Intercambio en vacaciones

Hace unas semanas, mientras estábamos de vacaciones en una zona playera muy conocida de España, sucedió lo inevitable después de haber probado nuestro primer trío con otro hombre.

Como todos los años vamos a la misma playa donde tenemos un pequeño apartamento adosado en una urbanización muy tranquila próxima a la playa.

Después de estos años tenemos amistad con un matrimonio que también veranea allí, al cual tenemos mucho aprecio a pesar de que tan sólo nos vemos de año en año.

Ellos son algo mayores que nosotros, alrededor de 42 años mientras nosotros tenemos 34, pero se conservan bastante bien, mejor incluso que nosotros.

La verdad es que nunca los habíamos mirado como objetos sexuales sino como amigos. Tenemos mucho en común pues somos muy familiares, respetuosos, etc.

Como siempre, al encontrarnos, nos besamos y abrazamos por la alegría del reencuentro, esta vez al besar a Blanca, así se llama ella, sentí una atracción especial, el abrazo efusivo hizo que sintiera en mi pecho sus dos tetas grandes y tuve una reacción inmediata que provocó una perceptible erección que, yo creo, todos pudieron observar.

Josemi, el marido de Blanca, me dio un apretón de manos, la verdad es que era tal la alegría que nadie dijo nada de mis instintos.

Descargamos las maletas y rápidamente nos fuimos a la piscina, ellos fueron a recoger toallas y enseguida vinieron a nuestro lado. «Hemos conocido una cala genial.

«Nos decían «vamos que os va a encantar», montamos en su auto, yo me senté delante junto a Josemi y Blanca y María (mi mujer) detrás. Ambas vestían un bikini y un pareo que les tapaba de las caderas para abajo.

Blanca tiene unas tetas grandes y preciosas, mi mujer las tiene algo más pequeñas pero con unos pezones exuberantes que invitan a morderlos y besarlos, a lo que siempre reaccionan erizándose y poniéndose duros.

Al cabo de unos minutos llegamos al lugar que indicaba Josemi, bajamos del auto y tras unos minutos andando por caminos de piedras llegamos a una especie de paraíso, una cala de agua transparente con arena blanca genial.

Enseguida dejamos las toallas en la arena y nos despojamos de nuestras camisetas, ellas se quitaron los pareos y quedaron en bikini. Blanca lucía un tanga que dejaba sus nalgas completamente al descubierto y mi mujer su bikini cuya braga ajustada dejaba a la vista parte de su depilado pubis. Josemi dijo «¡Qué guapas estáis!» y esto me hizo recordar el trío que semanas antes habíamos protagonizado mi mujer y yo con otro amigo.

Nos fuimos al agua, mientras nos dábamos el baño nos contábamos cosas de lo que había sucedido a cada uno a lo largo del año, estuve tentado a contarle a Josemi lo del trío pero me daba miedo que esto perjudicara nuestra amistad.

Ellas acababan de salir a la arena y estaban tomando el sol. Pude ver como Blanca se había despojado de la parte de arriba del bikini y mi mujer se disponía a hacer lo mismo.

«Nunca habían hecho top-less desde que nos conocemos» le dije a Josemi, «La verdad es que no, pero desde que venimos a esta playa Blanca se quita toda la ropa, como no viene nadie, está más cómoda. Supongo que hoy no se lo quitará al estar vosotros.

«Mientras hablábamos de cosas de trabajo y las típicas anécdotas que habíamos vivido, observé que Blanca se ponía en pie, tenía unas tetas preciosas, grandes con unos pezones oscuros que me estaban poniendo cachondo.

De pronto se quitó el tanga y dejó a la vista un coño aparentemente depilado, no supe qué hacer.

María, me miró y me hizo un gesto con la mano, salimos del agua Josemi y yo y nos acercamos hasta ellas, intenté disimular pero los ojos se me iban al majestuoso coño de Blanca, estaba prácticamente depilado, tan solo una línea de vello le cubría la zona por encima del comienzo de los labios.

