Ella sonrió pícaramente y se dió la vuelta. Flexionó sus rodillas y deslizó su trasero por el tenso miembro del hombre. Él rugió de deseo al sentir el morboso contacto. Intento elevar aún sus caderas y forzó inútilmente las ligaduras que lo mantenían atado, intentando acentuar y prolongar el roce...
Empecemos por encontrar una deliciosa excitación en que mi mujer se quitará el top del bikini en la playa. notar las miradas, casi siempre indirectas, disimuladas, de los hombres en sus senos nos producía una enorme calentura. En las noches, después de una tarde de playa, comentábamos una u otra mirada e imaginábamos cientos de hombres mirándola y masturbándose y, por supuesto, copulábamos como conejos.
Una mujer madura con un aura especial principal integrante de un trio de orgias.
Pronto una de mis manos se dirigió a unos de tus pechos. Lo agarré con ganas, la verdad, no me cabía en mi mano, acerqué mi lengua en tu pezón y comencé a comerlo como un lobo hambriento.
El último día entré en su cuarto y la encontré encogida de costado, desnuda como siempre. Me acosté detrás de ella, pegando mi cuerpo al suyo como una lapa, le así los pechos y le besé por su cuello. Cogí un poco de crema de la mesilla de noche, le unté el ano y metí mi verga muy adentro.
Una vez más me equivoque, sentada a su lado, por unos instantes seguimos al sol en su camino a la noche, el momento era propicio para hablar y creo obligatorio relatarles una vez más escuche una confesión en este caso de una compañera de viaje.
Mi hermana salía a colación tan frecuentemente en nuestras pláticas, que debo admitirles, que sus comentarios de deseo fueron parte importante a que mi propio deseo fuera aumentando hasta el grado de violar a mi hermana, que como recordarán ustedes, fue como inició mi incestuosa relación con ella.
Así lo hicimos. Ella llevaba puesto un top de una tela que sostenía sus hermosas tetitas paradas sin necesidad de corpiño y el cierre de atrás era de abrojos, así se lo había indicado Tor, que lo usaría para facilitar la maniobra, el vestido era de raso corito y acampanado, y debajo llevaba medias negras con portaligas y una pequeña bikini con tajo al medio, que la llamaban "siempre lista".
Entonces nos vamos a entender dijo y nuevamente me preguntó: estás caliente con las pijas que viste en el cine? Le contesté que si, que estaba que hervía, entonces me dijo y eso que no viste la mía, vamos a un hotel y te saco la calentura. Primero lo pensé un poco pero realmente era tanta la calentura que tenía que le dije que si.
Grigio entro, pero se vino detrás de mi sin abalanzarse a mis muslos, me hizo sentir culpable y arrepentida de haberlo hecho con otro ― tengo que recompensarlo … mi bebe necesita que le dé algo especial de mi ― reflexioné, él se mantenía a dos pasos de mi y yo me sentía rechazada y casi me hacía llorar, yo lo quiero a él, el otro no es nada para mí, podría decir que fue un desliz y nada más, pero él no se acercaba, así que decidí desnudarme toda y entregarme a él.