Por fin puede cumplir mi deseo y a ella hasta le gustó
Siempre había creído que era un bicho raro, hasta que llegó esto de Internet:
Entonces me di cuenta de que había muchísima gente que pensaba como yo…
«Bueno…¿Y como piensas?», os diréis.
Pues que me gusta ver como mi novia se lo monta con otros… Si, así como suena.
Me gusta ver como la meten mano, como se divierte con otros tíos y hasta con otras tías, en definitiva soy un voyeur total y un cornudo consentidor y a mucha honra.
Cornudos como nosotros los ha habido a toneladas y de la más amplia raigambre. Recordareis el caso de que muchos nobles cedían sus mujeres para ser folladas por el monarca de turno…
Los cuernos eran un blasón más en sus escudos. Pero os diré como viene todo esto…
La cosa comenzó hace unos cinco o seis años. Una noche tuve un sueño erótico:
Veía como mi novia se agarraba del brazo de un colega mío y sonriéndome los dos, se metían tras una puerta. Y ya no veía nada. Pero yo sabía que estaban follando tras la puerta.
No veía nada, no oía nada pero lo sabia a la perfección:
Estaban follando. Joder, lo sabia porque al fin y al cabo el sueño era mío.
Y en lugar de levantarme cabreado, como seria de normal en cualquiera, me levante de un empalmado que para que… Tuve que aliviarme como pude… La cosa es que me dejó pensativo. El sentir que mi novia era follada por alguien me excitaba enormemente… Increíble.
Pasó el tiempo y alguna vez le dedicaba un pensamiento pero fugaz.
No pensaba más en ello y ni se me ocurría en decirle algo a mi novia, una morena con un pecho generoso, firme y unos globos redondos por nalgas… Vamos, una hembra de bandera. Pero es la chica más fiel… Ni pensarlo.
Llegado Internet a mi vida, comencé a navegar buscando lo que buscamos todos: fotos, fotos, fotos… Hasta que descubrí las historias de cuernos, de infidelidades consentidas, de voyeures…
Me vi retratado en muchas de ellas y ya no pude aguantar más. Tenia que meter a mi novia en esto. Como fuera.
De esta manera, cuando follábamos, muchas veces le decía lo que me gustaría verla con otros tíos pero ella creo que lo tomaba como una salvajada de las que salen en estos ardorosos momentos. pero por fin un día se lo dije a las claras:
– ¿Qué te gustaría verme con otros tíos?
– Bueno, más o menos….si.
– Tu no estas bien de la cabeza….
Y aquí vinieron los comentarios de siempre: Que si yo no la quería, que si era un salido, que si solo existía el sexo…
Y yo también hice los comentarios que todos hemos hecho:
Que claro que la quería, que no era un salido por eso y que el sexo no tenia que ver nada con esto. Pero si ella no quería, nada de nada. No hay nada peor que una situación forzada. Y así quedó la cosa…
Y así quedó hasta que hubo un cambio por culpa de una situación más o menos banal: Unos amigos nuestros estaban saliendo ya desde hacia tiempo y estaban pasando por un momento de crisis. Ese día comía con mi novia:
No creo que Fulano vaya a dejarlo. Esa ha sido una pequeña discusión como las que tiene todas las parejas. Es la sal de la relación…
Los tíos no tenéis ni idea de las relaciones. Lo de Fulano y Zutana esta terminado. Es historia.
Tu dirás lo que quieras, pero una relación de tanto tiempo no se rompe por una estupidez. Estoy seguro de que van a volver.
Y yo te digo que no. Mi intuición femenina me dice lo contrario…
Ya… Vuestra intuición femenina os hace cometer muchos disparates.
Pues yo me apuesto cualquier cosa sobre la base de eso…
El tenedor se quedó a medio camino entre el plato y mi boca. Una idea me surgió como un relámpago. De repente todas las piezas encajaban…
De acuerdo…
¿De acuerdo….que?
Que acepto tu apuesta… ¿Quieres jugar?
Ella me miró y después de un momento…
De acuerdo…¿Qué apuestas?
Si ganas…¿Qué te parece un viaje a Londres una semana?
A mi Londres me horroriza y no me gusta nada. Siempre había querido hacer el viaje y nunca tenía ganas.
