Capítulo 5
Aún me detengo un momento en sus muslos. Ese vestido me está estorbando, y ya no tengo por qué permitirlo.
Aún me detengo un momento en sus muslos. Ese vestido me está estorbando, y ya no tengo por qué permitirlo.
Me volteo, meto la cápsula, y casi al unísono empiezan a sonar la cafetera y el horno a mi espalda.
Enciendo un cigarrillo y la miro. Según Carmen, ese culo redondo y generoso guarda un ojete sin penet
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