Oh! Sabes que placer sentía, cuando tu lengua jugaba con mis pezones, haciendo circulitos... cuando jugabas a tragarte mis senos... como me excitabas.... y cuando mientras tenias mis senos en tu boca y acariciabas mi rajita, húmeda, hirviendo de placer... que grande sentía mis labios mayores a través de tus dedos... estaba completamente depilada para ti... y tus dedos se deslizaban por mi rajita arriba a bajo y luego penetrando un poco para acariciar mi clítoris que estaba duro y pulsante...
El viajo a Argentina cuándo yo tenia 15 años y un poco mas y desafortunadamente murió en un asalto haya eso destrozo a mi familia durante mucho tiempo el balance de mi familia quedo roto y cada uno siguió su camino durante meses mi madre se lanzo a la bebida y yo salía a paliar a la calle y vagaba todo el día y llegaba solo de noche a la casa muchas veces para encontrar a mi madre tomando borracha y llorando mirando un álbum fotográfico.
Entre cosa y cosa me fui acercando hasta él, ya cuando estábamos uno enfrente del otro sintiendo nuestras respiraciones le pedí me dejara sentir su estomago, a lo que no opuso resistencia. Al sentir yo aquel hombre moreno, duro como la roca, sentir su olor a recién bañado, sentir su calor corporal casi pierdo el control, lo único que alcancé a preguntar con mi mano en su abdomen fue
El tiempo pasaba lento y desesperante por mi parte además en las noches aun cuando soñaba con lo que había hecho y lo que había sentido y todo lo que me importaba era reunir gota a gota de mi cuerpo de mi semen para descargarlo dentro de mi mamita en su preciosa vaginita peludita y olorosa dentro de esa seducción malsana que deseaba de ella.
Pasaron los días y Laura se adaptó muy bien a nosotros. Nos reíamos, contábamos chistes en doble sentido y lo que más nos gustaba era que todas las mañanas nos preparaba un café. Un día nos comentó que estaba de cumpleaños y decidimos hacer comprar algo para picar y algo para tomar.
Katia seguía delante de mi con el rostro imperturbable. Angélica me miraba juguetonamente. En ese momento alguien toco a la puerta. Mire con cara de miedo a Katia, no parecía ni sorprendida ni enojada por lo que estaba viendo, aunque su rostro era de piedra, la chispa de sus ojos delataba el placer que sentía al verme así. Yo baje la mirada.
Todos se acobardan al último minuto y esto parece enojarla y se vuelve más atrevida. El interior de sus muslos comienza a brillar por su humedad. Mientras más baila, más caliente se pone y cada vez deja más en claro lo que quiere. Afrodita se acuesta en el suelo, abre las piernas y mueve sus caderas como imaginándose que la están cogiendo duro y fuerte.
Se sienta a la mesa mientras mi esposa le prepara algo de comer y yo me afano en abrir la botella de vino que siempre está preparada para él. Después de comer ambos deshacen la bolsa de viaje y me encanta ver a Silvana hacerle la cama (o decirle que como la última vez sólo estuvo una noche, no le ha cambiado las sábanas) y tomar con cariño su ropa para ordenarla en los cajones de la cómoda.
Yo nervioso y excitado, dejé que el viejo me fuese metiendo mano. Cuando el viejo consiguió meterme el dedo en el culo y luego un segundo dedo yo ya estaba que me derretía de gusto. Me sujetaba a sus brazos recostándome sobre el banco de la marquesina y abriendo las piernas todo lo que podía, dejando que el viejo metiera sus dedos en mi culo. Cuando me di cuenta, el pantalón y slip, ya los tenía sobre los tobillos y estaba jadeando y gimiendo de gusto. Ni si quiera me había dado cuenta de donde nos encontrábamos en ese momento, solo me dejaba hacer por el viejo, que en aquellos momentos me estaba haciendo gozar con sus dedos dentro de mi culo, teniéndome a punto de caramelo.
