Con deseo de follarme a mi media hermana.

Me llamo Javier, Javi para la mayoría de la gente, mido 1,76m pelo castaño, ojos celestes, vivo con mis padres, soy hijo único, aunque siempre desee tener algún hermano, Jorge mi papá, es ingeniero, viaja bastante seguido a veces retorna a la semana, mamá Elena, se dedica a la casa y fundamentalmente a mi crianza, a la que adoraba, nunca me hacía faltar nada, me ayuda con los deberes que traigo de la escuela secundaria, pasando los años con bastante facilidad.

Pero la felicidad, no fue demasiada duradera, se terminó cuando mi madre enfermó, lamentablemente en pocos meses, falleció, no podía creer, ese suceso, estaba desconsolado, no tenía alivio de ningún tipo. Con mi padre me daba la sensación de que no le había afectado tanto, contrató a una mujer para atendernos, encargándose de los quehaceres de la casa, aunque él, continuo con su trabajo, viajando quedándome solo en la casa.

Realmente estaba bastante mal, a pesar de tener amigos y mucha libertad, como consecuencia que carecía de control, aprovechaba para irme a la casa de mi abuela que me daba todos los gustos, pero a pesar de eso, no compensaba la falta de mi madre.

Meses después mi padre me dijo, que iríamos a comer con una señora y su hija, a algún restaurante de la ciudad, no sé si me alegró o no esa noticia, estaba bastante indiferente a todo, aun no me reponía de la muerte de mi madre.

Llegó el día, las presentaciones habituales, su supuesta candidata se llamaba Eva, una linda mujer de unos 40 años o algo menos, muy agradable, su hija Magali, una linda chica, un rostro especial, pero fundamentalmente el brillo de sus ojos, que reflejaban su estado, algo gordita, no muy alta, atractiva y hasta diría muy sensual. Que, al cabo de un rato, recordé que iba a mí mismo colegio, un año atrás creo. Alegrándose que la había reconocido a pesar de la cantidad de alumnos que concurrían al establecimiento.

No hablé demasiado, diría menos de lo necesario, a pesar que entre madre e hija me bombardeaban a preguntas, posiblemente para simpatizar, o darme cabida en esa reunión, que, al llegar a casa, papá me reprimió por la manera de mi comportamiento tan indiferente. A pesar de no decírselo, pensé, que rápido había pasado su duelo, después de la muerte de su esposa, creo que eso me afectó más, que la presencia de la madre y su hija.

Los encuentros fueron más continuos, yendo a comer a casa de Eva o ellas venían a la nuestra, entablando una cierta amistad con Magali, que era una chica bastante alegre y simpática. En una oportunidad casi se cae, la tome fuertemente de un brazo, sintiendo ese instante como una descarga eléctrica, supongo que a ella le sucedió algo similar, si bien nos quedamos mirándonos, nunca lo comentamos.

En el colegio, no le daba demasiada importancia, parecía como que no tenía demasiado interés en ella, aunque a veces al verla rodeada de otros varones, no me agradaba demasiado, pero la gran parte de la vez, giraba su cabeza, buscándome, para sonreírme o contraer sus labios, como mandándome un beso. A la salida del establecimiento comencé a acompañarla unas cuadras.

Pero la frutilla del postre, sucedió, cuando a los pocos meses, mi padre me comenta:

“Hijo, debo darte una noticia, que no dudo que te agradara” Lo observe algo sorprendido, diciéndole:

“Si, dime papá”

“Pues hemos decidido conformar una familia entre Eva, su hija y nosotros, por una parte, ella compro una casa más grande, y tú no te quedarías tan solo, cuando viajo”

No respondiendo nada, pensando que rápido había sido mi padre, en constituir un nuevo hogar familiar, aunque no me disgustaba estar tan cerca de Magali, pero, por último, termine diciéndole:

“Pero hace poco que la conoces, sería conveniente, pasar un tiempo, creo.”

“Bueno, en realidad hace mucho que nos conocemos” Había pensado que habría tenido alguna relación, mientras mi madre vivía, creo que esas palabras, confirmaron mi desconfianza. Solo le dije:

“Hace lo que quieras apenas pueda me voy de acá”

“Pero hijo, yo…”

Dejándolo con la palabra en la boca, me encerré en mi habitación, pensando en lo sucedido.

