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A través de la Webcam

A través de la Webcam

Hola, buenas, la historia que les voy a contar aconteció hace ahora exactamente un año. Hacía unos tres meses que me había casado con mi esposa aunque ya llevábamos dos años viviendo juntos.

Mi nombre es Carlos tengo 32 años y mi esposa Elena de 28 años, a los dos nos gusta el deporte y mantenernos lo mas en forma que podemos.

Recuerdo aquella tarde en la que llegué a casa con una cámara web, si he de decir la verdad, Elena no le prestó ni el más mínimo interés, ella aunque chateaba y tenía sus amistades nunca había barajado la posibilidad de comunicarse por video conferencia. Nada más instalar la cámara me dediqué a ver con quién podía hablar cosa que realmente no sucedió, la mayoría de gente me negaba el acceso y eso ya empezaba a exasperarme, pues todavía no me había estrenado con nadie, hasta que al día siguiente mis esfuerzos se vieron recompensados y pude mantener la primera conversación con una chica por la webcam, fue una mezcla de vergüenza y de corte pues aunque había chateado antes esto era nuevo para mí. Fruto de la emoción llamé a mi esposa la cual se quedó maravillada de cómo podía ver a la otra persona y de cómo ella me podía ver a mí. Supongo que son todo este tipo de cosas que hasta que no ves no te impresionan de las posibilidades que te ofrecen.

Elena me pidió que le enseñara a utilizar la webcam pues le había gustado mucho eso de poder comunicarse de esa forma. La primera vez que conectó fue ese mismo día después de cenar, como siempre hacían poca cosa en la tele y me pidió que le enseñara a utilizarla. Le configuré su perfil con su nombre para que no se confundieran conmigo y la ubiqué en una página atestada de gente con webcam, fue curioso pero mucha gente empezó a llamarla, aquello me dio rabia pues sabía que como veían que era mujer la llamaban sin parar, el primer chico con el que conectó no duró mucho la verdad pues ella le cortó enseguida, lo mismo pasó unas pocas veces más, Elena se impresionaba de lo fuerte que iba la gente pidiendo sexo y de la poca gente con ganas de entablar una conversación. Ese día desconectamos los dos un poco insatisfechos pensando que quizás hubiese sido un error comprar la webcam, al día siguiente volvía a conectarme, al cabo de un rato intentando hablar con alguien recibí una llamada de un hombre la cual ya casi por desesperación acepté. La imagen tardó un poco en cargarse pero al final pude ver la imagen de un hombre de unos 45 años de constitución anchita y un poco grueso quizás, empezamos a hablar de muchas cosas, este hombre realmente parecía buscar al igual que yo pasar el rato y conocer gente, y la verdad es que se le veía educado y culto, pasó el rato y nos contamos mil cosas entrando también de lleno en que él era divorciado y yo me había casado hacía relativamente poco, cuando acabamos de conversar quedé en presentarle a mi esposa esa misma noche pues los dos buscábamos conversación y a ella seguro que le caería muy bien. Esa misma noche después de cenar conectamos, él estaba allí y le llamé cuando pude verle llamé a Elena y le presenté, ella ocupó mi sitio y empezó a hablar con él que decir que lo primero que le dijo él de una forma muy educada fue que era muy hermosa y razones no le faltaban pues sin duda Elena es una chica que siempre había sido muy resultona tanto por su altura como por su bonito y cuidado cuerpo al cual siempre le había dedicado tiempo en el gimnasio.

Ella comenzó una conversación con él y yo me fui a ver la tele, de vez en cuando se escuchaban las risas de Elena por lo que se notaba que disfrutaba de la compañía de Luis que ese era su nombre.

Esa noche al acostarnos le pregunté qué tal le parecía Luis lo cual ella se rió y me dijo que era muy simpático pero que no entendía por qué me había ido a ver la tele que podíamos a ver estado los tres hablando, yo le comenté a ella que era para darle un poco de intimidad.

Al día siguiente volvimos a conectar y esta vez los dos juntos, pasamos un buen rato en compañía de Luis, nosotros somos de Alicante y él era de Madrid, era director de una empresa de consultoría y tenía un par de hijos los cuales ya se habían emancipado, sin duda había un buen ambiente en cada una de las conversaciones, los diálogos de fueron manteniendo con el tiempo y poco a poco se iba cogiendo confianza, eran mediados de junio y Elena llevaba unas camisetas en se ceñían bastante a su cuerpo resaltándole sus bien plantados y no pequeños pechos. Si antes se ponía ropa más holgada para hablar con Luis ahora la confianza con él le hacía no ir adrede a cambiarse, en ningún momento lo hacía para excitarlo sino que al considerarlo como un amigo como cualquier otro ya no le hacía falta cambiarse de ropa como con otros del chat para no sentirse incómoda en las conversaciones. Justo esa misma noche ella llevaba una camiseta bastante ceñida cosa que no pasó desapercibida para Luis el cual siempre de una forma sutil y graciosa resaltaba la belleza de Elena lo cual provocaba en ella una risa vergonzosa, sin duda él sabía decir las cosas de una manera tan suave que parecía que no decía nada. Esa noche estaban los dos solos hablando, ya que yo estaba viendo el fútbol, de fondo se oían las risas de Elena, de vez en cuando acudía a ver cómo iba la conversación, esta poco a poco fue girando hacia gustos… hasta que él le preguntó cuales eran sus gustos en el sexo etc… Ella se quedó un poco parada no sabía qué contestar y yo estaba ubicado en una posición que Luis no podía verme, ella empezó a narrarle cosas que a mucha gente no le habría contado nunca, Luis sabía llevarla en la conversación y sabía hacer que dentro de la incomodidad ella estuviese cómoda contándole todas esas cosas, él empezó a halagarla con lo bello que se le veía el cuerpo, siempre aludiendo a lo poco que podía ver pues la cámara no dejaba ver mucho de su cuerpo. Ella siempre le decía que no fuese así que estaba casada pero lo decía con una risa en su cara como con la indecisión que él percibía sabiendo que sin duda esas eran las palabras que tenía que decir una mujer casada.

