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Any III: con una nueva amiga

Any III: con una nueva amiga

El viaje de Betina a España dejo en mí un vacío muy difícil de llenar.

Fue solo un viaje, pero algo me decía que su relación de pareja se afianzaba y nuestra separación sería duradera.

De todas maneras, y afortunadamente, después de ocho meses en pareja con mi dulce veterano… debo reconocer que estoy preparada para estas separaciones.

Mi relación de pareja estable con Fatiga, contrariamente lo que muchos me anunciaron en un primer momento, se ha ido afianzando y sus nuevitos 55 años le sientan divinamente bien.

Estoy súper entusiasmada con él.

Ha estado atento a mis deseos y caprichitos para hacerme sentir la mujer más dichosa del mundo.

No me acuerdo si les conté que mi adorado Fati es un importante empresario de turismo internacional.

Y salvo algunas dudas mías, muy pequeñas (por lo general celos infundados), respecto de algunas de las más de treinta colaboradoras y contratadas que maneja en su trabajo, se comporta como un macho fiel y atento.

Yo, por mi parte, cumplo con mi rol de pareja de un hombre de éxito, a la perfección (eso me dicen mis y sus amigas, por lo menos).

Soy su partener ideal hasta en el hecho de que cuando asistimos a reuniones con otros altos ejecutivos, con sus respectivas esposas, me transformo siempre en el centro de la atención, sobre todo de las miradas masculinas.

Sin ser una exhibicionista, ni una provocadora, no me siento avergonzada de mi cuerpo escultural.

Al contrario, estoy orgullosa de tenerlo.

Pero debo reconocer que mi profundo respeto por todo lo que me ha dado Fati, muchas veces controla y acota cosas que, quizás, a otras mujeres las haría sentirse en la gloria por la consideración y la atracción indisimulable que mi cuerpo provoca en el sexo opuesto.

Nuestras relaciones sexuales son extraordinarias.

Desde febrero del año pasado, cuando me inicio como mujer en forma brillante (como todo lo que hace), ha sido un constante avance en la búsqueda de mis máximas posibilidades en el arte de disfrutar del placer del sexo, la seducción y la ternura.

Soy multiorgasmica y muchas veces he logrado (y me encanta lograrlo a menudo) que mi pareja, aún después de tantos meses, no pueda controlar su primer orgasmo, si yo me lo propongo, al recibir la primera andanada de caricias provocadoras y sensuales.

Aún sin una previa fellatio, ya que ésta solo me gusta como postre y no como a la mayoría, de entrada, antes del plato principal.

Vivimos en un country muy reservado que, como ya les conté, compramos el día que cumplí mis 19 años.

Es una casa quinta muy grande en la zona residencial de la provincia, muy cercana a la ciudad de Buenos Aires.

Mi rutina diaria, que se desarrolla plácida y organizadamente, me hace sentir participe de un montón de cosas que me dan seguridad y fortaleza para avanzar.

Nos levantamos todos los días alrededor de las 7,30 de la mañana, desayunamos y partimos después de dejar las instrucciones para el día a Angela (nuestra ama de llaves) y a Don Mario (esposo de Angela y nuestro casero, jardinero, cuidador de los petisos de polo de Fati y en algunas ocasiones chófer cuando las circunstancias lo exigen).

Alrededor de las 9 de la mañana llegamos a nuestras oficinas en el centro y nos ocupamos de nuestras respectivas tareas (tengo con una socia una pequeña empresa de diseño multimedia) hasta las 16:00 en que emprendemos el regreso a casa.

Una excelente venta de tres petisos a un polista ingles lo obligó a prescindir de los servicios de Don Mario, que viajó a Europa acompañando los caballos (en el acuerdo estaba incluido la adaptación y los primeros sesenta días de training y entrada en competencia de los animales).

Sacar a Angela del lado de su esposo adorado hubiera sido una herejía y como ella también se merecía una buenas vacaciones los convencimos de que fueran juntos.

Dos días antes de la partida de los viajeros llegaron a casa los reemplazos de ambos.

Carolina, sobrina de Angela, una hermosa chica de 19 años (igual que yo) que se acaba de recibir de ayudante de restaurateur y quiere practicar en la cocina y en la atención de reuniones de buen nivel.

Y Marcos, un serio, correcto y respetuoso doctor veterinario de 28 años de edad, de ascendencia árabe por parte del padre y siria por la madre.

Hijo de un matrimonio musulmán pero, sin embargo, miembro de la Iglesia Bautista de la que Don Mario es incondicional seguidor.

El contraste de la juventud y vivacidad de Carolina con los 52 años de su tía Angela fue notable.

Para mí significa como un aire de frescura para esas tardes en la quietud de nuestra casa quinta. Congeniamos por muchas cosas.

Caro es dinámica, decidida y muy cuidadosa de su figura y de sus modales.

