Rossy es una compañera del trabajo la cual hasta ese día se había mantenido como eso, una simple compañera, hasta ese día en el que le comente que me sentía bastante tenso y ella se ofreció a darme un masaje relajante, en principio yo lo acepte pensando en que sería divertido pero nunca pensé que llegara a ser tan placentero como lo fue.
Ese día después del turno de trabajo llego a mi oficina decidida a quitarme esa molestia en los músculos, me dijo que me sentara de espaldas a ella y comenzó la sublime labor.
Ella pego su cuerpo en mi cabeza y comenzó a darme masaje con sus manos y de repente sus grandes senos tocaban mi nuca la cual hubiera querido tener lengua para saborearle los pezones tan deliciosos que supuse tenía desde un principio.
Después de unos minutos de «relajante» masaje ella comenzó a acariciarme el cuello y a hablarme al oído, para ese entonces mi pene ya lo tenía totalmente erecto pues cabe aclarar que ella nunca me fue indiferente, siempre había sentido una especie de gusto y deseo por esa mujer.
Al paso de unos minutos el masaje se había vuelto más intenso y ella se notaba claramente excitada pues comenzaba a jadear al hablarme y me repegaba sus enormes tetas queriendo que se las devorara pero yo temeroso de que alguien nos viera decidí calmarme y dejar para después ese episodio caliente.
La continuación a ese capítulo se dio pronto.
Era la posada de la empresa y ella llego vistiendo un vestido blanco entallado el cual me permitía verle las curvas de su excitante cuerpo, a través de la blanca tela podía ver las redondeces de sus tetas perfectamente erguidas y esas nalgas que a gritos pedían ser acariciadas.
La fiesta siguió su curso sin ningún contratiempo y entre copa y copa yo termine yéndome a sentar a su mesa pues yo me encontraba a varias mesas de ahí pero el calor del ambiente y la calentura de imaginármela desnuda y pidiéndome a gritos que la cogiera me ponía el pene a mil así que decidí ir a saludarla y sentarme a su lado.
Estuvimos platicando un rato sobre el acontecer de la fiesta «no te he visto bailar», «mira a Luz que esta baile y baile» y bla, bla, bla…. De pronto comenzaron a apagar las luces y en el área donde estaba ubicada la mesa en la que estábamos la oscuridad llego casi al máximo lo cual me facilito las cosas y comencé con el juego de manos acariciándole las piernas y subiendo poco a poco, ella no ofreció resistencia por el contrario me dijo «que crees que yo no me atrevo a tocarte a ti también ?» lo cual no me incomodo por el contrario, me dio «alas» para seguir con el juego, fui subiendo hasta sentir sus muslos carnosos, los cuales abrió delicadamente un poco para permitirme meter la mano con mayor facilidad, cabe aclarar que estábamos rodeados de gente y teníamos que ser discretos.
Mi mano siguió subiendo hasta llegar a una área en donde el calor era extremo, una especie de infierno «celestial» y que sorpresa cuando puse mi mano sobre su vagina y ella me correspondió agarrando con un fuerte apretón mi pene que estaba como mástil. Totalmente parado y listo para ser succionado por su boca o vagina, lo primero que se diera.
En ese momento nada me interesaba más que estar acariciando aquella cuevita sin bellos que ella me estaba ofreciéndome y la cual me dedique a toquetear por un buen rato, a través de las medias que traía puestas le hice una pequeña apertura y comencé a meterle el dedo una y otra vez, ella daba leves jadeos pues no podía hacerse notar que me la estaba masturbando en plena fiesta.
Le metía todo el dedo y acto seguido me lo llevaba a la boca para chuparme sus jugos que tenían un aroma excepcionalmente picante y un sabor a culo que me tenía a punto del orgasmo. Seguimos jugando hasta que comenzaron las baladas románticas e inmediatamente le dije «vamos a bailar» pues sabía que era una excelente oportunidad de estrujarla y repegarle mi erecto bulto en su caliente pucha.
Ella estaba caliente y me abrazaba como queriendo que la penetrara en plena pista de baile lo cual no se me cumplió… durante el baile. En la última pieza los dos sudábamos y yo ya estaba lamiéndole el sudor del cuello lo cual la tenía excitadísima y más porque eso lo teníamos que hacer de la forma más discreta posible para que nadie se diera cuenta pues tanto ella como yo somos casados y por lo tanto el escándalo hubiera sido mayúsculo.
En esa última balada le sugerí irnos a «otro lado» a lo que ella contesto que si yo me animaba a meterme al baño de mujeres ella haría lo que yo quisiera lo cual se me hizo bastante arriesgado hacer pero acepte. Salimos del salón y nos encaminamos al baño de mujeres, pero lo que ella no sabía era que yo soy demasiado astuto y le dije si voy a entrar al baño de mujeres pero en otro piso no en el del salón y acto seguido la metí al elevador en donde la bese con furia al mismo tiempo que le agarraba con fuerza esa vagina que deseaba tener mamando.
