo, o quedarte aquí, como prefieras…

Sonó un teléfono móvil, Lorena se levantó y sacó su teléfono de su bolso que estaba sobre el sofá.

-Es David, joder -dijo muy nerviosa- ¿Qué hago?

-Contesta -le dije- y tranquila, ponlo en manos libres que todos oigamos lo que te diga. Graba la contestación por si acaso, a ver qué quiere ese gilipollas.

Todo nos levantamos y nos colocamos junto a ella, era una manera de apoyarla en lo que fuese a decirle a David. Lorena se acomodó el pelo como si él pudiese verla, era un gesto nervioso pero reflejaba sumisión. Descolgó

-Hola -contestó con voz seria-

-Hola putilla -respondió David Hernández- ¿dónde estás? Nos tienes abandonados, abandonados y calientes…tenemos ganas de tu chochito mojado, seguro que tienes hambre de polla ¿verdad?

-No voy a volver, David -le respondió Lorena- esto se ha acabado ya.

-A ver si te enteras, zorra -contestó más enfadado David- Debes venir a casa para hacer lo que mejor sabes y lo que te gusta tanto…jejejeje. Alfonso y yo estamos ya desnudos deseando tenerte en casa…

-Parece ser que aún no te has enterado ni tú ni Alfonso, ¡capullos! -le cortó Carlos muy enojado- Si estáis en bolas y además calientes, se me ocurren algunas cosillas que podéis empezar a hacer, como por ejemplo: comeros las pollas el uno al otro, daros por el culo… Estoy pensando que sería bueno quedar con ustedes mañana por la mañana… en caso contrario la Inspectora Rosa Márquez y la Subinspectora Maite Fenoy estarían muy interesadas en algunos de los vídeos que nosotros tenemos bien asegurados -estas palabras las dijo elevando bastante el tono de voz-. Ahora que lo pienso, la prensa estaría encantada de conocer que dos de los empresarios más importante de Andalucía están involucrados en una trama de extorsiones con el sexo de fondo… Sería estupendo. Bueno, mañana por la mañana os vamos a llamar por teléfono para quedar, estén atentos al teléfono, solo llamaremos una vez…

Sin dejar que contestara, Carlos colgó el teléfono de Lorena. Pasó la mirada uno a uno, una mirada que reflejaba preocupación y victoria, yo no estaba muy seguro de lo que transmitiría mi mirada, pero por la cara de ellas, creo que era más victoria que otra cosa, mucho más lejos de la realidad. Estaba asustado pero me encontraba tranquilo, tranquilo y caliente. Lorena se volvió a David y se abrazó a él, Carmen e Irene se unieron al abrazo. Irene me agarró de la cintura y me incorporó al abrazo en grupo, mientras su mano volvía a acariciar mi paquete. Me acomodé pegando mi entrepierna a sus nalgas, mi polla estaba creciendo, miré a Carlos, tenía los ojos muy abiertos, me asustó.

Me retiré del abrazo intentando preguntarle con la mirada qué pasaba, entonces vi que Lorena le había desabrochado el pantalón y le intentaba sacar la polla del slip. Mientras, Carmen acariciaba el pecho de Lorena, le abría la blusa y sacaba las tetas dentro de un sujetador “push up” negro de encajes. Irene se giró hacia mí y besándome en la boca comenzó a desabrocharme el pantalón, en ese momento la falda que llevaba Lorena cayó al suelo, Carlos le había soltado la cremallera dejando ver un trasero impresionante, de los que son un poco alargados desde la espalda a las piernas, con un tanga negro también de encajes, pero a la vez, si los miras de perfil son redondeados, con un volumen perfecto. Irene se arrodilló delante de mí y empezó a lamer la punta de mi nabo, Carmen me miró y, dirigiéndose hacia mí, empezó a besarme la boca mientras que me desnudaba de cintura para arriba. Le quité la camiseta y sus pechos salieron a la luz, una tetas muy hermosas, llevaba un sujetador color carne, lo desabroché y aparecieron unos pezones oscuros, con una aureola grande, los pezones erectos como mi polla que Irene se iba comiendo mirando como yo iba desnudando a Carmen.

-A ver -dije sin dejar de besar a Carmen- ¿qué pasa aquí? ¿estamos haciendo bien?