De hecho, tiene un cuerpo escultural, pero lo que más llama la atención es que su figura resulta asombrosa a pesar de que ella no se esmera en resaltar ninguno de sus atributos.

Viste adecuadamente cuando esta de entre casa y cuando tenemos invitados, sin sobresalir, esta a la altura de cualquiera de nosotras en cuanto a gusto y criterio para la selección de su vestuario.

Muchas veces, desde los primeros días, hemos ido juntas al centro.

Dejando en manos de mi socia el negocio, salimos a pulverizarle la tarjeta de crédito a Fatiga en las boutiques de los mejores trapos (ropa de mujer) de Buenos Aires.

De vez en cuando Caro liga algún regalito mío por su ayuda en la elección de mi vestuario.

Es tan experta en elegir el regalo para ella que casi siempre, después, yo se lo pido prestado para lucirlo en alguna reunión.

Nos hemos hecho muy amigas.

Al punto tal que una noche, en un arranque de sinceridad después de casi media botella de rhun con ananá (Fatiga había viajado a Brasil por dos días), me confesó que aún era virgen y que veía a Fati como el esposo de su mejor amiga, al que jamás llegaría a pretender ni provocar, pero que reconocía que era un tipazo espectacular desde todo punto de vista, a pesar de su edad.

Me dijo que el día que se decidiera a tener un hombre, para el sexo de verdad, buscaría en ese modelo.

Motivada por la misma alegría alcohólica y agradecida por su confidencia le conté algunos detalles de mi relación de pareja con Fati.

Casi sin darme cuenta, el ver que ella se tocaba delicadamente por debajo de su camisolin mientras yo relataba, me fue entusiasmando a mi también.

Hasta que terminamos viendo un vídeo que en un momento de locura habíamos filmado con Fati (de los dos solos, obvio) en un hotel de Punta del Este, un par de meses atrás.

Caro hacia esfuerzos por disimular los deseos de tocarse, pero su agitación era inocultable.

Riendo le dije que no fuera tan tonta, que éramos amigas, que diera rienda suelta a sus instintos.

De a poco se fue soltando, hasta terminar en dos o tres orgasmos indescriptibles.

Verla tan hermosa y fogosa me hicieron pensar que el día que empezara a disfrutar del sexo sería una mujer extraordinariamente sensual y calentona.

Después de esos momentos yo no quede muy tranquila. Si bien controlé perfectamente las sensaciones que me brotaron al ver el vídeo (y los recuerdos que me provocaba), el hecho que una hermosa mina, desnuda a mis pies, se revolcara en la alfombra dominada por sus orgasmos, me dejó… como cuerda de violín.

Ya de madrugada nos despedimos y cada una fue a su habitación a dormir.

En mi caso fue relativo.

No se porque razón mi sueño fue interrumpido un montón de veces por sueños eróticos donde Fati, yo … y Caro !!!! éramos protagonistas activos.

A la mañana siguiente, un sábado de pleno sol y algo caluroso para la primavera, Caro me trajo el desayuno a mi habitación y me preguntó si teníamos algún compromiso social.

La ausencia de Fatiga y algo de modorra de mi parte me llevó a darle la mañana libre para que disfrutara de su máximo placer, tomar sol en la piscina, que justamente hacía un par de semanas habíamos puesto en servicio de temporada.

Al poco rato llamó Fati, por teléfono desde Río de Janeiro, para contarme que todo estaba diez puntos y recomendarme que no dejara de controlar al nuevo casero -Marcos- ya que, si bien contaba con las mejores recomendaciones de Don Mario, aún no tenía suficiente experiencia en los asuntos de la caballeriza.

Dispuesta a trotar un rato antes de una reparadora zambullida en la piscina me puse unas calzas y una remera de lycra sobre mi cuerpo desnudo.

Casi nunca lo hago así porque mis ultrasensibles pezones y mi prominente clítoris me ponen reloca por el roce con la tela al correr.

Pero después de mi charla de la noche anterior con Caro algo se había estructurado en mi subconsciente que yo no lograba descifrar.

Sí sabía que necesitaba correr para agotar esas energías violentas que sentía dentro mío. Me sentía confundida… pero me daba cuenta que algo me estaba pasando y el no saber de que se trataba, me ponía mas ansiosa aún.

Después de casi quince cuadras de carrera retorne a la finca extenuada y empapada en sudor, que había mojado totalmente ni espalda, mi pecho y la zona de mi entrepierna.

Cuando ya llegaba a casa divise a Marcos en la puerta de la caballeriza bañando y cepillando a Pícara, una de la mejores yeguas que tiene Fatiga en su aras.

Me acerque y consulte con él las novedades para transmitir a Fati cuando me volviera llamar.

Al principio Marcos atendía mis instrucciones y me contestaba mirándome a los ojos con esos profundos y dulces ojos celestes que delataban su ascendencia árabe.

