Capítulo 1

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Don Pablo es un hombre maduro de 65 años que se quedó viudo hará como cinco años. Cuando a su mujer se la llevó un camión en plena Gran Vía. Con el dinero que le dieron, don Pablo se compró una casa en la costa, vendió la suya en Madrid e invirtió unos dineros en oro, que pronto se multiplicaron y ahora tenía una pequeña fortuna, que para los años que le quedaban de vida, ya le valía. Don Pablo siempre desayunaba en el mismo sitio, y después se daba un paseo de una horita, para ir a su piscina y hacer una media hora de natación. Siempre había sido un buen deportista y aunque la edad no perdona, se conservaba bastante bien.

La verdad es que las labores de la casa y el hacer la comida se le hacían muy penosas y estaba barajando la posibilidad de contratar a una persona para estas labores. Estando, tomando su café de todos los días, entro una joven casi desesperada, por si hacía falta alguien para trabajar en lo que fuese. Pero lamentablemente el dueño tenía todos los puestos cubiertos. Don Pablo miró a la chica, no tendría más de treinta años y aunque está mal vestida y desaliñada, no tenía mala pinta. Salió de tras de ella y la llamo.

  • ¿Ehhh, perdona, no se tu nombre?
  • Gloria, me llamo Gloria
  • Encantado Gloria, yo soy Pablo. No he podido dejar de escuchar lo que le has dicho a Germán, ¿pareces en una situación desesperada?
  • Realmente si, tengo una niña de ocho años y hace ya más de dos años que estoy en el paro. Con la ayuda familiar, no me llega para comer y ya debo dos meses del alquiler.
  • ¿Qué sabes hacer?
  • Pues de la casa de todo. Cocino bien, creo. Y poco más le puedo decir. Estudié, administración de empresas, pero me quedé embarazada y no pude terminar la carrera.
  • Bueno con todo esto que me dices, ven sentémonos en ese banco. Yo te puedo ofrecer 1000 euros al mes, pero tendrás que estar interna. Tendrás libres los fines de semana y un par de horas todos los días. Yo me encargo de tu comida y la de tu hija.
  • Don Pablo, la verdad es que me saca usted de un tremendo apuro. Con ese dinero y sin tener que buscar un alquiler, me llegará para mí y para mí hija.
  • Pues entonces mañana mandaré redactar el contrato y una vez lo firmes, ya estarás contratada. Hoy si quieres puedes venir a mi casa y ya te diré dónde te quedarás.
  • La verdad es que se lo agradezco en el alma, pero no sé si me dejarán sacar mis cosas, ¿Cómo les debo dinero?
  • Bueno, primero vamos a comprarte un vestido y a ponerte más guapa en la peluquería.
  • No tiene que molestarse, la verdad.
  • No es molestia. Mi mujer murió y no tengo hijos, así que lo hago con agrado.

Entraron en una tienda y Gloria escogió unos vestidos, se los probo y fue saliendo para que don Pablo la diese el visto bueno. Se probó uno rojo que se le pegaba al cuerpo como un guante. La verdad es que estaba espectacular. Ahora sí se podían apreciar sus bien torneados pechos y ese precioso culo. Don Pablo se quedó embobado mirando el escultural cuerpo de Gloria y a esta no le pasó desapercibido el bulto que surgió en su pantalón.

Ese rojo es perfecto, pero se te marca toda la ropa interior, elige lo que te valla bien con el vestido.

Gloria le dijo al oído, que se compraría un tanga, pero que arriba no podía llevar nada, pues se le iba marcar todo. Don Pablo asintió y esperó para ver el espectáculo y este no desmereció la espera. Gloria salió Con ese ajustado vestido y sus pezones apuntando al cielo. Pagaron y salieron, fueron a una peluquería y allí don Pablo la dejó, para que le hiciese lo que bien tuviera en gana. A la hora volvió y lo que vio era otra chica completamente diferente, otra Gloria. La verdad que estaba radiante con un ligero corte de pelo y un poco maquillada. Salieron de la peluquería y montaron en un taxi para ir a la casa donde Gloria vivía. Llegaron y el casero muy antipático, les comentó que si no pagaban no podrían sacar nada. Don Pablo sacó su cartera y pagó los dos meses. Recogieron las pocas cosas de Gloria y su hija y lo metieron en el taxi. Una vez en el taxi gloria al sentarse, intencionadamente dejó que su falda dejase ver parte de sus piernas. Cosa que no quedó desapercibida para Don Pablo. Llegaron a la casa de don Pablo y a Gloria se le abrió la boca de par en par. Era una gran casa con muchos metros de jardín, una piscina y una casita en el jardín. Todo ello daba de frente al mar y abajo había un pequeño embarcadero y una playita de poco más de 100 metros.