Al poco tiempo, nos fuimos a casa de Eva, la que no sabía hasta el momento si era viuda, separada o madre soltera. Pero tampoco me preocupe demasiado en su estado civil. Por suerte Magali, era muy cálida, que fuimos teniendo una amistad, a pesar que en un principio la rechazaba a igual que a su madre. Aunque ellas, no eran las culpables de esta situación, más bien lo era mi padre, al acelerar esta relación, que no sé si llegaría a ser muy duradera. Por suerte alquilo nuestra casa, de fallar este matrimonio, aún conservábamos la casa.

Por supuesto que no suplía a mi madre, aunque me trataba bien, preparaba mi comida, mi ropa, eso fue haciendo que mantuviésemos una buena convivencia. Con Magali, fuimos acrecentando una buena relación, íbamos juntos al colegio, en ciertas ocasiones salíamos todos, o iba al cine con ella, o alguna fiesta, donde poco a poco se fueron cicatrizando mis heridas, por la pérdida de mi madre.

Comencé a sentir una cierta atracción sobre Magali, a veces me daba la sensación que trataba de provocarme, pero un poco mi timidez o el temor de pasar un papelón, o ser rechazado, trataba no ir más allá.

Un día mientras charlábamos, me dijo que hacía más de un año, le habían extraído una vesícula, que le había quedado una cicatriz, que no le agradaba demasiado exhibirla. Preguntándole:

“Es muy grande”

“¿Más o menos, quieres verla?

“Bueno” Contestó, levantándose la pollera bajando un poco sus bragas, pudiendo no solo le cicatriz, sino ese lugar tan especial de su llamativo cuerpo. Extendí el índice para rozarla con mi dedo, pero se desplazó, evitando mi leve contacto, extrañándome esa actitud, aunque no le di importancia.

Pero lo más llamativo, fue una tarde, que oí unos gemidos desde la habitación de Magali, me acerqué para comprobar si proveían de ahí, quedándome a escuchar esos dejos, que se fueron transformando en quejidos de placer, algo que solo de escucharlos, hizo que me excitase.

A partir de ese momento, trataba de estar atento a esos sonidos tan provocativos, a veces intentaba mirar por el ojo de la cerradura, pero la visión, estaba obstruida. Hasta que un día, al entrar en su dormitorio, vi que tenía unas bragas, colgada de la manija de la puerta impidiendo poder ver, la saque, con la esperanza de captar algo, en algún momento.

Esa misma tarde, volví a oír sus gemidos, silenciosamente me fui hasta su puerta, me arrodillé observando, parte de su cama y a ella que estaba desnuda sobre la cama, masturbándose, dado el ángulo en que estaba, no veía la totalidad de la escena, pero sí lo suficiente como para llegar a excitarme, sumado a sus quejidos de placer, que se iban acrecentando.

Las esperanzas de poder seguir observándola, las mantenía, ya que su madre era profesora en una escuela, menos el miércoles, así que, era muy factible poder observarla, a pesar que me parecía que estaba mal, mi actitud ante Magali, pero era muy tentador.  Otra tarde, volví a oír, los habituales quejidos, de su dormitorio, me fui acercando sigilosamente hasta su puerta, que estaba bastante entre abierta, tratando de movilizarme silenciosamente y hasta conteniendo la respiración.

Al observarla estaba boca abajo, con sus bragas sobre un pie, su pollera levantada, dejando ver su tentador culo, y su apetecible raja, donde su mano la friccionaba con tesón, ante sus gemidos cada vez más elocuentes, percibiendo la humedad que emanaban de su interior.

Mi verga no tardó en ponerse tiesa, ante tan excitante espectáculo, contemplando cómo su cuerpo comenzaba estremecerse, al ritmo de que sus dedos iban alterando su sexo.

Era algo más que excitante, la manera tan desesperante en que lo hacía, hasta que sus convulsiones se hicieron más que evidentes, que después, de varios minutos quedó exhausta, sobre su lecho, entreabriendo sus piernas divisando codiciosamente, su deseable sexo, hasta que se quitó las bragas que estaban en su tobillo, abriéndose bien de piernas, como si supiese que la estaba observando.

Si bien no era muy continuo, en un par de ocasiones, estaba sentada abriendo bien sus piernas pudiendo ver sus bragas, mientras no dejaba de mirarme de una manera muy peculiar. Cuando en una de esas ocasiones, su madre la retó, diciendo:

“Magali, cierra esas piernas, estas mostrando todo frente a Javi” Que en parte me puse colorado, al oírla, mientras ella, acomodaba la pollera, guiñándome un ojo.

Había algo que me intrigaba, no quería que fuésemos solos a la playa, supongo que, por precaución de que nos pasase algo, pues solos estábamos todas las tardes. Pero Magali, era una chica más osada que yo, así que me propone ir una tarde, mientras su madre estaba en la escuela enseñando.