En un momento dado me di cuenta que miró mi cuerpo entero y tímidamente se dio vuelta para seguir hablando, sin mirarme, mientras cepillaba distraídamente a Picara.

Entrando a casa pensé que este muchacho en un determinado momento se puso levemente colorado y sus comentarios comenzaron a padecer una discordinación que era notable.

Cuando llegué a mi habitación para ponerme la bikini e ir a la piscina, antes de desvestirme me mire en el espejo de la cómoda y me di cuenta la razón de la turbación de Marcos.

Mis pezones, frotados por la lycra durante la carrera estaban brotados al punto de levantar la prensil tela de mi remera y la transpiración había transparentado la tela al punto tal de que se podía divisar perfectamente la aureola oscura que los rodeaba.

Cuando mire mi entrepierna… me horrorice… se veía claramente mi Monte de Venus como si nada lo cubriera. La calza de lycra se metía descaradamente entre los labios de mi sexo.

Indignada conmigo misma y sofocada por la vergüenza me di una ducha, renunciando a la piscina por esa mañana.

Envuelta en una toalla me dirigí a la habitación vestidor, donde están los placares con la ropa de Fatiga y mía.

Se escuchaba desde allí la alegre y movida música de la radio portátil que Caro escuchaba en la piscina, justo debajo de la ventana.

Me asomé sin abrir las cortinas y pude ver el magnífico espectáculo del soberbio cuerpazo de Caro, brillante por la cobertura de los protectores solares, dorándose al sol.

La soledad y tranquilidad del lugar donde se encontraba había hecho que ella de quitara totalmente ambas piezas de su bikini. Indudablemente tenía un cuerpazo fenomenal.

De pronto, un leve movimiento del cerco de arbustos que rodea la piscina me llamó la atención.

Corriendo fui hasta la habitación que queda libre también en el primer piso, para tener un mejor ángulo de observación.

Mi sorpresa fue mayúscula. Detrás del cerco de ligustrinas Marcos estaba mirando boquiabierto el cuerpo desnudo de Caro, recostada sobre el borde la piscina.

Este descubrimiento me produjo un morbo terrible.

Marcos, con el torso desnudo y solo con el short que tenía puesto para bañar a Picara estaba levemente agachado en clásica actitud de mirón, me dio la impresión que una de sus manos frotaba su sexo por sobre la tela del pantalón.

Una excitación desenfrenada se adueño de mi cuerpo.

El toallón que me cubría, desacomodado por la carrera hasta esta ventana, cayó pesadamente al suelo.

Estaba tan absorta en descubrir que estaba haciendo Marcos que de pronto me encontré con mis manos acariciando mis pezones y suavemente mi pubis. Me sentía enloquecida de lujuria.

De pronto Caro, alucinada por el sol y la música salsa que estaba escuchando, se puso de pie y comenzó a bailar sola al borde de la piscina.

Marcos enderezó su cuerpo y bajándose el short hasta las rodillas saco un falo que, quizás por mi estado de excitación en ese momento, me pareció mas grande que el del semental de nuestra caballeriza.

No podía creer lo que estaba viendo!!!!. Esto me terminó de enloquecer.

Desde donde yo estaba, unos quince metros hacia arriba y a un costado de Marcos, no podía divisar bien los detalles (o quizás la excitación descontrolada me nublaba la vista).

Sí podía ver perfectamente como suavemente y sin violencia subía su mano hasta la punta de esa tremenda tranca que apuntaba hacia adelante y arriba, para luego bajarla lentamente hasta el tronco.

Imaginar los labios de mi vulva haciendo lo que su mano y sentir mis dedos hurgando con desesperación mi vagina me llevó a un orgasmo descomunal entre gritos, jadeos y puteadas.

Cuando me recobre del shock me levante del suelo y vi que ellos seguían en sus respectivos roles.

Caro bailando voluptuosamente con los ojos cerrados y la cara apuntando hacia el sol.

Marcos acariciando lánguidamente su descomunal verga (que hasta me parecía cada vez más grande) como dejando que todo siguiera sin apresuramientos.

Mis dedos se empaparon en los flujos de mi orgasmo (soy excesivamente húmeda en mis orgasmos) y se deslizaban dentro de mi vagina como atraídos por un imán interior.

En un momento Marcos se sentó en el césped separando sus piernas. Ahora el espectáculo, para mí, era inaguantable.

Imaginarme sentada sobre ese mástil me acerco al borde del clímax. Justo en ese momento… sin apurar el ritmo… esa soberbia barra de carne comenzó a vomitar semen.

Saltaban los chorros hacia arriba como un pozo petrolífero.

Era tanta la leche que descargaba este árabe que podía ver perfectamente los charcos que estaba formando tapando el ombligo y gran parte de la piel del vientre.

