Capítulo 5

Abuelo, padre e hijo V

Mi papá había salido hace un par de días de viaje, yo me quede por la escuela y haciéndome compañía, mi abuelito.

Hacia ya un par de semanas que no había tenido oportunidad de tener relaciones con él, y la verdad ya lo extrañaba, y como papa no estaba, pues, pensé en pasar una noche muy agradable con mi abuelo.

Así es que lo dispuse todo, le pedí a la señora que nos ayuda en el aseo y los menesteres de la casa (mi nana, o ama de llaves como la queráis llamar) que me trajera un par de cosillas y le di la tarde libre.

En la estancia de la casa arregle un pequeño cuarto de masaje, con velas aromáticas, inciensos, música instrumental (de elevador) muy suave, apague las luces, me duche rápidamente y me quede solo con la toalla amarrada a la cintura.

Mi abuelo regresaba de la faena, lo supe porque mis perros comenzaron a ponerse inquietos.

Al entrar mi abuelo se sorprendió bastante, lo que me pareció algo gracioso.

Daniel, que estas haciendo? –

Una sorpresa para ti. –

Y de que se trata ehh? –

Ven, ya veras.

Me fui acercando a mi viejo, debo decir, amigo lector, que mi abuelo es bastante conservador, y muy discreto con sus sentimientos, de los cuales no suele exteriorizar mucho, no es muy abierto, pues les considera signo de debilidad eso hace que prácticamente tengamos que adivinar lo que piensa y siente y no dice.

Así es que cuando estuve enfrente de el, lo rodee con mis brazos por su cuello y me fui acercando mis labios a los suyos, sentí su respiración algo agitada, hasta a mí llego el olor que despedía, mezcla de tierra mojada, sudor y hierbabuena (por el bálsamo que usaba en las manos) me sentí sobrecogido y extasiado, con mi lengua roce sus labios muy suavemente un par de veces antes de que la entreabriera un poco y me besara de forma fenomenal, con la experiencia que dan los años, fue uno de los mejores besos que me han dado, muy apasionado pero tierno a la vez, sin prisas ni ansias, teníamos toda la noche para nosotros.

Su lengua recorrió cada molar que tengo, choco con mi lengua, la acaricio y retrocedió para dar paso a la mía dentro de su boca; una vez ahí, algo me tomo por sorpresa pero me éxito tanto que me estremecí, me abrazo con fuerza, me apretó a su cuerpo y literalmente succiono.

Sentí como mi saliva pasaba a su boca y repentinamente regresaba a la mía mezclada con la suya. Fue increíble.

Sus manos se deslizaron por mi espalda y me despojaron de la toalla, mi pija salto y fue aprisionada por una de sus manos, mientras con la otra comenzó a juguetear con mis nalgas y pícaramente introduciéndolas por mi ano, haciéndolo dilatarse un poco. Yo me dejaba querer, estuvimos besándonos por un buen lapso de tiempo.

Cuando sentí su pija lo bastante dura y grande entre mis piernas comencé a desvestirlo, le quite la camisa color marrón y la vista a la luz de las velas fue magnifica, unos pechos gordos y llenos de vellos blancos, mas abajo su prominente panza también llena de pelos.

No me contuve, pase mis manos por sus pezones y mis labios les siguieron, aprisionando uno, mi abuelo aprobó la acción con un gemido.

Sus manos recorrían mi cabeza, yo seguía chupando sus pezones y mientras con mis manos desabroche hábilmente su pantalón, cayo a sus rodillas y me éxito mucho el ver el enorme bulto que se hacia por el bikini negros que usaba.

Lo empuje suavemente contra la improvisada plancha de masajes (una mesita de la cocina) le quite las botas y el pantalón, con su respiración agitada intento bajarse el bikini pero se lo impedí, lo recosté y le di un beso.