Por consiguiente, al día siguiente fuimos a la costa, en mi moto. Al llegar, bajamos esos acantilados hasta llegar a la playa, caminamos por la orilla, mojándonos los pies, hasta que después de un rato, nos tiramos sobre la arena, estaba cálida la tarde, quitándome la remera dejando mi dorso al desnudo. La invite a Magali a que hiciese lo mismo, me miro de una forma capciosa, comprendiendo que posiblemente quedaría en tetas, algo que era imposible que hiciese.

Hablamos de cualquier cosa, lo estábamos pasando bien, a pesar de no haber compartido momentos así.

En determinado momento le digo:

“Te gustaría que nos masturbásemos juntos?” Me miro de una manera integrante, contestándome:

“Estas loco, que tienes en esa cabeza” Realmente me dio vergüenza lo que le había propuesto, me disculpe, considerando que no había dicho lo correcto, continuando caminando por la orilla. Al rato me dice:

“Si quieres hacértele, yo no tengo problemas, te miro y listo” Sentí un escalofrió al oír sus palabras, pero no termine de hacer unos pasos y le digo:

“Está bien, busquemos un lugar”

“¿Bueno, cerca del acantilado, te parece?

“De acuerdo”

Se sentó sobre la arena, apoyando su espalda sobre una roca, preparada para ver el espectáculo.

Estaba algo nervioso, dispuesto a cumplir con mi propuesta, bajándome el cierre, para sacer mi verga, cuando me dice:

“No querido, desnúdate, quiero verte totalmente sin prendas” Algo avergonzado lo hice, hasta que comencé a tocarla, pero por los nervios, o saber que me observaba no se ponía rígida, algo que me cohibía, la mirada de Magali, algo socarrona, parecía jugarme en más contra. Hasta que le digo:

“Requiero algo de estimulación”

“No sé qué puedo hacer, tú fuiste el de la idea” Algo ofuscado, digo:

“Está bien, me visto y nos vamos” Comenzando a colocarme el bóxer. Deteniéndome, mientras me dice:

“Te puedo mostrar mis tetas, si eso ayuda, pero eso solo y sin tocar.”

“De acuerdo”

Comenzando a sacarse la blusa, y el sostén, dejando al descubierto, sus apetecibles senos, observando sus pezones rodeados por una aureola rosada, que los hacían muy seductores. Comencé a masturbarme, lentamente disfrutando de sus tetas, mientras mi verga se erguía, ante los ojos lascivos de Magali, que parecía comérmelo con su mirada.

Oprimiendo y estirando sus pezones, mientras continuaba acariciando lentamente mi verga, que, ante mi sorpresa, en ese instante de total voluptuosidad ella, se quitó los pantalones, metiendo su mano a través de sus bragas, comenzando a friccionar su sexo, acelerando progresivamente mi estimulación.

Sus gemidos comenzaron a acrecentarse, ante esos obscenos movimientos, notando como sus senos se iban alterando, hasta rigidizarse sus pezones, Traté de acercarme, darle un beso, pero me detuvo, diciendo:

“Sin tocarnos, por favor” No entendía porque esa restricción, pero no quise contrariarla, por el temor de terminar, con esta masturbación compartida, así que traté de contenerme, viendo como su rostro se estremecía, al igual que su cuerpo. percibiendo que ya estaba por venirme, me giré para no eyacular sobre su piel. Cuando me dice, con voz temblorosa:

“Acaba sobre mi cuerpo” Comprobando como su organismo se convulsionaba, arqueándose, contrayendo los dedos de sus pies, ante la llegada de su orgasmo, simultáneamente, mi esperma, bañó su blanca piel, cayendo de rodillas sobre ella, mientras acaricia mi cabellera.

Estuvimos abrazados un par de minutos, hasta que me levanté, tratando de besarla, volviendo a evitarlo, diciendo:

“Ya está, regresemos a casa” Nos vestimos en silencio, subimos el acantilado, tomamos la moto rumbo a nuestra casa, durante todo el recorrido, me rodeo con sus brazos, apoyando su rostro en mi espalda, hasta media cuadra antes de llegar a nuestra vivienda.

Lamentablemente ya estaba su madre, la que nos regañó apenas entramos, yéndonos a nuestras respectivas habitaciones, para estudiar y hacer las tareas correspondientes, hasta que nos reunimos para cenar.

No podía dejar de pensar en lo sucedido, a la mañana siguiente, antes de concurrir a l colegio le digo:

“Cuando desees podríamos repetirlo” Me miro, sin darme una contestación precisa.

