Ni el sol ni la luna, ni las noches frías de invierno podrán empujarme hasta aquí de nuevo, pues mi destino está lejos de estos parajes.
Este relato es fruto de la experiencia que vivió un amigo, quien fue llevando los juegos eróticos de su pareja, de la fantasía a la realidad.
Me fui comentándole a mi mamá que quería ir a dar una vuelta del otro lado, pero en realidad me fui al cuartito donde pasé la noche con mi primo y por fortuna toda la ropa y maquillaje
Llamaron al puerta y Rosa fue a abrir. Era el fontanero y venia con un ayudante.
Mi experiencia sexual con una viuda de 55 años, no tan llamativa pero les aseguro no la cambio por ninguna otra mujer.
Aquí estoy de nuevo frente al teclado, escribiendo las vivencias que estoy experimentando, porque esto que les contare a continuación no es ni mas ni menos que la continuación real de lo que me esta pasando.
Lo fui siguiendo a ver a donde quería llevarme, viendo que nos encaminábamos hacia el túnel de la avda. de Salgado Torres. Al principio dudé, pero como estaba lloviendo y no había sitio donde poder refugiarse, decidí continuar hasta la entrada al túnel, al menos allí podría esperar a que amainase la lluvia.
Un trabajo siempre es oportunidad. Fue mi oportunidad para descubrir lo que soy y seré, de la vida de otros, en definitiva esto del goce.
Comprobé con un amigo que mi mujer haría todo lo que yo quisiera, vamos que mi mujer es un putón.
Una noche cálida y aburrida. La luz de las farolas no daba demasiado resplandor. Estaba en casa. La televisión no tenía nada interesante.