Capítulo 1
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo I
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo II
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo III
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo IV
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo V
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo VI
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo VII
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo VIII
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo IX
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo X
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo XI
Así fue como, Nando, un joven adolescente fue desvirgado y follado por el padre y tío de su mejor amigo
Aquel sería el último año de instituto, si no había novedad, ese mismo año entraríamos a la universidad, cosa que así sucedió, pues aquel último año de bachiller, tanto yo como mi amigo Iker, habíamos llevado un buen curso y ese último examen, nos había salido perfecto. También es cierto que nos habíamos rompido los cuernos estudiando. Solíamos hacerlo en su casa, ambos nos llevábamos bien, éramos los mejores amigos desde que empezamos a estudiar juntos en el colegio.
Desde que empezamos juntos el bachiller, además de ser amigos y tocarnos la misma clase, empezamos a ir a estudiar juntos, solíamos hacerlo en su casa, aunque en ocasiones también lo hacíamos en la mía, pero la verdad es que su casa, era mucho más grande, y además en su casa disponíamos de piscina y siempre que podíamos y el tiempo nos lo permitía, nos gustaba bañar, a los 2 nos apasionaba la natación, por eso la mayor parte de las veces solíamos quedar a estudiar en su casa.
No vivíamos muy cerca uno del otro, pero la verdad es que la ciudad donde vivíamos no era muy grande y las distancias eran cortas, además que también solíamos practicar ciclismo y de esa manera siempre aprovechaba para ir en bicicleta desde mi casa a la suya.
Se podría decir que todo nos iba de maravilla, salvo que desde hacía un par de años que yo empezaba a notar que me atraían los hombres. No me atrevía a decirle nada a mi amigo, Iker, me daba demasiada vergüenza.
Lo peor de todo era cuando estaba su padre y su tío en casa. Notaba como su padre Oscar me miraba, haciéndome poner demasiado nervioso, era un hombre de 40 años con un cuerpo espectacular, Me había empezado a fijar en él, hacía unos 2 años cuando nos bañábamos en la piscina, verlo en bañador con aquel cuerpo y sobre todo ver lo que abultaba el paquete que se le notaba en medio de las piernas, me excitaba y hacía estremecer todo el cuerpo.
Al principio no entendía que me pasaba, pero poco a poco me fui dando cuenta de que realmente Oscar, el padre de mi amigo, me gustaba, apenas podía quitarle la vista de encima. Cada vez que lo veía en bañador, ver lo que abultaba aquel paquete que se le podía apreciar en medio de las piernas, me hacía estremecer todo el cuerpo. Joder si hasta me excitaba y ponía cachondo haciéndome empalmar cada vez que lo veía.
Mi amigo Iker, no se daba cuenta de nada, era su padre y claro él no sabía lo que, a mí, me estaba empezando a pasar, ni por supuesto, yo me atrevía a confesarle nada.
El que sí empezó a notar algo fue su tío Mario, que un día vio como mis mejillas se enrojecían y como mi bulto empezaba a crecer haciéndome que me pusiera todo nervioso.
Desde aquel día en que su tío Mario vio cómo me excitaba y ponía cachondo viendo al padre de Iker, sin poder quitar la vista de aquel tremendo bulto que se le marcaba, empezó a fijarse más en mí.
Empecé a darme cuenta de las miradas que me daba Mario, porque cada vez las insinuaciones que me echaba cuando Iker no estaba cerca, eran cada vez más descaradas. Le gustaba ver como me ponía nervioso y empezaba a enrojecer, tratando de que me excitara y pusiera cachondo.
Y la verdad es que la mayoría de las veces lo conseguía. No es que me excitara como Oscar, el padre de Iker, pero el cabronazo tampoco estaba nada mal, era 4 años menor que Oscar, pues tenía 36 años, y aunque su cuerpo no era como el de su hermano, el bulto que se le notaba también era tremendo, al menos por lo que se podía apreciar.
Así fue como tanto el tío de Iker, Mario, como su padre Oscar, se dieron cuenta de lo que me estaba pasando, supieron incluso antes que yo que lo que me pasaba a mí, era que me gustaban los hombres, vamos que era homosexual. Cosa que la verdad ni yo hasta entonces sospechaba.
