Capítulo 8

Iniciación zoofílica VIII

La separación de Juan había provocado en mí algo inesperado, si bien por un lado le echaba de menos, por otro había recobrado una libertad ya olvidada, el temor a una sensación de vacío no fue así, al cabo de un par de semanas había retomado de nuevo el pulso de la vida. Vida solitaria aunque no tanto.

Los fines de semana los pasaba en Lugo, desde el viernes al medio día hasta el domingo a la noche, había solicitado permiso en el trabajo para durante dos o tres meses poder tomar las tardes de los viernes solo con la intención de irme con Sole a su casa y poder aprovechar un poco más el fin de semana.

De esa forma teníamos dos días completos para nosotras, y digo nosotras ya que a partir del tercer fin de semana la chica que había visto desapareció de mi vista, sé que alguien venía durante la semana a realizar las labores de limpieza y ordenar toda la casa, dar de comer a los perros y todo lo demás, siempre que llegábamos la despensa estaba llena, había sido repuestas las consumiciones y la fruta y verduras eran recientes, no más del viernes a última hora de la mañana, pero no aparecía nadie durante los dos días de mi estancia.

Aquella idea de vernos Juan y yo para tomar café, charlar e incluso su idea de podernos acostar había quedado en el olvido, al menos por el momento, habíamos quedado en un par de ocasiones, además de una forma muy rápida, en sitios de mucha gente y solo para darle la correspondencia y cruzarnos cuatro palabras, se le notaba enfadado, engañado, defraudado por la forma de desarrollarse las cosas, sobre todo la última parte de nuestra convivencia, no se lo reprocho, mi comportamiento se que no fue del todo leal, no, sólo me preocupé de mi situación, de mis deseos, de mis fantasías y sobre todo de llevar a cabo todo lo que se me pasaba por la mente o más bien lo que Sole y Luis querían que pasase por ella.

A los dos días de nuestra separación recibí una llamada de Luis preguntándome si me encontraba bien, si tenía miedo, necesitaba algo o simplemente necesitaba hablar con alguien, no en sentido de d/s sino con un amigo, hablar, simplemente hablar durante el tiempo que fuera necesario, desahogarme o simplemente soltar la ira que debería llevar en mi interior.

Tal vez la respuesta dada hizo que Luis se hiciera un ligero lío en la cabeza, no, no tenía necesidad de desahogarme, más bien tenía necesidad de estar sola, de no ser perturbada en mi intimidad.

Fue solo un sueño que duró escasamente dos días, hasta el miércoles a medio día en que un mensaje en el correo electrónico y remitido por Luis me daba indicaciones muy precisas para la noche del jueves, tenía que dirigirme a un lugar determinado a una hora precisa y vestida de forma especial lo cual me indicaba que habría una sesión de d/s. Mi extrañeza era el lugar a donde me tenía que dirigir ya que no era habitual que me citaran en un hotel, concretamente el Trip y en las habitaciones de la última planta, nunca las había visto pero los comentarios eran de unas habitaciones enormes con dos dependencias a parte del cuarto de baño, eran especiales ya que se comentaban estaban totalmente insonorizadas. Habría que comprobarlo.

El jueves a la hora señalada llamé a la puerta de la habitación, me abrió Luis, me saludó de forma muy cordial, un beso y «hola preciosa», era extraño, desde que había comenzado mi adiestramiento siempre era un «hola perra».

Dentro había cuatro personas mas, Sole, Pilar y dos hombres desconocidos para mí, son de mediana edad, visten elegantemente, ropa de diseño y desde luego muy cara, están sentados en sendas butacas, ni el más mínimos gesto de saludo, con un simple mirada le indican a Pilar que les enseñe lo que han venido a ver, quieren saber como es la mercancía, a primera vista dicen que aprovechable pero quieren estar más seguros y poder tasar el precio. No me lo puedo creer, están hablando de mi persona, de mí como si fuera una vulgar mercancía.

Pilar se acerca y por todo saludo me saca el vestido que llevo puesto, es de una sola pieza, de color negro, tal como se me indicara no llevo ropa interior y mi sexo totalmente depilado, mis pezones maquillados.

Quedó expuesta ante aquellos desconocidos, sus miradas son frías, inquisidoras, parecen los tasadores de la inmobiliaria, ni un gesto, ni una sonrisa, ni un pestañear, solo tasando su mercancía, uno de ellos se levanta del sofá y se acerca, me observa de cerca, da una vuelta alrededor, toca mi culo, comprobar su dureza, coge uno de mis pezones, lo estira y aprieta, siento un cierto placer, un gesto que él no deja de percibir, pasa su mano sobre mi sexo, lo acaricia suavemente.