-Por como tienes la polla no parece que te disguste mucho -me dijo Carmen-

Miré a Carlos, Lorena acababa de arrodillarse delante de él y tenía su polla en la boca. Puso la mano derecha sobre el hombro de Carmen y la obligó, sin apenas esfuerzo, a que se arrodillara delante de mí. En ese momento Lorena le comía la polla a Carlos y Carmen e Irene me la comían a mí. Ellas de rodillas y nosotros de pie, nos estaban pasando el poder de dominantes a Carlos y a mí, el mismo poder que habían tenido David y Alfonso con ellas. Carlos se quitó la camiseta, quedándose totalmente desnudo, cogió la cabeza de Lorena y se puso a marcarle el ritmo de mamada mientras me sonreía.

-Parece ser que buscáis nuevos amos, ¿no? -preguntó Carlos-

-Así es -le contestó Irene- y no sabes qué alegría que seáis vosotros. Necesitamos unos machos que hagan con nosotras lo que ellos quieran, que sean inteligentes y decididos.

-Muy bien -volvió a decir- Todas en pie, y desnudaos completamente, Nico y yo queremos revisaros bien.

Se levantaron y se quitaron el resto de ropa que llevaban, las tres estaban impresionantes, coños depilados, piernas fuertes, culos duros…y nosotros con las pollas muy duras y mojadas.

-Carlos, revisa a Irene -le dije- Estoy deseando ver eso.

Carlos se acercó a Irene, tocó sus tetas con las palmas de las manos, con los dedos de una mano le pellizcaba los pezones que estaban duros y señalando al frente. Por la cara de Irene veía que estaba excitada, Carlos bajó la otra mano hasta su coño, metió dos dedos entre su raja y los sacó envueltos en un líquido espeso y transparente, tenía los dedos empapados. Me colocó los dedos en mi boca y los lamí, en ese momento Irene soltó un gemido de placer viendo como yo lamía los dedos con sus jugos. Carlos giró a Irene y le dijo que apoyara sus manos sobre el sofá, se arrodilló y abriéndole las nalgas observó su culo, un culo abierto, follado, delicioso y hambriento. Me llamó la atención que tuviese el culo tan abierto, yo se la había clavado por él en contadas ocasiones. Colocó uno de sus dedos en el ojal y comenzó a hacer pequeños giros acariciándolo, la respiración de Irene se aceleró, abrió más las piernas mientras Carlos ya había metido más de medio dedo, lo sacó y acercó su boca para lamerlo, ella gemía y movía sus caderas con mucho deseo. Al cabo del momento Carlos se incorporó.

-No sabes las ganas que tenía de hacerle esto a tu mujer delante de ti -me dijo agarrándome la polla y dándome un beso en la boca-

-Jajaja, no sabes cuánto me ha excitado verte hacérselo -le dije volviendo a besarlo- Ahora quiero revisar a Carmen, a ver cuánto disfrutas viéndolo…

Me dirigí a ella, le di un beso que me devolvió, pero abrí mi boca y dejé que mi lengua inspeccionara aquella boca, su lengua se enredó con la mía, me agarró la polla pero le solté la mano. Besé sus pechos, mordisqueando sus pezones duros, bajé mi mano hasta su coño, estaba empapado también, saqué los dedos y se los di a probar a Irene que los devoró, la giré y comprobé el culito de Carmen, al igual que el de Irene, también había sido follado, claro que Carlos ya me contó que a Carmen le gustaba mucho por el culo, le metí un dedo y después otro, su culo estaba caliente y algo mojado, se excitó al notas mis dedos dentro de ella. Me acerqué a Carlos.

-¿Qué te ha parecido? Por como tienes la polla veo que te ha gustado -le dije mientras observaba como de su polla salía gran cantidad de líquido preseminal que le quité con la yema de un dedo, y lo llevé hasta mi boca para saborearlo- Ahora vamos a inspeccionar a Lorena entre los dos, ¿te parece?

Lorena se giró hacia mí mientras abría sus piernas, Carlos le pellizcó los pezones, que al igual que los de las otras, estos también estaban duros. Me coloqué frente a ella, acaricié sus caderas bajando las manos hasta llegar a la parte superior de sus muslos, Carlos estaba a su espalda ya, le acariciaba las nalgas con una mano y con la otra las nalgas, mientras le besaba el cuello. Mi mano izquierda giró buscando su entrepierna, acaricié el monte de venus sin un solo pelo, la vulva…todo estaba caliente, metí dos dedos entre sus labios vaginales, tenía el coño muy caliente y mojado, saqué mis dedos y se los puse a Carlos en los labios, sacó su lengua y los lamió primero, para después metérselos en la boca y limpiarlos.