Mi reacción no se hizo esperar y mi bañador apenas podía tapar la erección que estaba teniendo. Mi mujer me dijo «No os importa que nos desnudemos ¿verdad? No hay nadie y estamos entre amigos…» Bufff, su tono indicaba algo más que el interés de tomar el sol. «Por mi parte no hay problema.» Dijo Josemi, que ya tenía su bañador sacándoselo por los pies. Ante nosotros la polla de nuestro amigo en estado casi flácido daba la sensación de ser muy grande.

Yo no sabía qué hacer, cuando María, mi mujer, se quitaba la braga del bikini y mostraba su coño semi-depilado a todos, «Lo siento, pero la falta de costumbre ha hecho que mi cuerpo vaya por un sitio y mi mente por otro.» Dije señalando que tenía una erección que no podía controlar. «Bah, – dijo Josemi – eso es normal. Mira la mía, si no me meto en el agua pronto, explotará.

«Ya ostentaba una erección enorme y se veía la polla en todo su esplendor, no era tan grande como parecía pero tenía el glande descubierto, algo que todavía daba más toque morboso a la situación. Se fue al agua mientras yo, con cierto pudor, me quité el bañador, al dejarlo sobre mi toalla Blanca le dijo a María «Vaya, pues tu marido no va desarmado…» rieron las dos maliciosamente y María le dijo «Uy, si yo te contara…», no esperé más, me fui al agua a reunirme con Josemi.

«En un entorno así se pierde el pudor – comentó Josemi – la verdad es que a veces me excita estar aquí en el agua y ver cómo algunas parejas vienen y se desnudan y como los hombres miran a Blanca. «, yo asentía con la cabeza, «Admito que a mi esto me pone muy caliente. El hecho de que otro hombre mire a María desnuda y tan cerca, me excita mucho.» Le dije yo.

«¿Sabes lo que hacemos Blanca y yo últimamente? Miramos páginas de parejas liberales en Internet y leemos lo que cuentan, nos hemos comprado una cámara y a veces entramos a curiosear en los video chat, es alucinante.» Decía Josemi. Yo no me atreví a preguntar más aunque imaginaba que en los chats de este tipo harían de todo pues algo ya había visto yo.

Al cabo de unas horas dijimos de volver al apartamento pues atardecía y había que preparar algo de cena.

En el auto, mientras volvíamos María y Blanca nos contaban que un chico que estaba en la playa se había pasado la tarde mirando sus cuerpos sin parar y que ellas se habían puesto juguetonas con el pobre chaval y le habían mostrado disimuladamente hasta el último detalle.

Blanca dijo «cuando se ha puesto boca-abajo yo creo que se estaba masturbando porque tenía la mano colocada por bajo.» Me sorprendía tanta naturalidad en los comentarios de las chicas pero no le di mayor importancia.

Llegamos al apartamento, Josemi y Blanca fueron al suyo a ducharse y cambiarse de ropa mientras nosotros hacíamos lo mismo y preparábamos la mesa para cenar.

Quedamos que pediríamos unas pizzas a domicilio y nos quedaríamos en casa para charlar y contarnos todo lo que nos había sucedido.

Al cabo de media hora llegaron, Blanca lucía otro bikini pequeño y llevaba un pañuelo grande a modo de chaquetilla, Josemi venía en bañador y una camiseta de tirantes, típica suya, pues creo que desde que lo conozco lleva la misma camiseta. Traían cervezas, vino y una botella de licor.

Desde mi teléfono móvil pedí las pizzas ,mientras venían, nos sentamos a charlar.

María, mi mujer, me había comentado que en la playa se había excitado mucho y que Blanca le había contado lo de Internet, el caso es que ambas estaban calientes y deseando que llegase la hora de irse a la cama para echar el primer polvo de las vacaciones. Josemi decía «Sois unas pícaras, mira que poner malo al chaval de la playa hasta hacer que se masturbe…» en eso sonó el timbre. «La pizza» – dije yo levantándome para coger la cartera y pagar. Entonces Blanca, muy resuelta, dijo «Espera Pedro, María ven conmigo. Vosotros mirad y no os perdáis detalle.»

