Alicia y Fran (Vaya fin de semana)

Jesús, mi novio, siempre me estaba hablando de una tal Alicia, su compañera de trabajo, que si ha dicho esto, que si hoy hemos tomado un café juntos, que si es muy guapa y sexy, que si trabajamos juntos todo el día, que si esto y lo otro… la verdad, él no se daba cuenta pero yo estaba bastante mosqueada con tanta Alicia arriba y abajo.

Hasta ahí, todo bien, solo un pequeño ataque de celos. El problema surgió cuando la famosa Alicia nos invitó a pasar un fin de semana en la casa de la playa de sus tíos en un bonito pueblo de Asturias. Jesús se volvía loco con la idea de pasar todo el fin con Alicia. A mí, para ser sincera, la idea no me «molaba», además bastante tenía yo a Alicia en la cabeza a diario como para tenerla también el fin de semana. No sabía muy bien sí lo mío eran celos, pero me sentía un poco rabiosa. Jesús intentaba convencerme :

Vamos cariño, un fin de semana y así conoces a Alicia, te gustará.

Yo pensaba para mí : «sí, claro, la conozco y luego le arranco los pelos, porque seguro que no se le ha puesto a tiro la muy zorrita, pero en cuanto se ponga, este cabrón de mi novio se la tira».

En cierto modo yo sentía curiosidad por saber cómo era esa chica, porque no te lo pierdas, no sólo Jesús hablaba bien, sino que cuando salíamos con algún compañero de trabajo de mi novio, la única conversación era Alicia. Por lo visto, aparte de guapa y sexy era inteligente y simpática.

En fin, yo estaba en un dilema, por un lado quería negarme a darle gusto a Jesús yendo al famoso week-end y por otro quería ir y salir de dudas en saber cómo era esa famosa mujer y arrancarle la cabellera en un momento dado. Nunca me había sentido tan celosa como entonces y eso que no conocía a esa chica.

Con cara de resignación acepté ir al pueblecito costero, en el fondo podía ser hasta divertido.

El viernes era fiesta y aprovechamos la ocasión, cogimos el coche y llegamos a las 5 de la tarde. El pueblo es precioso y la casa que tardamos en encontrar también lo era : era una casa de piedra, pero de estructura moderna, con dos plantas y se asomaba con una gran terraza a una especie de acantilado sobre la playa, vamos, un sitio ideal.

Salió a recibirnos Fran, el novio de Alicia. Físicamente me atrajo bastante desde el primer momento. Era un chico muy guapo, alto, moreno y muy simpático. No pude evitar observarle el culo, cuando nos ayudaba con las maletas, pues el tío tenía un culo fantástico, bien redondo, bajo unos pantalones de ciclista bien ceñidos a sus potentes y depiladas piernas. Nos ofreció unos refrescos y nos sentamos en unas tumbonas de la terraza del mirador de la playa a descansar y a recibir los últimos rayos de sol de aquella tarde. Él no dejaba de mirarme y de estudiar mi cuerpo, sobre todo mis piernas y eso a mí, claro está, me agradaba.

Voy a buscar a Alicia al pueblo, que está comprando cosas para la cena, poneros cómodos ¿vale? – nos dijo Fran.

Así lo hicimos. Nos acomodamos en las tumbonas de la gran terraza y nos relajamos. Se estaba de maravilla. Cansada por el viaje, me quedé dormida enseguida y no sé por cuánto tiempo. …….

Jesús movía mi brazo y me despertaba diciéndome al oído :

¡ Cariño, despierta !

Abrí los ojos y atontada como estaba tras esa pequeña siesta, me presentó a Alicia que estaba de pie a mi lado. En un primer momento y cegada por el sol no pude verla bien, pero a medida que mis ojos fueron adaptándose a la luz, comprobé que no habían exagerado al describir a la chica, pues era alta, delgada, pelo castaño largo, unos ojos muy bonitos ,castaños, el escote de su camisa dejaba entrever unos hermosos pechos y se apreciaba una silueta envidiable bajo sus ceñidos vaqueros. Me levanté y nos dimos dos besos.

Hola. Eres mucho más guapa que lo que me había dicho Jesús. -me dijo ella robándome la frase

Gracias , tú también lo eres. – dije un poco aturdida todavía. Realmente era muy guapa.

¿No te han enseñado la casa? – me preguntó amablemente.

No, aún no. – contesté.

Parecía simpática y amable desde el primer momento, aunque yo todavía seguía algo celosa, más aún sabiendo que se trataba de una hermosa mujer, tal y como la habían descrito.

Me llevó hasta la casa y fue enseñándome las habitaciones, el salón, la cocina y toda la casa, que como dije antes, era preciosa y muy bien decorada por cierto.

Estuvimos charlando un rato de cosas sin importancia mientras la ayudaba a vaciar las bolsas con la compra y los chicos se quedaron en la terraza tomando unas copas y hablando también de sus cosas.

Me enseñó una bonita habitación para Jesús y para mí, con su propio baño, amplísimo, con una ducha y una bañera redonda enorme. Acomodé las cosas de nuestro equipaje en los armarios y mientras ella fue a ducharse a su cuarto, yo me bañé en aquella fantástica bañera. Al rato entró Jesús que optó por darse una ducha y cuando salió todavía estaba yo metida en la bañera llena de espuma. Me quedé relajadísima.

Tenemos que probar esa bañera los dos juntos – me dijo.

