El baño con mi suegra

Yo creo que mi historia comienza al igual que muchas. Al principio con mi novia manteníamos relaciones cada vez que se podía, incluso llegamos a tener relaciones en la cama de ella, que está al lado de la de mi suegra con ella durmiendo.

Yo siempre fui un hombre bastante «caliente», y aunque con ella lo tenía todo, siempre estaba pensando en el sexo, y como no tengo mala facha, no me faltaban oportunidades para ponerle los cuernos a mi novia, ya que después de su casa, siempre me daba una vuelta por ahí y más de algo encontraba, ya que no me importaba si era joven o vieja, gorda o flaca.

Luego nos casamos, arrendamos un pequeño departamento y como es habitual en un matrimonio, las relaciones sexuales se fueron alejando poco a poco, hasta llegar a una crisis en que podía pasar hasta un mes sin tener nada y como ya estaba casado no podía dar esas vueltas en la noche buscando a alguien que satisficiera mis instintos animales.

Como si fueran pocos mis problemas me despidieron y me vi en la obligación de ir a vivir en la casa de mi suegra, y como la casa es chica y consta solo de dos habitaciones (una de mi suegra y la otra de mi cuñada con su marido), no tuve más remedio que dormir en la misma habitación de mi suegra. Sin embargo ahora no me dejaban hacer nada con la excusa que mi suegra se podía despertar.

Pasaron tres semanas yo continuaba sin trabajo y sin sexo (2 meses)

Una tarde luego que todos se fueron a trabajar, me quedé solo con mi suegra fumando un cigarro después del almuerzo. Hacía un calor insoportable y como mi cuñada había comprado una piscina la semana pasada, me puse mi traje de baño y me fui a meter a la piscina que tenía como 80 centímetros de alto. No servía para nadar, pero si quitaba el calor. Luego llegó mi suegra y se sentó a la sombra conversando mientras yo estaba en el agua. Le pedí que me trajera un cigarro que estaba al lado suyo. Al inclinarse pude ver a través de su escote un tremendo par de tetas lo que me despertaron inmediatamente los instintos. ¿Por qué no se mete al agua suegra? – Me encantaría, hace tanto calor, pero yo no tengo traje de baño – ¡pero colóquese uno de sus hijas ¡- Estas loco – me dijo – ninguno de ellos me quedaría bueno como estoy tan gorda – Pero que importa, si estamos en confianza. – mejor que no, me da vergüenza – y se sentó en el borde a meter su mano en el agua. – Esta rica el agua dijo, mientras se mojaba el cuello y la cara – No sea tonta, métase al agua y se le va a pasar el calor. Luego de un rato se paró y me dijo – ¡ me convenció ¡, pero no se ría de mí – Al rato apareció envuelta en una toalla y me dijo – no se vaya a reír – Se sacó la toalla, llevaba puesto un traje de baño rosado de mi cuñada de una sola pieza y la verdad es que le quedaba bastante chico, apenas le cubría la mitad de sus tremendas tetas y se le metía la parte de atrás en sus tremendo poto y sus rollos salían por los lados. Sin embargo, a pesar de su gordura, mi verga había despertado y se encontraba dura y tiesa. Ayúdeme a entrar – pero yo no podía levantarme con semejante verga – así que le pase mi mano y entró al agua.