Mis dedos se pusieron totalmente locos y tuve el segundo, hermoso y vibrante, orgasmo de esa mañana.

Dos horas después, durante mi almuerzo con Caro, una sensación de desasosiego dominaba mi cuerpo.

Sentía como si un virus indefinido me hubiera invadido el cuerpo y me estuviera enloqueciendo por completo.

-. Caro, después del almuerzo anda hasta la casa de los caseros y dile a Marcos que a las cinco de la tarde prepare el auto que nos llevará hasta el centro… en el shoping haremos la provista de la semana y de paso nos distraeremos un poco en este sábado de primavera.- le dije sin saber muy bien en que momento se me había ocurrido tal idea.

-. Como nos vamos a vestir, Any? Porque la vez anterior yo me puse un jean y tú fuiste casi de gala.- preguntó sonriendo Caro mientras terminaba con su almuerzo.

-. ¡¡¡ Muy bien producidas debemos estar hoy!!!- le señale muy seriamente.

-. Ni una palabra más.- dijo Caro con cara de circunstancias, pero sonriente.

-. Avísale a Marcos que es probable que nos quedemos a cenar en el centro de Buenos Aires así que cierre bien todo y pida a la empresa de vigilancia dos agentes hasta que volvamos. Dile también que venga bien vestido porque cenara con nosotras. Veremos si entre los tres te encontramos una pareja en este bendito Buenos Aires.- dije con una franca sonrisa que Caro compartió.

A la hora prevista Marcos estacionó nuestro auto frente a la casa y bajó para ayudarnos a cerrar todas las ventanas y puertas antes de irnos.

En eso estábamos cuando Caro salió de la habitación de huéspedes donde se aloja desde que llegó. ¡¡¡ Estaba hecha una diosa !!! Me divertía observar la cara y las actitudes de Marcos.

Se puso mucho mas torpe… dudaba de que ventana cerrar primero… estaba como atontado!!!!.

Cuando subimos al auto Caro no quiso ir en el asiento delantero porque le costaba mucho controlar su corta minifalda, así que tome yo ese lugar.

En el camino aproveche para interrogar disimuladamente a Marcos ya que desde su llegada a la casa, no había podido averiguar gran cosa de sus antecedentes y demás datos. De eso se habían ocupado Fatiga y Don Mario.

Nos contó que tenía 28 años, que era protestante bautista por adopción pues había concurrido a un colegio de esa iglesia.

Que por la temprana muerte de sus padres, había sido educado bajo la tutela y supervisión de los pastores de esa congregación hasta el ingreso a la facultad.

Que había estudiado veterinaria y que, una vez recibido, su pasión por los caballos y el estudio genético de los mismos había equilibrado su incapacidad para comerciar en su profesión curando perritos y gatitos, como muchos de sus compañeros recibidos.

Había estado de novio durante cuatro años (desde los 19 hasta los 23 años) momento en que su novia murió en un accidente automovilístico.

A partir de allí se había dedicado de lleno su iglesia, a los caballos y los estudios genéticos.

Pasamos una tarde hermosa. Éramos tres jóvenes ( 28 – 19 y 19) divertidos disfrutando de una tarde de paseo y compras.

Al principio Marcos no la pasó tan bien. Resultó ser un celoso machista que se ponía loco por las miradas, y los comentarios, que desatábamos Caro y yo en el sexo opuesto.

En determinado momento parecía un perro rabioso custodiando dos perras en celo. Le hicimos algunos mimos y chanzas para calmarlo.

Pero lo único que logramos fue que se pusiera todo ruborizado y por un rato perdiera la espontaneidad y el dinamismo que había desatado desde la salida de casa y que hasta ese día era desconocida en él, para nosotras por lo menos.

Fuimos a cenar a un coqueto restaurante de Puerto Madero.

Allí se emparejaron las cosas, el también empezó a ser codiciado.

Yo me había puesto una solera semitransparente y mis nuevas sandalias de cintas muy finas trenzadas casi hasta la rodilla y Caro su vestido de escasa tela sin sostén debajo… hicimos estragos entre los veteranos allí presentes.

Marcos aquí corría una carrera completamente distinta.

Su fuerte contextura física, su bronceado de horas y horas de campo y caballos, sus rasgos casi árabes rematados en su pelo renegrido y sus ojos celestes… sumado a la compañía de dos espectaculares mujeres, puso en pie de ataque a la mayoría de las mal atendidas esposas de ejecutivos que claramente hubieran dejado lo que tenían al lado por un par de horas con nuestro amigo.

Con Caro pescamos de inmediato la situación y nos sentíamos dos reinas con semejante compañía.

Desde una mesa no muy cercana una amiga, esposa de un amigo de Fatiga, me saludó y me hizo seña de encontrarnos en el toilette.

Deje a los chicos trenzados en una charla sobre la sensualidad de las personas y me fui a su encuentro.

