Nos acomodamos como pudimos en el vehículo todos apiñados, Susana se apoyo en mi para dormir, y pude notar sus duros pezones morenos clavarse en mi pecho, la situación hizo que mi polla empezará a empinarse por el pantalón, pero ella ni se inmuto.
Aunque nada parecía haber cambiado en nuestras relaciones sexuales, yo estaba algo confundido, por lo que mi fogosidad había decaído algo. No podía evitar pensar en María, supongo que porque tuvimos un sexo desatado y prohibido o porque ella era mi criada o porque María me dio cosas que Nuria no me permitía, como practicarlo sin preservativo o como el sexo oral que tanto asco le produce a Nuria.
El marido pone un anuncio en internet buscando voluntarios para cepillarse a su esposa, tendiéndola una trampa, de todos los que contestan elige a un negrazo jamaicano y le concierta una cita a ciegas a su mujer.