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El guitarrista

El guitarrista estaba a mil y para ayudarlo un poco más, la mano que estaba jugando con sus testículos, la pasé un poco más allá y le metí un dedo al culo, el guitarrista gimió de dolor y de placer al mismo tiempo, entonces se lo metí hasta el fondo y mientras volvía a gemir, de vino en mi garganta.