De acuerdo… ¿Y si pierdo?
Sonreí…mucho….
Si pierdes, tendrás que plegarte a mis exigencias y hacer lo que yo te diga con otros tíos…
– Ella iba protestar, fijo… Ya abría la boca- Vamos, vamos…si no quieres… Pero si confías tanto en tu intuición… ¿Qué más te da lo que apueste?
Me miró un rato y sonriendo como solo ella sabe hacerlo, me lanzó un beso.
De acuerdo, acepto para que te des cuento de ciertas cosas…
Por supuesto, nuestros amigos se reconciliaron.
Cuando lo supe, no dije nada. Había ganado.
Pero no me atrevía a hacer efectivo el pago de la apuesta. Si ella quería, que lo dijera.
Si no… dejaría caer tierra al asunto y a otra cosa, mariposa… Pero no hizo falta. Ella misma, tragándose su orgullo y más guapa que nunca me dijo que había tenido razón y solo la quedaba esperar mis ordenes…
Por supuesto que alucinaba, no me lo podía creer.
Estaba dispuesta. Le pregunté si sabia lo que estaba haciendo y lo que podía esperar de esto.
Que estaba a tiempo y que la liberaba de su apuesta.
Pero, refunfuñando me dijo que las deudas de juego son asuntos de honor y que si me pensaba que las tías no tenían honor… Pero me advirtió que solo durante un año. Pasado ese año, ya no habría apuesta que valiera.
Esa tarde, me encerré en mi casa y comencé a prepara una táctica para irla metiendo en esto.
Trataría empezar de lo más suave a lo más bestia y todo en un año.
Al día siguiente, le expuse la situación y unas reglas por lo demás muy sencillas:
Jamás protestaría mis decisiones
No pondría en duda mis ordenes.
Todo se haría con una sonrisa en la cara.
Jamás me mentiría.
Una vez empezado esto solo se para porque yo quiero, porque se ha cumplido el año o porque ha llegado el final.
Y en caso de duda, acudir a los puntos anteriores.
Leyó con cuidado mis decisiones y dijo que estaba de acuerdo. Todo comenzaba.
La primera prueba a la que se enfrentó fu sencilla.
Le ordené que al día siguiente estuviera en el anden de una estación del Metro de la ciudad en la que vivimos.
La estación es de la línea más activa y a esa hora el tren iría abarrotado hasta los topes. Tendría que ir vestida con una mallas de aeróbic negras que tiene.
La parte de arriba no tenia importancia. Pero la de abajo, si. Aparte de las mallas, nada. Ni bragas ni tanga. Nada.
Ella se pondría en un extremo del vagón y yo en otro. La situación era provocar y simplemente dejar campo libre a algún sobón.
Debía dejar tocarse lo que al otro le viniera en gana.
Cuando el sobón comenzara, ella me haría una seña.
Cuando yo quisiera que bajara del vagón yo la haría otra y ella me la repetiría.
Repetimos las instrucciones.
Ella estaba con el semblante muy serio pero no dijo nada. Me besó y quedamos para el día siguiente.
Me encontraba en el anden a la hora exacta. Unos metro más allá estaba mi chica. Deportivas blancas.
Camiseta azul de manga larga y las mallas… las mallas… ¡ Que mallas!… Ajustadisimas a su adorable figura, marcando un culo de impresión y su almejita, una fina hendidura. También llevaba una carpeta.
Daba un aspecto de total candidez pero de una carga sexual enorme.
Llegó el tren al anden y como pudimos entramos en el vagón.
Al fondo, opuestamente a mi veía su cabeza. Pasaban los minutos y nada. Hay que tener en cuenta, pensaba, que la gente no va sobando a las chicas así como as en el metro.
Pasaban un par de minutos de la media hora cuando de repente, hizo la seña.
Esta consistía en acariciarse el pelo con la mano derecha. Traté de fijarme quien podía ser el sobón: Un chico de unos 20 ó 21 años, un señor canoso de unos 50 y un gordo sudoroso medio calvo. Me decanté por ese. Tenia todas las papeletas.
Mientras veía como mi chica se ponía colorada pero sin descomponer el gesto. Le estaban magreando el culo y solo se ponía colorada.