Sabía que me excitaba verles aquellos bultos que se les apreciaba en medio de las piernas y que hasta entonces no me había fijado en ninguna chica, no había ninguna que me llamara la atención. Así poco a poco fue como me fui dando cuenta de que era lo que me pasaba.
Ese último año de bachiller, ya lo tenía bastante claro, no es que me gustara, pero es que cada vez que me pajeaba, no podía dejar de pensar en aquellos bultos que tenían tanto el padre, como el tío de Iker. Incluso cada vez que veía porno, mis ojos se iban a las pollas de los tíos, me excitaban más que los pechos o coñitos de las mujeres. Sí estaban buenas, pero a mí me ponía cachondo y excitaba verles las vergas a los tíos.
Lo que jamás sospeché, era lo que muy pronto iba a pasar, ni tampoco sabía de las ganas que tanto Oscar, el padre de Iker, como su tío Mario, me tenían. Los 2 sabían como me ponían de cachondo y como me excitaban, pero yo jamás pensé en tener o hacer nada con ellos, ni por la imaginación se me había pasado. Sí me había pajeado pensando en ellos, pero juro que jamás pensé en hacer nada con ellos.
Todo sucedió unos días después de ir a buscar las notas del curso, aquel día tanto Iker como yo, quedáramos en vernos por la mañana en su casa, ir a andar un poco con la bicicleta, luego me había dicho que quedara a comer con él en su casa, pues estaría solo y luego por la tarde nadar un poco y preparar la documentación que tendríamos que presentar para entrar a la universidad. Que entre ambos y con la ayuda de su tío, dejaríamos todo listo para presentarla a la semana siguiente.
Así fue como aquella mañana del viernes llegué a la casa de Iker y luego ambos montados en nuestras respetivas bicicletas, salimos como otras veces a andar un poco hasta la hora de comer, en la que a eso de las 2 de la tarde volveríamos a su casa.
Pero aquel día todo cambiaría, justo cuando estábamos terminando de comer, llegó el padre de Iker, dándonos la noticia de que Iker tendría que ir con su madre que venía de camino para marchar con ella para el pueblo ya que su abuela, la madre de su madre, se había puesto mala y la habían tenido que ingresar en el hospital, que él no podría ir hasta el sábado por la tarde ya que tenía una comida de negocios justo el sábado y no podía aplazarla.
Así fue como todo empezó a cambiar aquel viernes. Nada más terminar de comer, llegó la madre de Iker, que, apurada y nerviosa, fue a preparar una pequeña maleta con algo de ropa para llevar, lo mismo que hizo Iker, ayudado por mí.
Cuando ambos se montaban en el vehículo, llegaba su tío Mario, diciéndole a Iker que no se preocupara, que, entre él y yo, dejaríamos todo preparado para presentar la documentación a la semana siguiente.
Así fue como sin esperarlo, me quedé solo en aquella casa, con Oscar el padre de Iker y su tío, Mario.
La verdad es que nada de aquello estaba previsto, pero… joder, ni que lo hubieran preparado a posta. Al principio no le di mayor importancia, pero cuando luego de decirme el padre de Iker, que fuésemos a nadar, que Mario iría a trabajar y luego vendría a ayudarme a preparar toda la documentación, fue cuando empecé a ponerme nervioso.
Yo como siempre fui a la habitación de Iker, para dejar la ropa y ponerme el bañador, y Oscar su padre, fue a la suya para hacer lo mismo que yo.
Cuando salí para ir a la piscina, coincidimos tanto el padre de Iker, como yo en el pasillo, allí fue donde empecé a ruborizarme, poniéndose las mejillas de mi cara como un tomate de enrojecidas y ponerme nervioso como un flan. Dios, hasta las piernas me temblaban y la excitación que empezaba a sentir, me hacía estremecer todo el cuerpo, notando como cada vez me iba poniendo más cachondo.
Que, Nando, te veo algo Nervioso e intranquilo… Tranquilo que, seguro que no va a pasar nada, son achaques de la edad y la cosa no parece que revista mayor gravedad, me decía tratando de animar poniendo su mano sobre mi hombro y apretándome a su cuerpo.
