Un piso de estudiantes, todas chicas, es lugar adecuado para variados e interesantes encuentros sexuales

Tenía un grave problema, mi padre me había anunciado su visita para dentro de un mes y el apartamento después de la última fiesta, había quedado en bastante mal estado, las paredes pintadas gracias a las bromas de Pepi y Rosa.

Me llamo María tengo 20 años y estudio en Granada, mi padre había comprado el apartamento cuando inicié la carrera, y después dijo que lo vendería ya que él no pensaba venir a vivir a esta linda ciudad.

Pepi era mi prima y compartía habitación y cama con Rosa, las dos mantenían una relación de más de seis meses y yo ocupaba la otra habitación. Cuando llegaron de la Facultad, les tenía preparada la comida, ya que esa semana yo tenía clase por la tarde y me había tocado cocinar para las tres, les dije la noticia, que mi padre venía dentro de un mes y que teníamos que pintar el apartamento.

Pepi, tenía 22 años, alta morena con una gran melena, buenas tetas y unas piernas delgadas pero con buenos muslos y mejor culo. Rosa tenía 21 años, alta pelirroja con muchas pecas y más bien gordita, tenía unos pechos que eran enormes y siempre estaba de buen humor, le gustaban las mujeres y por las batallas que sentía desde mi habitación, tenía que hacer muy feliz a mi prima.

Durante la comida, Rosa dijo que tenía un primo que vivía en un pueblo cercano que era pintor de brocha gorda y al parecer muy bueno, ya que de apodo, le llamaban «El Artista». Quedamos en que para la próxima semana, iría al pueblo y vendría con él para pintar el piso.

Después de la comida, pasamos al salón para ver una película que había alquilado mi prima y bastante más tranquila nos pusimos cómodas, ellas dos se sentaron en el sofá, mientras yo, me senté en el otro sillón, bajamos las persianas para tener más oscuridad y conectamos el video.

Estábamos a mediados de junio y el calor se dejaba sentir, sobre todo por las tardes, ya que por las noches refrescaba bastante por tener muy cerca Sierra Nevada. Las tres estábamos en camisón y solamente con las braguitas.

La película trataba de una mujer colombiana, vendida por sus padres a una red de traficantes de mujeres, y las aventuras que había tenido en los diferentes países por los que había pasado, estaba muy bien realizada y las escenas de cama se repetían una y otra vez.

Una de las veces que miré para el sofá, vi cómo mi prima Pepi, tenía las piernas abiertas y dejaba ver sus muslos y sus bragas, sentí un leve cosquilleo en mis piernas y los pezones se pusieron duros.

En una de las escenas más duras de la película, la protagonista estaba siendo violada por delante y por detrás por dos negros con dos pollas descomunales. Miré de reojo nuevamente al sofá y Rosa le tenía metida la mano derecha por encima del camisón y le estaba tocando las tetas a Pepi, mientras que la otra mano la tenía en los muslos y se los tocaba con gran placer.

Nunca se habían portado así delante mía ya que guardaban las apariencias y como dije antes, solamente las sentía por las noches en su habitación. Yo seguía mirando la película, como si no me enterase de nada, pero de reojo no dejaba de vigilar el sofá, los pezones los tenía de punta y el picor en mi chocho era cada vez mayor.

En la película una china le estaba comiendo el coño a la protagonista, mientras que el dueño del burdel se hacía una paja, con una tranca de 20 centímetros. Mi prima, había pasado una pierna por encima del respaldo del sofá y se había recostado, mientras que Rosa, le había separado el pernil de las bragas y le tenía metidos dos dedos en su enorme raja.

Rosa tenía las piernas abiertas y Pepi, le había metido el dedo gordo del pie derecho, en su chocho. Las dos jadeaban y ni se acordaban de la película ni de mí, yo bajé la mano y por encima del camisón, teniendo mucho cuidado que no me vieran, empecé a masajear el clítoris.

El timbre del teléfono sonó en ese momento y todas recuperamos la normalidad, se había roto el encanto, Rosa se incorporó y contestó al mismo, me dijo que se trataba de Carlos mi novio que quería hablar conmigo. Quedamos para dentro de un rato que vendría a recogerme con su moto para llevarme a la Facultad.

La película había llegado al final y mientras la cinta se rebobinaba, les dije que me iba al cuarto a vestirme. Nada más entrar, cerré con el pestillo de seguridad la puerta y quitándome el camisón me quedé en bragas, los pechos en forma de pera de los cuales estaba tan orgullosa, tenían el pezón tan duro que me hacía daño, me puse frente al espejo y metiéndome la mano por entre las bragas, empecé a tocarme el chocho que estaba totalmente empapado. Me gustaba ver mi figura reflejada en el espejo, tenía una buena cantidad de pelos en el chocho que se salían por el pernil de las bragas y una raspa de pelos que me salía del ombligo lo cual impedía que me pudiese poner bikini.