Bueno, pues el roce de lenguas terminó y fue él quien siguió por mi cuello, mi pecho, lamió mis tetillas, les dio pequeños y delicados mordiscos, siguió por mi barriga, llegó a mi pubis, sólo lamió mi dura verga por encimita, fue hacia mis huevos y los chupó uno a uno, sin lastimar, tiernamente..... me abrió las piernas, siguió hacia el agujero de mi culo, lo lamió ávidamente, se daba un respiro y luego llevaba su lengua hasta mi hoyo.... la metió lo más posible, ensalivó sus dedos y me metió uno, luego dos y hasta tres dedos toleré jugando dentro de mi recto....
Le acompañe y ayude acostarse, mientras sacaba su ropita, traje una crema y le pase por la zona castigada, sentía en mis manos el calor que su piel irradiaba en cada una de las marcas que su cuerpo tenia, surcos rojos que cruzaban su nalgas, algunos se perdían en su entrepierna, otros recorrían desde arriba hasta debajo de las pantorrilla, una maraña de marcas, surcos de color Rosado y rojo que se cruzaban sobre una piel blanca. cuya suavidad se había perdido por las magulladuras que la varilla le había provocado.
De repente la hizo parar y me dijo que deseaba pasar con ella un rato al dormitorio. Me preguntó si tenía inconveniente y respondí que no, que esperaría un rato mientras hacían sus cosas y después me incorporaría a la fiesta. Se levantaron cogidos de la mano y Silvana, tras darme un casto beso en la mejilla, le condujo hasta nuestra cama.
Los movimientos de va y viene aumentaron de intensidad, nuestras manos se encontraron en mi vagina, acariciando el hinchado y enrojecido clítoris, hasta que explotamos en un orgasmo simultaneo, que es de los pocos que he tenido hasta hoy, siendo penetrada por el culo, que quedo tan abierto que al sentarme en la cama todo el semen que estaba adentro de mi quedo en la funda de la almohada, lo que a ambos produjo una buena carcajada!!!!
Me había calentado muchas veces con esa conchita cubierta por todo ese vello que la naturaleza le dio. Había soñado con esas tetas que sin ser demasiado grandes, como me gustan a mí, eran tan perfectas, tan bien diseñadas y con unos pezones rozados que me provocaban erección de solo pensar en ellos. Y ahora la tenía a mi alcance. Parecía un sueño pero era la realidad.
No me lo creía pero aquellos movimientos rápidos del animal me estaban haciendo gozar, que sensación, nunca las había experimentado, me estaban haciendo perder el control de mi misma, dejándome llevar por aquel macho que me llenaba plenamente todo mi ser.
El solo ver el sujetador de mamá hizo que mi verga se endureciera aún más y estuve a punto de vaciar mis pelotas − Oh, Dios mío … te puedo hacer eso – dijo mamá acercándose a la cama, tire la sabana para el lado y ella aferró mi pene − ¿está bien así? – pregunto ella moviendo su mano arriba y abajo suavemente – sí, mamá … está bien – le dije poniendo mi mano sobre la suya y animándola a seguir, pero ella repentinamente me soltó la verga, su cara reflejaba confusión y de seguro la situación la conflictuaba con si misma − ¡no! … no es justo … no puedo hacerlo … eres mi hijo – dijo ella tratando de alejar su mano de mi pene, yo se la aferré con fuerza y me corrí salpicando de semen mi mano y la suya, cuando mamá vio mi lechita saliendo a borbotones de la punta de mi polla, mantuvo su mano que se cubría con el líquido seminal y me acompañó los últimos movimientos
Cada vez que yo empujaba esa polla enorme dentro de su chuchita, ella se detenía y lanzaba chillidos como relinchos, se vino una y otra vez, tuve que sujetar sus piernas para no hacerla caer de la cama, me chupó hasta la ultima gota de semen y estrujaba mi pene haciendo salir aún más, su cuerpo se estremecía sin cesar y sus relinchos y gemidos eran interminables, delicadamente le saqué la inmensa polla de su chochito, ella restaba inerte y respiraba con la boca abierta, hasta un poco de espumita se había formado en la comisura de sus labios, como una equina reventada por el esfuerzo ...
