Capítulo 6

DÍA A DÍA CAPÍTULO 6

CHARLINES

A la una y media llamó el director a mi puerta.

– Pase.

– Que sepa que no me ha gustado nada que me menospreciara delante de esos inútiles. La culpa de todo es de ellos que no hacen nada y se pasan el día vagueando.

– Ehhh buenos días, ¿señor? …..

– Andrés, don Andrés.

Una sonrisa apareció en mi cara.

– Mira Andrés, Andresito (era mucho más joven que yo) la culpa de que esto esté así es tuya y solo tuya. Primero, porque no tienes ni puta idea de gestión.

Segundo porque el personal lo has elegido tú, con lo que, sí son unos inútiles, son, tus inútiles.

Por último, aquí el único don soy yo y merezco un respeto y trato.

Así que vuelve a salir y entra como es debido.

– ¿Buenos días don Pablo, podría hablar con usted?

– No, recoja sus cosas y tómese 15 días de vacaciones.

– Peroooo….

– ¿Está usted sordo?

Bueno un mal ya estaba hecho. El baile había empezado y ahora tocaba seguir con los despidos y contrataciones.

El teléfono sonó de nuevo.

– ¿Siii dígame?

– Hola Pablo, te llamo porque necesitamos a Ángeles en la central.

– ¿Pero ahora? Aun me hace falta aquí.

– No, te la dejamos hasta el viernes.

– Vale, lo hablaré con ella. Creo que podré hacerme sin ella.

– Perfecto ya nos irás contando.

– He despedido al director, aparte de inútil es un déspota y un chulo.

– Perfecto, eso es potestad tuya.

– Gracias, un abrazo

– Un abrazo.

Ángeles entró en el despacho, ya cerca de las dos.

– Ya he alquilado la casa

– Perfecto, el viernes te vuelves, te necesitan.

– Vale prepararé el vuelo.

– ¿Si quieres me puedo quedar el sábado?

– Pues no estaría mal, así me ayudas a mudarme.

– Perfecto.

Salimos a comer y comentamos los problemas de la sucursal. La limpieza nos iba a costar una pasta, pero igual evitábamos algún gasto.

– Por cierto, te quiero desnuda en la nueva casa, ¿Cuándo nos mudamos?

– Serás cabrón, mañana cuando queramos.

– Vale, lo haremos el sábado así mañana y el viernes nos dedicamos a la sucursal por entero.

Después de comer volvimos a la sucursal.

– Llamé a Esperanza a mi despacho. ¿Te gustaría ser mi secretaria?

– Por supuesto, eso ni se pregunta.

– Vale mañana vístete con una blusa blanca y una falda ceñida y taconazos.

Su silencio denotaba que la había dejado sorprendida, su boca se abrió expresando su sorpresa.

– ¿Es difícil?

– No, pero no tengo esa ropa, yo soy más de sport y zapato alto no tengo.

– Bueno, toma seiscientos euros y tómate la tarde libre.

– ¿Quieres que te acompañe Ángeles?

– Pues se lo agradecería.

– Vale vuelve a tu mesa y luego te busca.

– ¿Ángeles puedes venir?

– ¿Qué quieres?

– Tienes que acompañar a Esperanza a comprar. Ella será mi secretaria, mientras busco la definitiva. Para ella tengo otros planes, además así ahorramos un despido.

– Perfecto, es la única que parece un poco espabilada.

– Habrá que convocar unas entrevistas.

– Me encargo de ello.

– Te espero en el hotel a las siete y media ¿te dará tiempo?

– Si no te llamo.

– Perfecto.

Ángeles recogió a Esperanza y salieron a comprar ropa.

Llegaron a una boutique que tenía muy buena pinta. Ángeles le preguntó las tallas y buscó la ropa.

Le pasó dos camisas una de ellas de seda y tres faldas. Pasaron al probador y Esperanza fue desnudándose.

– ¿te da vergüenza que esté?

– Bueno sí un poco.

– No te preocupes.

– Se quitó su ropa y llevaba un conjunto interior horrible.

– Esto también hay que arreglarlo.