De repente, abrió los ojos una enormidad pero sin alterarse ni un pelo. Inmediatamente le hice la seña de que bajara en la siguiente estación.
Ella la repitió. Tampoco quería que en la primera vez la cosa se desmandara.
Por fin bajamos al andén cuando la estación quedó solitaria vino corriendo a mi. Increíblemente, parecía una chiquilla que acabara de hacer una travesura, jadeando por el esfuerzo y el calor y contándome su aventura. Lo había encajado fenomenalmente.
Pues ya creía que nadie lo iba a intentar y eso que a veces ponía el culete en pompa para facilitar la cosa cuando note una caricia muy suave, como para tantear el terreno.
Debió ver que como yo no me quejaba pasó a una caricia más firme con toda la mano. Me restregó hasta la almejita por encima de la malla…
¿El tío gordo…?
¿El tío gordo…?… ¡ Que va…!… El del pelo blanco. Un buen sobeteo me ha pegado pero el vivo. Ha llegado un momento en que me ha levantado la malla y me ha metido la mano dentro.
¡ No jodas!…
Si… Ha empezado a separarme las cachas del culete… En ese momento me has hecho la seña y de un movimiento de caderas…¡ Zas!… me sacado la mano… Creo que al final se ha quedado un poco chafado…¿Cuándo continuamos?…
Me estaba dejando flipado… Se lo estaba tomando genial y encima me decía cuando continuábamos… La verdad que desde el principio lo enfoco como una diversión… Me estaba enamorando de esta chica más aún….
El resto de días, durante un mes fue poco mas o menos igual:
Algunos días no había ningún éxito y otros le metían mano hasta tres o cuatro tíos (No todos a la vez, evidentemente…).
La verdad que había pocas variaciones a excepción de un día en que se puso una faldita corta de tablas.
Ahí si se puso un tanga. La rutina se hizo igual y a la hora más o menos me hizo la seña convenida. pero el ataque debió de ser más activo porque pasado unos minutos abrió los ojos como platos. Imaginándome lo que pasaba le hice la seña pero ella no me respondió. Seguí con los ojos muy abiertos.
Le volví a hacer la seña pero parecía que su mirada estaba perdida. Intente localizar con la mirada al acosador y me pareció que era un tío de unos 35 años con entradas y traje.
Deje de mandarle la señal porque no era cuestión de hacer el mono y esperé acontecimientos.
Pasados unos diez minutos, el individuo se agachó como para recoger algo e inmediatamente o casi, se levantó. Al llegar a la estación, se bajó. Nosotros duramos hasta la siguiente. Al bajar, me dirigí a mi chica para saber que había pasado.
Empezó como todos pero como iba con falda, fue más audaz y me empezó a amasar el culo y no llevaba ni 3 minutos el tío cuando sin aviso….¡ Zas!… me aparta los dedos la tirilla del tanga y me mete dos dedos de un golpe.
¿En el coño…?.
Si….Dios mío…creía que me meaba alli mismo. El tío abría y cerraba los dedos dentro de mi. Creía que en esta cosa no me iba a mojar nada pero estaba empapada. Yo creo que estaba chapoteando con los dedos… Me quedé alucinada…
Y tanto… No te diste ni cuenta de la señal…
¿Si…?… Es que estaba….¡ Uffff…!… Pero la cosa no acaba ahí….Sin sacarme los dedos de dentro me metió el pulgar por el culo….
No pongas esa cara… Me ha venido el orgasmo mas original… Luego el muy marrano se ha agachado como para recoger algo y me ha quitado el tanga.
¿Qué dices?
Lo que oyes… Y los más alucinante es que se los ha llevado sin decir ni mu… El muy capullo.
La conversación me había puesto empalmado si que nos fuimos a su casa y follamos como nunca… Toda esta situación me había puesto a mil.
Esta apuesta me mola… ¿Qué es lo siguiente? – me preguntó mientras me acariciaba el pecho.
Pues lo siguiente dimos una vuelta más a la rosca.
La situación iba a subir de grados. Me había propuesto en que se convirtiera en una pajera. ¿ Pero como?…
Se me ocurrió una solución más que aceptable para el tema. Le propuse que se apuntara a una piscina en la otra punta de la ciudad y en un turno en que habría pocas personas.
