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Mabel, Karina y Mary que noche

Llegué al departamento y ya me esperaban Mabel, Karina y Mari, habían pasado apenas unos días de mi encuentro con la cachonda de Mabel y todavía me temblaban las piernas al recordarlo.

Mabel es un chica hermosa pero no se pinta, usa el cabello corto y aunque su aspecto es el de un muchacho guapo, es un mujer sexy.

Mari es gordita, sin chiste y todo mundo conoce sus preferencias sexuales, en cambio Karina es una niña de súper cuerpazo y a nadie le pasaría por la cabeza que le gusta bailar desnuda para sus amigas lesbianas.

El departamento de Mabel es muy moderno, su familia tiene mucho dinero y el consiente todo, cuando llegué las tres ya estaban un poco entonadas y escuchaban música mientras Karina les bailaba…

Las tres llevaban pantalón de mezclilla y blusas de manga larga, hacía frío, pero a mi se me quitó cuando por aquí vi a Karina bailando al centro de la sala, parando las nalgas y tocándose las chichis, es muy delgada pero tiene un cuerpo muy bonito, ni un gramo de grasa, cabello largo, ondulado, es muy sexy; la verdad es que sentí celos de ver como Mabel admiraba ese cuerpo contornearse ante sus ojos.

Dijeron que me estaban esperando para comenzar la fiesta, corrieron las cortinas del apartamento, subieron a la música, se sentaron en el piso y comenzaron a aplaudir, la puta de Karina ya sabía bien lo que seguía y comenzó a desnudarse lentamente.

Movía sus nalgas y las restregaba en la jeta de Mari que era la que más se acercaba y le decía cositas: Mami, estás bien rica, mira que par de nalgas, ven que te quiero coger esas dos naranjitas. Mabel menos expresiva, solo se reía de los comentarios de su amiga y ni por casualidad volteaba a verme.

Llegó el momento en que Karina debía despojarse del chichero y entonces se volteó hacia a mí y riendo como desesperada, se inclinó y sacó lentamente sus pezoncitos, yo me hundí en el sillón, esto era más de lo que yo podía imaginar y aunque estaba que reventaba de placer, no asimilaba la situación tan fácil.

Cuando se quitó el brassiere, Karina ya estaba sentada encima de mi, agarrando uno de sus pequeños pero hermosos senos y ofreciéndomelo, lo vi tan cerca, tan paradito y apetitoso que titubeante pero deseosa lo besé, luego comencé a tocar la puntita con mi lengua y cuando me di cuenta ya estaba ahí Mari haciéndome segundas con el otro pezón, reímos muchos, brindamos y admiramos a Karina totalmente desnuda. Mabel tan solo observaba desde el sillón contiguo, de repente sonreía y tal parecía que tenían un pacto para no acercarse a ella, disfrutaba mirando.

Ver el cuerpo perfecto de Karina me tenía bien mojada y entonces Mari se fue sobre mi y me pidió que le mostrara mis chichis, yo un tanto intimidada solo reí, pero me cayeron encima ella y Karina, me jalonearon la blusa y sacaron al aire mis senos excitados, más que la situación lo que me prendía eran sus sucios comentarios.

-Es que Kris estás bien rica, mira que tetitas, no tienes lechita? y si jugamos a que eras nuestra mamá, no quieres ponerte un piercing, te lo podemos hacer nosotras, no te va a doler nadita, me decían mientras frotaban mis dos chiches y me miraban cachondas a los ojos.

Entonces Mari se sacó una teta y me mostró no uno, si no dos aretes en su pezón, que por cierto era enorme y bastante obscuro… tenía unas tetas inmensas y también las masajee a mi antojo.

Entonces por fin se acercó Mabel, le ordenó a Karina que se tirara en el piso, a lo que obedeció de inmediato y entonces me dijo…

-Para que formes parte del grupo, tienes que besar a Karina hasta que se venga, no vas a usar tus manos, solo la lengua.

El reto me gustó, pero para que no hiciera trampa me amarraron las manos y con cierta perversidad abrieron las cortinas de la sala, lo que dejaba a la vista el apartamento vecino, eso me excitó mucho, yo traía mis pantalones puestos y la blusa abierta con las tetas al aire aún excitadas, entonces comencé mi tarea, no podía creerme que estuviera ahí mamando las chichis de mi rival de amores, quien lo disfrutaba horrores, de reojo vi a Mabel observándonos sin tocarse y a Mari besándose sus propios pezones, esa escena me calentó mucho y comencé a jadear, Karina también, entonces me bajé a su entrepierna y olí sus jugos, olía muy bien, miré sus vellitos húmedos y rizaditos, su clítoris hinchado y mojadito, comencé a lamer, a besar, a succionar, tenía tantas ganas de tocarla pero lo único que pude hacer fue restregar mis chichitas en su cosita, me mojé más al ver mis pezones mojaditos por sus juguitos, una vez más hundí mi cabeza en su sexo como queriendo penetrarla con ella, comenzó a arquearse y cuando me dí cuenta ya estaba embarrada de su jugo, se había venido en mi cara y yo no quería apartarme de su piel.

Entonces Mabel se acercó a mí, desató mis manos y me dijo ahora es tu turno, me quitó los pantalones y ordenó a Mari y a Karina a que me chuparan toda toda, entonces Mabel tomó el teléfono, marcó, se fue hacia la cocina y regresó… al cabo de unos minutos, regresó y me dijo, aguanta, no te vengas todavía, pero yo ya llevaba unos tres orgasmos y seguía restregando los cuerpos desnudos de mis nuevas amigas contra el mío.

Pero reaccioné un poco cuando tocaron la puerta y ví llegar a un amigo de ellas, es un gay bien parecido que no las suelta nunca, me extrañó verlo ahí, pero a esas alturas ya no me importaba nada, entonces el las saludo de beso en la boca y confianzudamente les metió un pellizco en sus pezoncitos, cuando se acercó a mí hizo lo mismo y me dijo bienvenida perrita.

Entonces pusieron música para bailar y Karina y Mari se pararon a bailar desnudas frente a él, me pareció muy extraño que ni Mabel ni él hicieran el intento por jugar con nosotras, pero no me importó… yo estaba extasiada y quería seguir jugueteando con ellos, así que me puse a bailar con las otras dos e improvisamos un juego en el que nos íbamos hincando sobre las piernas de Jesús, y agitando nuestros senos en su nariz, golpeándolo, el claro no pasaba la oportunidad para darnos una buena mordida… y un pellizco en la nalga… – son unas putas las tres, pinches viejas calientes, miren nada más esas chichotas, qué les pasa, trío de tetudas aguadas, vengan les voy a dar en las nalgas a las tres, por perras, calientes, son unas putotas… y mira tu Mari, tienes pelos hasta en las areolas, ven que te voy a arrancar con los dientes esas pinches argollas… y tu Karinita ven, enséñame como se las movías al pendejo ese de tu ex novio, pobre idiota si supiera que ahora hasta te le encueras a tus amigas… y tu Kris, quien te viera siempre tan seriecita, tienes buen ojo Mabel, esta también le entra al desmadre…

La noche terminó cuando Mabel dijo es hora de salir, entonces se apagó la música, nos vestimos, Jesús jaló su chamarra y salimos todos a cenar como si nada hubiese pasado, fue una noche muy extraña, no comprendo mucho las depravaciones de Mabel, pero no me importa, solo espero que vuelva a invitarme.

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