-. ¡¡¡Any, por el amor de Dios!!! Quien es ese toro Miura que tienes entre manos?… ¡¡¡Tan mosquita muerta que pareces al lado de Fatiga!!! ¿quien es este otro bombonazo?!!!! – me cargaba, muerta de risa, mi amiga.

-. Marta, no te engañes….- le dije algo seria pero amablemente -. Estoy mas enamorada del Fati que nunca…. pero está en Brasil…. buaaaaaaa….

jajajajaja… no, en serio, es un amigo- -. ¡¡¡ Fatiga en Brasil!!! ¡¡¡ Se nota que lo sentís mucho… jajajaja!!!!.

-. No… en serio… son mi nueva ama de llaves y el entrenador de los caballos de Fati… dos amigos… de verdad !!!.

-. Y viven en tu casa?… ¡¡¡ Ahhhhh … es verdad…. Esteban me contó que Fatiga mandó a Don Mario a Europa con sus caballos…. ¡¡¡¿Este adonis vive en la casa de Don Mario?… ¡¡¡¿¿ Cuando me invitas a tu piscina, por favooooor ?!!!. Tengo que estrenar mi bronceado total !!!…jajajajaja.

Salude con un beso y dejé a mi amiga en el toilette.

Cuando caminaba hacia nuestra mesa se me ocurrió pensar que sentiría mi amiga si hubiera visto lo que yo en la tarde.

Al sentarme sentí que el hilo de mi diminuta tanga resbalaba hacia adentro de los húmedos labios de mi vulva y se calzaba entre ellos, apretando mi clítoris… un sacudón eléctrico recorrió mi espalda y mi vientre… ¡¡¡ Que bien me sentía, por Diosssssssss!!!! -. Any, estas con la cara encendida y superluminosa.- me dijo Marcos al llegar a la mesa- ¡¡¡¿Es que te han dado alguna buena noticia?!!!! -. Si, Marcos, me acaban de decir que es probable que mi estudio tome un contrato muy importante con una multinacional. – Mentí descaradamente para disimular, muerta de vergüenza -y de odio- de que se me notara a simple vista mi enloquecedor estado de calentura interior.

-. ¡¡¡Vamos a festejar entonces!!! – dijo Marcos.- Déjenme que las invite a un lugar muy divertido al que yo voy muy de vez en cuando, casi siempre cuando la soledad me shoquea.

Fuimos a un boliche muy coqueto en la Recoleta. El ambiente era espectacular.

Caro me miraba con la cara radiante de la alegría de estar allí.

Yo estaba cada vez más erotizada por una sensación que no sabía de donde provenía… ni qué la provocaba.

En ese lugar se dieron vuelta, totalmente, los roles de la tarde. Allí, muchos… muchas, mejor dicho, conocían a Marcos.

En el bullicio de la entrada quedamos medio separadas de él… y algunas pensaron que había venido solo. Terribles caras de odio cuando se dieron cuenta que el adonis tenía dueñas esa noche.. .jejejeje.

Muchas de estas deben tener en sus entrañas el recuerdo del mar de semen que yo vi esta mañana, pensé para mí y sentí de nuevo que mi vagina me jugaba una mala pasada.

Me sentía abochornada conmigo misma de estar tan caliente y desenfrenada.

-. Any, veo que estas sofocada de tanto bullicio y tanta gente… que preferís?… champagne, daykiri u otra cosa?.- me preguntó Marcos tratando de sacarse de encima una turra de cuerpo descomunal que le recriminaba que hacía como un año que no la llamaba por teléfono.

-. ¡¡ En ese orden, Marquitos!!!.- le dije haciéndome la gata mimosa y de paso puteandome a mí misma por ser tan visible mi estado de sofocación y excitación.

La noche se puso fabulosa. Arrancamos con daykiris y la seguidilla se hizo endemoniada. Bailábamos los tres juntos en la pista… hasta que se nos secaba la garganta. Volvíamos a la barra, repostábamos y… a seguir bailando.

Caro estaba desatada… luchaba por preservar a Marcos contra el ataque de sus conocidas como una gata con las uñas a la vista.

En un momento dado, con la cara encendida se acercó y me dijo.

-. ¡¡¡ Any… mira como estoy… tengo fuego en las venas !!! Mira mis pezones como me empujan el vestido… estoy bailando suelto y estoy mojada de sexo hasta las rodillas… creo que este bebote es lo que yo estaba esperando… espero que me de bola para que lo pueda tener!!!! -. No te hagas problemas… voy a ayudarte!!!…. es lo justo para ti.- le contesté.

Después que le dije eso, Caro se puso en campaña… y yo me quede pensando… es un tipo de 10… hasta yo me moriría por un tipo así, si no lo tuviera al Fati… pero lo que vi esta mañana no es lo más aconsejable para la desfloración de una virgen de 19 años. ¡¡¡ Va ser difícil y doloroso… mi pobre amiga!!! pensé en silencio.