Ella cambió su turno a la tarde para poder ir a la piscina. La cosa consistiría en que ella tendría que abordar al personal masculino y con una mezcla de candidez y sensualidad tratar de permitir que les hiciera una paja.
Cuando traté de darle una idea de cómo lo debía hacer ( abordar a los tíos. Las pajas las hace de vicio…) me dijo que yo le ordenara pero que ella sabía perfectamente como lo tenia que hacer.
Así que día tras día, durante una semana iba ella sola a la piscina y quedábamos para comer pero de la paja, nada de nada. Para animarme me decía que en el metro o en el bus se dejaba meter mano. Pero de lo otro…
No me presiones, que soy tu novia y no una puta… ¿No querrás que me ponga a gritar en la piscina…¡Voluntariooos paraa unaaa paaaja!
Y la verdad es que llevaba razón….
Y por fin llegó el gran día. Me lo dijo con esa cara de traviesa que puso aquel dia en el metro.
Y me lo contó…. Había estado toda la semana calentando a uno de los chicos que iba a natación; tendría 18 ó 19 años. Un yogurin.
La verdad es que la había estado piropeando toda la semana ya que si mi chica esta rica vestida, en bañador ni contaros.
Ella le dijo que seguro que chicas las tenia a miles pero el chavalito nada de nada. La verdad es que, además, es que lo puso a tiro.
La verdad es que me mato a …– y el chico se calló, colorado.
¿A que…?… Anda, no te cortes y dímelo…
A…es que tu eres una chica…
No seas bobo, piensa que puedo ser tu hermana mayor…anda, dímelo…
A…a….pajas….
¿Y nunca te ha hecho una chica una paja?
Por supuesto que nunca le habían hecho una paja.
Mi novia le dijo que si le gustaría que ella le hiciera una.
Él no lo dudo un instante. En un momento tenia el bañador en los tobillos y mi chica empleaba sus manitas a fondo aunque no necesitó mucho ya que el chico antes del primer minuto, se corrió volcánica y espesamente salpicando de un engrudo viscosisimo el bañador de mi chica.
Es más, como prueba ella me había traído el bañador con el manchote.
La verdad que yo no ponía en duda pero unas manchas acartonadas demostraban la veracidad de sus palabras.
Ella estaba como unas castañuelas: «El pobre – decía – … Jamás se había visto en una de estas y boqueaba como un pez fuera del agua. Le he prometido alguna más. ¿De acuerdo?». Le dije que por mi bien pero que no pasara de la paja.
Día tras día me contaba sus hazañas masturbatorias con el chico y dos amigos suyos más que también iban a nadar.
El días que mas excitado me dejó fue cuando me contó que les había hecho una doble paja. Uno a cada lado de ella y ella a dos manos: «Cuanta carne…» y soltando una carcajada dijo: » Y leche, mucha leche…»
Durante mes y medio siguió en estas cosas.
Ya hora hora de pasar a la siguiente actividad. Cuando se dio de baja en natación me dijo con una sonrisa picara:
Le he pedido a mi «hermanito» su numero de teléfono. Quien sabe cuando lo necesitaremos…
Lo inmediato ya entraba en el hardcore. La táctica a seguir era ir a un bar en el que hubiera un camarero. El bar lo elegiría yo. Entraría a tomar algo y a la hora de pagar, descubriría que no lleva dinero. Ella les propondría una…
¿Te has vuelto loco?…¿ Que quieres que les haga una mamada?
Vamos….¿Te rindes ahora después de todo lo que has hecho?
Me miró un poco seria pero poco después su sonrisa iluminaba de nuevo su carita.
Por fin lo hicimos. Fuimos un jueves a una conocida zona de bares de nuestra ciudad. Ella iba impresionante.
Un pantalón de cuero, una camisa anudada a su cintura y una cazadora vaquera. Preciosa. Elegí el primer bar.
Un camarero de mediana edad esperaba aburrido la hora de cierre. Desde el otro lado de la calle vi como entraba mi chica y pedía una cerveza.
Después de bebérsela, echaba mano a su bolso pero hacia ademanes como de no encontrar la cartera pero extrañamente salió al poco rato.
