La experiencia de gozar con Katherine continua en mi cama. Nos entregamos la una a la otra, dejándonos llevar por el palpitar de la sangre y la desnudez. Termina de descubrir lo que ocurre en nuestra intimidad como mujeres lesbianas.
Todo comienza en la sala de cine de un teatro. La oscuridad me permitió manosear a Katherine a mi gusto, tal como ella lo revela en este relato en primera persona. Descubre más sobre cómo de ese escenario nos fuimos a gozar en las sabanas de mi cama, viviendo una tarde fantástica de mucho placer
Conocer a Kira ha sido una de las experiencias más revolucionarias de mi vida. Me abrió el camino para explorar mi vida sexual con mujeres a un nivel más intenso y apasionante. En esta primera entrega te develo cómo fue surgiendo mi amor hacia ella hasta hacerse realidad en la cama.
En este relato encontrarás la continuación de la pasión que Paula y Esperanza viven juntas en la habitación de un hotel. La experiencia sexual, que inició en el baño, terminará llevándolas a disfrutar del amor en medio de la espuma de la tina, antes de ir en busca de juguetes sexuales.
Rápidamente los besos se volcaron a una sesión de sexo en la que nuestros clítoris se tallaban uno con otro, Andrea rozaba su panocha contra la mía haciendo un delicioso ruido, resultado de la mojadez de nuestras vulvas...
Mi hermanita Gloria dice que quiere venirse a casa con mi marido y conmigo. Anoche pensé en qué condiciones ponerle, mientras mi marido y yo nos pajeábamos con su tanga mirándole el culo.
Si en el primer capítulo nuestra protagonista es abusada por un cura, en este pruebe las mieles de Lesbos, mezcladas con el sabor de los azotes de su jefa, un cóctel insuperable.
Marcela viajaba por la ciudad rumbo a la casa de su amiga Julieta agobiada por el estrés laboral, la escuela de los chicos, su separación con el boludo de su futuro ex marido, estaba llegando a su destino, un edificio de la calle san Juan.
Mi nombre es Mariana, soy una chica de Argentina, tengo 22 años y un cuerpo muy bien formado, no soy una top model pero no paso desapercibida para hombres y mujeres, me encantan mis senos turgentes y la dureza de mis piernas y nalgas, realizo bastante ejercicio y me encanta vestirme muy sexy, por razones de mi trabajo viajo constantemente y esto me sucedió en mi último vuelo de regreso de New York a Buenos Aires, con escala en Ciudad de México.
Había decidido pasar las vacaciones en un pueblecito de la costa catalana, Tossa de Mar, para estar relajada y pensar en los acontecimientos vividos últimamente. Alquilé un apartamento que estaba a pocos metros de la playa.
Esto me ocurrió hace unos 8 años, yo tenía 25 años y terminaba mis estudios en la universidad, cursaba Económicas y lógicamente realizamos un viaje de fin de curso, el destino: un crucero por el Mediterráneo, con salida y regreso en Barcelona. Visitábamos ciudades como Roma, Mallorca, Túnez y el viaje duraba 2 semanas.
Me llamo Marta y tengo 33 años, alguna de vosotras ya me tendréis presente por explicar alguna experiencia mía en esta comunidad. Para los que me leen por primera vez, sólo comentaros que mi primera experiencia lésbica fue a los 17 años con una chica de servicio interina que había en mi casa, y que supuso una relación de más de 2 años.
Me gustaría compartir con vosotras mi iniciación y convencimiento de mi lesbianismo. Vengo de una familia burguesa bien posicionada de Barcelona, es decir, educación eclesiástica (Colegio de Monjas) y poco ó nulo contacto con chicos.
Había llegado de USA el día anterior de pasarse un año en internado, tenía 18 años era una chica preciosa pero a mi no me caía muy bien, me parecía una engreída, llena de suficiencia y pagada de sí misma.