Capítulo 3

Aventuras por el mundo

¿Bailas encanto?

CHARLINES

Toda sociedad que se precie ha de hacer grandes bailes y eventos para satisfacer a sus socios.

El clan de los Mac & Mac estaba organizando su velada semestral donde se entregaban los premios, para los más destacados de ese semestre. Era un evento que ningún socio quería perderse y el cual estaba catalogado como del más alto nivel. Por supuesto la etiqueta era exigida para poder acudir a esta fiesta donde corría el alcohol y las drogas, sin medida alguna. El comienzo de la fiesta era muy protocolario, para después de unas horas ir adquiriendo un rumbo totalmente distinto.

Los señores de Holy eran los más destacados de las reuniones. Ella era una impresionante rubia, cuyas curvas tenían caliente cualquier salón por grande que este fuera. Con uno ochenta centímetros de estatura, unos pechos sobre la cien y tiesos gracias a la cirugía, levantaba pasiones por donde pasaba. El, un apuesto hombre sobre el uno noventa de altura, atlético y musculoso, también tenía encharcados los coños de más de una de las asistentes al evento.

La cena comenzó con los premios que se repartieron entre los socios. La dulce Moly, recibió el premio a la emprendedora del semestre. Moly era una mujer normal que solamente destacaba por su inteligencia, su cuerpo era muy normal, pero sus deseos eran superlativos. Moly estaba prendada, encoñada, del señor Holy. En su discurso de agradecimiento solamente lo miraba a él, como si su agradecimiento fuera solamente para él.

Antoine es el más joven de la sociedad y recibió ese premio, el del más joven. Un muchacho de veintiún años, musculado de gimnasio y apuesto, muy apuesto, un yogurin. Este recorrió con su mirada todo el salón parando unos instantes en la señora Holy, que llamó su atención, por el tremendo escote que presentaba ese día, prácticamente el vestido tapaba lo justo. En el atril Antoine tuvo una tremenda erección que quedaba patente en el fino pantalón de su esmoquin. Cuando se separó del atril se pudo escuchar un ¡ohh!, por parte de más de una de las asistentes, la cosa parecía grande, muy grande.

La cena se desarrolló como todas las cenas, mucho vino y muchas drogas. Al terminar la cena, rara era la persona que no estaba algo, o muy colocada. Las felicitaciones a los premiados se iban sucediendo y así fue como el señor Holy se acercó a felicitar a Moly.

Moly solamente miraba la bragueta del señor Holy, la miraba absorta sin escuchar lo que el hombre le decía. Las manos de Moly se dirigieron a esa parte del esmoquin del señor. Mirándolo a los ojos mientras mordía su labio inferior, fue bajando la bragueta, desabrochó el botón de la presilla del pantalón e introdujo su mano hasta tocar la morcillona polla del señor Holy. Con suavidad la sacó de su escondite, se relamió los labios, abrió su boca e introdujo en ella tan preciado y deseado manjar. La saboreó como un niño saborea una onza de chocolate. Relamió su cabeza, lamió su tronco y la llevó hasta su garganta. Moly se levantó de la silla y se dejó caer de rodillas frente al señor para poder degustar la polla con mayor intensidad. El señor Holy sentía como esa boca le llevaba al placer supremo, pero no quería correrse aún, no en su boca, quería su culo y sabía que ella estaba dispuesta a dárselo.

Moly era una gran mamadora y el señor tuvo que separarle la boca de la polla, pues apunto estaba de llenarle la boca con sus caldos. Míster Holy miró la mesa y despejó una porción de ella, elevó a Moly hasta apoyar sus pechos en la mesa, abrió sus piernas, hizo a un lado la tanga y le perforó el culo sin compasión. Moly gritó mientras se sujetaba con fuerza a la mesa. Para ella esa penetración era el placer sumun, lo que siempre había deseado y recibió de buen grado la enculada.

  • Así señor, deme fuerte, no me tenga piedad, le deseo tanto que haré cuanto usted me diga.

Enardecido por estas palabras, el señor Holy azotó con virulencia el pequeño culo de Moly mientras imprimía mucha fuerza a su penetración. Los jugos de Moly descendían por sus piernas igual que sus jadeos y gritos salían de su boca.

  • Me voy a correr putita, me voy a correr.
  • En mi boca señor, por favor, lo quiero en mi boca.

El señor sacó la polla del culo de Moly y poniéndola de rodillas frente a él, le folló la boca sin piedad, haciendo que esta tuviera grandes arcadas, tantas que a punto estuvo de vomitar. Moly quedó tendida en el suelo, llena del semen del señor y terriblemente satisfecha.

Este hecho desató la lujuria en el salón, donde los comensales empezaron a dar rienda suelta a sus más bajos instintos. La señora Holy era asediada por diferentes personajes del evento, permitiéndose rechazar a la mayoría de ellos. Antoine se acercó lento y seguro, marcando un impresionante paquete. Esto no pasó desapercibido a la señora Holy que mojó sus braguitas pensando en tener esa polla dentro. Antoine se acercó y bajando la cabeza hasta tocar con su boca la oreja de la señora, le dijo.

  • Sería un placer para mi poder comerme esos turgentes pechos
  • ¿Estás seguro muchacho? ¿No será mucho arroz para poco pollo?
  • Puede comprobarlo usted misma.

Antoine sujetó la mano de la señora y la llevó hasta su polla. Ella mirándole a los ojos asintió, a la vez que le apretaba la polla sintiendo su grosor.

