Capítulo 7
María, despierta jajja que ahora es cuando tienes que estar bien despierta.
María sacudió la cabeza y subió las escaleras hasta su piso, la falda marcaba su perfecto culo y Ángel pensó que no llevaba bragas, luego lo comprobaría.
Entraron en el piso y fueron habitación por habitación viendo las carencias.
La primera fue la cocina, donde concluyeron que, con lo ahorrado, la cambiaría entera, pues, aunque los muebles estaban bien, estaban algo anticuados. Cambiaria también los azulejos y el suelo, igual que el baño que le haría también nuevo entero. Si a esto añadían el barnizado del suelo, con poco más de diez mil euros estaría todo. El resto del piso solamente necesitaba ser vaciado y una buena mano de pintura. Pero eso lo podría hacer Ángel en unas cuantas tardes y el coste sería irrisorio.
María miró fijamente a Ángel, estaba encantada de cómo se había portado
No sé cómo darte las gracias.
Ángel la miró fijamente a los ojos, se acercó a ella, sujetó su cintura y la besó con pasión. María se entregó a él ahí, en medio del pasillo. Ángel no perdía el tiempo y ya tenía su mano entre las piernas de María.
Ese día Ángel estaba realmente excitado, metió los dedos hasta el fondo del coño de María, está, gritó y abrió sus piernas todo lo que pudo, para facilitar la tarea del hombre. Ángel pegó sus labios a la boca de María y la besó con pasión en un beso lascivo y húmedo mientras sus dedos no paraban dentro de ese chorreante coño.
María no aguantó más y gritando con ganas se corrió sobre la mano de Ángel. Este tiró de su tanga rasgándola y con premura se bajó los pantalones, metió sus manos por debajo de las faldas de María, cogiendo su culo con fuerza.
La levantó y apoyándola contra la pared la penetró manteniéndola en el aire. Sus bocas se devoraban mientras su polla incansable percutía con fuerza en las entrañas de María, haciendo que mares brotasen de ella.
Esta al sentirse totalmente penetrada, se sujetaba con fuerza al cuello y las caderas de Ángel, que totalmente fuera de sí, la percutía, con todas sus fuerzas.
De repente, le clavó la polla la levantó aún más en vuelo y empezó a llenarla las entrañas con su viscosa leche.
María gemía y se sujetaba con fuerza mientras todo su cuerpo temblaba. Ese orgasmo la estaba devastando por dentro y sus fuerzas justo le valían para mantenerse sujeta al cuello de Ángel. Así estuvieron hasta que la polla ya flácida abandonó ese agujerito llevando tras ella una gran cantidad de semen que ahora escurría por las piernas de María hasta llegar al suelo.
Joder tío, sí que tenías ganas, si, menudo polvazo.
Me pones muy cachondo.
Ya veo ya jajajajaj
Tras lavarse un poco y volver a acicalarse, volvieron contentos, sobre todo María, al hostal. Tomasa los vio llegar y pensó que no les hacía falta buscar otro sitio para follar, ahí, en el hostal eran libres de hacer lo que les viniera en gana.
La tarde ya tocaba a su fin y Ángel pasó al comedor a cenar. Las dos francesitas lo miraban y se reían, mientras la niña, roja como un tomate, no podía quitar la vista de él. Ángel, ajeno a las miradas, cenó tranquilamente, se tomó su copita y se fumó su purito.
Entró de nuevo a la recepción y ya se dispuso a pasar ahí toda la noche. Sobre las once salían las francesitas la rubia llevaba una mini muy mini que apenas tapaba su bonito y al parecer bien torneado culo, junto con una camiseta muy ajustada que marcaba sus pezones y sus redondeadas tetas.