-Bueno, bueno -dije ahora más contento- parece que esta noche va a ser distinta, Carlos.

-Ufff, y no sabes qué ganas tengo de que lo sea -me respondió mientras se frotaba la polla con una mano de manera lenta- A ver qué saben hacer estas putitas…

-Haremos lo que queráis -le contestó Irene- siempre que no seáis muy malvados con nosotras.

-A ver, a ver si no confundís los términos -le dije a Irene- los amos somos nosotros, vosotras estáis aquí para obedecer, nada más.

-Obedecer para darnos placer -le dijo Carlos- Esa es vuestra obligación, darnos placer como sea, vaciarnos las pelotas de leche, hacernos disfrutar…aunque Nico y yo también disfrutemos entre nosotros a veces.

Se acercó a mí y me besó en la boca, su lengua entró buscando la mía, se enredaron nuestras lenguas mientras ellas se excitaban mirándonos. Agarré la polla de Carlos y se la meneé un momento nada más. Lo hice para ver la reacción de ellas, se excitaron bastante comenzando a tocarse unas a otras.

-Hey, ¿quién os ha dado permiso para tocaros? -soltó Carlos- que sepamos somos nosotros los que tenemos que deciros qué podéis hacer y qué no.

-Lo sentimos -dijo Carmen-

-Bueno, viendo cómo estamos creo que deberíamos irnos al dormitorio -dije muy excitado ya, mi polla goteaba precum y me dolía de lo dura que la tenía, necesitaba descargar- Primero iremos Carlos y yo, ahora os avisaremos para que entréis.

Una vez en el dormitorio los dos, Carlos me abrazó y me acarició los huevos y la polla.

-Joder qué caliente estoy -me dijo sin parar de frotarme la polla- pero ahora mismo necesito tu polla, tu culo, tu boca, tus pelotas…

-Y yo lo tuyo, pero tengo muchas ganas de follarme a Carmen y ver cómo te follas a Irene -le dije muy excitado- Lo que no sé es cuánto voy a aguantar sin correrme, estoy que no puedo más. Tengo en la cabeza el darle por el culo a tu mujer y llenarle el culo de leche, y ver como se lo haces a la mía.

Me agaché un poco y metí su polla en mi boca, la saboreé un ratillo y después hice que me hiciera lo mismo, cosa que hizo encantado. Nos acariciábamos el uno al otro, nalgas, ojal, huevos, nabo…todo ello acompañado de besos, de lametones.

A los pocos minutos les dijimos que entrasen ya al dormitorio. Primero entró Irene, detrás iba Carmen y por último Lorena. Se les notaba calientes a las tres, Carmen estaba espectacular, yo me senté en la cama y, con un gesto de mi mano, hice que viniese a mí. Cuando se me acercó, hice que diese un giro de 360º para admirarla, ella no dejaba de mirarme la polla. Su culo era un poco más grande que el de Irene, y sus tetas también. Me levanté y me acerqué a ella, le agarré las tetas y suspiraba mientras mis manos bajaban por su vientre. Abrió las piernas y su coño sonó cuando se abrió un poco debido a lo mojada que estaba. La besé en la boca y fui bajando por su cuello, sus manos ya me acariciaban los cojones y la polla. Me detuve en sus pechos, esas tetas grandes, bien formadas y con esas aureolas grandes y oscuras, con esos pezones duros como mi polla en ese momento. Su respiración se aceleraba por momentos, con las manos en sus hombros hice que se arrodillara. Miré a Irene, estaba apoyada en la cama mientras le estaba comiendo el coño a Lorena que estaba tumbada en la cama con las piernas bien abiertas y magreándose las tetas. Carlos se follaba a Irene por el coño con un ritmo acelerado, los gemidos de Lorena y de Irene eran muy excitantes.

Carmen pasaba su lengua por la punta del capullo, con ella recogía las gotas de líquido preseminal que salía de mi polla, después se metía la polla totalmente en la boca y hacía maravillas con la lengua. Mientras, sus manos acariciaban mis pelotas y mis nalgas. Pasados unos minutos, la levanté e hice que se tumbara boca abajo en la cama, me coloqué entre sus piernas y acerqué mis cara a sus nalgas, olía a excitación, a coño mojado y eso me excitó más. Giré mi cara hacia Carlos, seguía follándose a mi mujer, pero ahora el ritmo de penetración había aumentado. Él me miró y me sonrió.