Bufff, notar aquella mano agarrarme por el hombro y apretarme contra él, hizo que todo mi cuerpo se estremeciera haciendo que se me pusiera la carne de gallina y la polla me diera un respingo.
Que, Nando… Tú tranquilo joder, que no pasa nada, ¿o es que tienes miedo quedarte solo aquí conmigo?
Bufff, si lo estaba pasando mal, aquellas palabras me ponían aún peor. Sin poder hacer ni decir nada, traté de contestarle, pero lo único que salió de mi boca, fue una farfullada que ni yo mismo conseguí entender.
Oscar, viendo lo nervioso que me estaba poniendo, se echó a reír, diciéndome que estuviera tranquilo a la vez que me apretaba los cachetes de mi culo, diciéndome que ya sabía lo que me pasaba, que ya me había visto como solía mirarlo y como yo hacía tiempo que me fijaba en su paquete.
Jejeje, no tengas miedo, Nando, eso que te pasa es normal, a mucha gente le pasa, pero hoy en día la gente ya no les da tanta importancia a los gustos de los demás, ya ves, a ti te gusta mi paquete y a mí, me gusta el culito que tienes y no le doy tanta importancia, eso sí, poner también me pones bien cachondo. Ver como me miras y como te ruborizas cuando me miras, eso me pone muy pero que muy cachondo.
Bufff, no podía creerlo, el padre de mi mejor amigo me estaba tirando los tejos, me decía que le gustaba mi culito y que lo ponía cachondo. Dios, si supiera las pajas que me había tirado a costa suya, seguro que me quitaba allí mismo el bañador y me daba una follada que no iba a olvidar en mi vida.
¡Ay! Que poco sabía de la vida, ni cuenta me daba que aquella tarde me iban a desvirgar y darme la follada de mi vida. Aquella tarde tanto Oscar, el padre de Iker, como su tío, Mario, me iban hacer suyo y convertir en su putita particular.
Después de venir todo el pasillo magreándome el culo y riéndose mía, ambos salimos a la piscina, donde nos tiramos de cabeza nada más llegar. Yo porque me moría de vergüenza y no quería que Oscar, viera el empalme de campeonato que llevaba y lo enrojecido que estaba.
Y él, porque sabía lo que yo estaba pasando y no quería perder la oportunidad que se le había presentado. Se daba perfecta cuenta de lo que estaba pasando en esos momentos por mi cabeza y no iba a dejar pasar aquella oportunidad.
Iba a tratar de ponerme bien pero que bien cachondo y vencer la resistencia que yo pudiera tener. Quería hacerme suyo, sabiendo que seguramente todavía era virgen, quería desvirgarme y hacerme su putita con la que poder follar de vez en cuando. Eso ya lo había hablado en más de una ocasión con su hermano Mario. Hasta tenían el sitio idóneo para ello, ambos disponían del piso que Mario tenía en la ciudad.
Con las prisas que llevaba por tirarme a la piscina, tratando así de aplacar aquella tremenda calentura que llevaba y aquel empalme que tenía, casi se me sale el bañador dejando mi culo totalmente al aire.
Dios, tío que vergüenza y apuro me dio, al notar como se bajaba mi bañador dejándome casi en pelotas, menudo apuro que pasé tratando de subirme el bañador, cosa que Oscar, el padre de Iker, se dio perfecta cuenta, echándose a reír al ver el apuro que yo estaba pasando, tratando de subirme el bañador. Se acercó a mí, me abrazó a él pegándome a su pecho a la vez que con sus manos tiraba de mi bañador hacia abajo, diciéndome mientras me lo sacaba:
Vamos, que no te de vergüenza, vamos a aprovechar que estamos solos y vamos a bañarnos en pelotas, así podremos disfrutar y ver nuestros cuerpos totalmente desnudos como Dios nos trajo al mundo. Y sacando por completo mi bañador, hizo luego lo mismo con el suyo, dejándome ver por primera vez en mi vida, aquella enorme verga que le colgaba y que tantas veces había sido fruto de mis fantasías cuando me pajeaba pensando en aquel enorme bulto con el que soñaba cada vez que lo veía.