Desde el comedor donde estábamos sentados en el sillón se veía la puerta de entrada al apartamento, Blanca dijo no se qué a María al oido y se despojó de la parte de arriba del bikini, Blanca quedó con las tetas hermosas al descubierto y María se reía ajustándose el body que llevaba para que se notasen bien los pezones.

Abrieron la puerta y el chico que traía de la pizza casi pierde el equilibrio, abrió los ojos de par en par y mirando las tetas de Blanca balbuceó «Sus pizzas, son 12 euros.», María le dio el dinero y el chico, sin quitar la vista de ese par de tetas se marchó sofocado. Entre risas, las chicas volvieron al comedor, Blanca todavía llevaba el bikini en la mano y se lo colocó lentamente al sentarse en la mesa para cenar.

Mientras se lo ponía yo no dejaba de admirar aquel par de tetas hasta que me di cuenta de ella me miraba intensamente, me guiñó un ojo y mientras terminaba de taparse se acarició descaradamente los pezones. Yo volvía a tener una erección de caballo y Josemi no era ajeno al juego, él sirvió las pizzas y llenó los vasos de vino.

María se quejaba del calor y Blanca le decía «Ponte más fresquita mujer, mira cómo estoy yo.» En alusión al bikini. María se levantó y se dirigió a nuestra habitación, al poco volvió en bikini también y Josemi, ya con varios vinos en el cuerpo silbó en tono de piropo cuando María regresó.

Al acabar la cena, comenzamos a tomar unas copas de licor mientras charlábamos de todos los temas, yo estaba un poco más tímido de la cuenta así que decidí arrancar diciendo «¿Jugamos a las cartas?» La idea, aunque fue aceptada, no tuvo mucho entusiasmo por parte del resto, pero comenzamos a jugar por parejas, María dijo que el juego era aburrido y Blanca propuso que jugásemos a los dados, un juego llamado «Mentiroso» el que perdía debía tomar un trago de licor y hacer una prueba, si la superaba, nada, si no pagaría una prenda. Yo creo que a esto hemos jugado todos en tiempos adolescentes.

Comenzamos a pasar jugadas… que si poker, que si dobles parejas, el caso es que entrábamos en la misma dinámica que con las cartas, una vez que perdí yo me pusieron, como prueba, asomarme a la terraza que da al paseo lleno de gente y subirme a una silla haciendo como que tiendo ropa y debía subir a la silla con el bañador bajado.

Así lo hice y ellos desde el comedor comenzaron a gritar y silbar para atraer la atención de la gente que paseaba bajo de mi apartamento, no sé si alguien se percató, el caso es que entré subiéndome el bañador y al sentarme dije «Cuando yo era adolescente jugaba a esto y una vez hicieron que me masturbase delante de todos.» No sé por qué lo dije, sencillamente me acordé.

Los otros me miraron y Josemi dijo, «Subamos el nivel de las pruebas. Vamos a divertirnos.» Así que quedamos que no había límites a las pruebas, el perdedor de la mano anterior impondría la prueba al nuevo perdedor y si este no la cumplía perdería una prenda pues llevábamos un rato jugando y estábamos con la misma ropa.

Perdió Blanca y como me tocaba a mi ser el que mandaba le dije que debía bajar la basura al contenedor totalmente desnuda o por lo menos sin sujetador. El contenedor estaba en la calle así que imaginé que no cumpliría la prueba, en efecto, dijo que no se atrevía y le tocó perder prenda. Yo esperaba que perdiese el sujetador para poder contemplar sus tetas, pero muy lista ella, se quitó las chanclas y las dejó al fondo de la mesa donde se supone dejaríamos todas las prendas.

En la siguiente mano volvió a perder Blanca y volví a ser yo quien impuso la prueba, «Debes dar una vuelta alrededor de la piscina sin el sujetador.» Convencido de que no realizaría la prueba, me quedé esperando a ver qué prenda soltaba.