-Nico, cómele el culo -me dijo muy excitado- verás que maravilla, y después se la metes por detrás, verás como le gusta…

-Esa es mi intención -le respondí abriendo sus nalgas con los dedos de una mano para que su ojal apareciese ante mí- Primero una buena comida, después una buena metida…jejejeje.

Con las nalgas separadas por mis dedos, el ojal de Carmen apareció, estaba húmedo y bastante abierto (se notaba que lo habían follado bastantes veces). Acerqué uno de mis dedos y entró sin dificultad alguna, se notaba bastante calor en su interior. Pegué mi cara y comencé a lamerlo con la punta de la lengua, estaba sabroso y jugoso, a la vez, los dedos de mi otra mano entraban y salían de su coño empapado. Carmen se movía entre gemidos y jadeos, abría sus piernas al máximo para que la follara con mis dedos. Lorena se movió para comerle la boca mientras Irene le comía el coño. Levanté las caderas de Carmen quedando su culo a la altura de mi polla, ensalivé mi nabo y lo coloqué en su ojal. Apreté mis caderas contra sus nalgas y mi polla entró en ella sin dificultad alguna, notaba como apretaba sus músculos para masajearme la polla, notaba esa rugosidad caliente de su interior en el tronco de mi polla. Con buen ritmo de penetración, Carmen se puso a pajearse mientras Lorena le comía la boca sin parar. Carlos le sacó la polla a Irene, que se unió a las dos tocando y acariciando los cuerpos de ellas. Carlos se colocó junto a mí y me acariciaba las nalgas mientras observaba como le daba por el culo a su mujer, sabía que eso lo estaba excitando mucho, así que le agarré la polla y me puse a pajearlo.

-Te pone ver como me tiro a tu mujer, ¿no? -le pregunté muy excitado- Está buenísima, sus tetas son preciosas, y su coño y su culo muy calientes…

-Sabes que sí, cabrón -me dijo moviendo sus caderas a la par que movía mi mano- Me excita mucho ver como la follas por el orificio que sea. Tu mujer también es tan puta como la mía… y como se come las pollas… Ufff, tengo muchas ganas de correrme, tío.

Paré de pajearlo y se tumbó junto a Irene, me miró y se agarró la polla.

-Será cabrón -le dije sacándole la polla a Carmen y montándome sobre la polla de Carlos- Como sabes lo que me gusta…

Ellas se quedaron mirándome mientras sus caricias, entre unas y otras, se hacían más efectivas. Lorena con las piernas abiertas al máximo recibía las caricias de Carmen, Irene acariciaba el coño de Carmen y Lorena acariciaba el coño y el culo de Irene. Todo ello acompañado de gemidos y jadeos. Mientras tanto yo, sentado ya sobre la polla de Carlos, notaba como me invadía completamente por dentro, como su polla ocupaba todo mi interior, notaba las pequeñas contracciones de la polla de Carlos, incluso me parecía notar las venas de su polla, el relieve se sus venas en mi culo. Me empecé a mover arriba y abajo, Carlos me pajeaba mientras mis movimientos eran más acentuados. Irene me miraba entre alucinando e incredulidad, pero en sus ojos veía que aquello la excitaba muchísimo. Se incorporó y vino hacia mí, me besó en la boca mientras hacía que Carlos soltara mi polla y ella la agarraba y con ella en su mano, se puso a pajearme a la vez que me besaba. Carlos, mientras que ella se ocupaba de mí, follaba el coño de mi mujer con dos dedos, el ruido que hacían los dedos al entrar y salir de él, indicaba lo mojado que tenía el coño debido a la excitación tan extrema que estaba viviendo.