Yo cada vez estaba más empalmado y cachondo, las mejillas de mi cara cada vez estaban más enrojecidas, sentía vergüenza ver como el padre de mi mejor amigo me miraba
Con aquella mirada de lascivia y lujuria, no quería que me viera lo empalmado que estaba y como babeaba todo enrojecido cada vez que miraba su enorme verga.
Pero él no iba a darme tregua, sabía que aquella era la oportunidad que estaba esperando y no la iba a dejar pasar. Tiró ambos bañadores fuera de la piscina, echándose luego a nadar tras mía. Trataba de darme alcance, quería abrazarme y empezar a meterme mano, venciendo así la poca resistencia que me quedaba.
Nadamos un buen rato, el tras mía tratando de darme alcance y yo tratando de escapar de él, hasta que el cansancio hizo que dejáramos de nadar y nos pusiéramos a descansar y recuperar el resuello de aquella persecución que nos habíamos dado.
Yo respiraba todo acalorado, no podía más, el cansancio había hecho mella en mí, así que sin poder hacer nada más, dejé que se acercara a mí y me agarrara con sus brazos abrazándome a él, no podía más, además estaba deseando notar su cuerpo pegado al mío. Necesitaba aplacar aquella sensación que corría por todo mi cuerpo, sabía que lo estaba deseando, pero la vergüenza que me daba me tenía atenazado.
Así que me tuvo abrazado a él, empezó a meterme mano y acariciar todo mi cuerpo, tenía mi culito pegado a su entrepierna, pudiéndole notar aquella enorme verga como se pegaba a mi culo y como se rozaba. Empezó a morder mi cuello y orejas, haciéndome estremecer y dar gemidos de placer al notar como cada vez estaba más y más excitado.
El al ver como me estremecía y gemía entregándome a él dejándome hacer, fue apoderándose de mi boca. Empezó a darme pequeños besitos, para luego empezar a morderme los labios y pasar su lengua por ellos, hasta que terminó por meterme su lengua en mi boca, dándome un morreo de esos que quitan el hipo. Me había comido toda la boca, dejándome casi sin respiración, hasta los labios los tenía hinchados y enrojecidos como si fueran fresones.
Mejor que salgamos de la piscina, vamos a secarnos y entrar en casa, allí estaremos mejor y nadie nos verá, me decía sin dejar de meter mano y comerme la boca. La pasión y lujuria se había encendido y era hora de dar el siguiente paso.
Yo nervioso y caliente como estaba, muerto de vergüenza empecé a subir las escaleras que nos sacaban de la piscina, y con la polla tiesa y dura como un fierro, salí pudiendo notar como me temblaban las piernas. Parecía que moría de frío, pero no era frío precisamente lo que tenía, ardía en calor, pero el tembleque que tenía parecía que me estaba muriendo de frío.
Tras mía subió Oscar, el padre de mi mejor amigo, venía con su mano pegada a mi culo y como pude ver, con un empalme de campeonato. Si yo estaba empalmado, él estaba igual o peor que yo, pero ver aquella enorme verga tan tiesa y dura, me hizo estremecer de nuevo. No pude resistir más e inconscientemente eché mi mano a aquella enorme verga agarrándola por primera vez con mi mano.
¡Ohhh! Dios que sensación noté al tocar con mi mano aquella verga, estaba dura y tiesa a más no poder, desprendía un calor que parecía imposible, la acaricié con mi mano, pudiendo notar lo suave y el calor que de ella se desprendía, mmm, mordí mis labios mientras acariciaba con mi mano aquella enorme verga que tantas veces me había hecho soñar y ahora la tenía en mi mano acariciándola sabiendo que muy pronto iba a disfrutar de ella.
Vamos, Nando, vamos a secarnos y vamos para dentro de la casa, que ya no aguanto más y veo que tu tampoco puedes más, estás deseando tenerla dentro tuya, ya verás lo que vas a poder gozar hoy con ella.
Pegados uno al otro, fuimos a por las toallas que estaban a la entrada a la casa, y nada más secarnos uno al otro sin dejar de acariciarnos y comernos la boca nuevamente, entramos en la casa y allí mismo en el salón, nos fuimos al sofá, donde Oscar, el padre de mi mejor amigo, empezó a morder el cuello haciéndome estremecer de gusto, luego fue poco a poco bajando por mi pecho donde se apoderó de mis pequeñas tetillas, empezando a lamer y morder mis duros y tiesos pezones.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Grité abrazándome fuertemente a él, notando como mordía mis sensibles y duros pezones, haciéndome temblar y retorcer de gusto.
