Una semana santa, no tan santa II
Aquí nuevamente para contarles lo que pasó a la mañana siguiente, luego de nuestra primera noche juntos…
Al otro día, él se levantó muy temprano para sacar a pasear a su perro… yo, aunque lo sentí levantarse, me hice la dormida.
Ni siquiera me moví. Vi cómo salió de la ducha envuelto sólo en una toalla y cómo casi en la penumbra (5:30 a.m), secaba su cuerpo…
Antes que él saliera de la ducha, yo aún desnuda, me destapé un poco por la parte de abajo y echándome de frente, casi le dejé a la vista mi conchita.
Sentí su mirada sobre mí y cómo eso le provocó una erección que realmente, me dieron ganas de satisfacer… pero, me quedé quieta…
Él se vistió rápidamente y salió con el perro.
En ese momento me levanté y luego de prender el equipo de sonido en la sala, entré a ducharme.
El imaginarme todo lo que habíamos hecho la noche anterior me hizo estremecer y sentí cómo comenzaba a lubricarme nuevamente.
Fue en ese momento, tirada en la tina de su baño cuando empecé a tocarme, a acariciar mi cuerpo imaginándome que eran sus manos…. eso me excitó mucho y proseguí a tocarme la conchita, a querer introducir mis dedos dentro de la vagina… a frotar mi clítoris… fue así que aprendí a masturbarme… fue así que por primera vez en mi vida llegaba a un orgasmo sensacional… a solas.
Cuando él llegó, yo ya estaba cambiada… como la ciudad es calurosa, yo estaba con un diminuto short para estar dentro de casa y una camiseta corta, sí tenía ropa interior pues no quería mostrarme muy sugestiva, además que mis pechos no permiten que no utilice brassier debido a su volumen.
Ambos estábamos muy nerviosos, sin embargo, yo traté de comportarme como si nada hubiera pasado…
Tomamos desayuno (yo casi no tenía hambre… sentía algo en el estómago que no me permitía comer nada).
Cuando llegó la empleada, yo me sentí mucho más nerviosa ya que la tenían de mucho tiempo atrás y obviamente conocía a la esposa de Roy.
Él me presentó como una compañera de trabajo de Lima que iba a pasar el fin de semana en casa… así que por favor me diera todas las facilidades… que diera una limpiada rápida en la sala, la cocina y la parte de afuera de la casa y que se fuera temprano… obviamente no le dejó arreglar el dormitorio el cual, por supuesto, tenía las sábanas con la marca de la gran pasión que se vivió en esa habitación la noche anterior.
Él mismo trajo sábanas limpias y cuando se disponía a tender la cama… lo detuve y lo hice yo.
Al hacerlo, pude percibir el exquisito aroma que despedían esas sábanas… olor a mis jugos y a su semen esparcidos, así como su aroma natural… ese olor a hombre que cada vez que lo sentía me hacía estremecer continuamente y mojarme… Sí, todo el día estuve mojada… deseando nuevamente que llegara la noche.
Me llevó a conocer la ciudad… compramos algo de música (sabía qué grupos me gustaban), cuando regresamos a la casa, nos dimos con la sorpresa de que su hermano había llegado de otra ciudad del interior desde la noche anterior y se había quedado al otro lado de la gran casa, se había hospedado con su madrastra y su hermanito menor.
La madrastra ya le había hecho presente que Roy tenía «visita» y no interrumpieron en la noche…
Eso medio que me avergonzó porque podían pensar que yo era una aventura de su hermano… sin embargo, cuando conocí a la madrastra me dijo que a él nunca lo visitaban, que nunca llevaba a nadie a la casa y menos a ninguna mujer porque respetaba su casa y que sí creía que yo era amiga del trabajo.
Sin embargo, no sé qué habrá pensado el hermano.
Obviamente, yo no confié 100% en lo que me dijo la madrastra, pero dada las circunstancias, me convenía creerlo. Luego de un buen tiempo, me di cuenta que sí era verdad.