Al entrar al agua y mojarse sus pechos, sus pezones se pusieron grandes y duros, y como el traje de baño era rosado se le traslucían todas las tetas. Empezamos a jugar a tratar de flotar de espalda en el agua, pero ella no había caso se hundía. Le hice acostarse y puse mis manos en su espalda ayudándola a flotar. Le dije que echara la cabeza hacia atrás y que cerrara los ojos para que se relajara y así poder flotar. Con los ojos cerrados y en con mis manos en su espalda y en sus piernas, pude acercarme a esos pechos que me tenían loco. En uno de los intentos, mi mano quedo en su poto, pero ella no dijo nada, pensaba que era de casualidad. En uno de los juegos, se dio cuenta que se le translucían todas las tetas. Rápidamente se alejó y tapó con sus manos- ¡Pero Eduardo ¡-, porque no me dijo que se me translucía el traje de baño – yo me reí y le dije que no, porque me gustaba lo que estaba viendo – ¡Pero qué cosas dice niño ¡- ¿qué tiene de malo en mirar? , en mirar no hay pecado – No me dirás que te gustó lo que viste, una vieja como yo – Al contrario me encantó lo que vi, pero lástima que solo haya mirado – ¡qué cosas dices! – ¿porqué? – Cómo se te ocurre, yo soy la mamá de tu esposa – Pero si no estamos haciendo nada malo, o me va a decir que a usted no le gusta que la toquen – Que cosas niño yo ya no estoy para esos trotes, hace años que nadie me toca – ¿Pero eso es porque no quiere o por que no se le ha presentado la oportunidad? – se quedó callada, como pensando una respuesta – Me acerco a ella – ¿Por qué no me deja probar si aún le gusta? – ¡cómo se te ocurre! – mis manos tocan su teta por debajo de las manos de ella – ¡estás loco, déjame que me voy a salir! – Pero que le cuesta, déjeme darle un besito en su tetita y nada más – ¡cómo se te ocurre! – vamos suegrita, que le cuesta, un besito y nada más – ¡no! y suéltame que me quiero salir – Un solo beso y aquí no ha pasado nada – luego de pensarlo un rato – ¿Me lo jura? – ¡Se lo juro! – Saco su mano, mis manos lentamente sacaron una de las preciosas tetas y empezaron a acariciarlas – ¡ya pues, me dijo que solo un besito! – me acerque y empecé a chuparle una sola teta, recorriéndola entera con mi lengua, tratando que el pezón volviera a crecer – ¡Ya me dijo! , basta – Pero mi boca no entendía – y mis manos bajaban el otro tirante para soltar la otra – ¡Basta le dije! , era una sola y me trataba de empujar – No, suegra, era un beso en cada una – Sin oponer mucha resistencia me dejo bajar el otro tirante y quedo al descubierto su otro pedazo de teta. – Luego de unos minutos me dijo que ya era suficiente, pero sus pezones estaban creciendo y cada vez me empujaba con menos fuerza. Con una mano en cada teta, empecé a besarle el cuello, hasta que de repente tomó mi cabeza y la sumergió entre sus pechos. ¡Chúpamelas! ¡Chúpamelas fuerte ¡Yo estaba embelesado con ese par de tetas, necesitaba las dos manos para tomar una entera, ni siquiera me había preocupado de tocar ese tremendo culo. En un movimiento me di cuenta que mi suegra estaba con una mano metida entre sus piernas. Le junte las piernas y le saque el traje de baño, ¡Qué hace! ¡No me la meta, eso sí que no por favor! – No le haré nada que usted no quiera suegra, pero va a tener que sentarse en el borde de la piscina- Ella se sentó pero sin abrir sus piernas – Abra sus piernas – le decía yo mientras se las besaba – ¡como se le ocurre, yo nunca he hecho eso ¡- Entonces no sabe de lo que se pierde – Forzándola un poco pude abrir sus piernas y meter mi lengua en el fondo de su concha. Inmediatamente ella empezó a correrse en mi boca apretando mi cabeza con sus piernas. Aunque ella ya se había corrido yo seguía con mi lengua en su concha. ¡Qué cosa más rica me decía! , ¡Enséñeme todo lo que usted quiera! , Soy toda suya las veces que usted quiera y cuando usted quiera! ¡ Haré todo lo que me pida! Ahora es mi turno le dije, me senté en el borde de la piscina y me baje el traje. ¡Pero qué grande la tiene Eduardo! ,- Le gusta suegrita, quiero que le la meta entre sus tetas – la tomo con delicadeza y la metió entre sus pechos – Apriétela suegra que no me duele – La apretó un poco más pero la tomaba con miedo a que me fuera a doler – me agarre la polla y empecé a menearla como yo quería – a si me gusta que lo haga – rápidamente aprendió y mientras me la tocaba, se la pasaba a través de todas sus tetas. – Ahora quiero que se la pase por la cara – Ella hacía todo lo que le pedía – La tomo y la pasaba desde su cuello por toda su cara – ¡Métasela en la boca ¡- La froto con sus labios, pero no quería metérsela – ¡Hágalo ¡ y la tome de la cabeza y la obligue a meterla – al principio lo hacía muy suave, pero bajos mis instrucciones la empezó a chupar de maravilla. ¡Prepárese que me voy a correr en su boca, y quiero que se lo trague todo! – Inmediatamente la sacó de su boca y empezó a masturbarme. Yo trataba de meterla en su boca pero no me dejo, y como era tanta la calentura tuve que correrme en su cara.