  • ¿Pero, don Pablo, esta es la casa?
  • Esta es la casa, ¿Te gusta?
  • Me encanta.

Y agarrándose de su cuello beso en la mejilla izquierda. La piscina tenía una pared de cristal, que desde la lejanía la hacía fundirse con el mar.

  • Me dan ganas de tirarme al agua.
  • ¿Y que se lo impide, señorita Gloria??
  • No tengo bañador.
  • ¿Eso es un impedimento?

Gloria se dio la vuelta, desabotonó el vestido, lo dejo deslizarse por su cuerpo y se lanzó al agua con su tanguita negra.

Tenía un culito espectacular y la erección de Don Pablo fue más que evidente. Gloria se apoyó en el borde de la piscina y viendo la erección de Don Pablo, pensó. Pobrecillo, llevará mucho tiempo sin tener una relación. Don Pablo fue a por una toalla y cuando Gloria salió del agua, la rodeó con ella y la fue secando lentamente.

El recorría sus brazos que repasaba una y otra vez, se acercó a sus pechos que tenían los pezones totalmente en punta. Los secó con mimo con muchísima suavidad y bajo por su vientre, secando sus piernas. Cuando terminó la dio la toalla.

  • Termina tu. Puedes cambiarte en la casita del jardín.
  • Muchas gracias, Don Pablo, ha sido usted muy amable

Gloria estaba desconcertada, el hombre no había querido aprovecharse de la situación, pero ella estaba caliente como una perra. Hacía mucho que nadie la trataba con ese cariño y con esa ternura. Se cambió y salió de la casa.

  • ¿Bueno tienes que elegir donde quieres vivir? Puedes quedarte con tu hija en la casita del jardín? ¿O vivir conmigo en la casa?

Don Pablo la llevó a la casa y la enseñó cuáles serían sus habitaciones. Era un ala de la casa donde había dos habitaciones hermosas y un cuarto de baño completo, era independiente, pues tenía una puerta que lo cerraba todo como si fuese un apartamento.

  • Creo que nos quedaremos aquí, más cerca de usted
  • Muchas gracias, no te arrepentirás.

Fueron a buscar a Angelita al colegio y está alucinó con la nueva casa. Habían comprado ropa nueva para ella y una vez que hizo los deberes, se dio un buen baño en la piscina. Cenaron tranquilamente y Angelita se acostó. Gloria y don Pablo se fueron a ver la tele. Gloria se sentó en un sillón frente a él. Llevaba una camiseta de algodón básica blanca sin sujetador y sus pezones se marcaban perfectamente en la tela, también llevaba un pantalón muy corto que apenas tapaba su culo. Don Pablo no podía dejar de mirarla y se relamía.

Gloria lo veía de reojo y se iba calentando también por momentos, puesto que debajo del pantalón de don Pablo se adivinaba un buen instrumento y a ella le encantaban las grandes pollas. Como quien no quiere la cosa descruzó las piernas dejando prácticamente al descubierto sus labios vaginales. Don Pablo abrió mucho la boca y un pequeño suspiro escapó de su boca.

Gloria ya no podía más, sus excitados pezones en punta y duros le dolían, al roce con la tela de la camiseta. Su tanga ya no podía contener los jugos segregados. Mientras que Don Pablo tenía la polla a punto de explotar.

  • Gloria, ven aquí, siéntate a mi lado.

Gloria se sentó a su lado en el sofá. Don Pablo la echó la mano por encima del hombro y la atrajo hacia el

  • ¿Estás excitada, quieres jugar?
  • Siiiiiii.