Carmen se colocó sobre Lorena frotando coño con coño, se oía estupendamente el ruido que hacían los dos coños empapados de flujo. Sus bocas no paraban de besarse, sus lenguas se enredaban entre sí por fuera de la boca, sus respiraciones estaban muy aceleradas, sus gemidos y jadeos aumentaron de volumen… Mientras mi excitación subía de nivel, el placer que me estaba dando Carlos imagino que sumado a lo que estaba viendo, hizo que empezase a notar como mi semen se preparaba para salir disparado. Me levanté y mirando a Carlos me coloqué detrás de Carmen, Carlos me vio la intención y hizo lo mismo con Irene. Ambas se pusieron a 4 patas en la cama, delante de Lorena. Por la forma en se que miraron las tres y como se colocaron, sabía que no era la primera vez que hacían lo mismo. Me puse de rodillas detrás de Carmen y, agarrándola por las caderas, le metí la polla por el coño sin clemencia alguna. Entró con una suavidad increíble, su coño muy mojado sumado a todo el líquido preseminal que salía de mi polla, hacía que tuviese el coño totalmente lubricado. Los gemidos de Carmen se aceleraron junto a su respiración. Junto a mí, Carlos follaba a mi mujer de manera brutal, Irene no paraba de jadear, sonaban los envites que le estaba dando, el golpeteo de los huevos de Carlos en las nalgas de Irene… En ese momento notaba como me iba a correr, el placer que empezaba por mi culo, pasaba por mis pelotas y se hacía fuerte en mi vientre hizo que gimiera con fuerza, saqué mi polla del coño de Carmen y mi leche salió disparada hacia la nuca de ella, su espalda quedó completamente llena de mi semen.

Carlos, al mismo tiempo, sacó su polla de Irene y comenzó a soltar leche a borbotones, llenó la espalda de mi mujer, la cama, las piernas de Lorena… mientras Lorena llegaba al éxtasis con las lenguas de Carmen e Irene comiéndole el coño. Soltó una cantidad de líquido denso y transparente, parecido al líquido preseminal, que llenó las caras de las dos putitas.

Nos relajamos durante un ratillo, me levanté y vi la situación como estaba; las espaldas de Carmen e Irene estaban llenas de semen, sus caras empapadas del squirt de Lorena, todos intentando recuperar la respiración…

-Bueno, yo me voy a duchar -dije con la voz un poco temblorosa aún- necesito una ducha con urgencia.

-Si me esperas me ducho contigo -me dijo Irene- Tengo ganas de ducharme con mi marido…

Estando ya en la ducha apareció ella, se metió y me abrazó. Me besó con ganas, su boca se entreabrió y su lengua se enredó con la mía. Al momento se separó.

-Dios, que gusto follar con vosotros -me dijo riéndose- aunque me gustaría charlar un poco contigo, contarte lo que ha pasado y que me cuentes lo tuyo con Carlos, se os ve muy afines los dos. ¿Te gusta que te la meta? Tiene una buena polla, y se le pone muy dura, ¿eh? Jajaja

-A ver, la primera vez que me la metió me dolió un poco, bueno un poco bastante, pero después…es otra cosa, me da mucho morbo y placer, un placer distinto al que me puedes dar tú, pero me lo da, Y sí tiene una buena polla, jejeje. Te gusta ¿verdad?

-Ummm ya te digo -me contestó- ¿Te gusta ver como folla conmigo? A mí me excita ver como follas con Carmen, y te puedo decir que le encantas, la conozco bastante bien…jejeje Se te ve muy excitado cuando follas con ella, y como miras a Carlos…

-Me encanta que folle con Carmen, me pone a mil -dijo Carlos desde fuera de la ducha, pegado a la mampara- Como me encanta follarte a ti estando Nico al lado, jejejeje Y ahora salid ya, que queremos ducharnos los demás.

-Hay otra ducha en el otro baño -le contesté- aprovechadla

-¿Quién te crees que se ha metido en la otra ducha? Lorena está allí ahora mismo -contestó Carmen-

-Venga, nos salimos ya -dije- Pero voy a poner una norma, que Carlos conoce y la cumple: a partir de hoy, quien esté en mi casa debe estar desnudo completamente, de lo contrario tendrá un castigo y no va a ser un castigo de placer precisamente. Ahora se lo diré a Lorena -dije ya fuera de la ducha y acabando de secarme-

Una vez duchados y secos los cinco, nos sentamos en el salón, algunos en el sofá y otros en sillas.

-Bueno, ahora solo tengo una pregunta que aún no hemos podido responder -dijo Carlos- ¿Quiénes son Ana García y Silvia Mena?

-¿Quiénes? -preguntó Irene- No tengo ni idea ¿Quiénes son?

-Son las dos separadas valencianas que conocimos una noche -contesté- Follamos aquí en casa y se fueron. Nos contaron una historia que, al parecer y según la policía, no es real.