Acerqué una mesita junto a mí donde se encontraban varias cosas que habría de usar, tome una botella con aceite, unte un poco en mis manos y las pase por el cuerpo peludo de mi abuelo, fue maravilloso ver el cuerpo de mi abuelo resplandecer a la luz de las velas, su respiración aumento podía escuchar su corazón palpitar aceleradamente, sus manos apretaban su bulto tratando de liberarlo pero una vez mas lo impedí.

Lo tenia como quería, así es que tome un melón de la mesita, el cual previamente había preparado con mucho cuidado haciéndole un hoyo sin partirlo.

Que vas a hacer con eso?

Ya veras.

Baje su bikini y se disparo su verga la cual lubricaba en abundancia, la acaricien un poco tome el melón con las dos manos y lo ensarte en su verga.

Mi abuelo se estremeció.-Ahhhhhh, que rico, mmmmm- Comencé a subir y bajar por su pito el melón que hacia de boca o pucha o ano (como lo quieras imaginar) o como lo imaginaba él.

Así es que le masturbaba con aquella fruta mientras yo relamía y mordisqueaba sus pezones, mi abuelo sentía la humedad de la fruta en su glande y según él, era una experiencia única, a mí me morreaba mucho el ver como mi abuelo se follaba un melón, en algún momento me pareció muy excitante y divertido.

Me detuve un poco y le pedí que se volteara boca abajo, le puse el melón en la mesa y lo tomo con las dos manos aferrándose a el le introdujo su herramienta que ya chorreaba algo de semen, me puse detrás de el, le separa las nalgas llenas de vellos y deje expuesta la abertura de su ano, comencé a olisquearle y a lamérselo, mi tranca también estaba que explotaba deseaba metérsela y follarle muy recio, pero me contuve, tome un plato con uvas y fresas de la mesita, cogí una uva y la puse en su hoyo, el gemía de placer y se movía un poco de un lado a otro con el melón ensartado en su pichota.

No empuje la uva por su ano, solo la deje ahí, a la entrada, acerque mi cara a su culo, abrí la boca y de un tajo me comí la uva, tome después una fresa y repetí la operación, cada uva y cada fresa hacían gemir y gritar de placer a mi vejete, eso aunado a la sensación de meterle su pija a una fruta y sentir como cada pliegue de su pene rozaba con la suavidad del melón.

Cuando se acabaron las fresas y las uvas, decidí que era el momento, incorpore a mi abuelo, sin sacarle el melón, lo rodee y lo tome con las dos manos, no sin antes haberle mostrado a mi verga la ruta que debía seguir a el hoyo de mi abuelo.

Así es que inicie las embestidas una y otra vez, el calor iba en aumento, nuestros sudores se mezclaban, me lo estaba cogiendo como loco, no puedo describir lo que aquel hoyo me hacia sentir, se contraía de tal modo que asfixiaba por momentos el cuerpo de mi pene.

Era la gloria, mi cuerpo contra el suyo, mis embestidas aumentaron a tal grado que no me pude contener, un grito escapo de mis labios, trate de evitar la eyaculación con mis manos, pero fue tarde, comencé a escupir chorros de semen y los regué por toda la espalda de mi abuelo, el cual al sentir mi leche en su lomo, comenzó a gemir también y sin soltar el bendito melón se vino dentro.

Su cuerpo aun se colapsaba, poco a poco fue liberando su pene del melón, y pude ver como su picha chorreaba aun, sin pensar dos veces me abalance a su verga y me la metí a la boca, Dios¡ no se imaginan, sabia a melón, me di un festín.

En mi boca su pene algo flácido al principio volvió a tomar la rigidez del hierro.- así, chúpame la verga, cométela toda- me decía.

Y bastaron unas mamadas para que brotaran nuevamente algunos chorros de leche de mi abuelo y se mezclaran con mi saliva.

Los dos nos abrazamos y nos tiramos al sofá, exhaustos, y aun ahí nos llenamos de caricias, besos, y después de un rato, con las vergas nuevamente tiesas practicamos un 69 y me la metió en el ano.

Esa noche hicimos el amor tres veces mas.

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