  • Si sabes usarla, puede ser fantástico. Acompáñame.

Y sujeta a su polla lo llevó hasta un cuarto cercano al gran salón. No dijeron nada, pero al cerrar la puerta sus bocas y sus manos tomaron vida propia. La señora sujetaba la polla, a la vez que desabrochaba los botones del pantalón del esmoquin. El muchacho ya había descubierto los pechos de ella y los lamía con gula.

  • Así, chúpame, así. Joder que gorda y larga la tienes

Los tirantes del elegante vestido fueron cayendo por los costados hasta dar con este en el suelo. Una pequeña tanga era la única prenda que ahora portaba la señora. Esta con ávida rapidez desnudó a Antoine, se postró ante él e intentó tragarse tan monumental polla. La polla medía más de treinta centímetros y posiblemente más de doce de ancho, una barbaridad. Por mucho que intentaba, no podía tragar más que el capullo y aun así tenía que hacer un gran esfuerzo para tener la boca bien abierta.

  • No puedo con ella, joder que grande. Fóllame, quiero sentirte dentro, quiero que me abras el coño.

Antoine subió a la mujer sobre una mesa de roble macizo y tiró de sus piernas hasta dejar su sexo al borde de la mesa. Ahí llevó los dedos a su boca, embadurnó su polla de saliva, le mojó la entrada del sexo y acercó la punta de su polla hasta sentir el calor de esa cueva. Sujetando su polla con una mano, introdujo dentro su capullo. La mujer emitió un ligero grito y abrió sus ojos desmesuradamente.

  • Joder, joder, qué es esto, joder.

La polla de Antoine entraba milímetro a milímetro abriendo las carnes de la señora que le apretaba como una virgen. Antoine estuvo un largo rato metiendo y sacando su capullo, creando gran ansiedad en la señora.

  • Entera, la quiero entera, métemela entera.
  • ¿está segura?
  • Si joder, sí.

Antoine dando un fuerte empujón a su cintura, entró en ella hasta el fondo. El grito de la señora pudo escucharse en todo el recinto.

  • Cabrón, me has partido en dos, ahora termíname, rómpeme en cachitos.

Antoine la miró con una sonrisa en la boca, sabía que la reventaría y que sería difícil, muy difícil que ella olvidara ese día. Volvió a sacar su polla y volvió a meterla de una, así unas cuantas veces, hasta que ella con los ojos en blanco temblaba como una hoja en otoño. Pero él no paró, siguió, siguió percutiendo ahora con un ritmo mucho más tranquilo. La bajó de la mesa y colocó sus enormes pechos pegados a la mesa. Acercó su capullo a la entrada de su agujerito más estrecho.

  • No por ahí no cabrón, me vas a desgarrar, párate, no joder, no.

Antoine estaba ciego de lujuria y no hizo caso, empujó su polla con fuerza y traspasó ese pequeño agujero. Ella gritó, gritó y maldijo a ese muchacho que tanto placer le daba. La excitación de Antoine creció y enardecido se clavó en ella hasta los huevos. La señora Holy gritó desgarradoramente y se desmayó ahí mismo. Antoine esperó unos segundos y empezó a entrar y salir de ella, primeramente, despacio, hasta que empezó a escuchar sus gemidos de placer. Aquí sujetando con fuerza sus pechos, apretándolos, estrujándolos, sintiendo como la carne se aplastaba entre sus dedos. Le daba fuerte, muy fuerte.

La señora gritaba, se retorcía y blasfemaba. Ante los gritos de la señora, de placer y de dolor se enardeció de tal manera que le dio fuerte muy fuerte y ella gemía, gritaba, se corría como una yegua. Las piernas de la señora fallaron en el mismo momento en que él se clavaba en lo más hondo de su culo bramando como un buen semental.

  • Toma hija de puta, toma, tendrás el culo abierto más de una semana y antes volverás a por más

Ella no dijo nada, seguro volvería. Ahora se dejó caer con la polla clavada en su culo y se estiró en el suelo acurrucándose en su placer. Cuando Antoine salió de ella, llevó la mano a su culo y comprobó horrorizada que casi le cabía el puño de lo dilatado que lo tenía.

  • Mientras, en el salón dos mujeres, jugaban con sus cuerpos, a la vez que otras dos le estaban practicando una felación a uno de los elegidos para la gloria de ese día. Las mujeres se tocaban con pasión frotando con fuerza sus clítoris buscando así el placer. Ahora una sola mujer chupaba la polla del hombre mientras le pajeaba. Las mujeres se devoraban el coño formando una rueda para poder llegar a darse el máximo placer. La mujer que chupaba al macho, ahora se sentaba sobre él, mientras una de las chicas le chupaba a ella el culo. Las otras dos frotaban con salvaje velocidad sus clítoris hasta explotar en un fuerte orgasmo, que las dejó tendidas sobre un sofá.

La mujer que saltaba sobre la polla del macho ahora era perforada sin compasión, temblando empalada sobre la polla. La otra muchacha empujó a la primera para introducirse la polla en la boca y con una paja salvaje, consiguió que el macho se vaciara en ella, en su boca. Ambas mujeres se fundieron en un beso blanco compartiendo el elixir sagrado.

La fiesta siguió, siguió y volverá a repetirse. La próxima vez contaremos más historias.

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Aventuras por el mundo

Aventuras por el mundo – La dulce Penélope