Que rico… Me ha dicho que tenia cara de buena chica y me ha invitado. Ni me ha dado ocasión de proponérselo.
¡ Joder!… Y yo que creía que no había caballeros…. El segundo bar prometía. Fotos de toreros, carteles de corridas… Sonreí ante la ironía.
El camarero podía ser, si me apuráis, el abuelo de mi chica. Morbazo a tope. Le indique el sitio y ella me indicó lo de su abuelo. Pero me mostré inflexible. Ella entró y repitió el ritual anterior.
Pero al llegar al punto en que antes había salido, se inició una conversación ella- él, él- ella bastante animada. Él le dijo algo a ella y ella se rió mucho.
En un momento dado, el camarero salió de detrás de la barra y salió un momento, echando parcialmente el cierre.
Fugazmente y agachándome un poco vi como las piernas de mi chica seguían a las del camarero hasta una puerta.
Se apagaron las luces del bar y la puerta se cerró. Una hora y media. Una larga e inquieta hora y media. ¿ Que coño habría pasado?. Para hacer una mamada no se necesita un hora y media larga.
Al fin, se encendieron las luces y el camarero salió, abrió el cierre y salió mi chica despidiéndose de él muy alegremente. Me acerqué hasta ella.
¿Qué ha pasado?
¿ Cómo que que ha pasado?… Pues que he cumplido lo que tú me había pedido.
Joder…. Que has estado hora y media para hacer una mamada…
¿Una…una? – Y aquí comenzó a reírse a carcajadas – De una nada… ¡ Ocho, han sido ocho! – Al ver mi cara de asombro, comenzó a contarme -. Era un tío muy majete.
Cuando le he dicho que me había dejado la cartera ha dicho que no pasaba nada y me invitado a otra.
Ha empezado a piropearme y a decirme lo rica que estaba y ha sido entonces cuando le he dicho que me apetecía mucho hacerle una cosita por lo amable que era conmigo.
Cuando se lo he propuesto, no se lo creía al principio pero cuando he insistido, ha cerrado y nos hemos ido al cuarto de baño.
Me he quitado los pantalones y la camisa y me he quedado en tanguita y sujetador. Increíble.
La primera vez se ha vertido en mis tetas, como la segunda y la tercera. A la cuarta quería un poco más de marcha pero le he dicho que solo boquita. En la quinta he tenido que tragarmelo todo porque si no, a este paso volvía empapada… No ha sido tan asqueroso como pensaba…
Y para demostrarme que era verdad se abrió la camisa en el coche y me mostró su pecho.
De su escote emanaba el dulzón olor a esperma y sus tetas aparecían brillantes.
El sujetador estaba empapadisimo y al parecer, su tanga igual, por toda la crema que se había deslizado.
Me pidió que fuéramos a su casa ya que no tenia ganas de cenar (» Tengo el estomago llenisimo» me dijo con una sonrisa picarona y divertida) y quería ducharse. También la apetecía darse una fiesta conmigo.
Mientras ella se duchaba pensaba. Pensaba en el gran cambio que ella estaba dando y si no estaría abriendo la caja de Pandora.
Hasta hace unos meses, ni hablar de tragar lefa y hoy se había comido los corridotes de un desconocido. Cuando se lo comenté, se sentó en mis rodillas y abrazándose a mi me dijo:
Hijo no hay quien te entienda… De todas manera no te preocupes; sigo pensando igual. Después de este año, todo seguirá igual pero durante este tiempo pienso pasármelo bien y disfrutar.
Ni que decir tiene que el polvo de aquella noche fue de antología.
En Diciembre se cumplían ocho meses del inicio de la aventura. Todo este tiempo fue pasando más o menos entre sobeteos, pajas y comidas de polla pero no me animaba para el gran paso final. En Nochevieja aproveché un poco la coyuntura.
Quiero que te folles a XXXXXX – Es una amiga suya, que andaba un poco bebida.
¿¡Queeee…!?… ¡ Pero si es mi mejor amiga!
Esto es parte de la apuesta. Esta un poco mareada. La sacas a dar una vuelta, a que se airee y poco a poco…
A mi las chicas no me ponen…
Ya lo se, cielo, yo mejor que nadie. Pero esto es parte de la apuesta.