Mientras bailaba con ellos dos, mi visión se puso cada vez mas turbia… me imaginaba la penetración de esa brutal estaca, que había visto esa tarde, abriendo salvajemente el sexo virginal de mi amiga y no pude controlar un orgasmo gigante.

Levante tanto los brazos que casi sentí que mis tetas se salían de la solera. Bailando disfrutaba de mi orgasmo que me sacudía como una poseída.

Gritaba desaforadamente tapada por la música disco que bailábamos. Después me sentí avergonzada de mí misma, hacia varias horas que mi vagina dominaba la sinrazón.

Amanecía cuando iniciamos el regreso a casa. Cansadas como estábamos nos sentamos en el asiento trasero para sacarnos las sandalias y masajearnos los pies doloridos.

Nuestras cortas minifaldas estaban muy arriba por las piernas cruzadas… mire la entrepierna de Caro y su tanga estaba igual que la mía.. perdida dentro de su vagina…. Ella se dio cuenta y me hizo una sonrisa cómplice… se acercó y me dijo al oído: -. ¿Sentís olor a sexo.. a mujer caliente?… ¿Eres tú y soy yo?…

jajajajaja -. ¡¡¡ Creo que las dos!!.- le conteste con una sonrisa pícara.

En el camino aproveche para tocar un tema que me tenía intrigada. Empezamos a hablar del excelente ambiente que había en el boliche al que nos invito Marcos. Las chicas… la música… los tragos…

Lentamente fui derivando la charla hacia el sexo. Cuando pude llegar a lo que me interesaba, sin parecer descolocada le pregunte a Marcos: -. ¡¡¿Como puede ser que una morena escultural como tu amiga Mercedes te recrimine que hace mas de un año que no la llamas por teléfono?!!.

Marcos me contesto: -. Ocurre, Any, que por mi educación religiosa -y algunos golpes muy duros que he tenido en mi vida afectiva- no soy tan promiscuo como los varones de mi edad. Además … soy muy tímido. No recuerdo haberme lanzado nunca a la conquista de una mujer. Me da mucho corte… como dicen los españoles.

Mercedes es una mujer extraordinaria. Salimos durante un tiempo hasta hace mas o menos un año.

La última materia de la carrera me tenía loco y desatendí un poco sus afectos y ella agarró para otro lado. Ahora esta arrepentida. Pero ya es tarde. Sabe que después de ella no ha habido otras mujeres en mi vida. Por eso se desespera. Quiere volver a rearmar todo.

-. Marcos, te puedo hacer una pregunta íntima?… podes no contestar si así lo deseas.. – seguí tratando de profundizar.

-. Okey… no problem… ¿cual es la pregunta? -. ¿Cuanto hace que no tienes sexo con una mujer? ¿Que no haces el amor? -. Te contesto las dos preguntas porque para mí son dos cosas distintas. Que no hago el amor… mas de un año… Mercedes fue la última… y la última vez que tuve sexo… una de las únicas, creo… fue hace mas o menos cuatro meses. Estaba muy bajoneado anímicamente y una amiga… de buena onda, trato de ayudarme a levantar mi ánimo.

Caro me tomó con fuerza del brazo… la mire y le brillaban los ojos en la claridad del amanecer. Lo que escuche me hizo comprender el mar de semen que había visto la mañana anterior… y que había alterado mi pacífica vida, hasta ese momento.

Llegamos a nuestra casa y caí en mi cama como desmayada.

Soy muy resistente al desgaste físico, pero los tres orgasmos, el baile, el alcohol y la terrible calentura que me había poseído durante todo el día habían causado estragos en mi cuerpo. Solo alcance a recordar que Marcos dijo al llegar, que después del mediodía iría a buscar a Fati al aeropuerto.

Como a las tres de la tarde, Caro, aún con su camisolin de dormir, me despertó con un jugo de naranjas y una aspirina. Deje la aspirina de lado…

me sentía formidable!!!.

Charlamos largamente sentadas en mi cama sobre lo ocurrido el día anterior.

La sentía verdaderamente una amiga. Cuando le conté lo que la mañana anterior había visto desde la ventana de la piecita, sus ojos y su boca se abrieron desmesuradamente de la sorpresa. Me pedía detalles. Me preguntaba que había sentido yo.

A pesar de sentirme terriblemente avergonzada de mi comportamiento le conté de mis dos descomunales orgasmos, desnuda en la ventana. Ella estaba como extasiada. Me di cuenta que, sin pensarlo, sus manos se habían metido debajo de su camisolin y se estaba tocando.

Me preguntó como estaba yo en este momento, en que solo faltaba una hora para que llegara mi pareja de viaje.

Sin decir palabra abrí mis piernas desnudas, así como estaba sentada sobre la cama. Separando con mis dedos, levemente, los labios de mi vulva le mostré que estaba totalmente mojada.