Por su parte, la morena, salía con una camiseta de tirantes que mostraba su generoso pecho, cubriendo apenas los pezones. Junto con un mini pantalón que mostraba los cachetes del bien formado culito. Las dos salieron riendo, diciendo al pasar
Bonsoir garcons
Ángel las observó cómo se alejaban riendo y meneando con exageración sus culitos. Tras ellas la niña y su padre subieron a la habitación, la niña quedó un poco rezagada de su padre y le lanzó un beso al pasar. Ángel la miró con interés y sonrió por el atrevimiento. La noche transcurría lenta y sin ninguna cosa que reseñar hasta que volvieron las francesitas.
Venían muy risueñas, seguro con alguna copa de más, pero tampoco se les notaba mucho. Se acercaron a la recepción y le pidieron un par de whiskies que querían en su habitación.
Ahora Ángel nos va a narrar el encuentro con las francesitas.
Las dos francesitas se acercaron a la puerta algo contentas. Me levanté y les abrí la puerta dejándolas pasar. Me dijeron si podría llevarles dos whiskies a la habitación y yo les contesté que por supuesto. Ellas se fueron y yo quedé preparando las bebidas. Preparé los dos whiskies con hielo y unas botellas de agua y subí a su cuarto. Me abrió la puerta la rubia y me dejó pasar. Coloqué las bebidas sobre una mesa que había en la habitación y me di la vuelta.
Calme-toi mon garcon,tu as besoin du conseil “tranquilo muchacho, falta la propina”
Me giré sonriendo y les dije que no era necesario. Pero la morena se puso de rodillas frente a mí, me miró a los ojos con tal cara de puta, que me puso la polla tiesa al momento. Mientras la morena me desvestía de medio cuerpo hacia abajo, la rubia se apropiaba de mi boca y me metía la lengua hasta la campanilla. Yo rodeé la cintura de la rubia con mi brazo y la atraje hacia mí. El beso fue creciendo en intensidad mientras la rubia pegaba sus pechos sobre mi brazo. Por su parte la morena, ya me estaba comiendo los huevos mientras meneaba lentamente mi polla.
Notaba su lengua en mi escroto lenta y suave y todo se unía a la excitación de tener a la rubia contra la pared. Ese meneo suave sobre mi polla que me proporcionaba la morena hacía que mi excitación creciera al máximo. Bajé mi mano buscando las bragas de la rubia, pero para mi sorpresa, no tenía. Metí dos de mis dedos en su coño y los meneé con rapidez. La rubia gemía y movía sus piernas buscando el contacto con mis dedos. A los pocos minutos su cuerpo tembló y mi mano se llenó con sus jugos, que presta la morena se bebió como el mejor de los combinados.
La rubia se dejó caer y sujetando la cabeza de la morena, la besó y le lamió la cara con verdadera presteza. Después de tan tórrido beso, la morena siguió con mis huevos, mientras la rubia chupaba mi frenillo.
Me estaban volviendo loco. La morena dejó mis huevos para subir lentamente sobre el tronco de mi polla y lamerlo y morderlo a la vez que unía su boca a la de la rubia que repetía los movimientos de su amiga. Mientras me comían la polla, poco a poco se fueron desnudando hasta quedar únicamente con sus zapatos. La morena pisando los talones se los quitó y tumbando a la rubia en el suelo le quitó igualmente las zapatillas.
La rubia abrió sus piernas ofreciendo ese brillante coño a su amiga. Esta no se lo pensó y hundió su cabeza entre sus piernas a la vez que elevaba su culo en una clara ofrenda hacia mí. Yo tampoco me lo pensé y le clavé la polla muy despacio hasta tenerla toda dentro, ese coñito me oprimía y ese roce me excitaba al máximo.
Cuando la morena tuvo mi polla entera dentro, gimió y empezó a menear su culo, clavándose mi polla en lo más hondo. A la vez metía sus dedos en el coño de la rubia que ya tenía tres dedos dentro. Lentamente yo aceleraba el ritmo, mientras veía como la morena metía otro de sus dedos en el coño de la rubia. Esta gritaba, gemía y pedía más, quería la mano entera.