Se levantó y con una sensualidad que nos puso a todos a mil, se quitó el sujetador, abrió la puerta que da al jardín y paseó por la piscina descalza y con las tetas al aire, no había nadie o al menos eso nos pareció, así que se recreó en su paseo llegando, incluso, a acariciarse los pechos descaradamente. Subió y me dijo «Prueba realizada, pagas tú. «Mientras se ponía el sujetador, yo me despojé de mi calzado, al levantarme se veía con claridad que estaba excitadísimo pues se veía parte del glande sobresaliendo del bañador. «Uy, uy…cómo se está poniendo esto…» dijeron lo demás.

Perdió Josemi la siguiente mano y Blanca, con una sonrisa maliciosa dijo «Vas a hacer como Pedro cuando era adolescente…mastúrbate delante de nosotros.» Josemi no supo qué hacer, me miró, miró a mi mujer y dijo «Blanca, joder, una cosa es simularlo y otra es hacerlo.», el alcohol estaba haciendo estragos y Blanca estaba fuera de control, así que dijo «Bueno, perdonadme, haz un streptease entonces.» Josemi lo hizo, lo hizo muy bien, se fue quitando el bañador y tapaba ligeramente su polla con las manos, de vez en cuando la dejaba descubierta y pude observar una mirada de deseo en mi mujer.

Cumplida la prueba, Blanca se quitó las bragas en pago de prenda, «Como estoy sentada en el sillón no se me ve…» decía mientras se reía y se quitaba las bragas ante nuestras miradas que ya no ocultaban el deseo.

De nuevo pude apreciar aquel coño depilado y los labios inflados fruto de la excitación que, sin duda, tenía. Se notaba que estaba húmeda pues brillaba el jugo de su vagina en los labios. Yo di un respingo pues por poco me corro. Todos lo notaron pues se echaron a reír. Creo que ya estaba claro que aquello no acabaría así.

Decidimos entonces jugar por parejas, es decir, si perdía uno perdía su pareja, y la otra diría qué debían hacer. Los primeros en perder fuimos nosotros, María y yo, así que Blanca tras consultarlo con Josemi dijo «María, haz un streptease a Pedro pero con contacto ¿eh? Acarícialo y que él te acaricie, vamos un show erótico de un minuto.

«Mi mujer, se levantó y lentamente se puso frente a mi, se fue quitando la ropa y me quitó el bañador, comenzó a rozarme con los dedos en mi polla que estaba a punto de explotar, acercó sus pechos a mi boca y yo los besé y lamí los pezones, se sentó sobre mi polla sin llegar a introducírsela.

Yo estaba a punto de correrme, veía a Blanca y a Josemi que no perdían detalle, Blanca se había levantado y estaba a menos de un metro de mí, veía su coño depilado y casi podía oler sus jugos. «Bufff, – exclamó Blanca – eso sí que es un streptease…» María se incorporó y sentándose en su sillón pidió las prendas al otro matrimonio. Así que Josemi quedó con el slip del bañador y Blanca totalmente desnuda.

«Si queréis lo dejamos aquí, dije yo, Blanca ya ha perdido toda la ropa.», nadie me hizo caso, creo que estábamos ya el borde de la explosión, algo que no tardó en llegar. Blanca volvió a perder, creo que lo hizo intencionadamente, y María dijo «Devuélvenos el strep-show…» Blanca no se lo pensó, desnuda como estaba, se levantó, comenzó una especie de danza, paseaba por el comedor mientras se acariciaba los pechos, sin disimularlo se tocaba el coño y acariciaba su clítoris, en un momento dado, se acercó a mi lado, casi a la altura de mi cara colocó su coño y con los dedos de su mano derecha abrió los labios dejándome ver prácticamente hasta el último pliegue de su hermoso coño.

Estaba chorreando, se alejó y tomó a su marido de la mano, lo llevó al sofá y lo acostó, María, mi mujer, respiraba agitadamente, se notaban los pezones erectos y duros. No perdía detalle. En el sofá Blanca acercó su boca hasta el bañador de Josemi y lentamente se lo fue quitando, apareció ante nosotros la polla de nuestro amigo con el glande destapado dura y tiesa como un palo, Blanca siguió tirando del bañador hasta retirárselo por completo, le pasó la lengua desde los huevos hasta el glande, ante la atónita mirada de mi mujer y la mía. Recorrió su cuerpo con la lengua y volvió a bajar hasta la polla de su marido, de un solo golpe se la introdujo en la boca y la dejó salir de nuevo quedándose con el glande entre sus labios.