Salió del probador y volvió con un conjunto de sujetador y tangas negros con muchas trasparencias en los bordados.

– Qué dices, ¿cómo voy a ponerme eso?

– Póntelo.

Se quitó su ropa y dejó ver unos pechos medianos con unos pezones largos y en punta, producto seguro de la excitación. Se puso el sujetador y los pezones se marcaron claramente en la transparencia. Se quitó la braga, apareciendo un buen matojo de pelo que tapaba totalmente su coñito.

Eso también hay que arreglarlo. Luego vamos a una esteticien. Se puso la tanga y cogiendo la blusa de seda color crudo la puso sobre su cuerpo a la vez que ajustó la falda a su precioso y firme culo.

Los pezones se marcaban en la tela, pero no se veía nada, que era lo que contaba.

– Perfecto, así está perfecto.

Compraron el conjunto y salieron rumbo a la zapatería.

Nada más entrar vieron unos preciosos zapatos negros de unos 15cm y pidieron la talla.

Esperanza se los probó y estaban perfectos. Ahora tendría que aprender a andar con ellos, nunca había tenido unos tacones tan altos. Asustada miraba a Ángeles, la Esperanza que veía en los espejos era un pibón, ni punto de comparación con la que había visto en la oficina.

Fueron a la esteticien, Ángeles le dijo lo que tenía que hacer a la esteticista y se despidió.

– Mañana nos vemos.

– Perfecto, hasta mañana.

Eran las siete y cuarto cuando entraba por la puerta del hotel.

– Ya está hecho el recado, espero que te guste.

– Me gustará seguro jajajaj.

– Ahora vamos a la playa.

Subieron en el cuatro por cuatro y partieron rumbo a la playa del Risco. Llegaron muy cerca de la playa con el automóvil, no más de trescientos metros. La playa estaba desierta y como no era excesivamente extensa, unos quinientos metros, la anduvieron por su arena que parecía terciopelo. Caminaron hasta encontrar un lugar rodeado de vegetación donde los colores ocres y rojizos eran predominantes. Solo él rozar de los dedos sobre la blusa excitando sus pezones era capaz de romper el ruido de las olas batiendo sobre la arena. Pablo acercó su boca al cuello de Ángeles y mientras le besaba acarició y pellizcó sus duros pezones, hasta que estos estuvieron duros como las rocas. Unos gemidos salían de la boca de Ángeles, mientras la mano de Pablo bajaba por su cuerpo llegando a su sexo completamente desnudo.

– ¿Tenías ganas ehhhh?

– Siiii ayer me gustó mucho, así despacito solo tocándonos hummm no siempre va a ser duro.

Él se sacó la polla ya erecta y ella se sentó encima. Volvió su cara y se besaron mientras ambos contraían y expandían sus sexos. Las manos de Pablo apretaban sus pezones y frotaban su clítoris, en lentos círculos. Sus dedos rápidamente se impregnaron con los fluidos de Ángeles

Lentamente, ella fue llegando al orgasmo dando pequeños botes sobre esa dura polla y apretando su boca a la de Pablo. A la vez que apretaba en su interior esa polla que palpitaba dando muestras de su próxima erupción.

– Me voy a correr siii, noo pares, así, siiii despacito hummmm siiii dame tu lengua hummmmm

Botando más deprisa se corrió a la vez que él apretaba sus caderas y le introducía su polla en lo más hondo vaciándose en ella.

– Siiii , siiii

Se corrió mordiendo su nuca y apretando sus pezones.

– Que ricoooo.

Después de observar como el sol teñía de un ocre oscuro el horizonte, volvieron al vehículo y salieron camino al hotel.

– ¿Sabes que hay una terraza impresionante, en el ático del hotel?

– Habrá que conocerla antes de marchar.

Subimos a la azotea, esta era impresionante con una piscina preciosa y los reservados para tomar una copa perfectos. Nos pedimos una copa y nos sentamos en dos sofás cerrados por una cortina.

– Esto hay que repetirlo mañana, hoy solo puede ser una copa.

Aun así, me acerqué a Ángeles y le acaricié los pechos y ese precioso coño mientras mi boca se juntaba a la suya.