Vi como lentamente la morena intentaba meter su mano en el coño de la rubia y tras estar un buen rato intentándolo, por fin vi desaparecer su mano dentro de ese coño que se la tragó como si fuera un boa constrictor. La rubia gimió y resopló al notar todo el puño de su amiga en su interior. Yo por mi parte, excitado al máximo me sujeté a las caderas de la morena y le empecé a dar con fuerza.
La morena a su vez incrementó el ritmo de su mano dentro de la rubia que cada vez gritaba con más fuerza contra la almohada que había cogido para silenciar sus gritos. La rubia sujetando con todas sus fuerzas la almohada, se empezó a correr soltando un potente chorro que nos bañó a su amiga y a mí. La morena aprovechó para saborear los jugos de su amiga, a la vez que sentía como mi polla se vaciaba en ella. Esta aún no se había corrido, por lo que me puse bajo su coño y lo empecé a lamer.
Mientras la morena sacaba con extremo cuidado la mano del coño de la rubia, mi lengua batía su clítoris con toda la rapidez que me era posible imprimirle. Justo cuando sus dedos dejaron el encharcado coño de su amiga, tuvo a bien regar mi cara a la vez que botaba sobre mi lengua en un prolongado orgasmo. Las dos chicas quedaron tendidas en el suelo abrazadas, mientras yo me vestía y salía silencioso de la habitación.
Dos meses después María abandonó el hostal para irse a vivir a su nueva casa. Ángel le había ayudado con la pintura y algún pequeño arreglo que tenía la casa. Por cierto, le había quedado una casa muy bonita, con la nueva cocina mucho más luminosa, el nuevo baño con una impresionante ducha y unos grandes azulejos que le daban un aire de distinción.
También había ganado mucho con pulir el precioso suelo de madera que ya tenía. Había cambiado las puertas y los tiradores y había puesto una puerta de seguridad. La decoración minimalista le daba un aire de amplitud a la casa y María estaba encantada con su nueva casa. Tanto Tomasa como yo salimos a despedirla a la puerta del hostal.
Gracias por todo y no dudéis en hacerme alguna visita, yo también me pasaré por aquí.
Disfruta de tu nueva casa y no dudes que iremos a verte. Dijo Tomasa.
Ángel, por su parte, solamente le dio dos besos en las mejillas y le dijo que se cuidase. María tomó su pequeña maleta y caminó calle arriba meneando su espectacular culazo.
Esta niña es una bomba, ehhh, Angelito jajajajajja
Volvieron al hostal y Ángel se dispuso a reparar las pequeñas averías que iban surgiendo por el uso de las habitaciones. Lentamente los meses y los años iban pasando en una vida tranquila y algo monótona. Tras diez años en el hostal, Ángel había conseguido una documentación falsa y funcionaba con ella para todos los trámites burocráticos que en el día a día, se le presentaban. Follaba con Tomasa de vez en cuando y nunca faltaba alguna clienta o la amiga de alguna amiga que necesitaba un poco de cariño, también tenía a María que de vez en cuando le recibía con los brazos y las piernas abiertas.
Después de pensarlo mucho, decidió que tenía que acercarse hacia España, quería volver a su país y aun que seguía teniendo que esconderse, en España le sería algo más fácil. Le fue duro despedirse de Tomasa y María, pero tenía que hacerlo y partió recorriendo el sur de Francia. Al llegar a Saint-Tropez, nuevamente la suerte se cruzó en su camino. Paro para comer en un restaurante cerca del mar y en él vio un cartel donde se leía, que se necesitaba un jardinero y limpiapiscinas. Le preguntó al dueño del restaurante y este le comentó que era un señor mayor que quería dejar su negocio en manos de alguien con interés y por eso quería ver primero cómo trabajaba. Le dio la dirección del hombre y Ángel se dirigió hacia donde le había dicho.
Llegó a la dirección y un hombre fuerte y con una mirada inquisitiva lo recibió. Estuvieron hablando durante un largo tiempo, donde el hombre le explicó cómo funcionaba y lo que tenía que hacer.
