Intercambio sensual

Me llamo Jorge y estoy felizmente casado con una preciosa mujer que se llama Maria.

Después de leer bastantes relatos, he decidido escribir también algo y que todos los navegantes lo lean y si les gusta, que disfruten como yo lo hago también cuando leo los demás.

Lo que te voy a contar, amigo/a es algo que me sucedió el verano pasado y que no me lo puedo quitar de la cabeza.

Llevo dos años casado, y aunque yo siempre he sido más activo en la cama que mi mujer, ella últimamente, me está sorprendiendo por su voluntad a complacerme y disfrutar de la vida como yo lo hago.

La verdad, es que aunque yo siempre he soñado con realizar intercambio de pareja, nunca me lo he planteado en serio sopesando todas las ventajas o inconvenientes que tiene el hacerlo.

Algunas veces, he soñado con estar con otra pareja, disfrutar del sexo con otra mujer estando la mía al lado disfrutando ella también; es cierto que yo se lo he comentado a María más de una vez en la cama, mientras hacíamos el amor, a lo que ella respondía con una sonrisa pero nada más.

Cuando hablaba era para decirme..: » yo eso … no sé…. quizás….» pero nunca nada en concreto.

El verano pasado, en la playa de Benalmádena, Málaga, tuvimos un encuentro con una pareja en la playa de Cabopino.

Lo que sucedió en esa ocasión, con esa pareja de Valladolid, creo que nos hizo pasar una barrera que nunca creía que podría atravesar.

Y digo creía y no creíamos, porque por supuesto a Maria ni se le había pasado por la cabeza.

Lo que sucedió fue que salimos un día los cuatro con una falúa (lancha fueraborda) y en una calita apartada, hicimos el amor los cuatro, cada uno con su pareja, pero al lado una de la otra.

Mientras hacíamos el amor, nos acariciamos y nos llegamos a besar, pero nada más.

Esa historia ya os la he contado.

Pero lo que supuso ese encuentro para Maria y para mí, fue algo más profundo.

De regreso a casa, solo comentábamos entre los dos, lo bien que lo habíamos pasado en la playa, lo placentero del descanso, merecido por otra parte, y lo morboso del encuentro que tuvimos con Marcos y Elena (así se llamaban nuestro nuevos amigos de Valladolid) .

Después de hablar de ese encuentro, Maria y yo coincidíamos en que fue todo un gustazo el hacerlo y la lástima de tener que regresar a casa ya; pero en ningún momento nos arrepentimos de ese encuentro.

Ya de nuevo en casa, después de almorzar, sonó el teléfono y lo cogí yo. Era Marcos.

Estuvimos hablando un poco, yo le pregunté por Elena, él me preguntó por María, en fin, lo clásico.

Me preguntó que cuántos días me quedaban de vacaciones yo le dije que diez; yo le pregunté lo mismo y él me dijo que le quedaban seis días.

Llegado a ese punto, me comentó que si nos parecía bien que nos fuésemos a Madrid a pasar un fin de semana para agotar las vacaciones, que Madrid en el verano estaba desierto y que no habría tantos agobios; quedamos en que yo le llamaría después de consultárselo a Maria.

Mi mujer y yo, después de consultarlo entre los dos decidimos ir.

Nos encontramos los cuatro en el aparta hotel plaza de españa, en Madrid.

Después de los saludos e instalarnos en nuestras respectivas habitaciones, salimos a dar una vuelta.

Era viernes por la noche, cogimos el metro y fuimos a moncloa.

Allí estuvimos tomando unas copas en un ambiente estupendo.

Elena iba guapísima, con ese pelo negro y rizado y morenita por el sol…. estaba estupenda.

Maria, aunque sea yo el que lo diga, estaba radiante; alta como es ella, con esas piernas largas…. la verdad es que Marcos y yo podíamos darnos por afortunados por los dos bombones que llevábamos con nosotros.

La noche pasó en esa tónica, los cuatro charlando y animándonos cada vez más…. hasta que llegó el tema de conversación estrella..: la experiencia la semana anterior en la playa.

Marcos dijo que estuvo bien, que fue excitante, mientras Elena le miraba fijamente a los ojos con las mejillas coloradas.

Yo contesté que para mi fue genial, que era muy morbosa la situación…. entonces María dijo: » anda Marcos que no te mueves nada mientras lo haces¡¡¡» echamos todos a reir por el comentario, pero lo cierto es que a mi se me estaba poniendo el nabo durísimo e imagino que a Marcos también porque no hacía más que moverse y estirarse los pantalones para abajo.