¡Claro mi amor!

Mi piel se quedó fantástica después de ese largo remojo y con un agradable olor a sales de baño. Quise ponerme algo sexy para la cena, pero tampoco quería ir demasiado atrevida. Jesús me sugirió un vestido largo de tirantes, color verde, bastante ceñido hasta las caderas remarcando mi silueta, ajustándose en la cintura y en mis tetas. Podía adivinarse el contorno de mi ombligo y mis pezones a través de la tela y el resto del vestido era con vuelo hasta los pies. Siempre me ha gustado ese vestido y a Jesús también, sobre todo porque acostumbro a llevarlo sin ropa interior y en esa ocasión también lo llevaba sin nada debajo.

Cuando bajamos al salón la mesa estaba preparada con mucho gusto, servilletas de vivos colores, flores y una cena fría servida originalmente con canapés, marisco y otras delicias. Fran estaba poniendo los últimos detalles cuando clavó su mirada en mí. Me miró con bastante descaro, aunque supongo que no intencionadamente pero me gustaba su forma de mirarme. Sus ojos no se apartaban de mis tetas. Él llevaba una camisa y pantalones blancos muy veraniegos que con su morena tez le hacían muy atractivo. No pude evitar que mi mirada se dirigiera a su paquete. Al rato salió Alicia de la cocina con dos platos más. Vestía unos pantalones negros de lycra muy ajustados y un top de tirantes con la cintura morenita al aire. Estaba muy guapa y Jesús me lo corroboró mirándola casi babeando. No pareció inmutarse cuando le di un leve codazo. Sin duda aquella chica le gustaba mucho.

Nos sentamos a la mesa y disfrutamos de aquella exquisita cena mientras charlábamos de varios temas, parece que poco a poco mis recelos contra Alicia iban desapareciendo, pues era muy atenta conmigo igual que su novio, que de vez en cuando me piropeaba diciendo lo guapa que estaba, Alicia también lo repetía, cosa que también me halagaba, sobre todo viniendo de una mujer atractiva como ella, lo cierto es que era una chica muy agradable y simpática. Por supuesto Fran también era encantador y lo cierto es que sus gestos, sus movimientos, sus palabras y su físico me fueron gustando cada vez más.

Los dos hacían muy buena pareja, eran jóvenes, más o menos de nuestra edad, de 22 ó 23 años como mucho y parecían compenetrarse muy bien.

Como es normal, se habló de todo en la cena, muy amigablemente, acercándonos más a los temas más íntimos y sin darnos cuenta hablábamos de sexo con toda naturalidad, comentando qué es lo que más nos gustaba, entre risas y bromas la conversación se caldeó:

¿No habéis hecho nunca intercambio de pareja ? – preguntó Alicia , como siempre con su amplia sonrisa y su espontaneidad.

Hubo cierto silencio.

Hasta ahora no hemos hecho intercambio de pareja, pero quién sabe…tampoco ha surgido la oportunidad… – dijo Jesús con ironía.

Será capullo, pensaba para mí, no sé a partir de cuándo tenía previsto montar una orgía sin comentármelo, sus palabras me sentaron mal y le lancé una mirada asesina, que captó en seguida.

Bueno… siempre que los dos estuviéramos de acuerdo, por supuesto – aclaró.

Pues, es muy divertido – comentó Fran – nosotros lo hemos hecho varias veces y es muy excitante.

Alicia asintió con la cabeza.

Bueno, a mí me parece que puede ser peligroso, o sea que en un momento dado te guste tanto la otra pareja que quieras repetir y dejes un poco de lado a tu verdadera pareja… – dije yo.

Para nada – contestó Alicia – siempre es de mutuo acuerdo y es simplemente placer por placer, nada más, para nosotros es una experiencia que nos hace estar más unidos aún.

Por un momento cruzó por mi mente la idea de follarme a Fran y realmente aquel pensamiento me excitó bastante, también lo hizo el hecho de pensar que Jesús se montaría un numerito con Alicia, pero solo fue una idea.

Tras beber algo más de la cuenta, entre el vino, el champán y los cigarrillos, me sentí algo mareada, decidimos salir y bajar a un chiringuito de la playa que estaba muy de moda y como la noche era agradable, la brisa del mar me sentaría bien.

El lugar en cuestión era muy bonito, como una especie de improvisado bar de playa con una carpa y unos farolillos de colores sobre un entarimado que servía de pista de baile, un pequeño mostrador de madera y unas mesas bastante concurridas de gente.

Aprovechamos que un grupo abandonaba una mesa para ocuparla casi al abordaje. La brisa del mar pareció animarme un poco, pero me quedé sentada en la silla, a pesar de que Jesús y Alicia me invitaban a acompañarles a la pista para bailar un poco de salsa.

Fran se acercó a la barra y abriéndose paso entre la gente consiguió traerse unas botellas de sidra, que escanció con estilo frente a mí. Me sirvió un vaso y se sentó a mi lado observando igual que yo el baile de nuestras respectivas parejas que movían los brazos y las caderas al ritmo de una cumbia o algo parecido. La música cambió y pusieron una bonita balada.

¿Quieres bailar? – me invitó Fran.

Perdona estoy algo mareada… – le contesté.

Como quieras.

