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Pasión prohibida III

Me desperté con las caricias de Carla sobre mi pelo, ella repetía suavemente mi nombre y me acariciaba. Creía que todo fue un sueño pero al verme en establo me di cuenta que fue todo verdad.

Carla me miró a los ojos y me dijo, que estuve maravillosa y que nunca se olvidaría los que sus ojos vieron ese día. Yo le pregunté si le gustaría probar y ella me dijo que no, que no era el momento ahora para ella. Pero que sí le gustaría mucho que yo siguiese. Yo estaba muy cansada, realmente no quería saber nada, pero la excitación siempre pudo más que mi cansancio, y entonces decidí seguir los consejos de Carla.

Ya que había probado por mi boca y por mi vagina, solo restaba intentarlo por mi ano. Claro que parecía literalmente imposible pero mi amiga estaba ahí para ayudarme y hoy sí era mi día.

Comencé poniéndome en cuatro y pidiéndole a Carla que trabajara mi ano para dilatarlo suavemente sin que me duela. Ella comenzó mojando mi cola con su saliva e introdujo muy despacio un dedo, luego otro y así sucesivamente. Mientras tanto yo con una mano me masturbaba y con la otra me sostenía para no caerme. Relámpago pasó de ser un participante a ser un simple espectador, su miembro seguía erecto esperando por mí.

Carla ya había introducido cuatro dedos en mi ano, y yo podía sentir cómo el aire exterior entraba por ahí, ella puso dos dedos de cada manos y comenzó a estirar hacia los costados como queriendo abrir más y más, ella me relataba lo grande que se me ponía mi culo y cómo iba a gozar cuando Relámpago me penetrara por ahí. Yo sentía mucho dolor en mi ano pero era soportable, además el masturbarme con la otra mano ayudaba a mantenerme caliente y querer más.

Carla me dijo -Ya estás listas esto está bien abierto, ¡querés tocar!- Y sin que ella retirase los dedos yo corrí mi mano de mi vagina hasta mi ano y pude sentir ese enorme agujero que era parte de mí, nunca creí que podía dilatarse tanto, junté mis dedos y comencé a meter mi pequeña mano dentro. Esa sensación era una mezcla de impresión y calentura. Entonces sin moverme de esa posición y sin sacarme la mano de adentro para impedir que mi ano se contraiga, Carla se paró y trajo a Relámpago ubicándolo justo encima de mí, dejando que su monstrual sexo golpetee mi espalda. Ella se volvió a agachar y me dijo que retirara mi mano y abriera la cola con las dos manos. Dejando caer mi cabeza al piso, y subiendo aún más mi cola junté coraje pensando en lo que se avecinaba, con mis manos tomé mis nalgas y comencé a tirar hacia los costados bien fuerte, dejando bien expuesto mi súper ano dilatado. Carla tomó el miembro de Relámpago con sus manos y empezó con la dura tarea de penetrarlo en mi ano. Sin mucho trabajo colocó la punta en mi agujerito pero luego comenzó a empujar para que entrase. Qué dolor, nunca había sentido un dolor tan intenso, en ese momento me di cuenta que mi placer verdadero era el dolor y el sufrimiento, ya que entre más me dolía más disfrutaba. Cada milímetro que ingresaba en mí era como si me estuvieran partiendo a la mitad sentía cómo mi ano se rasgaba, cómo la sangre brotaba de él, le dije a Carla que se detuviese pero ella no me escuchó o tal vez no quiso escucharme. La penetración era muy lenta pero constante no se detenía yo no dejaba de abrir con mis manos bien fuerte mi ano porque sabía que si no lo hacía el dolor iba a ser mortal.

El tiempo parecía eterno el caballo relinchaba arriba mío y mi ano se abría más y más, Carla me relataba lo que veía y me preguntaba cuánto gozaba. De repente se detuvo y me dijo – creo que es suficiente no te quiero lastimar, habrán entrado unos 30 cm dentro tuyo, ahora es tu turno de moverte. Le pedí que me ayudase tomándome de mi cintura, comenzó a balancearme muy despacio para adelante y para atrás. Podía sentir cómo ese tremendo mástil entraba y salía dentro de mí y cada vez con menos dificultad. Carla repetía- Esto es para filmarlo-. Realmente era un espectáculo único pero muy peligroso yo no sabía las consecuencias que podía llegar a tener. De repente en el medio de mi gozo escucho un fuerte y ensordecedor relincho de Relámpago y al instante sentí un escalofrió muy intenso que nacía de mi cola y se expandía por todo mi cuerpo, era que dentro mío un mar de semen fluía sin parar invadiendo mis órganos, creía que de tanto semen me iba salir por la boca pero no fue así ya que fui despedida hacia fuera por toda la presión del chorro.

Caí al piso y Carla pegó un grito de mezcla de espanto y placer – Por dios cómo está tu ano- grito. Yo no podía sentir nada por debajo de mi cintura. El dolor era tan grande que ya no lo sentía. Mientras tanto Carla observaba cómo Relámpago seguía despidiendo chorros de semen sin parar de su gigantesca e inflamada pija dejando caer todo ese mar de semen en mi espalda, luego con toda confianza mi amiga metió su mano entera en mi ano con la palma abierta, cerrándola dentro de mí y sacándola sin ninguna dificultad, trayendo con ella una gran muestra del semen de Relámpago para mostrarme a mí – Mira esto es lo que saqué dentro de tu cola, tu ano esta tan dilatado que puedo meter toda mi mano sin tocar las paredes del mismo.

Yo me quedé un buen rato en el piso boca abajo relajándome y descansando tratando de que mi cuerpo volviera a la normalidad, cosa que tardó días.

Esa fue mi última experiencia con Relámpago ya que quedé seriamente lastimada, no sé si fue difícil inventar cualquier historia para decirle al médico lo que me había sucedido o soportar el dolor durante tantos días. Hoy en día estoy bien pero no voy más al establo para no volver a tentarme. Ya que yo sé muy bien que eso es muy doloroso, pero aún sé más que mi placer y calentura son más fuerte que el dolor.

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