Me abrí de piernas y metiéndome dos dedos en la raja, empecé un rápido mete y saca que en pocos segundos, me llevó a un tremendo orgasmo. La calentura no había desaparecido del todo y cogiendo los pezones con ambas manos comencé a pellizcarlos con rabia, un golpe en la puerta y la voz de mi prima diciéndome que Carlos había llegado, me enfriaron del todo, me vestí rápidamente y dando un portazo salí del apartamento.

Carlos estaba en su moto y después de un beso apasionado, me monté de un salto y salimos pitando. La camisa le tenía por fuera del pantalón y durante todo el viaje hasta la facultad, le fui tocando la polla por encima ya que la gente no podía ver nada.

Llegamos al jardín y Carlos siguió por la valla hasta la caseta de la luz, yo sabía que le había puesto a caldo, nos bajamos de la moto y apoyados en la pared de la misma y fuera de las miradas indiscretas, se bajó los pantalones y sacó su tranca, que no era muy larga pero sí muy gorda.

-Tenemos 15 minutos para que me hagas una mamada- dijo.

El capullo lo tenía a reventar, me puse de rodillas y cogiéndole las pelotas empecé a darle grandes lametones en el glande, con las primeras caricias, aquello adquirió unas proporciones maravillosas, la lengua empezó su trabajo, mientras toda la boca la tenía ocupada con su hermosa polla, le estrujaba los huevos, mientras que con la otra mano le tocaba las nalgas.

Carlos se envaró de pronto y soltando un gritito, empezó a soltar leche, mientras daba pequeños suspiros de placer. Con un pañuelo lo limpié lo mejor que pude y dándole un beso en la boca, salimos nuevamente en moto camino de la clase.

Cuando llegué al piso, estaba solamente Rosa, me dijo que Pepi había ido a dar una clase particular y que sería doble ya que estábamos próximos a los finales. Pasé al cuarto de baño y después de ducharme, salí en camisón para prepararme algo de cenar, Rosa estaba en la cocina preparando patatas y huevos mi comida favorita y me dijo que estaba haciendo para las dos, ya que Pepi vendría cenada de la casa de su alumna.

Nos sentamos en la misma cocina y mientras comíamos Rosa me dijo que si no le iba a comentar nada de lo que había pasado esa tarde. Yo me quedé muy cortada e intenté salirme por la tangente diciendo que había estado muy pendiente de la película y no había visto nada.

Rosa se levantó y acercándose se puso detrás mía, me cogió por los brazos y arrimando su boca a mi oído, me dijo que me había visto cómo me había tocado por encima de las bragas, mientras ellas dos se amaban y que eso no tenía importancia que a pesar de lo que decían los puritanos, dos mujeres disfrutaban igual o mejor que un tío y una tía.

Me metió la lengua en la oreja y comenzó a darme besos en la cara, sus manos dejaron los brazos y por encima del camisón me tocó los pechos. Me puso de pie y se puso enfrente de mí, apagó la luz de la cocina y quedamos medio en penumbra ya que solamente nos llegaba la luz del pasillo.

Se quitó el camisón y sus grandes tetas quedaron al descubierto, solamente quedó en bragas, me levantó los brazos y me sacó también el camisón, con la tenue luz que entraba era más que suficiente para sentirnos confortables.

Sentí sus labios besar los míos mientras sus manos masajeaban mis pechos, luego con su lengua abrió mi boca y la introdujo hasta la campanilla, el placer era intenso, sus manos maestras bajaron hasta mi ombligo a cuando notó la raspa de pelos, acercó nuevamente su boca a mi oído y me dijo que quería comerme el coño.

En ese momento reaccioné y apartándome un poco de ella, le dije que yo no podía hacerle eso a mi prima. Rosa soltó una sonora carcajada y recogiendo el camisón, salió de la cocina, dejándome medio en cueros y con una calentura de campeonato.

Mi prima Pepi, llegó sobre las once de la noche y al vernos a las dos sentadas mirando el televisor y sin hablarnos, sospechó que había pasado algo y empezó a darnos bromas tanto a una como a otra, hasta conseguir romper el hielo y al final acabamos las tres de bromas.

El viernes por la tarde Rosa se fue al pueblo y nos dijo que vendría al domingo con su primo el «artista» para pintar el piso. Fuimos hasta el autocar con ella a despedirla y después estuvimos viendo ropa en un gran centro comercial, luego invité a mi prima a cenar y nos tomamos una jarra de sangría fresquita ya que el calor era sofocante.

Llegamos al apartamento bastante tarde y un poco mareadas, lo primero que quería era darme una buena ducha y mi prima dijo que ella también. Nos metimos las dos en el cuarto de baño y sin cortedad ninguna nos quitamos toda la ropa quedándonos totalmente desnudas.

El agua caía sobre nuestros cuerpos, dándonos una agradable sensación de placer, en un momento dado, mi prima se escurrió con el jabón y cayó literalmente encima de mí, a punto estuvimos las dos de irnos al suelo, nos quedamos abrazadas por la cintura recuperándonos del susto.