¿Pero como me la voy a…a…?
Os coméis, os tocáis…lo que más te guste a ti, se lo haces tú a ella. Venga, esta bebida y seguro que no se opone. Mientras entretengo a su novio.
Me acerqué a su novio y le dije que m chica iba a dar una vuelta con la suya, que estaba un poco mareada y el frío del primer día del año la ayudaría a reanimarse.
Las vi desaparecer, riéndose animadamente y agarradas por la cintura. Más tarde cuando volvíamos a casa…
Nos metimos un rato en el coche y comenzamos a hablar. Yo llevé la conversación acerca de la manera en que me gusta que me besen.
Así que le dije que a mi me gusta en el cuello. Y le di un besito en el cuello. Luego otro y otro hasta que la bese en la boca. ¡Bufffff!….
Fue alucinante. Mi amiga del colegio y yo entrelazando las lenguas como si lo hubiéramos hecho toda la vida. Al final puse la calefacción y recliné los asientos.
Nos desnudamos y puse en practica lo que me dijiste. La comí los pezones y ella a mi. Nos tocamos, nos metimos los deditos y al final acabamos en un 69. La pobre estaba hecha un lío. Dijo que había sido culpa del alcohol y que no se lo contara a nadie… La verdad es que eres un cerdo..
Te quiero…
Y yo a ti, pieza…que eres un pieza. – Comenzó a reírse- ¿Te imaginas si nos pillan a las dos en el coche?… Vaya corte. Y ahora vamos a tu casa y dame lo que necesita de verdad una mujer.
Y así poco a poco se acercaba el final del año prometido Quedaba la traca final. Así que el día elegido, se lo dije. Le conté que en mi apartamento estaban tres tíos que me había recomendado un amigo mío en la empresa Y le dije lo que quería.
¿Qué me folle a tres tíos…?…¿Ala vez…?
¿Te recuerdo la anatomía femenina?…
Pero además quiero pedirte una cosa.
Pide, pide porque seguro que no me puedo negar…
Dentro de una hora quiero subir yo y participar en la fiesta.
Ella subió donde la esperaban los tres maromos y yo me fui a una cafetería cercana a mi casa. Los tíos eran de confianza y ya le habían hecho un trabajito a la novia de mi colega de empresa.
Fue la hora más larga de mi vida. Tenia un empalme casi doloroso y casi a trompicones logré llegar a mi casa. Abrí la puerta.
Lo primero que me saludó fue la ropa de mi chica tirada en el pasillo y su tanga y su sujetador colgados de la percha del recibidor.
De mi habitación salían gemidos y jadeos, resoplidos… En fin, el repertorio acústico de una buena orgía.
Entre en mi habitación. Me quedé flipado. Mi chica estaba entre dos de los tíos. Uno la follaba y otro la enculaba. El tercero acercaba su polla de vez en cuando a su boca y ella lamía ávida. Ella me vio.
Que bien, ya estas aquí – dijo entre gemidos y jadeos- Ya sois cuatro y ya podéis turnaros.
Y eso hicimos. De dos en dos, disfrutamos de mi chica o ella nos disfruto a nosotros. Como se mire.
La follamos de todas la maneras posibles. Hasta una de las veces la metieron dos trancas por la vagina al mismo tiempo. Fue una noche increíble.
Para recordar toda la vida. Al final y como gran despedida, la tumbamos en la cama y nos corrimos sobre su cuerpo. Ella se restregó el semen por todo su cuerpo y de vez en cuando se relamía los dedos.
Cuando despedimos a los tíos ( Eran casi las 7 de la mañana), nos duchamos juntos. Mientras la frotaba la espalda me habló:
Hoy se cumple el año. Ya he pagado la apuesta. ¿Contento?
Claro que si…¿Y tu?
No puedo negar que me lo he pasado muy bien y me he divertido mucho. Pero recuerda, una y no más… Yo ya he cumplido. No me des la paliza más.
Te quiero.
Y yo a ti. ¿ Cómo crees si no que aunque me lo haya pasado bien iba a hacer todo lo que hecho porque si?
Un tesoro… ¿ A que si?
Al día siguiente, pensé que se merecía un premio. Decidme si no se merecía 15 días en Londres… Era lo menos.