De pronto, sin cambiar el gesto de su cara, hace un pequeño movimiento con la cintura e introduce la cabeza de su polla en mi conejito, que se abre paso como un cuchillo caliente con mantequilla.
No me ve los ojos por las gafas de sol, pero veo que me recorre con los suyos insistentemente. Intento parecer natural, y sin variar de postura le digo, claro!, ofreciéndole el bote de aceite.
Así nos quedamos un ratito pero viendo como Marcos se echó encima de Elena y empezo a follarla besándola como un loco y tocándole las tetas a un metro escaso de mi, yo hice lo mismo con mi mujer y me coloque encima abriéndole de piernas y metiendole toda la polla en su coño.
Era una visión divina, delante de mí, sobre sus piernas musculadas, sus nalgas, dos órbitas perfectas de piel morena, entre ellas se podía ver su ano, abierto de par en par, y debajo, tras unos huevazos inmensos que formaban una esfera oscura, la mano de Marcela deslizándose a lo largo de su columna de brillante azabache.
Después de pasear por la zona observé que había un señor mayor, de unos 50 años aproximadamente, que estaba tumbado desnudo y le pregunté si podía sentarme a su lado, a lo que accedió.
Un encuentro en una playa nudista con un hombre que se había tumbado junto a él y con la excusa de echarle crema para no quemarse empezaron un juego de masajes y fricciones que fueron caldeando el ambiente.
Yo había visto en determinadas playas lugares reservados a los nudistas. Recordé la Playa del Inglés en Gran Canaria. La zona reservada está compuesta por dunas, con una rala vegetación, a un lado y relativamente lejos de la playa propiamente dicha, por la que pasea gente vestida. La mayoría instala una especie de paravientos, que los oculta de las miradas indiscretas. En alguna ocasión, había visto a alguna pareja, ya de más que mediana edad, que se bañaban completamente desnudos, aparentemente ajenos a la expectación que despertaban entre los "vestidos".
Acompañada por su nuevo amigo nuestra protagonista va a un a playa que resulta ser nudista. Ella experimenta nuevas sensaciones al sentir el cuerpo desnudo de él rozando su piel.