Yo ya estaba fuera de mi, me acerqué a mi mujer, el culo de Blanca, abierto, quedaba ante mi, pues estaba agachada sobre su marido, Josemi cerraba los ojos. María, mientras, comenzó a acariciar mi polla, me miró y me susurró al oido «¿Seguimos el juego?», yo le respondí con la cabeza afirmativamente.

De pronto Blanca se incorporó y se sentó sobre la polla de su marido, nos miró con ojos pícaros y al ver que María tenía mi polla en su mano, dijo «No os perdáis esto.» De un solo golpe la polla de Josemi se perdió en el coño de Blanca quien no pudo evitar un gritito de placer «ummmm…» y un suspiro que nos electrizó a todos. Josemi resoplaba evitando correrse pues, era evidente, la noche estaba comenzando ahora.

Lentamente fue sacándose la polla de su vagina se lo introdujo en su boca y tras limpiarle bien los restos de su flujo dijo «Cumplido, pagáis prenda.» Nos quedamos de piedra, se echó un trago de licor y llenó nuestros vasos. Josemi ni se vistió, María y yo nos quitamos nuestras prendas y quedamos totalmente desnudos, a pesar de que solo debíamos poner una prenda.

Blanca dijo a María «María, ¿quitamos todas las normas?», María no sabía a qué se refería, «Sí, ahora no hay parejas, los que saquen el número más bajo hacen de pareja y los otros mandan.» Hubo dudas pero María dijo que aceptaba, Josemi y yo nos miramos y asentimos con la cabeza. María puso como excepción que no podía haber parejas del mismo sexo a lo que todos dijimos que estábamos de acuerdo. Los dados quisieron que María y Josemi formasen la primera pareja, y tanto Blanca como yo nos cortamos un poco al pedir la prueba, así que nos dimos cuenta de que así no tenía emoción. Propusimos que primero impondríamos las pruebas, cortas pero fuertes, sin saber quien sería la pareja obligada a cumplir.

Comenzamos de nuevo y como primera prueba era besar el sexo de la pareja que tocase durante 10 segundos. Echamos los dados y la pareja resultó ser Blanca y Josemi, así que durante 10 segundos Blanca besó y lamió la polla de su marido deleitándose en el glande, después, Josemi se arrodilló en el suelo y comenzó a lamer el coño de su esposa.

Volvimos a sentarnos y la prueba esta vez sería realizar una masturbación con la mano durante 10 segundos. Yo lancé el dado y me salió un 1, lo más bajo, María sacó un 3, Josemi un 5, pensaba que sería mi mujer la que me tendría que masturbar cuando Blanca lanzó y sacó otro 1. Hubo silencio tenso, Blanca hizo ademán de levantarse, María me miró y yo no sabía qué hacer.

Entonces María, mi mujer que estaba en el sillón al lado del mío se levantó y con una seña indicó a Blanca que se sentara a mi lado, cuando Blanca llegó, mirando a su marido abrió las piernas ligeramente mientras con su mano alcanzaba mi polla que estaba que no aguantaba más, yo estaba petrificado, tímidamente la mano de Blanca comenzó un movimiento subiendo y bajando por mi glande. Un suspiro me transportó a otra dimensión cuando sentí una mano que cogía la mía y la llevaba al coño de Blanca, era Josemi. Lentamente comencé a acariciar los labios depilados de aquel hermoso coño, miraba a mi mujer que no perdía detalle y mis dedos se deslizaron dentro de aquella vagina, Blanca suspiró «Ahhg» muy levemente, y sus respiración se aceleró. Comenzó a contornear su cuerpo y yo comencé a acariciar su clítoris enorme, inflamado que pedía más.