Oscar, al notar como gritaba y me retorcía de gusto, siguió mordiendo y chupando mis sensibles y pequeños pezones, a la vez que con su mano acariciaba mi polla y genitales, poniéndome más caliente y cachondo de lo que ya estaba, si seguía así, poco iba a poder aguantar, estaba seguro de que me correría como el novato que era.
Él al ver como gemía y lo excitado y caliente que ya me tenía, sabía que pronto iba a hacerme correr, pero no quería hacerme explotar en un orgasmo tan pronto. Sabía que tenía que ponerme bien caliente para que mi culito se dilatara suficientemente y así su polla pudiera entrar por mi virgen culo y hacerme el menor daño posible.
Estaba seguro de que aquella era mi primera vez y que la polla que el se gastaba era bastante grande para un culito primerizo, y no quería que sufriera más de lo necesario, tenía que recordar con agrado mi primera vez. Estaba dispuesto a que gozara como nunca en aquella mi primera vez y deseara volver a repetir, iba a hacerme suyo y que luego fuese yo quien le pidiese que me follara, iba a hacerme su perrita, iba a hacerme su amante.
Así que sin dejar que me corriera, siguió bajando con sus labios por todo mi cuerpo, hasta que llegó a mi pubis, donde después de lamerlo y disfrutar de mi joven cuerpo, se metió mi polla en la boca, haciéndome dar un suspiro de placer al notar como aquella húmeda y caliente boca, se engullía toda mi polla, empezando a chuparla como si fuera un chupa-chus.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Gritaba yo agarrado a su cabeza, notando como chupaba y tragaba toda mi polla hasta la base. Podía notar su cara y nariz pegando en mi pubis y mi verga tocando su campanilla cada vez que se la tragaba.
Oscar, mientras tragaba y chupaba mi polla una y otra vez, con sus manos iba acariciando mis genitales y con la otra buscaba acariciando mi entrada anal. Notaba como sus dedos acariciaban mi agujerito haciendo círculos con sus dedos en él, a la vez que poco a poco iba presionando con un dedo, haciendo que mi esfínter anal fuese cediendo a la vez que este se iba dilatando y se abría dejando paso a aquel dedo que lo acariciaba y presionaba queriendo entrar en mi culo.
Cuando por fin mi esfínter cedió y se abrió dejando paso a aquel dedo que lo presionaba, metía a fondo su dedo, haciéndome que me abriera de piernas a la vez que soltaba un leve gemido al notar entrar su dedo por mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Lloriquee con un leve gemido, notando como aquel dedo acababa de profanar mi hasta entonces virgen culo. Notaba como entraba hasta lo más profundo de mis entrañas, y como volvía a salir una y otra vez, haciendo que mi esfínter se fuese abriendo y dilatando cada vez que sacaba y metía su dedo por mi virgen culo.
Luego de meter y sacar varias veces su dedo y hurgar con él en mi culo, lo sacó y luego de hacerme sentar en el sofá quedando medio recostado con las piernas sobre el suelo, colocándose en medio de ellas, las elevó hasta sus hombros, haciéndome que sujetara con mis manos las mismas agarrándolas por las corvas, a la vez que me abría de piernas, quedando mi virgen culo totalmente a la vista y expuesto para su desfloración.
Dios, que vergüenza sentí en esos momentos, verme así totalmente expuesto y a la vista del padre de mi mejor amigo, a punto de ser desvirgado y profanado por primera vez mi culo y nada menos que por el padre de mi mejor amigo, me hizo enrojecer nuevamente y que me muriera de vergüenza en aquellos momentos. Estaba a punto de ser desflorado y follado por el padre de mi mejor amigo.
No podía mirarle a la cara, verle la cara de lascivia y lujuria con la que me miraba, me daba mucha vergüenza, miraba fijamente para aquella enorme polla sabiendo que me la iba a meter por el culo y no podía apartar la vista de ella, además era incapaz de mirarle a los hambrientos y lujuriosos ojos con los que me miraba, lo estaba deseando tanto o más que el padre de mi mejor amigo, pero en aquellos momentos sentía una enorme vergüenza.