Aquella canción era muy melosa e invitaba a bailar bien pegados. Sin duda que Jesús lo había hecho con Alicia pues se les veía muy juntitos. La cabeza de ella se apoyaba sobre el hombro de mi novio y él la acariciaba la cintura desnuda y la espalda al ritmo de la música. Los dedos de Alicia se metían por debajo de la camisa de mi chico y eso me encendió sintiendo un nuevo ataque de celos.

Quizá sea buena idea que bailemos, así me despejaré un poco – le dije a Fran.

Sin dudarlo un momento Fran me tomó de la mano y me llevó al centro de la pista. Su hermoso cuerpo se pegó al mío y comenzamos a movernos al ritmo de la canción. De reojo miraba a los otros dos y mi sangre hervía. Quise compensar mis celos e intenté dárselos a mi novio. Hice que nos colocáramos muy cerca de ellos y pegué mi cuerpo mucho más a Fran, se podía decir que formábamos un solo cuerpo. Mis tetas se oprimían en su fuerte pecho. Moví mis caderas con toda la insinuación del mundo y rozaba mi sexo contra el de Fran. Enseguida pude notar su erección. Intentó disimular pero la dureza de su pene era más que evidente en mi entrepierna. Sus manos se deslizaban por mi cintura y se le notaba excitado. En el fondo eso es lo que yo quería pues no tardó en posar sus manos cerca de mi culo. Jesús se dio cuenta enseguida y noté como me miraba.

Yo volví a estar algo mareada de nuevo, quizás el aumento de alcohol o la música y el abarrotamiento del chiringuito me estaban atontando. Se lo comenté a Fran y muy atentamente me invitó a dar un paseo por la playa para que me despejara un poco. Lo cierto es que se portó muy amablemente conmigo, aunque a veces demasiado, pasando su brazo por mi cintura o acariciando mi espalda mientras nos mojábamos los pies con los pequeños charcos formados en la orilla de la playa.

Nos sentamos en la fina arena y conversamos de cine, de música, de todo un poco, hasta que se hizo un breve silencio.

Eres una chica preciosa ¿sabes? – me dijo de pronto.

Gracias

En serio, lo digo porque me lo pareces, me gustas mucho.

Yo solté una risa un poco nerviosa, pues notaba como le había excitado nuestro baile y como me había excitado a mí también.

¿Qué es lo que más te gusta de mí? – le pregunté.

Pues…. todo, me gustan tus ojos verdes, tus labios…

Me sonrió y yo a él.

Me gusta tu pelo, siempre me han gustado las rubias y tu cabello es especialmente bonito- me dijo acariciando mi pelo y enredando sus dedos en él.

Posó su mano en uno de mis hombros y lo acarició haciendo pequeños círculos.

Me gusta tu piel, tan suave…

Yo naturalmente iba calentándome por momentos. Su mano bajó por mi espalda y después mi cintura colocándola en mi tripita y acariciando mi ombligo.

Me gusta tu cintura estrechita, tu vientre liso…

Sus dedos jugaban en mi cintura y sus caricias a través de la tela me encantaban.

Tus piernas son divinas… me dijo, pasando su mano desde mi rodilla hasta la parte más alta de mi muslo.

Yo permanecía inmóvil recibiendo todas sus caricias. Su mano se dirigió a mi espalda y fue bajando hasta llegar al comienzo de mi culo.

Me gusta tu culo, tan redondo, tan bien puesto… ¡Ohh!, no llevas braguitas, qué excitante…

Me gustan tus tetas que se ven preciosas a través del vestido… – continuó poniendo su palma de la mano en una de mis tetas.

Le quité la mano, pensé que aquello iba demasiado lejos y decidí no continuar, a pesar de que me sentía muy excitada.

Perdona Fran, creo que no debemos seguir, no te molestes por favor, tu también me gustas mucho, pero creo que esto no está bien.

Permanecimos en silencio un rato, nos quedamos mirando al mar iluminado por una luna en cuarto menguante y su mano rodeó de nuevo mi cintura, yo por mi parte le dejé hacer pues no me molestaba lo más mínimo. Después su mano acarició mi rodilla y mi muslo, me miró fijamente a los ojos, pasó su brazo por mi espalda acariciando de nuevo mi cintura, acercó su boca a la mía y me besó suavemente en los labios. En principio no me resistí, pues algo borrachilla que estaba, la atracción que estaba sintiendo por él y lo cachonda que estaba, me hicieron estar algo nublada de mente. Su lengua se abrió paso entre mis labios y yo colaboré para que nuestras bocas se mezclaran junto con nuestras lenguas en un apasionado beso. Su mano volvió a acariciar uno de mis pechos por encima de la tela del vestido rozando mi ya dilatado pezón, pero de pronto me sentí culpable, me separé de él:

Basta ya Fran, por favor.

Se quedó un poco sorprendido por mi reacción y noté como se ruborizaba.

Eh…yo…. perdona, no quería….

No pasa nada, creo que es mejor dejarlo así, volvamos con los otros. – contesté intentando zanjar el asunto.

En cierto modo me sentí un poco desorientada, pues no entendía muy bien lo que había sucedido, quizás el alcohol, quizás la atracción que sentía por Fran.

No es que yo no hubiera deseado que aquel chico tan guapo me besara y me acariciara, todo lo contrario, lo que ocurre es que me sentí algo extrañada.