Llegamos a la casa y compramos algunas cervezas en la terraza de su casa… éstas ya se me habían subido un poquito a la cabeza y a él también, ya un poco más sueltos, hablamos de la noche anterior y de lo bien que nos habíamos pasado.
Conversamos un poco de nosotros… él me dijo que quería seguir adelante con lo nuestro y yo acepté… pero sabía que no duraría… así que, lo único que me quedaba era aprovechar mientras durara.
Pasado el mediodía, al parecer su hermano no aguantó y nos llamó para invitarnos a almorzar… yo, aunque tenía hambre, ya tenía muy subida las cervezas y él también… quise recostarme pero Roy, que se encontraba en igual de condiciones, me advirtió que no podíamos hacerle ese desplante a su hermano…
Salimos a almorzar y el hermano, aparte del almuerzo, invitó algunas cervezas más…
Nosotros ya no dábamos más… no podíamos comer más… así que aceleramos la reunión y regresamos a casa…. Esa fue la parte más divertida de la borrachera.
Llegamos a la casa (sólo los dos) y yo inmediatamente entré a la ducha… no le puse pestillo a la puerta (no lo creí necesario).
Echada nuevamente en la tina, Roy tocó la puerta avisándome que no había llevado mi toalla y luego de disculparse, la dejó colgada.
Yo, abrí asomé la cabeza por la cortina de la tina y le dije que no se disculpara… que estaba en su casa y que «todo» lo que estaba en ella, le pertenecía….
Él entendió la indirecta y me dio una sonrisa muy tierna… se acercó a mí y me dio un tierno beso en la frente.
Yo lo tomé de la mano y él ayudó a levantarme.
Una gran erección se había apoderado de sus pantalones cortos… empezamos a besarnos, primero tiernamente, pero la intensidad iba en aumento.
Tomó uno de mis pechos y comenzó a besarlos, a lamer el jabón que aún había en ellos.
Yo poco a poco le desabotoné la camisa y comencé a acariciar sus fuertes brazos, su pecho, su cuello, a sentir nuevamente ese aroma exquisito que despedía.
Le quité la camisa y él empezó a besarme nuevamente.
Yo le lamía el cuello, los hombros… las orejas… disfrutaba de su olor y lentamente abrí el cierre del pantalón y dejé que ese impresionante pedazo de carne nuevamente me invitara a lamerlo… a chuparlo, a tenerlo nuevamente en mis manos y en mi boca. Bajé sus pantalones y él hizo lo propio con sus zapatos.
Segundos más tarde… él estaba dentro de la bañera conmigo.
Acariciando mi cabello, oliéndolo mientras yo arrodillada comencé a chuparle nuevamente esa pija que unida con el sabor del jabón la sentía más deliciosa.
La chupaba de arriba a abajo… sintiendo cómo su cabeza se deslizaba por dentro de mi boca caliente.
Detenía mi lengua en la punta de su pene en la parte más áspera, esperando que algún fluido descargara de él, hasta que salieron los primeros jugos, bastante espesos, los cuales saboreé como niña golosa.
Eso me excitó más y seguía haciéndole una buena mamada… esta vez me detuve en sus huevos… me los metí a la boca… los disfruté… mi lengua recorría todas sus partes tratando de investigar más.
Nuevamente, como la noche anterior, puse su pene entre mis tetas, las cuales debido al jabón permitieron que corriera fácilmente… él movía sus caderas y mi cabeza al mismo ritmo…
Sin embargo, cuando comenzó a moverse más rápida y frenéticamente, yo me retiré pues tenía miedo de que estallara todo su semen en mi boca… aún no había probado su semen, pero sabía que el sabor no me gustaba (porque un par de veces lo había hecho con mi ex novio), así que toda su leche caliente cayó en mis pechos y en mi cuello… el cual esparcía por todo mi torso, mi estómago….