Estaríamos así como medio minuto cuando el ruido de los dados nos hizo recordar que eran solo 10 los segundos que debíamos pagar o disfrutar. Blanca no se levantó del sillón donde hasta entonces estaba mi mujer y tardó unos segundos más en soltar mi polla.

No pusimos nueva prueba, ya no hacía falta pues la pareja que perdiese, o ganase según se mire, estaba claro que daría rienda suelta a sus deseos. Así fue que esta vez perdieron Josemi y Blanca. Blanca no se lo pensó y se echó sobre Josemi, de un golpe se introdujo la polla de su marido en su vagina y comenzó a cabalgarlo sin parar, salvajemente se veía la polla de Josemi que entraba y salía de aquel coño que acababa de estar acariciando con mis dedos. Me levanté y me acerqué para tener mejor visión y mi mujer, se acercó a mi, pasando muy cerca de la pareja, tanto que sus piernas rozaron las manos de Josemi, este sin dudarlo comenzó a acariciar el coño de mi mujer a lo que ella cedió con todo el deseo del mundo. Blanca, cuando observó que los dedos de su marido se perdían entre los labios de la vagina de mi mujer, alcanzó mi polla con su mano y sin dejar de cabalgar sobre la polla de su marido se acercó hasta la mía y comenzó a chuparla con auténtico desenfreno.

Yo aproveché y comencé a acariciarle las nalgas y lentamente bajé mis dedos hasta su ano, ummm qué rico, quise lubricarlo para sentirlo más suave y al bajar a su coño pude notar la polla de Josemi durísima perdiéndose en las entrañas de aquella hembra genial que lo cabalgaba sin descanso. Tímidamente acaricié el ano de Blanca, ya ni miraba lo que estaba haciendo Josemi a mi mujer, a juzgar por los jadeos de María suponía que la estaba masturbando y que algún orgasmo estaba teniendo, justo al introducir la punta de mi dedo índice en el ano de Blanca, ella comenzó a gemir como una posesa, «Sigue, por favor, sigue…» comenzó a decir en voz alta y sus movimientos se volvieron más violentos contra mi dedo que sin darme cuenta se había introducido por entero en su culo. «Sigue, cabronazo, sigue…» decía Blanca, yo no sabía a quien se refería y comencé a meterle y sacarle el dedo en el culo con ritmo acelerado. «Ahhhg… – gemía – ya, yaa….» Se metió de nuevo mi polla en la boca y con espasmos lamió y chupó mi glande. Dejó de moverse y yo saqué el dedo de su ano. María estaba con la cara rebosante de excitación. No sentamos en nuestros sillones y Blanca, un poco cortada, se levantó y se sentó en su sillón. Josemi tenía la polla tiesa, no se había corrido pero era evidente que le faltaba muy poco. Blanca, con la respiración acelerada dijo, con la voz entrecortada, «Perdonadme, tal vez me he pasado pero estaba tan excitada con el juego.» María sonrió y le acercó un vaso de licor. «No te preocupes, yo también me he corrido.» Le dijo mi mujer. Blanca, entonces, sonrió diciendo «¿De verdad? Pensé que me había pasado.»