Nos retiramos a la habitación aún a tiempo de poder dormir un poco.

Al día siguiente habíamos quedado con Carmen.

– Buenos días

– Buenos días, Carmen ¿Qué tal estás? ¿y el viaje?

– Perfecto, el viaje perfecto y yo estupenda ya se me ve jajajjaajja

Pues la verdad es que si, estaba estupenda, vestía un entallado traje chaqueta con una blusa azul celeste que dejaba muy poco a la imaginación, si no fuese por la chaqueta sería un espectáculo precioso.

– Siéntate por favor.

– ¿Qué quieres tomar?

– Un café con leche y algo de bollería. Bueno usted me dirá.

– He visto que esta sucursal es un desastre y tu oficina parece que despunta de largo sobre la sucursal. Quería que fueras la directora de la sucursal.

– Usted me halaga, no me esperaba esto, ¿Tendré tiempo para pensar supongo?

– Por supuesto, pero solo hasta mañana.

Carmen meditó para sí, era la oportunidad que estaba esperando e iría a Las Palmas, parte de su sueño se empezaba a cumplir.

– ¿Puedo quitarme la chaqueta?

– Puedes quitarte lo que quieras.

– Igual no es mala idea jajajjajaja.

Al quitarse la chaqueta se podían apreciar las puntas de sus pezones intentando rasgar la tela. Esos largos pezones formaban dos preciosas montañitas en esa camisa.

– ¿Qué te parece la idea de ser la directora o poder serlo?

– La verdad es que es muy tentador, pero tengo mi vida en la isla, mi casa y mis cosas.

– Por eso no te preocupes, la empresa se encargará de los gastos y la casa te la podemos alquilar para la próxima jefa de oficina.

– ¿Ya sabes quién será?

– Hemos pensado en Esperanza…

– Bien no es mala chica y estoy segura de que pondrá empeño en el trabajo.

– No lo dudo, tendrá una buena maestra.

– ¿Yo? Pero bueno, no sé.

– Tienes 15 días para conseguir que esté al día, luego tendrás que venir aquí. Yo he de ir a Tenerife.

– Bueno haré todo lo posible. ¿Y ella y su vida?

– Ella está de acuerdo, está deseando trabajar y parece una buena chica.

– Perfecto, bueno vayamos a la reunión que llegaremos tarde y pueden pensar mal jajajja.

A mí me gustaría que fuesen ciertas las suposiciones, y dándole un azote salimos del restaurante.

Llegamos a la reunión y empezamos haciendo un repasó y comunicando el despido del director de Las Palmas.

Habrá más cambios en pocos días y es por eso esta reunión, luego me reuniré con el director de la zona de Tenerife y acordaré con él, mi visita en unos días. Por lo demás decirles que casi todas las oficinas están funcionando correctamente y que aquí necesitamos gente que sepa y que quiera trabajar. Es posible que alguno de ustedes quiera situarse en esta oficina, podemos hablarlo con tranquilidad y ya iremos viendo. Los responsables de La Palma, Lanzarote y Fuerteventura permanecerán en sus puestos.

¿Alguna pregunta más?

– Buenos días, soy Felipe Gómez de Lanzarote. Personalmente necesitaría al menos una persona más, ya que el trabajo me desborda y si tengo más gente, podría hacer más.

– ¿De cuánto más estamos hablando?

– Pues prácticamente el doble.

– ¿Interesante argumento, que día te va bien para vernos en Lanzarote?

Sacó su móvil y miró el calendario.

– No tengo nada el jueves hasta las 12 así que si quiere podría acercarse el miércoles por la tarde y así vamos viendo un poco el panorama.

– Perfecto, el miércoles estaré allí, ¿te encargas del hotel?

– Perfecto, eso está hecho.

Terminada la reunión, Carmen se acercó a mi despacho.

– ¿Buenos días, puedo?

– Por supuesto, pasa.

– Mira venía a decirte que acepto el puesto, ya no lo demoro más, así puedes hacer tu composición de lugar.

-Perfecto, el lunes irá Esperanza y cuanto antes aprenda, antes podrás venirte tú a Las Palmas.

– Joder, perfecto. ¿por cierto el azote?