Muy suavemente la acarició la cara con una mano, mientras pasaba su dedo gordo por los labios de Gloria. Esta abrió la boca y succionó el dedo. Don Pablo acariciaba lentamente su cara, bajando por su cuello. Sus manos recorrían la circunferencia de sus pechos, para descender por su vientre hasta el borde de la camiseta y ahí empezar muy lentamente a subir esta, por el cuerpo de Gloria.

Por su parte Gloria se dejaba hacer. El roce de esas manos fuertes y robustas la estaban produciendo un mar de sensaciones, el roce de esos dedos en sus pezones la estaba volviendo loca y cuando los apretó una corriente eléctrica fue de estos hasta su coño haciéndola gemir. Las manos de Don Pablo no paraban en lento y sinuoso baile a través del cuerpo de Gloria. Las yemas de los dedos recorrían la cinturita de su tanga y bajaban lentamente hacia su coñito tapado por esta. Lo acaricia va dulcemente durante un tiempo y cuando Gloria abría la boca para pedir más, el subía su mano a sus pechos para apretar sus pezones.

La tanga de Gloria cada vez estaba más húmeda, don Pablo la tenía en vilo con solo rozarla y Esos pellizcos en los pezones la estaban volviendo loca. Gloria gemía y movía sus caderas mientras su boca emitía gemidos de placer.

Don Pablo besó sus pechos, esos pezones duros y desafiantes que salían buscando una lengua, querían y pedían ser chupados, ser lamidos, ser mordidos. Don Pablo mientras los chupaba seguía acariciando el coñito de Gloria, que cada vez estaba más excitada y se retorcía en el sofá.

  • Métame los dedos por favor, fóllemeeeee, haga algoooo me va a mataaaar

Don Pablo descendió con su boca hasta su coñito. Agarrando la tanga por los bordes la fue bajando muy lentamente hasta llegar a sus tobillos. Gloria la pisó y abrió sus piernas todo lo que pudo ofreciendo su coño a Don Pablo. Este no lo rechazó y acercando su boca a ese precioso coñito lo lamió y lo relamió mientras saboreaba los ricos jugos que el desprendía.

Ángela tomó la cabeza de Don Pablo con ambas manos y lo apretó contra su coño. Don Pablo sorbió el clítoris y lo rodeó con su lengua muy lento, una y otra vez. Saboreando y recorriendo cada poro de esa piel. Lo relamió y lo sorbió, hasta que su boca se llenó Con el dulce manjar que manaba del coñito de Gloria.

  • Siiiii hummmm que bien me lo comes siiiiii siiiii así trágatelo todo siiiiii jodeeeer que buenooooo

Don Pablo subió a fundirse en un prolongado beso con Gloria, que le devolvió el beso con toda su lengua probando el sabor de su cuerpo.

  • Joder Don Pablo menuda corrida me he pegado.

Inclinándose bajo los pantalones de Don Pablo y apartando el calzoncillo sacó su polla a la luz. La polla de Don Pablo rondaría los 18 cm, pero era muy gordita. Gloria se acercó a la polla y bajando a sus huevos, subió lamiendo todo el tallo hasta llegar al prepucio donde la punta de su lengua empezó a dar pequeños golpecitos, relamiendo lentamente esta parte de la polla.

Don Pablo estaba encantado con la caricia de la lengua y labios de Gloria y acercó sus manos a su cabeza para ayudarla a que la metiese en su boca.

Gloria recibió con gula esa polla que la verdad, la hacía esforzarse y abrir en buena medida su boca, pues su grosor era bastante importante.

Gloria engulló la polla y la fue metiendo lentamente en su boca hasta llegar a su garganta, la sacó y recorrió el capullo con sus labios y volvió a meterse la polla hasta la garganta. Así estuvo hasta que Don Pablo sujetando su cabeza, empezó a follarse su boca. La follaba con fuerza metiendo su polla hasta la garganta y dejándola ahí un buen rato. Luego salía de su boca para dejarla respirar y volvía otra vez a meterla hasta dentro. Gloria tenía los ojos llenos de lágrimas y el coño empapado por la follada de boca. Don Pablo aceleró el ritmo y esta vez sujetando con fuerza su cabeza, se corrió en su garganta apretando su polla con fuerza. Gloria apoyó sus manos en las caderas de Don Pablo y sacó su boca para poder respirar. Después y muy lentamente recorrió toda la polla de Don Pablo y se la dejó bien limpia.

