Cuando le confesé que en esa oportunidad había tenido el mejor sexo desde hacía bastante tiempo y le pedí que no se ofendiera por mis palabras, pero que siempre había fantaseado con ello y que estaba feliz porque lo había concretado y compartido con él se puso contento ya que dijo que le gustó poder cumplirme ese deseo oculto
P: Pues no recuerdo, la verdad es que después de su yes, yes, me preguntó si era yo tu novia, todo ello en inglés y le dije que si, por supuesto. Él entonces se acercó y me seguía hablando, pero ya era una distancia un poco incomoda porque yo me tenía que ocultar tras la mampara aunque no parecía fijarse mucho a ver si me pillaba un poco de muslo o pechito, yo creo que para él era una conversación normal y corriente.
Durante la cena bebimos mucho vino y a mi el vino me pone de lo mas cachonda, y si encima tenia a Dani a mi lado ya ni os imagináis, el caso es que se me debió notar que iba cachonda dado que el vestido era finísimo y no llevaba sujetador, se me notaban los pezones erizados.
Esa tarde yo había chateado con una amiga (que me garché un par de veces el año pasado) y me había sugerido que para la cita con la mina esta yo no usara ropa interior...
Esto me dio valor y nos abrazáramos, volviendo a besarnos. Esta vez acogí la lengua y empecé a rozarla con la mía. Una de mis manos acariciaba su nuca mientras la otra acariciaba su espalda, las suyas recorrían mi espalda hasta que una de ellas me pellizcó una tetilla.
Contraje todos los músculos por que mi virilidad me impedía dar paso a su dedo... pero fue su lengua la que comenzó a chuparme. Notaba en contradicción permanente que aquello era placentero y que mi virilidad era cuestionada.
Cada una tenia lo suyo, todas eran bonitas y bien formadas, sus cuerpos responden a cualquier regla de buen gusto o lascivia , en esos meses decidieron estudiar en Buenos Aires, pero la crisis golpeaba, lejos podrían pensar en vacacionar, las reuniones en la casa María Luisa les dejaba lejos la única solución de salir de la chatura del pueblo, una estrategia, un camino a seguir , buscar una oportunidad de poder ser profesionales, las unía aún más.
En ese momento los otros dos tipos se acercaron y empezaron a tocarme las nalgas y las tetas; a lamerme la espalda, los hombros, en voz baja me decían que tenía un culo rico, que era súper atractivo mi cabello recortado y que querían comerme la conchita.
Parece que la discusión se terminó y Paula se fue al servicio. La madre, Sandra puso un disco. Puso a Dionne Warwick . Se abalanzó sobre mí y nos echamos un bailecito. Me cogió de la mano y se la llevó debajo de su falda. Yo metí mano por debajo de las bragas y acaricié su sexo empapado.
Una vez desnuda, se recostó en la cama, sin hablar. Me empecé a desvestir. Cuando quedé desnudo, fui hacia ella, pero no me miró. Empecé a acariciarte las tetas y se dejó hacer. Cuando bajé la mano y le toqué la concha, ella bajó su mano, siempre sin mirarme, y me tocó los huevos y la pija. Ahí sí me miró y dijo, como si hablara de algo inesperado
Empecé a acariciarle la verga y fui bajando hasta ponerme entre sus piernas como lo hago siempre porque se que a él lo enloquece y me la metí casi toda en la boca, dejando mi culo y mi conchita paraditos apuntando para fuera de la cama como si estuviera esperando algo.
Gema hizo que el mulato se sentara junto a sus amigos, se puso delante de ellos y muy despacio se fue desnudando, se quito la parte de arriba del bañador, y sin dejar de mirarlos se apretó las tetas, eso hizo que mi polla empezara a ponerse dura, después de un rato de juegos, se puso de rodillas y uno a uno les fue chupando la verga
Vuelvo a ver aquel hombre y me enseña su lengua moviéndola rápidamente, me cambio de silla de modo que quede a la vista de el, lo miro y abro mis piernas y el abre los ojos y los clava en el movimiento que estoy haciendo, volteo a ver a Clara y Luis si no me ven, ellos están metidos bailando, busco a Pepe y no se ve, dirijo nuevamente la mirada al regordete, me sigue viendo, me toco mi chocho y dirijo mis dedos a mi boca, el regordete cierra los ojos y se chupa los labios
Pensó que el tipo podía llegar a hacerle daño dado la situación en que se encontraba, así que por favor le pidió una vez más que la dejara ir, que no lo hiciera, que la respetara como mujer y pensara con qué cara podría mirar luego a su marido a quien quería tanto.
Estuvo así hasta que le pedí que hiciéramos un 69, lo cual aceptó de buena gana. La tiré a la cama y la bajé la tanga extrafina que tenía. A la vista quedó un chochito espectacular que invitaba a ser comido, eso hice y así estuvimos durante 15 minutos hasta que yo acabé. Me limpió bien la pija con la lengua y me pidió a gritos
Con el segundo, el joven de 30, se entretuvo más tiempo (la muy pícara se dio cuenta lo que tenía entre manos, mejor dicho en la boca, y supongo que por las dimensiones se dio cuenta que yo no era, pero se la chupó por un buen rato ante la mirada molesta de su joven esposa y los celos que me estaban atacando por la situación). También respondió negativamente.
Tras quitarme el abrigo retiró de mis hombros las frágiles cintas que sostenían mi vestido, dejando al descubierto mis tetas, ya que no llevaba corpiño puesto, las que listas y anhelantes por sentir el roce de sus manos, se erguían en su punta haciendo innegable mi extremo estado de deseo.
Esa tarde de invierno aparentaba ser una tarde más de su rutinaria vida, sus chicos con el padre y ella caminando un rato por la costanera, recordó con una sonrisa, cuando le robó un beso al marido de una amiga de la escuela, sonrío más fuerte al ver que otra amiga se había dado cuenta de todo eso en la casa de el, la costanera con los arboles sin hojas, flanqueaban el marrón río que bajaba presuroso como la vida que ella quería y no encontraba.
Un día habíamos salido a hacer ejercicio corriendo por la playa yo la miraba, ella estaba divina con sus pantaloncitos y su tanguita por encima y uffff me tenia loquita, yo me puse unos short pequeñitos y una camiseta que dejaba ver mi ombligo pienso que estábamos muy sexy, después de terminar de hacer ejercicio llegamos a casa.
Comentario de una amiga del relato "Escuela de hogar feminista"