– ¿quieres más?

– No me importaría.

Y acercándose a mí se agacho hasta mi boca y sobándome la polla me dio un pico. Estaré esperando tus noticias.

– ¿Cuándo marchas a La Gomera?

– Pues aún no he sacado vuelo.

– ¿te apetece quedarte aquí hasta mañana?

– Vale, aunque mañana tendría que salir muy pronto, veré como están los aviones.

– ¿perfecto, te apetece comer con Ángeles y conmigo?

– ¿No molestaré?

– Seguro que no.

– Al salir se cruzó con Ángeles.

– ¡¡¡Un momento Carmen!!!

– Si, dime.

– Ángeles, Carmen, Carmen, Ángeles. Un placer, espero que podamos conocernos mejor.

– Igualmente. Mua, mua.

– Bueno, bueno, aquí saltan chispas ehhhhhh

– Vendrá a comer con nosotros e igual se queda esta noche.

– Noche calentita.

– No creo mañana madruga.

– Jajajaj ya veremos.

Sobre las dos, salimos a comer, durante la comida hablamos de muchos temas relacionados con la empresa y de cómo se podía solucionar el problema, la verdad es que Carmen tenía muy buenas ideas. Habría que hacer una selección de personal y quería estar ella presente, ver las cuentas y hacer una valoración de la gente que sería necesaria. Me pareció perfecto y pospusimos cualquier acción hasta su llegada a Las Palmas.

Nos pedimos una copa y la verdad que se estaba a gusto con la brisita.

– ¿Conocéis el puerto de Mogán?

– Pues no.

– Espera que llame para reservar una paella para las ocho. En el restaurante el Caldero, hacen unas paellas fantásticas y tienen unas maravillosas vistas al puerto.

– Perfecto.

Terminamos tranquilamente la copa, montamos en el cuatro por cuatro y tomamos rumbo a Mogán.

– Carmen toma, ponte esto.

– Ya veo ya, no nos vamos a aburrir……..

Le había pasado un huevo vibrador y le di el mando a distancia a Ángeles.

Ángeles apretó hasta la máxima potencia, lo que hizo que Carmen se retorciera en el asiento.

– Para, harás que me corra.

Ángeles fue bajando la intensidad hasta conseguir una cadencia lenta y soportable.

Dimos un paseo por el pueblo en el que Carmen a pesar de llevar la tanga tenía que hacer verdaderos esfuerzos para que el aparato no se saliera. Su coño parecía el mar. Estaba recibiendo un cosquilleo constante que le volvía loca. El pueblo es precioso con sus casitas todas encaladas y el puerto deportivo está muy bien confeccionado. Fuimos hacia el restaurante, lo que aproveché para atraer a Carmen hacia mí y besar su boca con pasión, mientras apoyaba mi bulto contra su cuerpo.

  1. Jefe está usted un poco duro.

Reímos todos del comentario y nos sentamos a la mesa. Pedimos unas cervezas para hacer tiempo y cada vez que se acercaba la camarera, Ángeles daba más ritmo al aparato. Carmen apenas podía mantener la compostura y se retorcía en la silla.

– ¿Señora, está usted bien?

– En la gloria hija, en la gloria.

La camarera fue a por las bebidas con cara de no entender nada. Al servir las bebidas, Carmen seguía retorciéndose y apretaba sus labios todo lo que podía para no gemir. La camarera se dio cuenta de que iba el tema y una sonrisa apareció en sus labios. Los pezones de Carmen se marcaban en la fina tela de su blusa y parecía que iban a salir de un momento a otro.

– Desabrocha un par de botones

– ¿Qué dices?

– Ya me has oído.

Desabrochó un par de botones y se pudo apreciar un precioso canalillo con unas tetas muy bien puestas.

– Ahora enséñanos un pezón.

– ¿Pero?

Ángeles se echó un poco para adelante para tapar lo más posible y pudimos apreciar un pezón como el dedo pequeño de un niño.

  1. que rico.

Llegó la camarera que se quedó mirando las tetas de Carmen.

– ¿te gustan?

– Ehhhh

Y haciendo un gesto con su mano saco una teta para que tuviese una buena vista de su pecho.