Al llegar al chiringuito mis ojos se quedaron clavados en Alicia y Jesús, que completamente pegados bailaban un bolero. Las manos de Jesús acariciaban la desnuda cintura de ella y alguna vez bajaban hasta sobar su culo con todo el descaro y luego seguían su silueta hasta rozar sus pechos, las manos de ella parecían hacer lo mismo, metiéndose bajo la camisa de Jesús acariciando su pecho. Sus caras estaban apoyadas la una contra la otra, como dos enamorados. Al llegar me coloqué a su lado.

Jesús, quiero irme a dormir… – dije con cierto enfado, aunque en el fondo me excitaba verles así, además yo había hecho algo parecido.

Se separaron algo cortados, aunque Alicia me sonrió como si no pasara nada.

Claro, cariño, cuando quieras… – me contestó Jesús con cara de carnero degollado.

Al llegar a nuestra habitación, me duché y me quedé como nueva, entre todo el jaleo y la ducha semi fría, la borrachera me abandonó casi por completo. Me acosté desnuda bajo las cálidas sábanas y tras pegarse otra ducha, Jesús hizo lo mismo. Permanecimos abrazados en silencio durante bastante rato y sin decir una sola palabra hicimos el amor apasionadamente. Nunca hasta entonces había visto a Jesús tan ardiente y con una erección tan grande, ni yo misma parecía reconocerme. Estaba claro que ambos nos habíamos excitado, por primera vez , viéndonos el uno al otro con una tercera persona.

……………..

La soleada mañana hizo que todo lo ocurrido la noche anterior se esfumara como un soplido. Alguien llamaba a nuestra puerta. La cabeza de Alicia asomó por la pequeña abertura.

Oye, ¿ qué os parece si desayunamos y bajamos a la playa ?

¿Qué hora es? – le pregunté algo atontada.

Las 12 y media, dormilones – contestó Alicia sonriente.- Os esperamos en la terraza.

Yo me puse el bikini blanco que tanto le gustaba a Jesús que aunque me estaba algo pequeño, me hacía estar bastante sexy, me puse un vestido veraniego encima. Jesús hizo lo propio con un bañador tipo boxer color negro que también le sienta estupendamente y una camiseta.

Bajamos a desayunar a la terraza donde nos esperaban nuestros anfitriones: Fran, llevaba un pantalón corto de deporte y una camiseta de tirantes y Alicia un pantaloncito vaquero muy muy corto y una blusa semitransparente que dejaba entrever sutilmente sus bonitos pechos. Otra vez los ojos de mi chico la devoraron.

Nos sentamos a desayunar, charlamos y sin tardar mucho bajamos a la playa, pero nos colocamos en una especie de cala algo apartada que ellos llamaban la cala secreta, pues se accedía a ella por sendero lleno de maleza que la mayoría de los turistas no conocían.

Llegamos a la playa que era muy acogedora, no muy grande pero en la que había no había más que doce o quince personas dispersadas, casi todos desnudos, por cierto.

Me quité el vestido, extendí la toalla y Jesús hizo lo mismo junto a mí.

Nosotros nos despelotamos , ¿no os importa verdad? – nos preguntó Alicia.

Jesús y yo nos miramos, les sonreímos y algo cortados contestamos:

No, no, claro…

Primero se desvistió Alicia, se sacó la blusa y sus hermosas tetas morenas saltaron jubilosas.

Jesús se quedó embobado mirando, pero no se lo eché en cara , pues a mí también me resultaba agradable verles desnudarse y creo que a ellos también les gustaba que les vieran.

Alicia se puso descaradamente frente a nuestras miradas, se soltó el botón, se bajó la cremallera del minivaquero y lentamente se lo bajó con muchísima sensualidad, deslizándolo por sus piernas, no llevaba braguitas.

Sorprendentemente tenía su sexo totalmente rasurado, como el de una niña, cosa que me llamó la atención igual que a Jesús, que tumbado boca abajo se incomodaba por una poco disimulable erección.

Había que reconocer que la tía estaba muy bien, con un cuerpo muy cuidado y muy bien proporcionado, además de tener una cara muy dulce y de ser muy simpática.

Alicia extendió su toalla y se tumbó boca abajo sobre ella.

Lo mejor llegó cuando le tocó el turno a Fran, que parecía esperar su turno hasta que su compañera terminara su exhibición para hacer él lo mismo y yo estaba impaciente por verle desnudito.

Sacó sobre sus hombros la camiseta, dejando al desnudo un torso muy musculoso, sin nada de vello, con marcados pectorales y abdominales. Luego, al igual que Alicia, se colocó frente a nosotros y nos ofreció un espectáculo maravilloso. Se bajó lentamente el pantaloncito y pude ver todo su precioso y atlético cuerpo desnudo. Todo su piel estaba depilada al igual que Alicia, incluso no tenía vello púbico, cosa que me agradó enormemente. Su polla, en reposo, era normal, pero el hecho de no estar rodeada de pelo, la hacía irresistible. Creo que me quedé atontada observándole su precioso cuerpo y especialmente su hermoso pene.

Bajo nuestras atentas miradas, ambos se untaron crema mutuamente rozándose zonas peligrosas lo que provocó que nos calentáramos solo de verlos.

Vamos al agua – dijo Alicia dándole la mano a Fran e invitándonos.

Nos quedamos sentados, algo aturdidos y un poco cortados.

Un poco más tarde – contesté yo.

La pareja fue hasta la orilla agarrados de la mano. Sus desnudas siluetas camino del baño era un bonito espectáculo. Se metieron en las frías aguas y allí nadaron, se besaron, jugaron, se metieron mano con toda naturalidad. En todo ese rato , tanto Jesús como yo no dijimos ni una sola palabra y permanecimos tumbados boca abajo observándoles y sintiendo como nos calentábamos más y más.

