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Mi primera vez con una señora llamada Amelia I

Me desaflojó la correa, bajo el cierre de mi pantalón y eso me comenzó a gustar, al sentir sus cálidas manos en mi pene me hizo sentir más rico todavía. Lo tenía bien erecto y ella se puso a mirar, me tocaba con sus dedos el glande y quiso remangarlo hasta abajo, pero la mitad de mi prepucio estaba pegado todavía a la piel, la parte del frenillo la tenía intacta y pegada al glande.