Llegamos al tercer piso del Hotel en donde se llevaba a cabo la Posada, estaba totalmente desierto y al fondo pude ver un baño y sorpresa! era un baño de mujeres y ella tuvo que aceptar que yo estaba cumpliendo. Entramos juntos pero ella se metió rápidamente a un cuarto de baño y yo al otro, me dijo «espera que tengo que hacer algo !» para ese tiempo yo ya no aguantaba las ganas de cogérmela y le abrí la puerta metiéndome bruscamente en aquel cuartito de baño, ella me explico que le acababa de llegar su periodo y que por lo tanto no podíamos follar, «carajo » pensé «tanto rollo para terminar dándome un regaderazo de agua fría !» pero inmediatamente se me ocurrió que si su puchita no estaba disponible su boca si lo estaba y comencé con el toqueteo nuevamente, le baje la blusa y por fin pude ver ese enorme par de tetas que le colgaban como un par de melones y que golosamente comencé a chupar, ella me los ofreció y yo lo tome, los lamí y los estruje como nunca lo había hecho, la verdad es que tiene unos senos envidiables y los cuales estuve mamando por un muy buen rato, ella gemía y me jalaba de la nuca hacia sus pechos como queriendo meterme dentro y mientras yo le lamía las tetas con las manos le acariciaba las nalgas que también estaban bastante tentadoras. después de un buen rato de tenerla gozando decidí que ahora me tocaba a mí y me saque el pene a lo que ella titubeo un rato y le dije no te asustes solo pruébalo y con lentitud la fui bajando hasta que quedo hincada y comenzó a mamármelo, con sus manos me acariciaba las nalgas mientras con la lengua me daba una mamada que jamás olvidaría, me lamía la cabeza del pene y me volteaba a ver con unos ojos de lujuria que jamás había visto en una mujer, me apretaba las nalgas y me jalaba como queriendo comerse todo mi pene, todo lo tenía introducido en su boca y me daba pequeños mordisqueos de repente, cuando estaba a punto de venirme saque el pene de su boca y lo apreté para evitar venirme, la levante y la puse de espaldas a lo que ella accedió le bajé las tangas que traía haciendo a un lado la toalla femenina que minutos antes se había puesto y de un golpe le metí mis 12 pulgadas de carne a lo cual ella respondió con un grito de placer y comenzó como loca a contorsionarse en mi pene moviendo las caderas como perra en celo brincando y pidiendo la cogiera hasta que cayera desmayada, nuevamente la levante y la voltie con lo cual pude por fin ver su rosada rajada llena de poca sangre por su periodo lo cual más que darme asco me calentó más y me hizo penetrarla de frente con más fuerza, le metía el pene con fuerza mientras le mordía los pezones como exprimiéndoles para que arrojaran leche, la senté con las piernas a mi alrededor y le metí las manos por las nalgas con lo que pude alcanzar su ano el cual comencé a estimular con mi dedo lleno de saliva hasta que sin que ella lo esperara se lo introduje cosa que de entrada le sorprendió pero con lo caliente que estaba se agacho de tal forma que me permitió meterle un dedo mas así que por la vagina le estaba dando mis 12 pulgadas de verga y por el ano le metía mis dos dedos y así estuvimos con el metesaca un buen rato hasta que ella tuvo su orgasmo y me pidió que no me viniera en su vagina por lo que le dije «en tu vagina no lo voy a hacer voltéate», ella se sorprendió y con desconfianza me obedeció, yo agarre y escupí en mis dos dedos y se los volví a meter por lo que ella soltó un gemido, la levante y poco a poco le fui metiendo el pene, ella se opuso de inicio pero la calle con un beso de lengua y ella se soltó, aflojo el cuerpo y fácilmente le pude penetrar por ese pequeño camino, al poco rato ella brincaba sobre mi como niña con juguete nuevo y así estuvo hasta que sintió que estaba a punto de venirme y se sentó totalmente en el metiéndosela en su totalidad y gritando al momento de sentir mi esperma caliente en su culo.
Ella estuvo como ida durante un tiempo disfrutando de mi esperma en su ano y se movía para embarrarse más dándome pequeños apretones en el pene como exprimiéndolo para que le diera todo lo que hubiera dentro.
Yo por mi parte me dedique a acariciarle la panocha que la tenía totalmente llena de sangre pero la cual se mostraba satisfecha de tanto pene recibido.
Terminado este momento ella se puso de pie y me pidió que la limpiara tanto del ano como de la vagina cosa que hice con mucho gusto sacando un poco el yo fetichista que todos llevamos dentro.
La hice gozar un rato más con la «limpiada» que en ratos la hice con la lengua y al terminar nos regresamos a la fiesta a bailar las últimas canciones de despedida y esa fue una de mis mejores experiencias.