La situación se fue caldeando y en un momento dado Elena dijo..: » lástima que no estemos en la playa ahora, me apetece un bañito, ¿ verdad Maria? ¿ a ti no?» a lo que contestó mi mujer que sí, que le apetecería un montón bañarse de noche.

En ése instante salté yo:

-¡ vamonos a un club de esos que tienen para parejas, ahí suele haber jacuzzis, pero nosotros a nuestra bola, sin nadie, y aunque no sea una piscina para nadar pero por lo menos nos mojamos… ¿ que os parece?

Marcos dijo: » por mi estupendo, además sé yo de un sitio que está fenómeno y no debe de haber mucha gente porque ahora en el mes de agosto suele estar todo el mundo fuera»

  • «¿ y tú cómo sabes de esos sitios?» le dijo Elena a su marido.
  • » pues porque lo he visto en internet…. mirando … y mirando…

Marcos no sabía que decir más, pero se le notó nervioso con su mujer, él no se esperaba esa pregunta de Elena y se puso nervioso.

La verdad es que como me dijo más tarde marcos, él nunca había entrado a esos locales pero que sí que había mirado información por gusto en internet.

Elena miró a María y dijo que por su parte no había problema, ¿ y tu Maria?

  • por mi……. lo que digáis todos.

Dicho y hecho, los cuatro cogimos un taxi y nos dirigimos a un local de parejas.

Una vez allí, y después de hablar Marcos y yo con el gerente, nos condujeron a la sauna.

Todo estaba lleno de lujo, nada de cutre.

Nos sentamos primero en unos bancos que había al lado, con unas copas y en esto que María dice:

  • » ¡ anda y los bañadores!
  • » mujer, después de vernos los cuatro en la playa desnudos, imagino que eso no será un problema ¿verdad jorge?
  • » por mí no hay problema»
  • » pero es que me da corte…… ¿ a ti no Elena?
  • «Maria tú tranquila, si quieres, nos metemos primero nosotras desnudas sin que ellos nos miren y después que lo hagan ellos»
  • » pues nada Marcos, tú y yo nos quedamos aquí mientras ellas se meten en el jacuzzi …¡ que le vamos a hacer!»
  • » vale, no hay problema»

Elena se quedó un poco seria, imagino que se imaginaba que pasaría algo así pero no creería que sucedería.

Como después me dijo Marcos, ellos al igual que nosotros, también habían hablado del episodio de la playa, y de lo bien que se lo pasaron.

Y que mientras hacían el amor en su casa, fantaseaban con la posibilidad que se nos ponía delante en esos instantes.

Marcos y yo, seguíamos hablando mientras nuestras mujeres, de espaldas a nosotros se iban desnudando.

Casi me giro para mirarlas pero me contuve, así que no vi nada hasta que nos llamaron y al girarnos ya las vimos dentro del agua.

Entre risas, María y Elena dijeron que nos tocaba a nosotros desnudarnos pero que ellas no iban a apartar la mirada.

María tenia una expresión expectante; mientras nos íbamos desnudando no hacía nada más que mirarnos a los dos como nos quitábamos la ropa.

Elena era la que peor lo llevaba, se le veía nerviosa, como si estuviera indecisa.

Al quitarse Marcos los pantalones se le notaba que estaba excitado, la polla se le salía de los calzoncillos, y María parecía avergonzada pero no apartaba la vista.

Una vez dentro del agua, con las copas en la mano, empezamos a reírnos, a hablar,…

María no hacía más que coger a Elena del brazo para situarla en los chorros de agua que salían riéndose las dos…. volvíamos a estar los cuatro juntos y desnudos, como en la playa, pero ésta vez iba a ser distinto; iba a ser espectacular.

En un momento dado, cogí a María y la besé, la abracé y le subí un poco para arriba dejando fuera del agua las estupendas tetas que tiene.

Después hizo lo propio Marcos con Elena, pero ellos se entretuvieron más que nosotros…….. y se hizo un silencio que aproveché yo para volver a besar a mi mujer.

Estaba excitadísima porque pocas veces me ha besado igual, con la boca abierta y toda su lengua dentro de mi boca….. empezamos a morrearnos cada uno con su pareja, estábamos los cuatro excitadísimos….y muy juntos… yo besando a María y Marcos besando las tetas de Elena; la escena era de película.

