Le vino un vigoroso y prolongado orgasmo, que debió escuchar media barriada. Lo intensificó con unos quejidos intensos y fuertes. Yo no pude aguantar más y derramé mi leche sobre la pared de la terraza.
Mi cuñada aunque bastante menor que mi esposa y que yo por supuesto, es una niña sumamente bonita, ella actualmente tiene 18 años, es de cabello castaño claro, ojos verdes igual que mi esposa, boca rojiza natural, unos senos pequeños pero muy hermosos, unas piernas largas y bien torneadas, con una virginal capa de vellos rubios sobre sus piernas que le hacen lucir verdaderamente sensual.
Nuestro protagonista, aprovechando la ausencia de su esposa, invita a su cuñada, una mujer de 47 años, a una cena que tendrá de postre su propio cuerpo.
Una solicita cuñada ayuda a una joven a descubrir su cuerpo y a llegar a degustar las mieles lésbicas.
En ausencia de su mujer por motivos de trabajo el hombre de la historia practica su tendencia sado con una cuñadita que resulta disfrutar enormemente con su papel de sumisa.