La habitación estaba muy caldeada debido al ventilador del ordenador , ella se lo hizo saber que tenía mucho calor, él entre risas le dijo: Por mí no hay problema de que te quites la camiseta, ella se echó a reír y ella le dijo: y ¿tú qué? ¿No tienes calor?, él le dijo: La verdad Elena es que mucho pero no está bien que me quite la camiseta hablando con una dama como tú, ella se echó a reír y le dijo: O sea que yo puedo quitármela pero tú no, ¿verdad?, eso no es correcto Luis, él le dijo: Ok, y se despojó de su camiseta, un cuerpo algo grueso con barriga apareció por primera vez ante los ojos de ella y los míos, ella se percató de mi presencia en la sala y se me quedó mirando un poco sorprendida en el momento que él habló y dijo: Ya está, ¿ahora qué?, ahora ¿qué de qué?, dijo ella te toca a ti para estar en igualdad de condiciones, la conversación se puso tensa e interesante y sin duda él había sabido sacar el orgullo y la casta de ella hubo un momento de silencio y le dijo: ¿qué?, ¿a qué esperas?, ella acabó de picarse y se despojó de su camiseta, sobre la mesa del ordenador, apoyó su par de pechos recogidos a duras penas por un sujetador negro de encaje que le resaltaba un prominente canalillo fruto de apoyar los pechos sobre la mesa, él se quedó mirando y soltó un Bufffffffffffffff Elena son preciosos, perdona que te sea tan franco y directo pero hacía mucho que no veía a una chica tan hermosa como tú, eso pareció halagarla mucho y siguieron hablando así.

Pasaban los días y a ella le importaba poco chatear con él en sujetador, ya casi los había visto todos y yo cuando estaba con ambos me daba igual pues consideraba a Luis un amigo, el tema explotó cuando una noche Luis nos confesó todo lo que le excitaba Elena y que no podía evitarlo, se disculpó amargamente y ella me pidió que me fuera para hablar con él, como diciéndome que me pusiese donde él no pudiese verme, empezaron a hablar y ella le dijo que quizás había sido culpa suya que no debía haberse puesto así y que no era para tanto. Él la corto y le dijo ¿que no es para tanto?, bajó la webcam y apuntó hacia su paquete ambos nos quedamos alucinados mirando cómo se desarrollaba la escena del pantalón sacó un miembro enormemente erecto, largo y sobre todo grueso, a Elena se le salían los ojos de la pantalla, nunca había visto una cosa igual, hubo un silencio y él empezó a acariciársela poniéndosela si cabe más dura, de pronto dijo: ¿no te importa?, y siguió acariciándose pasando de caricias a masturbarse, ella todavía parecía impresionada y casi articulaba palabra, mientras la mano de él subía y bajaba sobre su largo pene, Elena no cabía duda que se encontraba en una situación muy morbosa y excitante, era lógico de pensar que después de tanto tiempo hablando con él algo le gustaba. Él pidió que se despojase del sujetador que iba a acabar ella se quedó petrificada la escena ocurrió muy lentamente como a cámara lenta, él se lo volvió a suplicar y ella dejó caer su sujetador al suelo, sus dos bonitos pechos ahora sí apoyaban sobre la mesa el poco tiempo que ella tardó en incorporar la espalda y demostrarle que los tenía muy bien plantados y se sustentaban firmes y nada caídos, al mismo tiempo que él empezaba a bufar como un toro mientras de su pene ascendía en el aire una columna de semen que se alzaría como a unos 6 cm de altura y que fue a caer sobre su abdomen seguida por 4 o 5 convulsiones más de su miembro con el mismo efecto, dejando su pecho y abdomen bañados de una sustancia blanca y bastante densa, hubo un silencio y de pronto se cortó la imagen.

Elena me miró entre un poco avergonzada y conmocionada aun, no sabía lo que había ocurrido y mucho menos si me iba a enfadar por ello, yo le miré con una sonrisa tranquilizadora, dándole a entender que no se preocupase que no pasaba nada. Nos acostamos y al rato comentamos lo ocurrido, ella seguía disculpándose diciéndome que no sabía que le había pasado pero ambos determinamos que Luis se habría sentido muy violento y avergonzado y que por eso había cortado la comunicación, los dos queríamos aclararle lo ocurrido a él pero nos preocupaba que no quisiese volver a conectar. Así que no supimos nada de él hasta el cabo de unos días que recibimos un e-mail.

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