Lentamente Kasumi se fue desprendiendo de aquel beso y cayendo de rodillas quedó frente al instrumento de Soun, quien no entendía lo que su hija se proponía.
Sonriendo Kasumi tomó la polla entre sus manos y sin dudar la llevó hasta su boca, Soun sintió morir cuando aquella boca caliente y húmeda se tragó su hombría, cada roce de la lengua era un aguijonazo que amenazaba con hacerlo rendir antes de tiempo.
Pero echando mano de toda su voluntad logró mantenerse firme hasta que Kasumi soltó su miembro.
Lentamente se dejó caer junto a ella, para volver a acariciar y mamar aquellos pechos, para besar el delicado cuello haciéndola temblar de pasión.
Con ansia Soun, cegado por la lujuria, recorría cada palmo de aquellas carnes juveniles que le dejaban un exquisito sabor en los labios. Mientras Kasumi abría las piernas para permitir que su «esposo» entrara en ella libremente.
Soun acomodó su lanza ante aquel templo de Venus, y penetró triunfante en la mujer que ahora lo aceptaba totalmente. La sensación no se comparaba con nada, con ninguna mujer que hubiera tenido antes de su esposa o incluso de ésta misma.
Por su parte Kasumi sentía cómo su padre entraba en ella con la fuerza de un semental, pero al mismo tiempo con toda la delicadeza de un hombre enamorado.
Su cuerpo respondía a los embates del hombre, sus piernas se cerraron en torno a las caderas de Soun quien reculaba cada vez con más fuerza aumentando la pasión de ambos.
– ¡Sí!.. ¡Así!… ¡Así!… ¡Más!…¡Más!…- Gemía la chica desesperada, al tiempo que sus uñas se clavaban en la espalda de su amante. El hombre se sintió halagado y separándose un poco de ella la miró directo a los ojos.
-¿Te gusta cómo te la meto?… ¡Pídeme que te la meta!… ¡Pídemelo Kasumi!…-
Las quijadas del hombre estaban casi trabadas a causa del placer que se acercaba. La chica también lo sentía y deseosa de complacer a su amante le respondió con voz ahogada. – ¡Siiii!… ¡Sí!… ¡Métela toda!… ¡Toda!…- Kasumi lanzaba las caderas hasta el fondo sintiendo como aquella pieza de carne le llegaba a lo más profundo.
Soun, sintiendo que el orgasmo se acercaba, tomó las piernas de Kasumi y las levantó hasta apoyarlas en sus hombros para entrar aún más, si tal cosa era posible, dentro de su hija-esposa.
Ésta se mostró sorprendida por el cambio de posición, más el placer se hizo más intenso al sentir las bolas de Soun estrellase directamente contra sus nalgas.
-¡Aaaagggg!… ¡Sí!… ¡métela y sácala!… ¡Más!… ¡Me gusta!… ¡Me gusta muchoooo!- Kasumi sintió que sus entrañas estallaban en pedazos y cerrando los ojos dejó que el orgasmo la sacudiera. Por su parte Soun se dejó caer con todo su peso en una última embestida antes de que chorros de ardiente esperma salieran disparados contra las entrañas de su hija mayor.
Ambos sentían que la vida misma se les iba en aquel orgasmo. Al fin Soun abandonó su cabalgadura y recostándose junto a ella quedó tendido en el piso de la cocina. Tras un momento de reposo Kasumi se levantó y mirando a su padre, que casi se había dormido, lo sacudió con energía.
-Levántate.- Le dijo firmemente. Soun la miró un tanto sorprendido.
-¿Qué ocurre querida?- Kasumi lo miró un momento, ahora ella era la sorprendida por el modo en que su padre le habló.- El piso está muy frío.- Dijo reponiéndose.- Si te quedas acostado en el podrías enfermarte.- Soun comprendió y sonriendo se puso de pie. Al cabo de un rato ambos se vistieron y entonces la joven miró alarmada al reloj en la pared.
-Oh Dios.- Dijo.- Ya casi es hora de que los chicos vuelvan de la escuela y ni siquiera he ido de compras.- Soun miró él mismo la hora, en verdad era más tarde de lo que imaginaba. Por un momento se sintió culpable del retraso y tomando a Kasumi por los hombros la consoló.- ¡No hay problema!- Proclamó fanfarrón.- ¡Hoy yo haré las compras para que tú puedas hacer la comida.- Kasumi miró el rostro sonriente de su padre y ella también sonrío.
Soun le pidió a Kasumi que escribiera la lista de las cosas que necesitaba mientras él subía a darse un duchazo rápido. Alegremente Soun subió las escaleras y se encaminó hacia el baño.
Pero antes de entrar su bien entrenado oído alcanzó a escuchar algo extraño. Eran unos gemidos ahogados que venían de algún lugar… De alguno de los cuartos. Intrigado caminó hacia las habitaciones, deteniéndose junto a las puertas para escuchar detenidamente. El sonido no venía del cuarto de Kasumi.
Tampoco del cuarto de Nabiki. Finalmente se detuvo frente a la puerta de Akane, y escuchó. Adentro se escuchaban una serie de ruidos que… ¡no, era imposible!… ¡Akane estaba!… ¡¿Pero con quién?! Furioso descargó una patada contra la puerta y entró. ¡Ahí sobre la cama estaba su hija menor! ¡Desnuda y ensartada en la polla de «su mejor amigo»! Por un momento el tiempo pareció detenerse, mientras el rostro de Soun se descomponía en una mueca de furia incontenible.