-¿Cómo que la policía os ha dicho eso? -preguntó Lorena-

-Veréis -cortó Carlos- Intentaron entrar en mi casa, nuestra casa -dijo mirando a Carmen- La policía las detuvo y están detenidas. Están en comisaría y las iban a mandar a Valencia. Están en busca y captura por extorsión, y algunas cosas más. Lo que no sabemos es como sabían la dirección de nuestra casa, no se les dijo nunca.

-Pues yo no las conozco -dijo Irene-

-Yo tampoco tengo idea de quienes son -dijo Carmen-

Todos miramos a Lorena que estaba callada, por su cara parecía que algo podría saber.

-A ver, yo tampoco tengo idea de quienes son -dijo un poco apurada- Estoy tratando de recordar si los escuché a Alfonso y a David hablar de ellas pero no me suenan los nombres. Sí es cierto que los oí hablar una vez sobre dos chicas que estaban buenas, y que querían que entrasen en vuestro grupo de amistades, para conseguir algo, pero esos nombres no eran… estoy tratando de recordarlos… Aunque lo de valencianas no me suena tampoco, creo que dijeron que eran de Altea.

-Bueno, Altea es de Alicante…y Alicante pertenece a la Comunidad Valenciana -solté- Muchas casualidades y Carlos me ha enseñado que las casualidades no existen…y tengo que darle la razón.

-Bueno, dicho ya todo -dijo Carlos- creo que deberíamos prepararnos para dormir. ¿Cómo lo vamos a hacer? Somos cinco.

-Jajajaja, eso tiene premio… -le dije riéndome- Y quiero ser el que te lo dé, jajajaja -todos nos echamos a reír-  Bueno, ahora en serio, creo que cabemos los cinco en nuestra cama, que menos mal que es de las grandes, de lo contrario en una de las otras habitaciones hay otra cama grande. O si queréis dormir en vuestra casa… como queráis.

-Vamos a probar todos en la vuestra -dijo Carmen- pero habrá que cambiar las sábanas, entre el squirt de Lorena y la leche de Carlos, están pringadas. Y si no podemos dormir, pues nos vamos a la otra cama, o nos ponemos a follar de nuevo.

-Pues ya está hablado -dijo Carlos- Pues todos desfilando para el dormitorio, que mañana tenemos que llamar a los dos cabrones.

Nos acostamos y, aunque algo apretados, descansamos bien. A la mañana siguiente, cuando me desperté, veía piernas encima de otras, tetas con los pezones duros, olía a coño caliente, veía la polla de Carlos dura y apuntando al techo. El culo de Lorena parecía que me llamaba, la tenía junto a mí y me puse a acariciarle el culo, lo tenía apretado, suave y caliente. Deslicé mi dedo por la raja del culo hacia abajo, hasta tocar su coño que estaba empapado, saqué mi dedo húmedo y me lo llevé a la nariz, olía deliciosamente así que me lo metí en la boca.

-Me encantaría que me empales -me dijo Lorena al oído- Me encantas tú y tu polla, quiero ser vuestra putita.

-Joder Lorena -le dije excitado- me vas a poner la polla muy dura. También quiero empalarte, pero por todos lados, quiero follarte el coño, el culo, la boca…

-Para machote -me dijo Carlos- ahora tenemos que hacer una llamada importante. Y ya sé lo que les vamos a decir, así que habrá que levantarse, desayunar algo y llamarlos. Después, después podrás empalarla, o empalarme, que yo también tengo ganas de tenerte dentro.

Me besó en la boca y se levantó, al levantarse se apoyó en varios cuerpos que fueron volviendo del mundo de Morfeo. Protestaban pero aprovechaban para agarrarse a las pollas y a los huevos. Nos levantamos todos y fuimos hasta la cocina, cada uno preparó su desayuno y nos sentamos a tomarlo. Una vez desayunados y con cara de haber descansado, Carlos fue por su teléfono, se sentó a la mesa del salón, marcó el número y poniendo el manos libres, lo dejó en lo alto de la mesa. Dio solamente dos llamadas cuando lo descolgaron.

-Hola -dijo una voz que parecía ser la de David Hernández-

-Buenos días -contestó Carlos- Nos alegra mucho hablar con vosotros, y que hayáis sido tan rápidos en contestar, bueno vamos al lío. ¿Está Alfonso contigo?


Hasta aquí este capítulo, os espero para el siguiente que espero que sea el último.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarseeee!!!

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Saludos.

Vantheway

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