Cogí a María, le abrí de piernas y le hice sentar encima de mi polla, ella estaba fuera de sí, con la respiración entrecortada, la separé un poco echándole el cuerpo hacia atrás y en ese instante vi a las manos de Marcos como agarraban con fuerza las tetas de Maria, delante de mis narices.. a veinte centímetros de mi cara.

La espaldas de Elena daban con las espaldas de Maria, y los cuatro estábamos como locos.

Empezamos a movernos, nos pusimos los cuatro muy juntos, el hombro de Elena estaba junto al mío y el hombro de María junto al de Marcos, las piernas enlazadas, yo creo que ya no sabía yo ni lo que tocaba, pero la verdad, es que tampoco me importaba…..

Entonces ocurrió; Maria se giró un poco y empezó a besar a Marcos en la boca, y yo mientras empecé a besar a Elena.

Nos separamos de nuestras parejas y cogí con fuerza a Elena.

Estaba realmente estupenda; esos labios suaves besándome, paseando su lengua por mi oreja y sintiendo su respiración profunda….. no me pude reprimir….

  • Elena, quiero que hagamos el amor…..
  • No Jorge, el amor lo hago con mi marido, contigo voy a follar.

Se me iban a salir los ojos de las cuencas….. Maria se echo más encima de Marcos y bajó la mano hasta que cogió su polla y empezó a rozarla en su clítoris, como a ella le gusta…. movimientos cortos pero rápidos. Marcos iba a estallar…. y entonces dijo..:

  • vamos a salirnos fuera, nos ponemos unos condones y follamos……

Y así lo hicimos. Nos salimos los cuatro sin para de tocarnos, de besarnos,…. era excitante..

Maria se sentó en el suelo esperando a Marcos, no le apartaba la mirada de su polla mientras él se ponía el condón.

Yo tuve más suerte. Cuando me lo iba a poner, Elena cogió lo huevos con una mano y con la otra cogió la polla y empezó a chupármela….

La verdad es que la chupa mejor que mi mujer.

Con movimientos suaves de mano y el capullo en su boca yo estaba en el séptimo cielo..

De un vistazo vi como mi mujer, echada en el suelo, se abría de piernas para acoger la polla dura de Marcos que sin pensárselo dos veces se la metió casi entera. Maria se retorció un poco pero enseguida se entregó.

Con los ojos cerrados, mi mujer se retorcía de gusto y placer, mientras Marcos le besaba por el cuello, el pecho, los pezones… Era espectacular, un ambiente propicio, una pareja muy apañá y nosotros follando como locos…

Elena, me pasaba la lengua por la polla, bajaba a los huevos y casi la metía en el culo, cosa que me ponía más nervioso todavía.

Su lengua acariciaba mis pelotas y con un dedo empezó a masajearme el culo. ¡ que guapa estaba Elena!, le hice levantarse y empecé a besarle en la boca…Casi me corro cuando en ese instante María me miró y con un gesto me indicó que nos tumbásemos al lado de ellos, cosa que naturalmente hice.

Estábamos haciendo un intercambio de parejas en toda regla, ¡no me lo podía creer! Mi mujer parecía estar en una nube y Elena no hacía nada más que mirar a su marido mientras yo seguía follándola como un cosaco.

Las dos tumbadas juntas en el suelo y nosotros encima de ellas como en la playa, pero esta vez, con la chica cambiada.

Ante tal espectáculo, el orgasmo me vino rapidísimo, así que me retiré un poco avergonzado de la rapidez y antes de correrme, me quité el condón y puse la polla en la boca de mi mujer para correrme, cosa que hice enseguida tragándose María toda la leche.

Mientras Elena se levantó y cogió a su marido por las espaldas mientras se la seguía metiendo a mi mujer.

Eso debió excitar a Marcos mucho porque también se retiró de mi mujer para correrse pero él, en lugar de hacerlo en la boca de Elena, lo hizo en su culo. Marcos se levantó, se quitó el condón y cogió a Elena por la cintura y de espaldas hasta que se la metió en el culo.

En dos o tres embestidas, él se abrazó a las espaldas de su mujer y se corrió dentro de ella.

Los cuatro nos quedamos tumbados un rato hasta que nos volvimos a meter en el agua de nuevo, ésta vez para relajarnos y descansar.

Si os digo la verdad, no me importó para nada ver a mi mujer con otro hombre.

Después lo hemos hablado María y yo y lo mismo de enamorados que antes de hacerlo.

Los dos pensamos que hay que sentirse vivos de vez en cuando, y aunque esas experiencias no las hagamos por rutina, si que viene bien de vez en cuando realizarlas.