Oscar, al ver como me ruborizaba, acercó su cara a la mía, y luego de levantar mi cara sujetando con sus dedos mi barbilla, me susurró a la vez que me besaba, tranquilo Nando, que no te de vergüenza, los 2 lo estamos deseando y esto es lo más normal de la vida, es un acto de amor y deseo que ambos estamos deseando y necesitando.
Luego de saborear y meter su lengua en mi boca, saboreando toda ella, metió 2 de sus dedos en mi boca haciendo que los chupara dejándolos llenos de mis babas.
Colocando de nuevo mis piernas haciendo que me abriera más, llevó aquellos dedos impregnados con mis babas, empezando a pasarlos por mi agujero a la vez que iba presionando, haciendo que nuevamente mi esfínter se volviera a abrir, dejando paso ahora a 2 de sus dedos, haciéndome suspirar a la vez que lloriqueaba en un leve lamento que más parecía un gemido que un quejido, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Lloriqueaba notando como aquellos 2 dedos iban entrando por mi culo, haciendo que mi esfínter anal se abriese y fuera dilatando, preparando mi virgen culito para su desfloración y primera profanación.
Así bebé, así, deja que se abra y dilate el culito, ya verás como te va a gustar y lo mucho que vas a gozar, me decía metiendo y sacando sus dedos por mi hasta entonces virgen ano.
Luego de estar un buen rato dedeando mi virgen ano, metiéndome hasta 3 de sus dedos en él, haciendo que se abriera y dilatara lo máximo posible, se puso de pie dejando que apoyase las piernas en el suelo pero manteniéndomelas totalmente abiertas ya que él se encontraba en medio de ellas, acercó mi cabeza a su pubis, haciéndome que abriera la boca y metiese su enorme verga en ella y empezase a chuparla y mamarla al igual que antes había hecho él con la mía.
Anda, abre la boquita y chúpala bien para dejarla bien lubricada y pueda entrar con mayor facilidad, me decía mientras acariciaba mi cara y revolvía mi pelo con su mano.
Así, así me decía mientras yo chupaba e iba tragando aquella enorme polla que tanto deseaba y estaba a puntito de desflorar mi virgen ano haciéndome suyo.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gemía el padre de mi mejor amigo mientras yo trataba de chuparle y tragar todo lo que podía aquella enorme y caliente polla. ¡Ohhh que boquita! ¡ooohhh que gusto! Gritaba Oscar acariciando mi pelo a la vez que sujetaba mi cabeza e impulsaba su pelvis tratando de meterme todo lo que podía su polla en mi boca.
Luego de estar chupándole y tragándome todo lo que podía su enorme polla, sacó la misma de mi boca y colocándose de rodillas sobre el suelo, volvió a levantarme las piernas, a la vez que me dejaba bien abierto de piernas y totalmente a la vista y expuesto mi culito para empezar a follarlo, desvirgándolo y profanándolo por primera vez, me iba a hacer suyo y convertir en su putita, sin que yo fuera suficientemente consciente de lo que me esperaba a partir de este día.
Luego de abrirme bien de piernas y hacerme sujetar con mis manos las mismas agarrándolas por las corvas, tiró de mis caderas haciendo que mi culo quedase más al borde del sofá y mi agujerito listo para ser profanado por primera vez en mi corta vida.
Colocó la punta de su polla en la entrada a mi ano luego de haberle pasado nuevamente sus dedos impregnados con su saliva y babas, y luego de pasar la punta de su enorme polla por mi ano como si de un pincel se tratara, haciéndome sentir aquel enorme falo como se restregaba por mi agujero y pudiera notar lo caliente y duro que estaba a punto de entrar por mi culo, lo colocó en la entrada de mi agujero, y a la vez que empezaba a presionar haciendo que mi esfínter se fuese abriendo y dando paso a aquella enorme verga, echó su cuerpo sobre el mío, haciendo que mis piernas se pegasen todo lo que podían a mi pecho, haciendo que mi culo se abriera más y facilitase así la penetración de aquella enorme polla que me iba a hacer suyo desvirgando mi ano.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité escandalosamente a la vez que trataba de incorporar mi cuerpo que se encontraba recostado sobre el sofá, a la vez que me aferraba fuertemente con mis manos sobre su espalda, notando como aquella enorme barra de carne dura y caliente como un fierro, se iba introduciendo por mi culo, partiéndome en dos.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gritaba abriendo la boca a la vez que las lágrimas bañaban mis ojos, pidiéndole que me la sacara.
