Gabriel se sonrió y volvió a besarme en los labios. Entonces lo monté y, cuidadosamente, me preparé para la penetración. Guié la verga hasta la entrada de mi vagina y con un movimiento leve de descenso, logré que entrara la punta.
Con la pericia que solo la practica da le lanzo dos demoledores golpes apuntando al punto donde la columna vertical de su enemigo desaparecía entra sus nalgas musculosas…… paralizando al instante a su contrincante
Igual que cuando se le corta el pescuezo a un pavo las más de 150 kilos del machote blanco empezaron a brincar en el suelo de un lado a otro… parecía que su fin estaba ahora bien cerca….
¿Pero podrá el negrazo ultimar a su enemigo?... o lograra el gran macho blanco reaccionar a tiempo y descojonar a su contrario?