La camarera se puso toda colorada y se dio la vuelta y salió casi corriendo. Al rato volvió

– La paella ya está, cuando quieran se la traigo.

– Vale, cuando quieras, puedes traerla.

– Por cierto, son preciosas.

Se dio la vuelta y fue hacia el restaurante moviendo con gracia su culito.

– Qué pena que no podamos quedarnos un poco más.

Comimos la paella con ganas y la camarera iba y venía, con más frecuencia de la necesaria.

– ¿Nos puedes traer unos cafés por favor?

– Ahora mismo los traigo.

Al traer los cafés se puso por el lado de Carmen que ni corta ni perezosa subió su mano por la pierna de la camarera hasta llegar a su culito. La chica no se movió y siguió sirviendo como si nada.

– ¿Alguna cosa más desean?

– Si tú supieras…….

Esbozó una sonrisa y salió hacia el bar con un buen meneo.

Hemos de irnos, sé que es una pena, pero así podemos tomar una en el hotel. Pagamos la cuenta y dejamos una generosa propina.

– Adiós guapa, volveremos otro día.

– Eso espero gracias.

La terraza del hotel estaba dividida como con bambalinas acortinadas, para evitar el frescor de la brisa. Buscamos una un poco alejada y nos sentamos mirando al mar. Había sofás de jardín con unos mullidos cojines. Rápidamente vino un camarero y nos preguntó qué queríamos con mucha profesionalidad. Carmen casi no podía ni hablar, el volumen del huevito había subido hasta la mitad. El camarero nos trajo nuestras bebidas y se marchó.

Las cortinas estaban echadas de tal forma que solo se veía al frente, solo se veía el mar.

Ángeles subió la intensidad del huevo hasta el 75% y Carmen se retorció en un orgasmo largo, muy largo. Provocado por el largo tiempo que había estado alerta, aguantando el placer. El sofá, fue formando una mancha más oscura, prueba de la corrida de Carmen.

– Acércate y cómele el coño a Ángeles.

Ángeles se quitó las bragas y posicionó su cuerpo al borde del sofá. Carmen se acercó de rodillas hasta el sexo de Ángeles y empezó a comerle el coño con pasión. Con toda la pasión que le daba el huevo ya a toda su potencia. Ángeles le apretó la cabeza contra su clítoris apagando así los gemidos y gritos de Carmen. Yo me acerqué al culo de Carmen y corriendo a un lado su tanga metí un dedito en su culo. Ángeles agarró la cabeza de Carmen con fuerza y se corrió en su cara a la vez que el huevo salía disparado y un chorro de flujo salía del coño de Carmen.

– Joder, joder, jodeeeeeer que bueno, menuda corrida más buena, sois unos hijos de puta hummm casi me matáis.

Bajamos a la habitación y nos metimos en la ducha, yo estaba muy excitado y tenía una terrible erección. Ambas chicas se pusieron a mis pies y entre las dos empezaron a chupar mi polla.

Partían de mis huevos hacia el capullo pasando su lengua a lo largo del tallo y al llegar al final se besaban con mi capullo en medio. Era una sensación indescriptible que me estaba poniendo como una moto.

Carmen dio la vuelta y mientras Ángeles me chupaba la polla con pasión, empezó a chupar mi culo. Me estaban volviendo loco.

Agarré la cabeza de las dos y la apreté contra mi cuerpo. Ángeles dio una arcada al sentir mi polla en su garganta, pero se la mantuve unos segundos para dejarla salir luego llena de babas. Carmen metió su lengua en mi culo y apunto estuve de correrme en ese momento.

Volvieron al principio y ahora una, ahora la otra, ahora la otra, ahora la una, chupaban mi polla y mis huevos.

Cuando ya no pude más agarré sus bocas pegadas a mi polla como si fuese un beso y me corrí en sus bocas.

– Siiii, siiiii ahoraaaa, siiii, no dejéis nada hummmm nasdaaaaaaa.

Y ambas chuparon mi polla y sus caras hasta quedar todo limpio.

Terminamos la ducha y fuimos a la cama.

 

Continúa la serie