Con su mano me indica abrir las piernas, las abro y dos dedos entran en mi interior de un solo golpe, en un movimiento brusco los hace girar, me provoca un fuerte dolor y una sensación placentera, hace dos o tres veces un movimiento de penetración, cierro los ojos, cuando los abro observó en su rostro una sonrisa que calificó como sarcástica, se vuelve a su sillón, toma un trago de su vaso, mira a su compañero y hace un gesto afirmativo, me vuelve a mirar, se levanta y se acerca de nuevo, me obliga a bajar la cabeza, presiona y quedó con el culo en pompa, las manos apoyadas en el suelo, me temo lo peor y acierto, me cata el culo con dos dedos y mientras lo hace comenta con su amigo lo excelente que está, con el tamaño justo y con la dureza precisa. Los comentarios que hacen y la conversación que mantienen con Luis, Sole y Pilar me confirma que han visto varios videos de los grabados en la casa de Lugo.

No podía dar crédito a lo que estaba sucediendo en mi interior, la excitación era evidente, mis pezones estaban duros, mi sexo húmedo mi mente imaginándome a aquellas personas contemplando mi evolución con los perros o con los castigos a los que era sometida.

De pronto el tema de conversación dio un giro para mi inesperado, pasaron a hablar de dinero, del precio que tendrían que abonar por mí, de los gastos ocasionados por desplazamientos, manutención, personal de limpieza y demás gastos generados por mis viajes y me adiestramiento.

En ningún momento se contó con mi autorización para nada, era tratada como vulgar mercancía que estaba siendo tasada, valorada con la misma frialdad que yo valoro los pisos o locales comerciales para su puesta en venta, no importaba si estaba o no de acuerdo, si pensaba o no en aceptar algo de lo expuesto y lo más asombroso de todo aquello es que yo estaba cada vez más excitada, notaba como mis pezones se endurecían, como mi sexo estaba cada momento que pasaba más húmedo, como la respiración era más agitada, no me lo podía creer, si me vieran mis compañeros de trabajo, mis amigos, mi Juan, que dirían de mí, desde luego que era una verdadera zorra, una puta de cuidado, pero eso mismo era parte de mi excitación, sabía que en aquel momento se decidía parte de mi futuro y no dije nada, ni el más mínimo comentario, dejé que ellos dos decidieran junto a los dos compradores el precio establecido.

Se habló de una comisión para alguien al que no se le dio nombre, solamente se dijo que había sido la persona que me había descubierto y que había fijado un precio de 5 millones por su colaboración, estuve atenta a esa parte de la conversación tratando de adivinar quién sería la persona en cuestión, tardé en atar todos los cabos pero al final supe de quien se trataba, mi buen amigo Javi, el muy cerdo, o tal vez tendría que darle las gracias cuando le viera de nuevo, me había hecho descubrir cosas que nunca se hubieran pasado por mi mente, pero cosas que me habían hecho gozar como nunca me hubiera imaginado, sensaciones vividas que jamás soñara y sobre todo una experiencia en la vida inigualable para la mayoría de las mujeres.

La conversación se alargaba, el acuerdo económico no era tan evidente, había mucha diferencia, no solo el dinero de la comisión sino los emolumentos a percibir por Luis y Sole, sobre todo por esta, hablaban de 15 millones de diferencia, no sabía de lo que estaban hablando, me había perdido totalmente.

¿Cuál iba a ser mi destino si las cifras eran de aquella magnitud?, ¿dónde pretendían llevarme para amortizar aquella barbaridad de dinero?.

No necesité mucho para saber a dónde me llevaría el destino, solo una duda quedaba en mi mente, y segura que ya estaba resuelta, ya habrían pensado en mi trabajo, en como compensarme o como reservarlo para mi vuelta porque de una cosa estaba muy segura y de no ser un viaje de ida y rápida vuelta, más bien parecía un viaje de ida y estancia una larga temporada.

Al cabo de una hora de discusiones económicas al fin llegaron a un acuerdo que satisfacía a las dos partes, quedé totalmente al margen, para mi solo había lo que viniera a partir de aquel momento, Sole y Luís se embolsaban cada uno 7 millones y para el descubridor se había rebajado la cifra a 3,5 millones. No estaba mal, ya podría comprarse el Volvo que deseaba, le salía muy bien de precio al muy cerdo, pero algún día nos veríamos de nuevo las caras.

Continúa la serie