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En una discoteca conozco a una travesti sudafricana muy guapa

El placer era indescriptible. No era capaz de pensar en nada, únicamente en las sensaciones que sentía: la polla de Bianca dentro de mi culo, deslizándose muy adentro, sus caderas y su vello púbico golpeando rítmicamente mis nalgas, el roce de sus durísimos pezones, su cabeza apoyada en mi espalda y sus manos pellizcando mis tetillas. Me despertó un gemido y unas palabras confusas en inglés. Supe que se había corrido dentro de mi.