Muy despaciosamente y mirando con mucha atención, acercó como en cámara lenta, su mano a mi sexo… con la yema de su dedo tocó delicadamente mi abultado clítoris… una centella eléctrica corrió por mi espalda haciéndome cerrar de golpe mis piernas, como una tenaza, apretando su mano en mi sexo.

Casi instantáneamente el mismo reflejo me hizo tirar mi cuerpo hacia atrás y mi sexo hacia adelante desatando un orgasmo incontenible.

Cuando reaccione me di cuenta que ella se había asustado un poco. La tranquilice diciéndole que hacia un par de días que me pasaba algo extraño… que estaba con una calentura desconocida para mí y no sabía porque.

Ella me escuchaba con atención.

Sacó su mano que había quedado aprisionada en mi sexo y comenzó a lamer lentamente sus dedos mojados con mi flujo. Sin dejarla terminar tomé su mano y llevándola a mi boca la comencé a chupar con desesperación.

Caro, con mucha delicadeza, me dijo que quería pedirme un favor.

A mi asentimiento me pidió que algún día, que yo creyera conveniente le gustaría mirar, una sesión de sexo entre Fatiga y yo.

Ese pedido me causó una sensación inenarrable. Un hormigueo incontenible inundó mi estómago, mi nuca, mi sexo, todo.

Me levanté como un resorte de la cama. Al ver la expresión de asombro en la cara de Caro, que no entendía mi reacción, le dije: -. ¡¡¡ Será hoy !!!… muero de ganas de cogérmelo a Fati en cuanto llegue.

Y el hecho de saber que tú estarás mirando me da un morbo terrible y me pone la libido por las nubes. Ven.. ayúdame.

Corramos esta cómoda así podes estar mirando desde la pieza de al lado. Deja semicorrida la cortina así también podes mirar desde el balcón, si quieres.

Seguía el hormigueo que me carcomía las entrañas. Estaba mojada por el orgasmo reciente pero me sentía como si estuviera al borde de otro.

Mandé a Caro que se cambiara para que estuviera vestida a la llegada de Fatiga. Le recomendé que cerrara todo antes de subir a mirar, pero que no demorara porque estaba muy segura de empezar a cogerlo apenas él entrara en la habitación.

Ni bien terminé de acomodar los puestos de observación pensé en darme una ducha. Después deseche la idea. Quería parecer recién levantada y que Fati viera como estaba de mojada por los sueños húmedos que había tenido por su ausencia.

Estaba totalmente desnuda parada en el ventanal mirando la entrada a la finca cuando asomó el auto que lo traía.

La cosquilla en mi entrepierna me hizo llevar mi mano hasta allí. Me controle. Me acosté desnuda en la cama, me tapé parcialmente con la sabana y me hice la dormida.

Al rato él entró en la habitación. Vi con los ojos entrecerrados que me miraba desde la entrada al vestidor para dejar sus maletas.

Al verme dormida se dispuso a darse una ducha. Salió desnudo de la habitación vestidor rumbo al baño.

-. Hola mi vida, ¿ Viajaste así desnudito?.- le dije risueñamente haciéndome la que recién me despertaba.

El se detuvo a mitad del trayecto al baño y se acerco para saludarme. Me beso dulcemente en los labios y me preguntó como había estado en su ausencia.

-. La pase muy mal.- le dije con cara de nena mimosa – mira como estoy.- le dije tomando su mano y llevándola a los labios de mi vulva inundados de flujos por la lujuria descontrolada que me dominaba.

Mientras con mis manos obligaba a su mano a frotar mi clítoris en forma desenfrenada nos fundimos en un beso apasionado que desató definitivamente una furia salvaje que nunca había experimentado en mí.

De un salto salí de las sabanas que apenas me cubrían y tumbándolo sobre la cama mirando hacia arriba me senté sobre su cara metiendo su boca dentro de mi sexo.

Fati, saliendo de la primer sorpresa por mi violenta actitud (siempre he sido muy lasciva y erótica pero nunca tan salvaje) comenzó a comerse mi vulva con frenesí. Me sentía en la gloria.

Antes de llegar a un orgasmo irremediable me di vuelta dejando mi sexo en su boca y prendiéndome a su falo con desesperación inusitada.

Estaba chupando con ansia esa hermosa tranca cuando levante la vista y mi mirada se encontró con la mirada de Caro que estaba detrás de la ventana del balcón.

Su cara, su sonrisa, su lujuriosa mirada me aseguro que se estaba corriendo una paja descomunal.

A mí, el verme observada… con la pija de mi pareja hasta la garganta y en su máxima erección… y mi sexo penetrado por su lengua vigorosa y vibrante… me pusieron al borde de la locura total.