Mientras recuperaban fuerzas María le contó a Blanca que su marido le había masturbado y había alcanzado un orgasmo genial. «No os importa entonces?» preguntó, María le dijo que no y les contó lo de nuestro trío. María lo contó con todo lujo de detalles así que el ambiente se volvió a caldear. Súbitamente María dijo «La sensación fue muy fuerte al sentir la polla de otro entrando en mi vagina mientras Pedro miraba. Tuve un orgasmo inmediato.» Al decir esto, Blanca dijo «Dejadme hacer una cosa. Pedro – me dijo – túmbate en el sofá.» Hice lo que me indicaba, quedé boca arriba con la polla dura deseando descargar. Blanca se levantó y dijo «Josemi, acércate y observa lo que estaba diciendo María.» Tanto María como Josemi se acercaron al sofá. El espectáculo, desde donde yo estaba era impresionante mi mujer desnuda al lado de Josemi que lucía su polla tiesa enorme y Blanca, también desnuda que se acercó a mí, se subió al sofá de pie dejando mis piernas entre sus pies, desde mi posición veía el coño hermoso de Blanca abierto por la cabalgada que minutos antes había protagonizado con su marido y rebosante de jugos fruto del orgasmo espectacular que había tenido. Lentamente se fue arrodillando hasta colocarse a escasos centímetros de mi polla, la tomó con la mano, cerró los ojos y se la hundió profundamente en su vagina. Pude sentir cada centímetro de aquella anhelada vagina, su calor procedente del orgasmo que había tenido antes. Cerré los ojos y dejé que aquella hembra cabalgase sobre mi polla lentamente, sintiendo cómo entraba y salía de aquella cueva llena de flujos y sensaciones. El ritmo cada vez era más rápido, por cómo gemía parecía que iba a estallar en un orgasmo inminente. Miré alrededor y encontré que María estaba arrodillada en el suelo lamiendo y chupando la polla de Josemi quien se retorcía de gusto. Se lo indiqué a Blanca quien con ojos cargados de morbo comenzó a acelerar el ritmo de su cabalgada sobre mi polla hasta el límite que yo ya no podía soportar.

Josemi rompió con un grito de placer diciendo «Ya, ya…me corro…» Blanca y yo miramos y vimos que mi mujer, en lugar de apartarse para no recibir su corrida en la boca, siguió chupando como loca mientras se tocaba su clítoris con la otra mano y respiraba acelerada mientras estallaba en un orgasmo, el semen de Josemi salía de la boca de mi esposa y ella, al gritar su orgasmo abrió la boca dejando caer aquella viscosa leche de su boca por encima de sus tetas. Blanca no pudo aguantar más y estalló en un orgasmo monumental con unas contracciones de su vagina que hicieron que me corriese sin poderlo evitar. Quedó tumbada sobre mi polla y sus piernas, echada hacia atrás de forma que veía como mi semen chorreaba desde dentro de su vagina abierta de par en par.

Mi mujer se levantó y se enjuagó la boca, Blanca comenzó a lamer mi polla, al cabo de un par de minutos estaba de nuevo tiesa y lista para otro combate. Sin dar tiempo a más se la colocó de nuevo en su vagina y comenzó a cabalgarme salvajemente. Mi mujer volvió al comedor y al ver aquello, se sentó sobre la polla de Josemi que estaba masturbándose en el sillón frente a nosotros. María se metió la polla de Josemi hasta el fondo y comenzó a moverse como una auténtica puta, recorriendo aquel pedazo de carne con sus labios vaginales y gozando cada centímetro de aquella polla nueva en su vagina.

Blanca me dijo «Me ha gustado que me metieses el dedo en el culo, vuélvelo a hacer.» Yo la levanté ligeramente por las caderas y con cuidado le coloqué mi glande en la entrada de su ano «esto te gustará más» le dije, entre sus dudas y deseo, empujé y pude sentir como el ano de Blanca se dilataba para recibir mi glande dentro de él. Ella gritó y decía «Me duele…me duele…» esperé un poco y comencé un leve movimiento sacando y metiendo el glande en el ano, cuando noté que ella estaba disfrutando apreté un poco más y le introduje más de la mitad de mi polla en su culo «sigue, despacio, sigue….cabrón que gusto…sigue….» Ya los movimientos eran sin control, tan pronto tenía la polla fuera de su culo como estaba entera dentro.

María, mi mujer, al ver aquello, decidió probarlo con Josemi, se puso de espaldas a él, colocó el glande en su ano y de un solo golpe se la metió en su culo, Josemi tan solo tuvo tiempo de ahogar un suspiro diciendo «me corro…» e inundó el culo de mi mujer con su esperma caliente.

Blanca gozaba y gritaba como una puta, «me gusta, me gusta, sigue….» Estalló en un orgasmo bestial mientras se acariciaba el clítoris con sus dedos. Cuando se relajó saqué la polla de su culo, ella la tomó con sus manos y me masturbó hasta que a punto de correrme, se la metió en la boca diciendo «dámela, dame toda tu leche.»