Cuando salieron del agua, viniendo de frente hacia nosotros, la vista era aun más interesante, con sus desnudos y mojaditos cuerpos : Alicia tenía un tipazo de impresión y Fran estaba buenísimo, era como ver dos ángeles dirigiéndose hacia nosotros. Yo no podía apartar la vista del desnudo cuerpo de Fran.

Alicia está muy bien ¿eh? – le comenté a Jesús con una gran excitación.

Sí… está bien.

Vamos, no te cortes conmigo, esta muy buena y darías algo por comerte ese coñito depilado y metérsela hasta el fondo. ¿no?

Sí, la verdad es que sí – contestó Jesús. – ¿y tú? no disimules, estas cachonda de verle la polla sin pelitos a Fran, se ve que no le quitas ojo.

Sí, lo cierto es que estoy muy cachonda solo de verle.

La pareja llegó a nuestro lado, se secaron y permanecieron de pie, exhibiéndose ante nosotros.

¿No os animáis a desnudaros? – nos preguntó Alicia.

Jesús y yo nos miramos y nos sonreímos.

Creo que no, me da vergüenza… – contesté.

¿Por qué?, todo el mundo está en pelotas aquí. – dijo Fran.

Sí, pero no lo hemos hecho nunca y no sé…

No insistieron más, pero si nos ofrecieron un buen panorama exhibiéndose ante nosotros y mostrando su desnudez, con toda naturalidad. Yo había conseguido ponerme muy caliente con aquel hermoso espectáculo.

Después de una bonita mañana, llena de agradables vistas, nos vestimos y volvimos a casa a comer.

La tarde del sábado la dedicamos a hacer algunas compras en la ciudad y a visitar algún sitio pintoresco.

Volvimos a casa a última hora de la tarde, nos duchamos y bajamos a cenar. Alicia estaba muy guapa con un vestido negro de tirantes de gasa muy cortito, algo que a Jesús agradó mucho y Fran con un pantalón blanco de lino y una camisa holgada. Estaba guapísimo. Cenamos como el día anterior, con charlas que se fueron calentando a medida que avanzaba la noche.

Esta vez no salimos de casa y tomamos las copas en la sobremesa de la cena, después decidimos bailar con nuestras respectivas parejas en el salón siguiendo el ritmo de unas tiernas baladas.

Jesús se apretaba mucho contra mí, al igual que lo hacía Fran con su novia. A pesar de que yo llevara una minifalda vaquera podía notar la dureza del miembro de mi chico, sin duda se calentaba viendo a Alicia bailar con Fran. Ellos, por su parte, estaban cada vez más acaramelados, Alicia metía las manos por debajo de la camisa de él y le acariciaba la espalda mientras se besaban y jugueteaban con sus lenguas. Aquello nos calentaba y les imitamos besándonos también y acariciándonos. La mano de Fran fue subiendo por la parte exterior de los muslos de Alicia hasta llegar a su redondo culo, comenzó a sobarla sin recato y a continuación le bajó las bragas para poder acariciarla mejor. Ella gemía de gusto, y el proseguía con sus caricias en su culo, a continuación siguió acariciándola por debajo del vestido pero esta vez por delante, sobando con todo el descaro su coñito.

Alicia masturbaba a su novio siguiendo con su movimiento de caderas y bailando con muchísima sensualidad, sin duda nos estaban provocando y ella nos miraba de vez en cuando y nos sonreía. Sin ningún miramiento Fran empujó a Alicia contra el sofá y de una sola embestida la penetró comenzando a follársela entre los gemidos de ambos. Nosotros nos quedamos bastante cortados, pues la cosa se había puesto a 100. Jesús metió las manos bajo mi vestido e intentó bajarme las braguitas, pero no se lo permití, me daba vergüenza por la situación. Como estaba muy cachonda, le tomé de la mano y fuimos a nuestra habitación donde echamos el mejor polvo de nuestra vida, oyendo los gemidos y los gritos de Alicia y Fran desde el salón.

Después de hacer el amor y de fumar el obligado cigarrillo, Fran me dijo:

Vaya polvo que han echado delante nuestro ¿eh?

Ya lo creo, no se han cortado un pelo.

¿Te gustaría haber estado tú debajo de Fran? – me preguntó de pronto.

¿Qué dices?

Sé que estás loquita por que te folle, te encanta su polla, no le has quitado ojo…

¿No será que el que estas loco eres tú por follarte a Alicia?

Sí. Me encantaría. Podríamos probar un intercambio.

Estás loco Jesús.

La conversación quedó ahí, pero sí que se volvió a cruzar por mi mente el hecho de poder comerme a Fran, pues me gustaba mucho e incluso mis celos habían desaparecido y deseaba que mi novio se tirase a Alicia, me excitaba el solo hecho de pensarlo.

A la mañana siguiente no bajamos a la playa pues como era domingo habría mucha gente y ellos preferían tomar el sol en la terraza. Después de desayunar salimos a la terraza, disfrutando de una mañana espléndida.

Yo me quité el vestido quedándome en bikini y Jesús hizo lo mismo quedándose en bañador. Nos acostamos en las cómodas tumbonas a disfrutar del sol.