Tomándome de los tobillos de Fatiga me senté sobre mis piernas flexionadas y puse los 20 cm de su verga apuntando hacia arriba con la cabeza calzada en la entrada a mi vulva.

Asegurándome que Caro viera bien por entre mis piernas deje caer lentamente mi cuerpo ensartándome lentamente en esa tranca deliciosa.

Un sonido gutural que salía involuntariamente de mi garganta, la mirada fija en mi amiga con los ojos muy abiertos y húmedos de lujuria eran la mejor muestra del placer que sentía al ir provocando, a mi gusto y decisión, una muy lenta penetración.

Al llegar a la mitad de la verga pase mis manos a mis propias rodillas para poder flexionar mejor haciendo entrar y salir con rapidez y agilidad esa primera parte de la barra de carne hirviente que ya había enterrado en mis entrañas.

Un orgasmo impresionante comenzó a inundar de flujos la penetración haciendo un ruido maravilloso (clap… clap.. chas… .chas… clap). Esto me provocaba un morbo terrible. Estaba segura que mis jadeos y quejidos de placer se escuchaban hasta fuera de la habitación.

A medida que iba perdiendo el control de mis actos mis flexiones eran mas rápidas, mas viscerales y mas profundas hasta sentir que la verga de Fati hacia tope en mis entrañas.

Mis nalgas golpeaban sus pantorrillas mojada de sexo y hacían un chasquido que me erotizaba como si fuera un látigo en mi piel.

Tal era mi estado de locura que otro orgasmo se descolgaba en mis entrañas.

La verga de Fatiga se envaró al máximo y supe que venía su semen en camino.

Comencé a sentir una sensación extraña, lujuriosa y erotizante pero, para mí, un tanto aterradora.

Al tener a mis espaldas el cuerpo de mi pareja, comencé a imaginar que los chorros de semen que sentía me estaban inundando las entrañas eran aquellos que había visto detrás de los setos de la pileta de natación.

Horrorizada me di cuenta que alucinaba estar montando a Marcos.

Al levantar la vista y ver en la cara de Carolina dibujado el inmenso orgasmo que estaba sintiendo ella, de la paja que estaba haciéndose, mi locura se transformó en un paroxismo incontrolable de sexo salvaje.

Sintiendo el semen caliente en mi vagina… gritando como nunca antes lo había hecho en mi vida… sacudiéndome hasta casi arrancar de cuajo el tronco que sentía metido hasta los huevos… y desagotándome en un orgasmo múltiple e interminable nunca antes sentido… me derrumbé sobre la cama convulsionando espasmódicamente.

En la nebulosa de mi mareo y semiinconsciencia miré hacia la ventana… la cara de Carolina apuntando al techo, con los ojos cerrados y la boca tremendamente abierta, como si le faltara el aire, me aseguro que acababa de terminar una descomunal paja con mi espectáculo.

Esto me sacudió más aún…

Con una desesperación que no sabía de donde me salía, desenvaine mi vagina del mástil que la envaraba y me corrí hacia atrás poniendo mi sexo en la boca de Fati que comenzó a morder mi clítoris con desesperación.

Mi boca comenzó una mamada frenética apenas su semiparado pene entró en ella.

Los sabores que inundaban mi boca, del semen de la acabada reciente y mis flujos mezclados, me hacían chupar esa verga con una desesperación que no recordaba haber tenido nunca antes.

De pronto, copó mi mente la imagen del falo de Marcos volcando una catarata de semen. ¡¡¡ Esto terminó de enloquecerme!!!.

Sin saber que rayos me pasaba… ya solo con la imagen de Marcos desnudo tirado en el pasto con su terrible verga parada… y un fuego interior que me quemaba las entrañas… me tire de espaldas en la cama… puse una almohada debajo de mi cola… y como manejando un muñeco inflable puse a Fati encima mío… guié su verga ya totalmente parada a la entrada de mi vulva… puse mis piernas a la altura de sus hombros y rodeando su cuello crucé mis pies por detrás de su nuca.

-. ¡¡¡Clávame hasta la garganta, hijo de puta, que me estoy muriendooooo!!!!.- le grite con mis ojos salidos de sus órbitas y clavando con rabia mis uñas en sus nalgas.

La verga me penetró como un misil.

Solo el fondo de ni matriz detuvo ese empuje gigantesco.

Había logrado contagiar a Fati de la locura total que me dominaba.

Su cara de descontrol total era un espejo de lo que yo sentía en mi cuerpo.

Solo que en mi ceguera de lujuria quien me serruchaba las entrañas con un pistón imparable… tenia la cara, la figura y la verga de Marcos.

En un orgasmo gigante que salpicaba por doquier mis flujos y los chorros de semen que saltaban desde dentro de mi vagina saliendo violentamente expulsados por los embates de esa hermosa verga… terminé convulsionando hasta quedar dormida con la carne de mi macho palpitando en mis entrañas.

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