-Gracias primita guapa, si no llega a ser por ti ahora estaría jodida- dijo mi prima y acercando su cara, me dio un suave beso en los labios.

Seguíamos abrazadas totalmente pegadas, mi prima me había metido su pierna entre las mías y su muslo lo tenía clavado en mi chocho. Mi mano bajó de la cintura y empecé a tocarle el culo, mientras la besaba en los labios. Pepi me había introducido la lengua y con su mano derecha me tocaba el clítoris, masajeándolo suavemente, bajó su boca hasta mis pechos y mordía los pezones. Yo iba a reventar de placer y de pronto mi prima se puso como pudo de rodillas y poniéndome una pierna encima del borde de la bañera, comenzó a darme lametones en mi chocho, hasta que mi cuerpo lleno de placer, se sacudía una y otra vez con un prolongado orgasmo.

Me sentía aturdida ya que nunca había tenido relaciones con una mujer, mi prima me dejó sola en el cuarto de baño y se fue a la salita a ver la tele. La tarde del domingo, se presentó Rosa con su primo el pintor y nada más verlo, Pepi y yo dimos una tremenda carcajada.

Anselmo que así se llamaba el «artista», tenía 30 años, media metro y medio, calvo, y más feo que un mono.

Al día siguiente a los 8 de la mañana, ya estaba pintando y nosotras salimos a hacer la compra, cuando llegamos, el calor pegaba fuerte y Anselmo tenía puesto solamente un pequeño bañador. Sorpresa, el paquete del tío era descomunal y los pelos negros y largos le salían por ambos perniles.

Cuando llego la hora de comer, nos sentamos con Anselmo y nos esperaba otra gran sorpresa, el «artista» no paraba de contar chistes y nosotras de tanto reír, se nos saltaban las lágrimas. Cuando terminamos de comer una suculenta comida, regada con dos botellas de Rioja, nos sentamos en la salita y fue mi prima Pepi, la que le dijo a Anselmo que el bañador tenía mucho relleno, ya que no era posible marcar tanto paquete.

Anselmo se bajó el mismo hasta las rodillas, y entre una gran selva de pelos, apareció una morcilla que arrugada como estaba mediría 14 cm. A pesar de la sorpresa, ninguna se movió de su sitio y las miradas, estaban dirigidas hacia esa enorme verga.

Anselmo se levantó y acercándose a mi prima, se la puso junto a los ojos y le dijo que de relleno nada de nada. Pepi, sin decir nada, le agarró la tranca y sacando la lengua, empezó a mamársela, aquello al segundo lengüetazo, adquirió un tamaño enorme. Rosa se había acercado por detrás a su primo y arrodillándose, le metió la lengua en la raja del culo y comenzó a ensalivarlo bien.

Mi prima tenía todo el cipote metido en la boca y le estaba efectuando una mamada de campeonato. Rosa seguía trabajándole el culo y Anselmo con los ojos medio cerrados, me llamó a grandes voces para que me uniera al grupo.

Me levanté con la mirada fija en la escena y me acerqué a ellos. Anselmo me desabrochó la blusa y sacándome el sujetador, me chupaba los pezones y me magreaba los pechos.

De pronto unas manos se metieron bajo mi falda y me bajaron las braguitas, como pude miré para abajo y vi cómo Rosa se había metido bajo mi falda y al momento sentí su boca en mi chocho, las manos las tenía ocupadas en mi culo y no paraba de magrearlo, mientras su lengua entraba y salía por mi rajita, el gozo era tremendo, yo quería que aquello no tuviese fin.

Pepi había dejado el cipote y había sacado de debajo de mi falda a Rosa, la arrastró al centro del salón y desnudándose, le brindó su cuerpo totalmente desnudo. Anselmo me levantó la falda nuevamente y apoyándome en el butacón, me abrió las piernas y apunto la descomunal cabeza de su carajo en el centro de mi raja que por cierto estaba chorreando, de un certero empujón, la clavó hasta el fondo, sentía los huevos cada vez que la metía hasta el fondo, sus manos tocaban mis pechos y su boca, mordía la mía haciéndome un daño tremendo.

Pepi y Rosa se habían puesto en pelotas y se estaban comiendo el coño ambas en un 69 fantástico. Las tremendas convulsiones de Anselmo, me anunciaron lo que paso a continuación, un gran chorro de esperma, inundo mi chocho resbalando por mis muslos, justo cuando yo tuve otro tremendo orgasmo.

Anselmo totalmente derrotado se tumbó en el sofá, mientras Pepi y Rosa por los suspiros y gritos que daban, acababan de tener una victoria total.

Los días siguientes, pasaron muy rápidos y divertidos, » El Artista» dejó el piso en perfectas condiciones y a nosotras sus inquilinas, nos dejó totalmente relajadas, felices y satisfechas. 

FIN