Él me miró con una sonrisa por lo que no lo había dejado hacer diciéndome «malvada» «tu forma de hacerlo estuvo casi perfecta… te juro que nunca me lo habían hecho como tú… estoy impresionado», luego él se arrodilló junto a mí y me dijo: «Ahora déjame a mí hacer lo que sé hacer» y haciéndome sentar al filo de la bañera apoyada en la pared, me abrió las piernas y comenzó a chuparme la concha…
Yo ya estaba muy excitada luego de lamerle el pene, lo cual me hizo caer en mi primer orgasmo así que estaba lo suficientemente lubricada.
Primero, se acercó a olerme… cerrando los ojos y disfrutando del olor a hembra que despedía… luego de pasar sus labios por mis labios vaginales, sacó su lengua y comenzó a chupármela muy frenéticamente… estaba como desesperado… me tomó de la cintura y hacía que me moviera a su ritmo… yo veía cómo metía su lengua en mi vagina y cómo con el dedo frotaba mi clítoris.
Chupaba mis labios, los mordía, los succionaba…. realmente ambos estábamos disfrutando de eso.
Yo al borde de un nuevo orgasmo, tomé su cabeza y lo presioné contra mi sexo caliente. Roy al darse cuenta de que por la presión y mis movimientos un nuevo orgasmo se avecinaba… comenzó a pedírmelo diciendo… «Vamos Dianita… dámelo… dame un orgasmo… vamos, dámelo… vamos, vamos» y un gran chorro de mis líquidos sentí que salió de dentro de mí… la sensación era impresionante… él me miraba a los ojos y yo, luego de llegar al clímax, cuando pensé que mi orgasmo estaba terminando, bajé la mirada hacia él…
Nuevamente, sentí llegar al clímax cuando me mostró cómo en su boca había caído todo mi jugo y él lo saboreaba, sacando la lengua y succionando mi vagina esperando sacar todo lo que quedaba…
Nunca me había pasado pero esa escena me prendió de sobremanera y nuevamente, sin salir del orgasmo anterior, comencé a subir nuevamente al clímax… eso era espectacular… dos orgasmos seguidos…
El al darse cuenta de eso… jaló mis caderas más afuera y comenzó a meter su lengua en mi culo, siempre ayudado del jabón. Yo agarrada de las manijas de la ducha… comencé a moverme más y más, «Sigue Roy, sigueeee…. asíiii… ay Dios mío… qué bien… sigue Roy… sigue mi amorrrrr»
No me daba cuenta en ese momento de lo que decía… era la primera vez que lo llamaba «mi amor». Él se levantó hacia mí y comenzó a chupar una de mis tetas y sentí que algo se apoderaba de mi culo… yo me sobresalté al sentir la primera presión y él me dijo «Descuida Dianita, es sólo mi dedo… si no quieres, no sigo», yo le dije, aún muy tímidamente, «sigue Roy», así que comenzó nuevamente el mete y saca de su dedo… muy rápidamente… creo que luego metió un segundo dedo porque me sentí más llena y su pulgar acariciaba mi clítoris y luego se introducía en mi vagina… por ambos lados nuevamente y fue igual que la noche anterior… un orgasmo por el culo… algo impresionante… él me tenía bien sujeta para no resbalar y nuevamente comenzó con su «Vamos Dianita… dámelo… dame un orgasmo… vamos, dámelo… vamos, vamos», yo solté un grito que casi pude pensar que su hermano pudo haber escuchado desde el otro lado de la casa… pero luego pensé que estaba el volumen del equipo de sonido muy subido, así que no me detuve.
Cuando me dí cuenta… al salir de mi éxtasis, él había bajado una toalla y quitado el tapón del agua.
La tina ya estaba vacía… me dejó descansar unos minutos… sólo enterrando su cara en mi cuello y yo acariciando su cabeza… luego de un rato nos levantamos… salimos de la tina sin soltarnos, me puso la toalla encima y besándome me dirigió hacia la habitación.