Por supuesto, que pasados unos días lo volvimos a repetir, aunque era lógico que deseaba algo más, disfrutábamos de ese momento, a la noche siguiente me dice:

“Tengo una sorpresa para ti”

“¿Si, que es?”

“Mañana lo sabrás” Estaba más que impaciente, después de llegar del colegio, almorzamos, su madre se fue al colegio, y nosotros a nuestras habitaciones, cuando al rato me llama, voy corriendo a su alcoba y estaba desnuda, sentada en posición de buda sobre su cama.

Por supuesto que volvió a impedir que la tocase, pero era un nuevo paso, ver su vagina, masturbándonos a la par, pidiéndome que acabase sobre su pecho. Una vez que habíamos aplacado nuestro deseo, le pregunté:

“Magali, te gusta mucho masturbarte?”

“Si me encanta, lo hago bastante seguido”

“¿Y qué es, lo que sientes al hacerlo?”

“Bueno, cuando llega el orgasmo, tienes una sensación de hormigueo en tu piel y hasta el cerebro, es algo especial. Usando tus dedos, cuando estimulas tu clítoris  y la vagina al mismo tiempo, especialmente en el punto G, sentirás un orgasmo explosivo que puede dejarte convulsionando o hasta llevarte a la eyaculación”.

“¿Pero, no te gustaría tener sexo?

“Supongo que sí, pero me hago muchas fantasías mientras me toco y me agrada”

“Las has tenido conmigo?

“Quieres saber demasiado, mi querido Javi” Aproveche ese momento para decirle algo:

“Magali, debo confesarte algo, espero no te enojes”

“Dímelo, no creo que lo haga”

“Bueno, paso que una tarde, oí gemidos en tu habitación y te vi masturbándote”

“En serio? Que sinvergüenza, jajajajajaja, te habrá gustado, hasta debiste haberte pajeado”

“Si, si” Contesté todo ruborizado.

“Pues lo hice a propósito”

La miré más que sorprendido, sin saber que contestarle.

A partir de ese momento, nuestras conversaciones sobre sexo, iban siendo más intensas, nos confesamos que nunca habíamos tenido sexo con alguien, y que me sentía muy a gusto con ella, al igual que Magali conmigo.

Pero a pesar de eso no pasábamos de nuestras masturbaciones, sin dejar de estar desnudos, contemplando nuestros cuerpos. Verla como Dios la trajo a este mundo, mientras se toca, y gime, ver como se convulsiona era algo sublime, hasta que mi esperma lo esparcía sobre su blanca piel, era extraño, que después ese goce individual, no había más nada.

Una tarde fui a su dormitorio, nos desnudamos, para iniciar nuestro desahogo individual, aunque más bien era esa atracción, intenté tocarla, pero me detuvo, diciendo:

“No lo hagas Javi, sino te vas” Me detuve conociéndola que lo haría, así que le preguntó:

“Magali, porque me detienes, llegamos a un punto y ahí paramos, solo me encantaría tocarte y tú lo hagas conmigo”

“No, porque eres mi hermano”

“No soy tu hermano, venimos de padres distintos, no somos nada”

“Si, lo somos”

“Por favor, no seas infantil”

“Es verdad, lo eres”

“De donde sacaste eso?”

“Pues tu padre, es mío también” Poniendo cara de arrepentimiento por su confesión, quedándome frio, al oír esa confidencia, sin saber qué decir, donde repitió nuevamente, “eres mi hermano”. Me eché a llorar como un niño, mientras ante mi desesperación, me abrazo, tratando de contenerme, no me desagradaba que fuese mi media hermana, solo pensé que mi padre hacía años que engañaba a mi madre.

Creo que mi ira, me hacía llorar, mas, sin saber que hacer Magali, me contenía fuertemente con su cálido cuerpo, besando mi rostro, sin dejar de abrazarme, hasta acercó sus labios para besarme en la boca.

Pero a pesar de eso no podía aplacar mi ira, ni mi llanto, diciéndome:

“Que quieres hacer Javi, dime, hare lo que quieras”

“Nada, no me dejes, solo eso”

“Está bien, no te dejare” Sin dejar de besarme, terminado acostándonos ambos desnudos, hasta que me dormí. Al rato me despertó, diciéndome que estaba por regresar su madre, preguntándome:

“Estas mejor?? No digas nada, de lo que te dije”

“No te preocupes, no diré nada”

En otro momento me contó que ella lo supo de su madre hace menos de un año, y que se había alegrado mucho al saber que viviríamos juntos. Paso casi una semana hasta que volvimos a estar solos, la tarde que lo logramos, no estaba demasiado dispuesta Magali, a iniciar algo, estaba como atemorizada. Traté de apaciguarla, decirle cosas, que le agradasen, hasta que, por último, me dice:

“Sé que tarde o temprano, terminaríamos cogiendo, no quisiera quedar embarazada, además eres mi medio hermano”

“Te agrado?”

