Pues quedamos para cenar esa noche, le dí la dirección de mi hotel para que pasara a buscarme e irnos a cenar, a donde ella dispusiera que para eso era la anfitriona. Estaba tan ansioso por no saber si personalmente le caería bien, si a mí me gustaría, si habría química entre nosotros, que pese al cansancio del viaje, no pude echar un sueñito en toda la siesta
Me detuve allí y sabiéndola desesperada por que continúe mi faena, lentamente me desvestí, quedando frente a ella, ofreciéndole mi cuerpo y sobre todo mi lanza en ristre, que ya la apuntaba con toda su magnificencia, erecta, roja, lista para el asalto final.
Cuando entraron Luis y Jorge se quedaron pasmados de ver semejante hembra, con un cuerpo increíble, una bellísima cara, y sus ojos irradiando pasión y lujuria, y devorándolos con esa mirada de hembra ansiosa de ser follada intensamente. Inmediatamente en sus pantalones se notó la protrusión de sendos bultos, que hablaban de su estado.