Alicia salió de la casa completamente desnuda sorprendiéndonos otra vez. Se contoneaba por la terraza, colocándose en otra tumbona con mucha sensualidad, algo que a Jesús excitaba, pues su bañador delataba una montaña provocada por su erección. Al rato salió Fran igualmente desnudo, nos sirvió unas copas de té helado. Yo no podía quitarle el ojo de encima, observar su culo, sus piernas todo su cuerpo sin vello y su pene sin pelitos alrededor.

Veo que no os animáis a quitaros el bañador – nos comentó Alicia.

Es que nos da corte…

Venga tontos, si aquí no os puede ver nadie, solo nosotros.

La verdad es que me apetece mucho, pero no sé, me da vergüenza… – contesté.

Yo te ayudo, relájate y no te preocupes por nada. – dijo Alicia mientras se levantaba de su tumbona y se dirigía hacia mí. Me tomó de una mano y me levantó colocándose frente a mí.

Miré de nuevo a Jesús, que parecía estar de acuerdo con que me desnudara.

No vas a ocultar ese hermoso cuerpo, ¿verdad? , verás que bien te sientes sin ninguna prenda…además aquí nadie puede vernos, verás que bien vas a estar – volvió a decirme Alicia.

Me ayudó a soltar el sostén de mi bikini y cayó al suelo. Tenía algo más blancas mis tetas, pues a pesar de que tomaba rayos Uva de vez en cuando, esa zona más sensible no estaba tan morena. Después se agachó y bajó las braguitas de mi bañador y me quedé desnudita, bajo la atenta mirada de los tres. La polla de Fran fue tomando una buena dimensión al observarme desnuda.

Qué buena estás – dijo Fran – ¿Y querías ocultarnos toda esa belleza?

Alicia le sonrió. Miré a Jesús que sentado en la tumbona no podía disimular una enorme excitación.

Tendré que darte crema, pues el sol te puede quemar – me dijo Alicia.

A continuación tomó el bote de crema con una mano y con la otra comenzó a aplicar por todo mi cuerpo esa suave y fría pomada. Lo hacía muy bien, con mucha suavidad y con caricias más que sensuales, lo que hizo que me fuera excitando aún más. Sus dedos llenos de crema se tropezaban con mis erectos pezones y ella notaba que yo estaba a tope. Luego bajó por mi cintura y después su mano bajó hasta mi culo y me extendió de crema, sus dedos se metían entre mis muslos rozando los pelitos de mi sexo y alguna vez su mano tocó mi húmeda rajita, cosa que me hizo soltar algún pequeño ronroneo de gusto. Alicia lo notaba y se iba calentando también. Sus bonitos pechos se juntaron con los míos y comenzamos a juguetear con ellos como si de una lucha se tratase y la crema lubricaba nuestros cuerpos y nuestras tetas se resbalaban la una con la otra. Las dos reíamos.

Los chicos estaban a tope : Fran con su polla apuntando al cielo y Jesús que parecía iba a reventar el bañador.

Alicia pegó su cuerpo al mío y abrazándome comenzó a besarme el cuello mientras sus manos sobaban mi culo. Yo nunca había hecho nada de eso con una chica pero no me disgustaba para nada. Con su lengua recorrió mi barbilla, mis mejillas, mis cejas y luego mis labios. Sus hábiles manos recorrían mi cuerpo, acariciando mi cintura, mi espalda, mi culo, mis tetas… Mi boca no podía resistir más y nos devoramos como dos hembras en celo, jugando y luchando con nuestras lenguas y moviendo nuestros cuerpos pegados deslizándose con la crema.

Después de aquel fantástico masaje, Alicia se separó de mí y me invitó a sentarme sobre mi tumbona. Agarró la mano de Jesús y le acercó hasta colocarle de pie muy cerca de mí, a unos pocos centímetros.

Ahora te toca a ti – dijo señalando a Jesús.

Mi excitación iba creciendo hasta tal punto que no me importaba absolutamente nada que la tan odiada Alicia devorase a mi chico, es más, estaba como loca por ver cómo se lo tiraba.

Se agachó frente a él y de un golpe le bajó el bañador. Su polla estaba como nunca, tan tiesa e hinchada que parecía que iba a reventar.

¡ Guau ! . Pero qué cosa más linda… – dijo Alicia admirando el erecto pene de mi chico.

Alicia comenzó con la operación de dar crema a Jesús y cada vez que sus manos le acariciaban, la verga daba un pequeño respingo de agradecimiento. Sobaba su culo con fuerza, sus muslos, su pecho, su ombligo, colocando su cara a pocos centímetros de la polla de mi novio. Siguió sobando las caderas de Jesús untando la crema y él permanecía de pie con los ojos cerrados. Con toda la intención acercaba tanto su cara a la erguida polla de mi novio, que la rozaba con sus mejillas y su nariz, algo que a Jesús parecía extasiarle. Se levantó y pegó su cuerpo al de mi novio. Sus tetas se apretaban contra su pecho y sus labios mordían su mandíbula y su oreja derecha. Después continuó con su lengua hasta llegar a la boca de mi chico que sacó también su lengua besándose con ganas. Las manos de Jesús rozaban la espalda y el culo de ella.

Alicia me miró, me guiñó un ojo y después miró a mi chico, a continuación se arrodilló frente a él y sus labios rodearon el glande de Jesús que no pudo reprimir un pequeño gritito incontenible al tiempo que agarraba la cabeza de ella para no perder el equilibrio, pues debía estar estremeciéndose de gusto. Poco a poco la polla de Jesús desaparecía en la boca de ella, centímetro a centímetro.