“Si mucho”

“Bien, te prometo que nunca te penetrare, a menos que lo desees, ¿te parece?, además hay anticonceptivos, preservativos.”

“Lo sé, pero soy a alérgica a ellos y el forro no me gusta”

“Está bien, no te preocupes”

“Ok, creo en vos, eres muy buen chico”

Sin pérdida de tiempo, comencé a desnudarla, notaba su cuerpo algo tieso, la acaricié, intentando relajarla, pasando mi mano por todo su cuerpo, acariciando esa piel tan especial. Poco a poco, se fue entregando a mis mimos, notando como sus pezones se iban alterando, la besaba suavemente, que me iba respondiendo rápidamente, jugué con sus tetillas, hasta bajar mi mano a su vagina separando sus piernas, para tener un acceso directo.

Mis dedos rápidamente, se fueron impregnando de sus apetecibles flujos, que emanaba constantemente, llevando mis dedos húmedos a sus labios, que chupó con pasión, besándola saboreando ese sabor tan lleno de sexualidad femenina.

Continúe alterando su cuerpo, que segundo a segundo, se iba convulsionando, introduciendo mis dedos en su vano vaginal, arqueándose ante esa penetración manual.

Sus gemidos, eran incontenibles, seguí friccionando su abertura, tocando su clítoris, expectante de ser alterado, mientras el cuerpo de Magali, parecía estallar de exaltación, exclamando que continuase. A pesar de estar súper excitado con mi verga pareciendo explotar, me contuve, de penetrarla, continuando alterando su organismo,

Gritándome que no aguantaba más, contestándole, que no se contuviese, cuando instantes seguidos, un chorro de orín baño la cama, de una manera incontenible. Aparentemente se avergonzó de lo sucedido, pero la abrace tratando de contenerla, como aprobando lo acaecido.

Me abrazo fuertemente de una manera apasionada, disculpándose por lo que había hecho.

“Tranquila, me encanto, como te pusiste, espero poder repetirlo”

“Me encanto” Besándome, tomando mi verga dura, masturbándome rápidamente, acabando mi leche sobre su sensual cuerpo.

“Esto es un real, chiquero” Me dice, echándonos a reír.

Una tarde regresé más tarde a casa del colegio, de lo acostumbrado, al entrar la vi a Magali, desnuda sentada sobre el sillón en que nuestro padre mira televisión, su sonrisa voluptuosa y su atractivo cuerpo, me estimularon rápidamente. Le pregunte:

“Que haces así?

“Te esperaba, no te agrada”

“Por supuesto, me alteras mis hormonas” Mientras me acercaba, que, al tener sus piernas levantadas y apoyadas sobre el sillón, mostraba abiertamente su jovial y fresca vagina, sus labios, el himen, y su exquisita cavidad.

Me acerque para besarla, mientras mi mano se apoyaba en su sexo, bastante húmedo, llegando a introducir mis dedos con facilidad.

Me arrodille, tomando sus muslos, y metiendo mi boca entre sus piernas, empapando mi rostro, comenzando a lamer y hasta morder ese lugar tal atrayente, oprimiendo con sus muslos mi rostro. Sintiendo su cuerpo vibrar, ante mi acoso sexual, gemía, era una gata en celo, hasta su rostro se transformaba, ante ese impactante acometimiento,

Su transpiración, sus flujos vaginales y la baba de su boca, se mezclaban en liquido lleno de sensualidad, al que posteriormente se sumaba mi esperma en ese coctel acuoso que emanaban nuestros cuerpos.

Un medio día al llegar, Magali me beso de una manera apasionada, al punto que su madre le dice:

“Magali, creo que te estas propasando en besar a Javi”

“Es mi hermano, y lo hago así, afectuosamente”

“Está bien que vivamos como familia, pero creo que te pasas demostrando tu afecto, hija»

A partir de ese momento sucedió algo extraño, no con Magali, que día a día, manteníamos esa relación atípica, sabiendo que en el momento menos pensado la penetraría.

Más bien me llamó la atención, fue la presencia de su abuela, que venía por la tarde, como una especie de “guardiana” de su nieta, le pregunte a Magali, que pasaba.

“Mamá sospecha, que tenemos algo, por ciertas cosas que debe haber sospechado”