Sácala, sácala, le pedía retorciéndome de dolor, aferrándome fuertemente a sus brazos, tratando de erguir mi cuerpo, no pudiendo hacerlo ya que él se echaba sobre mí, a la vez que impulsaba su pubis, introduciendo por mi culo toda aquella enorme verga.
Ya, ya, me decía tratando de calmarme. Relájate y deja que tu cuerpo se acostumbre a mi polla, anda que ya te ha entrado toda, me decía esperando a que mi recién desvirgado culo se fuese dilatando y acostumbrando al grosor de la polla que lo acababa de profanar, desflorándolo por completo.
Yo aferrado a sus brazos, sudando como un carnero por el dolor que acababa de sentir, trataba de relajarme, notando como aquella enorme polla que acababa de entrar por mi culo, llegaba a lo más profundo de mi ser, y como aquellos huevos los tenía pegados a la entrada de mi ano, pudiendo notar como los vellos del pubis del padre de mi mejor amigo, rozaban mis huevos y polla que acababa de desinflarse como si acabaran de matarla.
Así, así, me decía acariciando con sus manos mis pequeñas tetillas, haciéndome que me excitara y fuese relajando a la vez que trataba de acercar su boca a la mía, no pudiendo llegar hasta que llevó una de sus manos a mi nuca y acercando mi cabeza a la suya, pudo besarme y pasar su lengua por mis labios, susurrándome que ya pronto el dolor se me iba a pasar.
Ya está, ya está, ahora ya te he desvirgado y así que tu culito se relaje, ya no te volverá a doler, ahora ya eres mío, ya eres mi putita. Ahora ya podemos decir que eres todo un maricón, ahora ya te hemos roto el culito y te hemos metido una polla por este culito tan sexi que tienes, así maricón, así, ya verás como ahora vas a disfrutar, ahora en lugar de Nando, vas a llamarte, Fernanda, vas a ser mi putita preferida y cuando quieras te llevaré para preñarte y hacerte mía.
Poco a poco mi culito se iba relajando y acostumbrando a aquel intruso que acababa de profanarlo, pudiendo notar Oscar, el padre de mi mejor amigo, como en mi cara ya no se reflejaba el dolor que había sentido al ser penetrado y desvirgado.
Poco a poco empezó a mover su pelvis, pudiendo notar como yo nervioso me aferraba fuertemente a sus brazos, pero ya no sentía aquel dolor e iba aflojando mi esfínter anal, no presionando tanto su polla.
Así, maricón, así, relájate y deja que folle este culito tan sexi y hambriento de polla que tienes, me gritaba empezando a mover cada vez más su pelvis, haciendo que su polla se fuese deslizando cada vez más rápido por mis entrañas.
Ya apenas sentía dolor alguno, solo tenía una extraña sensación, notaba mi culo super abierto y totalmente relleno, era como si me lo hubieran embutido de carne, y la verdad es que relleno lo tenía y precisamente era de carne, una enorme barra de carne era la que acababan de meterme por el culo.
Cada vez que sus huevos chocaban con la entrada de mi ano, notaba como su polla rozaba con algo dentro mía, haciéndome estremecer cada vez más de gusto, hasta mi polla ya empezaba a ponerse dura y tiesa de nuevo otra vez.
Cada vez sentía más calor y placer que emanaba de mi culo y cada vez que su polla llegaba a lo más profundo de mi ser, notaba como aquella verga rozaba con algo dentro mía que me hacía estremecer y gemir de gusto, luego con el tiempo supe que era mi glándula prostática, que al roce y masaje que le daba la polla que me estaba dando por el culo, estimulaba y daba placer a no solo mis huevos, sino que a todo mi cuerpo, haciéndome soltar gemidos de placer a causa del gusto que me daba.