Mientras todo esto ocurría, Fran se colocó sentado tras de mí, abrió sus piernas y pegó su pecho a mi espalda, pudiendo notar su polla aprisionándose a la altura de mis riñones. Ya no me importaba nada, estaba tan cachonda que quería que aquello continuase con todas las consecuencias. Las manos de Fran comenzaron a acariciar mi cintura con mucha suavidad, luego mis caderas, mis muslos, luego subieron a mis tetas y emití un suave gemido. Me pellizcaba suavemente los pezones sin dejar de besar mi cuello y mis hombros.

Vaya tetas más hermosas tienes – me decía.

Uno de sus dedos comenzó a jugar con los pelitos de mi pubis y yo creía estar en la gloria. Su lengua recorría mi espalda. Yo cerraba los ojos pero inmediatamente los abría para contemplar la mamada que le estaba dando Alicia a mi novio.

Ella seguía metiendo y sacando de su boca la polla de Jesús, haciéndolo muy despacio, casi con demasiada parsimonia y al tiempo dirigía su mirada a la cara de placer de él, que por sus gestos, debía estar pasándolo como nunca. La impresión de verle con otra mujer y que otro hombre estuviera tocándome y acariciando todo mi cuerpo, me enloquecía de gusto.

Jesús estaba a punto de correrse, pero Alicia no se lo permitió, diciendo:

Está prohibido correrse, al menos de momento.

Ella se echó sobre la tumbona y Jesús no tardó en adivinar que estaba como loca por que la comieran su mojadito coño.

Jesús se arrodilló frente a ella, le abrió las piernas y estuvo un buen rato observando su hermoso cuerpo, su bonita cara, sus tetas apuntando al cielo, su cinturita, sus piernas y sobretodo su rasurado coñito, cosa que parecía atraerle mucho pues se tiró sobre ella y su boca literalmente devoró como un manjar aquel chochito limpio de vello. Alicia no paraba de retorcerse de gusto y acariciaba la cabeza de Jesús, soltando varios gemidos.

Fran me agarró por las axilas me hizo girarme frente a él, sentándome sobre sus muslos. Nuestra posición permitía ver como se lo montaban nuestras respectivas parejas. Su hermosa polla estaba en plena erección y no pude resistir mirarla con deleite, me apetecía mucho tocarla, besarla, chuparla.

Lo primero fue agarrarla con suavidad y empezar a masturbarle lentamente, con mucha delicadeza, mientras mis tetas eran estrujadas por sus dos fuertes manos. Nuestros labios se encontraron y comenzamos a mordisquearnos y nuestras lenguas a recorrer una contra la otra nuestras bocas. Yo seguía con mi operación de masturbar su cálida polla que parecía crecer en mi mano. Con mi pulgar acariciaba su glande, paraba de hacerle el masaje y luego continuaba con mayor ritmo. Eso le encantaba y le hacía producir más de un gemido.

A todo esto, los otros seguían con su operación: Alicia tumbada boca arriba con sus brazos por encima de la cabeza, los ojos cerrados y muy excitada y Jesús disfrutando de aquel coño que tanto deseaba y comiéndoselo con ganas, con su lengua, sus labios y dándole algún suave mordisco mientras sus manos sobaban los hermosos pechos de la chica.

Uno de sus dedos de Fran se introdujo en mi vagina y yo no podía aguantar más, cogí su polla y la acerqué hasta la entrada de mi chochito, con su glande empecé a recorrer mi rajita, arriba y abajo mientras seguíamos besándonos. Casi toda la cabeza de su pene estaba recorriendo mi coño y rozando mi excitado clítoris. Cuando ya estaba a punto de tener un orgasmo él lo notó y me empujó sobre la tumbona, quedándome boca arriba igual que Alicia. Fran no quiso ser menos y su lengua comenzó a recorrer la cara interna de mis muslos, mis ingles, hasta llegar a mi sexo donde me dio unos lametazos increíbles, tuve que agarrarle de la cabeza y apretarle contra mí, pues en apenas unos segundos me corrí como nunca , gritando al aire todo tipo de lamentos y gemidos.

Giré la cabeza y Jesús continuaba chupando el chochito de Alicia con fuerza y sus manos recorrían la silueta de aquella hermosa chica.

La lengua de Fran jugueteó otra vez con mis labios vaginales, mi calentura estaba al límite y cuando su cálida lengua se introdujo en mi coño y palpó mi clítoris, agarré fuertemente la cabeza de Fran de nuevo, apretándole contra mi sexo, podía notar como mi vello se erizaba, notando las pulsaciones de mi corazón latiendo con fuerza. Yo cerraba los ojos y volvía a abrirlos para ver como iba la operación de Alicia y Jesús, pero mi propia sensación de gusto no me permitía ver nada más que la gloria. Tuve un maravilloso orgasmo y gemí y grité como una loca.

Me incorporé y esta vez fui yo quien empujé contra la tumbona a Fran me coloqué de rodillas, acariciando su polla suavemente con mi mano y mordiéndole el lóbulo de la oreja le susurré al oído:

Me has dado un gusto tremendo tío, lo he pasado como nunca, así que ahora quiero que tu lo disfrutes también, te voy a comer esa linda polla.

