Capítulo 2

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Confesiones de una perra salida II

Tras la experiencia anterior empecé a disfrutar mas del sexo y comencé a volverme mas salida.

Actualmente me encanta provocar a los hombres por la calle, en situaciones comprometidas y en especial que me metan mano, me he convertido en una calientapollas y me encanta llegar a casa del trabajo con las bragas encharcadas tras la calentura del día o incluso sin ellas.

La semana siguiente a la experiencia del autobús me fui al trabajo vestida de forma muy provocativa.

Un vestidito de trasparencias muy cortito de vuelo fino con lo que se marcaban mis pezones y no llevaba tanga sino que estaba con el chochito al aire notando la libertad de no llevar ropa interior.

Allí esta un compañero de trabajo que también esta casado pero que es muy simpático y muy guapo y que alguna vez he tenido fantasías sexuales respecto de el.

Se que también a el le pongo caliente pero creo que no se ha atrevido nunca a nada porque conozco a su mujer y como yo voy de decente la situación podría ser violenta, así que me decidí a animarle y calentarle.

Aproveche en esas semanas para acercarme a el, tocarle los hombros, rozarle la espalda acariciarle como sin querer el culo, ponerle la mano distraída en sus muslos y insinuarme con sonrisas, meneando la cabeza y moviendo mi melena negra, diciéndole piropos y siendo muy, muy agradecida con sus gracias y abrazándole de forma exagerada para que me notara cerca y me viera dispuesta.

Lo cierto es que con todo esto yo me fui poniendo cachonda perdida, pero a el le notaba receptivo y notaba como se le abultaba el bulto del pantalón del traje y en algún momento le toque la polla enorme por encima del pantalón y le pedía disculpas y entre risas le decia, chico que poderío, ya quisiera yo que mi marido estuviera igual de armado.

Cuando fuimos al despacho para tener una reunión de trabajo, me senté frente a el dejando mis piernas abiertas por lo que podía verme el coño ya que me había subido el vestido hasta bien arriba haciéndome la tonta distraída.

Le veía mirarme y se fue animando echándome piropos y terminamos entrando en internet donde el me guiaba hacia paginas porno.

Me enseño paginas donde se veían tías siendo folladas por varias pollas, tías a las que las metían las pollas por el coño y por el culo, algo que nunca hubiera imaginado que pudiera hacerse, tías que chupaban pollas como locas y tías que las llenaban sus tres agujeros a la vez, también vi tías a las que las metían el puño entero por el coño y `por el culo y también tías guarras que chupaban pollas a perros y caballos e incluso follaban con ellos y al final nos detuvimos en paginas de tías donde las bañaban de semen, bukkake me dijo que le llamaban a eso y gang bangs.

Las dejaban pringadas de esperma de arriba abajo, llenándolas las bocas, el pelo, la cara y los ojos de lefa caliente, pastosa y pringosa, lechadas unas mas liquidas otras mas espesas y solidas que las tías guarras y putas recibían gustosas y se relamían y sonreían.

Lo cierto es que de ver esas paginas y con la calentura que traía me puse cachonda perdida y le roce varias veces a mi compañero su polla, le note empalmado.

El estaba de pie detrás de mi y mientras yo sentada con los muslos al aire le rozaba en su pierna o con el hombro en su polla.

Hice como que me rascaba un hombro y se la toque, pero el aprovecho para acercarse también y ponerme su polla al alcance.

Me estaba mojando como una puta. El me sujeto por la cintura y me pregunto si había chupado alguna vez pollas hasta dejarlas secas y hasta hacer que se corrieran en mi cara como esas putas y mirándome tan cerca, los dos tan excitados, le sonreí y le dije al oído que nunca pero que si quería yo se la chupaba a el hasta que el quisiera porque siempre me había puesto muy caliente.

Sin decir nada se incorporo un poco, se bajo la cremallera y saco la pollona gorda y dura pero como una morcilla blanca aun no completamente tiesa fuera del pantalón, me la acerco a la car ay me dijo: Por favor, Sylvia chúpame la polla. Me la metí en la boca y empecé a chupársela.

Sabia rica, algo saladita de los pises y de su propio sabor a polla pero estaba rica. Le saque los huevos fuera de la bragueta y estuve amasándoselos , le bese la olla, el capullo, le día para atrás a la piel dejándolo gordo y rosado al aire, era enorme, me pareció una polla mas gorda que larga pero muy dura y caliente, yo estaba mojadísima.

Volví a meterla en la boca, el me animaba: Así, putita, que bien la chupas Sylvia, eres una comepollas estupenda, lo haces como esas guarras de internet, que mamada mas buena!!!

Me excito oírle llamarme puta y guara y le di lengua, chupándole el capullo tragando el tronco, metiéndolo hasta el fondo de la garganta, ensalivándola, succionando unas veces fuerte y otras suave, ronroneando y saboreando su tranca, era mas gorda que la de mi marido y sabia mucho mejor, el a veces acompañaba mi chupada con movimientos de cadera como si me estuviera follando la boca, sujetándome por el cuello y empujándome la cabeza para que se la chupara a su ritmo mientras me decia ya completamente cachondo: Chupa guarra, trágate mi polla Sylvia, que puta eres, así, así, chupa mi rabo zorrón, que bien lo haces, eres la mejor chupapollas que conozco, vas a hacer que me corra Sylvia, sigue preciosa, sigue, ahhh!!!

Y se corrió en un chorro enorme seguido de otros mas pequeños, no dude tragarlo todo y lo intente, además de la fuerza de su corrida se me salió por las comisuras de mis finos labios mientras el restregaba su polla chorreante por mi cara, me mancho el pelo negro dejándome un par de goterones pringosos de lefa blanca en el pelo, se corrió en mis mejillas, me unto de esperma los ojos, con tanta leche que casi no podía abrirlos, me mancho el vestido y yo cachonda me la pasaba por la cara y sobre todo por mi boca, quería, deseaba volverla a tener dentro, yo me estaba pajeando y conseguí correrme allí sentada en mi despacho. Recogí los restos de esperma y me los trague, el sonreía divertido y me decia: Sylvia eres una guarra de verdad, me has calentado como nadie, vaya putón estas hecho y me gusta que seas así.

Termino de limpiarse y le metí la polla en su pantalón, salimos del despacho y volvimos al ruido de la oficina, nadie se había percatado de nada, así que fui al baño y me limpie y tuve que volver a maquillarme ya que el rímel se me había corrido, aunque no tan corrida como yo.

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