Oscar, el padre de mi mejor amigo, no dejaba de gritar y gruñir diciéndome toda clase de barbaridades, desde decirme que ahora ya era todo un maricón, hasta que ahora era su putita, que era su amante y que a partir de ahora me iba a pasar a llamar Fernanda. No era que me molestase, siempre que fuera en privado o mientras me follaba, eso no me importaba, ahora lo que deseaba era que me diera por el culo y me hiciese gozar con aquella enorme polla, cosa que ahora si estaba haciendo, ahora hasta mi polla empezaba a soltar gotas de líquido preseminal, dejándola toda pringada, podía ver como brillaba y de su punta caían pringosos hilos de líquido preseminal, a la vez que mi culito cada vez se abría más y los gemidos que yo daba, cada vez eran más escandalosos.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh! Gemía escandalosamente notando como aquella verga entraba y salía por mi culo una y otra vez, cada vez a mayor velocidad, pudiendo escuchar el golpeteo que daba el pubis de Oscar, al chocar con los cachetes de mi culo, cada vez que me enterraba su polla, plof, plof plof plof, plof, plof plof plof, se podía escuchar junto a mis escandalosos gemidos y los gruñidos y barbaridades y lindezas que me soltaba el padre de mi mejor amigo, mientras me daba por el culo.
Ya llevaba un buen rato dándome por el culo
Y cada vez las arremetidas eran más fuertes y profundas, mi culo estaba totalmente abierto y dilatado, ya no sentía dolor alguno, ahora gemía como un poseso y le pedía más y más polla, deseaba sentir dentro mía toda aquella enorme verga, haciéndome gemir como una perra en celo, notaba cada vez más cerca mi orgasmo, y quería que me clavase más profundo aquella polla que tanto me estaba haciendo gozar, quería que me preñase y dejara el culo bien lleno de leche, quería ser su puta y sentirme poseído por aquel macho que tanto me estaba haciendo gozar aquella tarde, en que me estaba dando por el culo por primera vez en mi vida. Si aquello me hacía gozar como me estaba haciendo gozar, quería ser su putita y que me follase todos los días, aquello se sentía demasiado rico, cuando de pronto empecé a sentir como su polla se hinchaba dentro mía, como sus dedos se clavaban más en mis caderas y como empezaba a gritar que se corría.
¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Ya maricón ya, ya me corro, ya me corro, gritaba soltando un fuerte alarido ¡ooohhh ohhh! Empezando a soltar unos larguísimos chorros de esperma, dejándome el culo lleno de leche y preñado con su semilla en lo más profundo de mis entrañas.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Decía terminando de soltar sus últimas gotas de semen dentro de mi culo, dejándome totalmente preñado.
Me había dejado totalmente abierto y agotado, sudaba por todas partes, solo mi polla estaba algo empalmada, no había dejado de soltar líquido preseminal, dejando toda mi polla y vientre pringado de semen, parecía que me había corrido por la cantidad de liquido preseminal que había soltado, tanto había soltado que hasta Oscar, el padre de mi mejor amigo, creyó que yo me había corrido mientras estaba siendo follado por él, cosa que le tuve que desmentir, pero todavía no quería correrme, quería que me volviera a dar por el culo y que me siguiera follando, pero ahora no iba a poder ser, tenía que darle un descanso y que se recuperara para que pudiera volver a follar.
Lo que yo no sabía, era que el que iba a hacerlo ahora, no era el padre de mi mejor amigo, ahora el que me iba a dar por el culo, era su tío Mario,, que sin que nos hubiéramos dado cuenta, estaba desde hacía tiempo sentado en una de las sillas donde solíamos sentarnos para hacer las tareas y estudiar, su hijo y sobrino, Iker y yo, pudiendo ver como acababa de darme por el culo y como había estado follando.
No quiso cortarnos el buen rato que estábamos pasando, no había querido interrumpirnos, prefirió quedarse allí sentado viendo el espectáculo, ya tendría tiempo el para follarme luego.
Que buen relato, hasta me vine nomas de imaginarme las escenas, me puse bien caliente papi. Como me gustan los señores maduros y me encanta que me la metan y si es de a dos, pues mejor uff