Nada me apetecía más que meterme aquella hermosa verga en la boca. Le sonreí y seguí mastubarle lentamente. Su violáceo capullo salía de la piel que lo recubría y sus primeras gotitas trasparentes salían al exterior. Con la punta de mi lengua recogí aquel preciado y sabroso líquido y lo saboreé. Luego mis labios besaban por los costados toda la longitud de su pene, desde los huevos hasta llegar a la punta. Mi mano seguía masajeando su verga y mi lengua y mis labios rozaban todo su miembro.

Alicia llegó al orgasmo, pues sus gemidos debían oírse desde kilómetros de distancia.

Entonces me metí toda la polla de Fran en la boca, de golpe, apretando mis labios, haciéndole sentir todo el contacto posible y comencé a subir y a bajar mi boca por aquel hermoso instrumento.

Con el rabillo del ojo pude ver como a muy corta distancia se colocaban los otros: Jesús tumbado boca arriba y Alicia frente a mí con sus piernas muy abiertas colándose muy lentamente en su afeitado coño la polla de mi novio , sentándose sobre él. Sonriéndome empezó a subir y a bajar sobre la daga de Jesús en un vaivén lento pero rítmico.

Fran acariciaba mi cabello, mientras yo no dejaba de hacerle una frenética mamada. Mis labios se apretaban en su glande y luego mi lengua acariciaba su frenillo.

Yo no podía más así que agarré la mano de Fran incorporándose :

Fóllame, fóllame, por favor, no aguanto más – le dije, pues estaba tan excitada que no era dueña de mí, entre los gemidos de la otra pareja y las ganas que tenía de tener toda la polla de ese hombre dentro de mí.

Me senté en la tumbona, él se arrodilló agarrando mis muslos y poniendo mis piernas abiertas rodeando sus caderas. Acercó su polla hasta mi chochito y la visión era magnífica, ver como aquel precioso pene sin pelitos alrededor se acercaba a mi con lentitud y como se metía primero su glande y luego salía y después como centímetro a centímetro se fue colando en mi interior, hasta lo más profundo de mí, era una sensación increíble, pues me gustaba ver mi chochito perforado por su polla.

Con habilidad su pelvis se chocaba contra mi sexo, produciéndome un gusto enorme. Yo me mordía los labios y con mis uñas le arañaba la cintura y los muslos. No dejaba de mirar como su pene limpio de vello salía y entraba dentro de mí.

Los gritos de Alicia me hicieron volver la mirada y observar lo bien que se lo estaban pasando. Mis jadeos se confundían con los de ella y los chicos respiraban fuertemente, dedicándonos algún que otro piropo.

Alicia fue la primera en correrse y lo hizo saltando con fuerza sobre la polla de Jesús y agarrándose la larga cabellera con las manos. Sus tetas botaban al compás de cada embestida. Fue esa imagen y mi propio gusto de ser perforada por Fran lo que me hicieron sentir un orgasmo fabuloso. Cerré los ojos durante un largo rato mientras Fran no dejaba de meter y sacar su estaca dentro de mí.

Cuando abrí los ojos Alicia estaba haciéndole otra mamada a mi novio y éste no tardó en correrse dentro de su boca. Ella no se apartó, todo lo contrario, siguió succionando hasta beberse la última gota de su semen y dejándole el pene completamente reluciente.

Fran siguió taladrándome y seguía sintiendo muchísimo placer, tanto que volví a tener un orgasmo tan genial como el primero, le arañé la espalda y le dije lo bien que me follaba.

Sacó su polla de dentro de mi chochito y masturbándose con fuerza se corrió sobre mi tripa y sobre mis tetas llenándome con su cálida leche, yo me esparcí su semen por todo mi cuerpo, mientras él gemía y gemía sin parar.

No quise ser menos que Alicia y le chupé bien la polla a Fran, dejándosela bien limpita. Jesús me observaba y parecía disfrutar con el panorama.

Nos quedamos algo agotados los cuatro y descansamos un rato antes de continuar, ya que la fiesta no había acabado. Los chicos nos pusieron a Alicia y a mi a cuatro patas muy juntas la una a la otra, rozando nuestras caderas. Fran metió otra vez su polla dentro de mi conejito, esta vez por detrás y Jesús hizo lo propio con Alicia. Nosotras, como estábamos tan juntitas, aprovechábamos para besarnos y jugar una lengua contra la otra. Los chicos seguían follándonos con ganas, como si fuera la primera vez. A continuación se turnaron y fue Jesús quien me penetró el chochito por detrás y Fran se follaba a su novia. Cambiábamos de postura, poniéndonos las dos chicas en las mismas posiciones y ellos se cambiaban de una a otra continuamente. Al final las dos cabalgábamos sobre los chicos, yo sobre Fran y ella sobre Jesús que estaban tumbados en el suelo. Fran se corrió dentro de mí

Nos quedamos completamente exhaustos por todo el ejercicio que habíamos hecho.

¿Qué os ha parecido? – nos preguntó Alicia.

Ha sido genial – contesté.

¿Veis como no estaba tan mal hacer un intercambio?

Ya lo creo que no estaba mal, lo pasé como nunca. Nuestro fin de semana continuó y así también nuestras orgías que nos dejaron los cuerpos y nuestros sexos doloridos.

Había descubierto algo nuevo y era el intercambio de pareja, algo que nunca había probado y que me dejó un buen sabor de boca. A partir de entonces lo hicimos varias veces, quedamos con Alicia y Fran algún que otro fin de semana y lo pasamos en grande.