Ambos se cayeron bien y rápidamente Ángel empezó su nuevo trabajo, los primeros días el hombre iba con él, pero a las dos semanas ya se quedó solo. El trabajo era bastante sencillo, aunque pesado, ya que había que hacerlo durante la época de verano, donde todo el mundo estaba de vacaciones.
Hagamos un poco de historia.
Saint-Tropez es un popular pueblo en el departamento francés de Var, en la región que abarca la Provenza, los Alpes y la Costa Azul. Aunque tiene un pasado como pueblo pesquero, en la actualidad se trata de un lujoso centro turístico en los meses más calurosos, donde la élite nacional e internacional se da cita.
Prueba de ello es el muelle lleno de yates, veleros y barcos de lujo, además de mansiones de las estrellas de cine que se dejan ver en plena costa.
Esta ciudad portuaria fue originalmente un discreto pueblo de pescadores situado cerca de Niza. La popularidad llegó a esta localidad cuando algunas familias se trasladaron a la ciudad y se llenó poco a poco con los grandes poetas, escritores y artistas famosos que llegaron a Saint-Tropez en busca de inspiración. La fama internacional llegó cuando en sus tierras se rodó “Y Dios creó a la mujer”, con la famosa actriz Brigitte Bardot.
Su buen clima y sus playas atraen a gran parte del turismo que busca estos elementos en sus vacaciones, pero también destaca por tener importantes lugares de interés. El monumento preeminente de la ciudad es la Ciudadela, por su envergadura y su situación. Esta ciudad fue fruto de constantes ataques de piratas, corsarios y turcos, de ahí su necesidad defensiva. Es desde la Ciudadela donde se ofrecen unas increíbles panorámicas de la bahía de la ciudad y toda la costa. Además, si el día está claro, se puede llegar a ver la Moyenne Corniche y el camino de Niza a Mónaco. Desde los cañones se pueden ver bien los tejados y la torre del reloj.
Ahora convertida en ciudad de vacaciones de las clases más pudientes de la sociedad francesa, está llena de casas unifamiliares donde las piscinas no pueden faltar y siempre se necesita quien la limpie y la tenga aderezada para su buen uso. El hombre le había enseñado todo y ahora a cambio de un alquiler mensual había cedido a Ángel su negocio. Negocio que marchaba viento en popa. Angel era una persona trabajadora y constante, por lo que rápidamente adquirió algún cliente más.
Entre ellos madame de la Fonten una madurita muy bien conservada que a sus cincuenta y siete años, mantenía una bonita figura, donde unos pechos medianos y bien puestos realzaban su perfecta figura. Madame de la Fonten se quedó viuda de su segundo marido el barón de Rochetua título que había heredado su primogénito. Madame había heredado la propiedad de Saint-Tropez y unos buenos cuartos que le darán para vivir con holgura el resto de su vida.
La señora había oído hablar de Ángel y lo llamó para contratar sus servicios, no estaba muy contenta con su actual jardinero y limpiapiscinas. Cuando se conocieron, algo entre los dos surgió de una manera espontánea. Madame con su clase y finura, supo aguantar el primer impacto de sorpresa que le produjo Ángel con su cuerpo fibroso y bien torneado. Las bragas de la señora se mojaron al instante, pero ella supo estar a la altura. Extendió su mano y se presentó.
Madame de la Fonten, encantada, ¿es usted un buen jardinero y limpiapiscinas?
Buenos días, me llamo Ángel y le diré, que intento hacer mi trabajo lo mejor posible.
Muy bien ¿cuándo podría empezar?
Ángel sabía que esos trabajos no se podían escapar, por lo que prescindiendo de la comida le dijo a la madame.
Podría estar aquí hoy a las dos
Pues a esa hora le espero.
La madame extendió la mano y se despidió de Ángel.
La mujer había quedado impresionada ese apretón de manos, con fuerza y seguridad, le habían hecho mojar su ropa interior
Ángel al salir de la casa pensaba. Joder como está la madame, se le puede hacer un buen favor. Bueno luego a las dos me dará más datos sobre ella.