Durante el corto trayecto, yo me apoderé con una mano de su pene algo flácido, pero no mucho… todavía daba para más… todavía tenía que metérmela.
Una vez en la habitación, me tendió en la cama y con otra toalla empezó a secarme todo el cuerpo… me volteó boca abajo… acariciaba todo mi cuerpo… yo ya sabía que no todo había terminado ahí… abrió mis nalgas y trató de secarme, pero ya estaba muy lubricada nuevamente.
Él lo notó y me regaló una sonrisa que me hizo sonrojar, sin embargo esa pequeña vergüenza se me fue inmediatamente, cuando de un solo movimiento separó mis piernas, subió mis caderas y puso una almohada bajo mío… finalmente… en una sola embestida me penetró, de una forma muy fuerte.
Nuevamente lo sentí dentro de mí, eso era lo que yo esperaba… y comenzó un frenético mete y saca… queriéndome hacer llegar y se movía y se movía… una y otra vez… sacándolo completamente y luego metiéndolo…
Roy ya se había dado cuenta de que cada vez que lo sacaba y me lo metía nuevamente me gustaba mucho pues siempre soltaba un gemido muy intenso…
Así, en ese mete y saca continuamos por un buen rato…
Luego de algunas embestidas, salió de mí… yo inconscientemente me volteé y abriendo los brazos, lo invité a penetrarme de frente… quería ver su cara al momento de vaciarse dentro mío…
El accedió, nuestras lenguas se unieron en un tierno beso, pasando luego por nuestra cara, orejas y cuello.
Nuevamente me penetró y yo lo rodeé con mis piernas… luego de un rato, sin dejarme de penetrar, se arrodilló, alzó mis piernas (poniendo la almohada nuevamente bajo mío) y besando mis pantorrillas siguió penetrándome…
Yo ya estaba exhausta, y en sus gestos noté que él también… pero no podíamos parar sin que él terminara.
Luego de algunos vaivenes más, finalmente el momento esperado… aunque no le salió mucho… sentí el chorro de su leche caliente sobre mi concha pues la sacó para que me escurriera por la raja de mi culo…
Eso fue sorprendente… exquisito… eso, unido a su gran gemido… su gemido de victoria… de haber vuelto a poseer a su hembra del fin de semana… de Semana Santa…
Caímos vencidos en la cama… transpirados… sin darnos la cara… espalda a espalda., pero tomados de las caderas…
Así caímos en un profundo sueño que nos hizo quedar profundamente dormidos hasta la madrugada…
Serían las 3 ó 4 de la mañana.
La sed me despertó. Me levanté a oscuras y prendí la luz del cuarto de baño, ahí fue que pude verlo desnudo, dormido, indefenso…
Fui a la cocina y tomé jugo de naranja que había en una caja…
Con un polo largo puesto, me recosté en la refrigeradora e imaginarme todo el placer que había sentido. Le llevé un poco de jugo, sin despertarlo, lo puse al lado de su mesa de noche y entré a darme un duchazo.
Cuando terminé entré a la cama nuevamente y seguí durmiendo… minutos más tarde lo sentí despertar.
Le dije «Ahí te dejé algo para que tomes», a lo que él respondió «mmm qué atenciones»… y yo le dije… «te lo mereces… ve a ducharte y regresas a dormir»
Y asumo que eso hizo porque recordando nuestras sesiones amatorias, me quedé dormida…
Estaba muy cansada… pero nuevamente tenía ganas de hacerlo mío… pero me dio vergüenza que él lo notara, así que solamente dormí.
Qué hizo durante mi sueño, me habrá mirado? Me habrá dicho algo? No sé… yo sólo dormía…
Pero aún faltaba una noche más… la última… y yo quería terminar de hacerlo feliz… hacer lo que estaba segura él deseaba… y yo por primera vez experimentar… tenía miedo, pero lo haría…, Qué es lo que nos faltaba? Bueno, eso se los cuento en el desenlace…