Este es un relato sobre la primera vez en que un hombre ve a su mujer en la propia sala de su casa, siendo gozada por otro hombre y las cosas que después le comenta sobre la persona a la que él mas ama y como podrán ser sus vidas después de haberlo visto todo.
El sábado de la semana anterior, me había dado por el culo un hombre maduro; rondaría los 50 años o quizás algo menos; en los aseos públicos de la calle Fernández Latorre, después de aprovecharse que el hijo de puta del maricón que me estaba sodomizando, me había dejado tirado. Me había dejado con los pantalones y slip sobre los tobillos, la camiseta sobre el suelo, el culo abierto y preñado de semen, la polla tiesa a más no poder, y la puerta del aseo abierta.
Grigio me tenía ensartada con su lanza de carne y me volvía loca, me tenía caliente, me hacía sentir putita lujuriosa, me había convertido en su perra salvaje, mi chocho le pertenecía totalmente, nada al mundo me podía desistir de ser poseída una y otra vez por mí dueño, por mí macho, Grigio lengüeteaba mis cabellos y mis brazos, me daba amor, me tironeaba para meterme su pene más adentro, me hacía gozar a cada instante, mi cuerpo le respondía con espasmos y convulsiones, mi chocho se contraía en torno a su verga esplendorosa y caliente, mi chocho húmedo y estrecho le pertenecía ...
Mi lengua saboreaba por primera vez un chochito, y que chochito ¡mi dios! El coño de la señora Evelyn, no era frondoso, sus rizos oscuros eran delicados y esparcidos unos pocos sobre su monte de venere y otros en torno a sus labios vaginales, para ser una mujer madura, su vagina no denotaba la edad de ella, su vulva era juvenil, mi padre empujaba mi cabeza sobre sus labios hinchados, la señora Evelyn movía sus caderas no pudiendo reprimir su placer, mi padre soltó mi cabeza y salió de la habitación.
Mi padre continuaba a confundirme con mamá, me escapé de su abrazo y corrí al baño a buscar un par de toallas, cuando volví mi padre me jaló sobre la cama y continuó a comerse mis senos, mis pezones estaban erguidos y duros, mi vagina se había mojado abundantemente, lo monté, mi chuchita quedó sobre su pija, estaba muy nerviosa pero también muy excitada, era la noche con papá, era la noche de mi primera pija, era la noche de perder mi virginidad, me encontraba emocionada y cachonda ...
Había empezado de a poquito, sosteniendo el miembro entre las manos y recorriéndolo íntegramente con su lengua húmeda mientras seguía lamiéndolo un rato lentamente hacia arriba hasta llegar al glande, metiéndola en el agujerito de la punta y luego volviendo a la base hasta llegar a mis testículos.
Al comienzo me habló muy poco de su separación pero después fue soltando la lengua y me confesó que no había sido muy feliz en su matrimonio porque su esposa muy lejos estaba de saber lo que era la fidelidad y lo había engañado en numerosas oportunidades hasta que él no había tolerado más la situación y se habían separado.
Ella bruscamente la alzó y me dio la gran sorpresa. Su tanga estaba a un lado mostrando totalmente su húmeda cuevita con sus labios grandes y rosados. Alcancé a tocarle excitado su conchita y estaba húmeda, empapada, casi goteando.
Siento como entre empujones trata de con su mano retirar la mía la cual muevo ante su presión pero no la saco, siento como recorro su interior y llego a su nalga la aprieto, de ahí recorro hasta su raya y me hundo en ella su mano alcanza de nuevo la mía y con tímida voz me pide la retire.
Te lo voy a dejar tan abierto que vas a sentir el aire entrando por tus tripas, como nadie te lo ha hecho". Me abrió las piernas y me subió las nalgas. Yo le decía que no, que nunca lo había hecho.