  • Ha sido fantástico, he llegado a correrme con su polla en la boca, esto hay que repetirlo.
  • Gloria, me voy a duchar.
  • Puedo ir con usted.
  • Por supuesto el baño está en mi habitación.

Aunque ya estaban prácticamente desnudos, terminaron de desnudarse. Don Pablo tenía una gran ducha de más de nueve metros cuadrados, con varios chorros y con lucecitas de colores. Gloria entro detrás de don Pablo mientras sujetaba un bote de gel. Echándose un poco en sus manos lo extendió por la espalda de don Pablo recreándose en el roce de su piel. Aquel hombre la había sacado de un buen apuro, se había portado muy bien con su hija y había sido un caballero con ella, no podía menos que ser amable y cariñosa con él. Ella solo tenía eso, su cariño. Recorrió su espalda y pegando sus pechos a la espalda de Don Pablo, acarició los de él bajando por su barriguita y llegando hasta su pene. Ahí se paró y empezó a frotarlo lentamente, mientras mordía su cuello y dejaba que el agua de la ducha los acariciarse. Sin soltar la polla de Don Pablo se fue dando la vuelta para poder así juntar sus bocas mientras su mano en una lenta cadencia seguía meneando la polla de Don Pablo arriba y abajo. Esa polla cada vez adquiría un mayor vigor y consistencia. Para terminar de ponerla en condiciones, se arrodilló ante Don Pablo y muy lentamente fue tragando su polla hasta tenerla en su garganta, ahí la meneo dos pares de veces y volvió a salir para chupar y rechupar su capullo. Don Pablo se estremecía de placer ante esas caricias y acompañaba con su pelvis la boca de Gloria. Pero no quería correrse en su boca otra vez.

  • Vamos a la cama, quiero devolverte el placer que me has dado.

Se levantaron y fueron al dormitorio. Ahí Don Pablo tumbó a gloria a lo ancho de la cama y poniéndose de rodillas empezó a acariciar los labios del coño de gloria con su lengua. Los recorría de arriba abajo hasta llegar a su ano en el que se paraba unos instantes. Volvía a subir muy lento rozando la piel del sexo de Gloria, para volver a bajar y llegar de nuevo a su culito. A la quinta vez que subió, Gloria abrió los labios de su coño, ofreciéndole su clítoris para que lo chupase. Él se acercó muy lento hasta él y a la vez que su lengua lo recorría en una suave caricia, un dedo se introducía en el culito de Gloria. Esta nueva caricia para ella llegó a ser muy placentera por el cuidado y la delicadeza que Don Pablo ponía en la caricia. Su boca sorbió el clítoris mientras su lengua empezaba una danza brutal. Gloria no aguanto mucho y se corrió como nunca se había corrido, aquella caricia en su culito le había puesto muy perra y había hecho que el placer fuese grandioso.

Don Pablo se deslizó hacia arriba por el cuerpo de Gloria. Besó y lamió sus pechos mientras apretaba sus pezones. Cogiendo una almohada se la puso debajo de su culito y en esa postura la penetró. La penetró despacio, metiendo su polla con toda la lentitud posible, para volverla a sacar igual de despacio.

Gloria se relamia y estaba sintiendo un gran placer. Don Pablo se la estaba follando con cariño y eso la estaba poniendo a mil. Don Pablo fue acelerando poco a poco, pero sin llegar a ser brusco. Gloria se agarró a su cuello cuando sintió que un orgasmo la llegaba desde la cabeza hasta su coño y temblando se corrió sobre la polla de Don Pablo que se agachó a besar su boca.

  • Ahora la traca final.

Don Pablo sacó la polla del húmedo coño de Gloria y subiendo su pierna derecha a su hombro, apoyó su mano el vientre de Gloria y con la punta de su polla empezó un frenético roce en el clítoris de Gloria, que llevo a esta a tener un fuerte squirt.

  • Vamos, mójame, siiii mójame. Llena mi cuerpo con tus flujos.
  • Siiiii Don Pablo siiiiiii tomeeeee tomeeeee mis jugooos son suyoooos.

Y recostándose uno junto al otro se quedaron dormidos.

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