Ella quedó callada y salió del agua tapándose con la toalla entro a la casa. Luego de descansar un rato en el agua, me salí y la busque en la casa. La encontré saliendo del baño aun cubierta solo con la toalla. Entró a su pieza y yo la seguí. . ¿Qué pasa le dije? – nada – me dijo – ¿acaso no le gustó? – no es eso, me encanto hacía años que no me hacían sentir así, pero esto no está bien. – ¡Esto está bien! – le dije y de un tirón le quité la toalla y quedo desnuda. Se dio la vuelta y me arrime a su espalda, mis manos se colgaron a sus tetas y empecé a besarle el cuello. Ella se dejaba acariciar – Ahora vamos a probar otra cosa – y la recosté en la cama. Luego de chupar sus tetas hasta aburrirme, la obligue a darse vuelta quedando de espalda ofreciéndome un tremendo culo, que mí lengua no dejó de recorrer hasta llegar a su negro hoyo. Metí mi lengua hasta lo más adentro que se pudo, mientras que con mis dedos tocaba su clítoris. A ella le encanto y con sus manos abrió sus nalgas para darme más espacio para entrar.

Con el dedo que le había tenido en su concha, lo introduje solo un poco pero ella se dio vuelta inmediatamente diciéndome que no. No desaproveché la oportunidad de besar nuevamente sus tetas y bajar hasta su mojada concha. Separe sus piernas y dirigí mi verga a la entrada de su concha. – ¡No por favor ¡- me dijo, pero me di cuenta que era solo por decirlo, ya que lo único que ella quería era sentirme dentro. Le metí solo la punta de mi verga, su concha estaba tan mojada que al mínimo movimiento se salía. Me acosté sobre ella y se la metí toda. Ella dio un grito de dolor, me dijo que me saliera pero luego de un momento me abrazo y me apretó con fuerza. Mis manos buscaron sus nalgas las apretaban con fuerza, mi verga entraba y salía tenía la concha completamente dilatada, de no haber estado tan caliente, yo no hubiera sentido nada, pero la calentura de estar meciéndosela a la madre de mi esposa era indescriptible. Pensé que si entraba tan fácil con mi verga, de más podría aceptar que le metiera los dedos. Con mi mano bajé hasta su concha y junto con mi verga le metí un dedo. Ella gozaba como loca, mi boca no se desprendía de sus tetas, que tetas más grande tenía. Con sus piernas levantadas mi verga entraba hasta el fondo. -¡Métemela! , Métemela toda, hazme sentir mujer o través ¡- Le gusta a mi vieja caliente que su yerno le meta el palo ¡- ¡sí! Me encanta sentirla, dura, me encanta que me beses los pechos, tócame toda no pares ¡- ¿ te tendré cada vez que yo quiera? – ¡si! Cada vez que la tengas dura aquí está tu vieja para sacarte esa leche rica – ¿Quiere sentir mi leche? – ¡Dámela! – Me puse sobre su pecho y apretando sus tetas empecé a restregarla con sus tetas ¡ Chúpamela ¡ – Ella abrió su boca y a los pocos segundos le corría el semen por sus labios – Se la volví a meter en su concha, pero yo ya no estaba tan duro y ella seguía con ganas, así que saqué mi pene y le metí dos dedos – Ella se tocaba las tetas, se agarraba el poto estaba como loca, así que metí tres y luego cuatro dedos, ella seguía gozando, estaba abierta y mojada, así que mientras le chupaba la concha, metí todo un puño, ella apretó mi cara con sus pierna y se corrió gritando como loca. Saqué mi mano y lamí sus jugos.


Estuvimos como 20 minutos sin decir ninguna palabra. Luego ella se levantó se metió al baño, yo me puse mi traje de baño y me quedé dormido. Al despertar ya había llegado mi mujer.