-¡SAOTOMMEEEEEE!.. ¡AKANE!…. ¿CÓMO SE ATREVEN?… –
Sorprendidos los amantes sólo acertaron a separarse. Genma-panda miraba aterrado como su anfitrión se le iba encima hecho un energúmeno. Akane por su parte sólo acertó a cubrir su desnudez con las sábanas de su cama.
-¡PAPÁ!…-
-«¡ESPERE TENDO NO ES LO QUE PARECE!».- Decía un gran letrero que Genma-oso apenas y tuvo tiempo de mostrar a su furioso anfitrión, antes de que éste lanzara su primera embestida. Sin pensarlo mucho Genma-oso se arrojó por la ventana seguido por Soun. Mientras Kasumi, atraída por los gritos, hacía acto de presencia en la habitación.
-¡Akane!… ¡¿Qué está….?!- La mayor de las Tendo no pudo seguir hablando. Akane, envuelta en la sabana, la hizo a un lado para lanzarse corriendo escaleras abajo. En el patio la lucha se tornaba encarnizada. Genma comprendió que no tenía caso tratar de explicar la situación y, poniendo en práctica sus mejores técnicas, se dispuso a luchar por su vida. Cada golpe y patada que ambos contrincantes se lanzaban llevaba toda la intención de lastimar, de romper huesos, de matar.
Cuando Akane y Kasumi llegaron al patio, Soun descargaba una brutal serie de golpes sobre la gran cabeza del oso panda la cual se deformaba dramáticamente a cada impacto. La sangre brotaba de los pliegues del hocico y la nariz astillada. Genma-oso cayó pesadamente al agua. -¡PAPÁ DETENTE!- Gritaron ambas hermanas al unísono. Sus gritos atrajeron la atención de Soun, sólo por unos segundos, quien terminó por ignorarlas.
En ese momento Genma-panda emergió del agua y, aprovechando la distracción de su rival, descargó un violento zarpazo que desgarró la piel del tórax. Un hilo de sangre escurrió hasta el suelo. Ambos contendientes retrocedieron, en sólo un instante habían gastado tal cantidad de energía y ambos estaban agotados. Kasumi aprovechó el momento para colocarse en medio de ambos.
-¡BASTA YA!- Grito. – ¡¿QUÉ LES PASA A LOS DOS?! ¡¿POR QUÉ PELEAN EN ESA FORMA TAN HORRIBLE?!- Soun jaló aire para poder contestarle.
-¡ESE BASTARDO ESTABA FOLLANDO CON TU HERMANA!- Kasumi estuvo a punto de desmayarse. Sus ojos buscaron a su hermana, la cual sólo acertó a bajar la cabeza. Kasumi supo que todo era verdad y que nada de lo que dijera podría arreglar las cosas. Soun intentó lanzarse al ataque pero Kasumi lo bloqueó.
-¡DIJE QUE BASTA YA PAPÁ!-
-¡HAZTE A UN LADO HIJA!… ¡ESTE PERVERTIDO HA HECHO ALGO QUE NO PUEDE QUEDAR SIN CASTIGO!- Rugió el indignado señor Tendo.
-¿Y crees que tú eres el indicado para juzgarlo papá?- Todos miraron hacia la casa, buscando a quien ahora intervenía, descubriendo a Nabiki; la cual los miraba fríamente. Tanto Akane como Kasumi sintieron un profundo alivio, si alguien podía encontrar la forma de arreglar aquel lío era justamente Nabiki.
-¡¿PERO QUÉ TONTERIAS DICES NABIKI?! ¡TÚ NO SABES NADA DE LO QUE PASA AQUÍ!- Dijo Soun.
Nabiki lo miró desafiante y, sin amedrentarse, se acercó al él. Al llegar a su lado, sin darle tiempo a nada, se paró sobre la punta de sus pies y acercándose a su oído le murmuró.
-Sé que tú y Kasumi follan.- Soun cayó al suelo impresionado por las palabras de hija. -¡NO!… ¡PERO CÓMO SE TE OCURRE!… ¡NO ES VERDAD!… -Exclamó. A la distancia Akane y el panda (Genma) miraban intrigados la escena. Mientras que Kasumi, con su finísimo oído, palidecía al escuchar que su hermana conocía su secreto. Lentamente se acercó, y enfrentó a su hermana echando mano de toda su serenidad.
-¿Cómo te enteraste?- Nabiki dejó escapar una risilla maliciosa. Antes de responder.- Llegué a casa hace más de media hora. Supongo que estaban tan «entretenidos» que no me escucharon cuando traté de entrar por la cocina. -Kasumi se sonrojó y bajó la cara avergonzada.- No te preocupes.- Dijo Nabiki depositando una mano sobre el hombro de su hermana mayor.- Comprendo que eres joven y que papá está solo desde hace mucho. Además…- Nabiki pareció dudar.
-¿Además qué?- Ambas hermanas se miraron fijamente dejando que sus almas quedaran desnudas, compartiendo el vinculo que las unía desde siempre.
-Además… prefiero que seas tú y no una desconocida quien ocupe el lugar de mamá.- Soun se sintió conmovido al mirar cómo sus dos hijas se abrazaban con los ojos llorosos. Pero su sangre volvió a encenderse al mirar hacia donde Genma y Akane, juntos, los miraban. -¡SAOTOME!-
-¡DIJIMOS QUE BASTA PAPÁ!-Soun se quedó quieto sometido por las duras miradas de sus hijas que, desde el suelo, parecían agigantarse. -¡Pero hijas!-
-No te preocupes papá.- Dijo Nabiki volviendose hacia los amantes.- Yo sé cómo ajustar las cuentas…- Genma y Akane comenzaron a sudar frío.
Horas más tarde. Ranma, agotado por los trabajos realizados, llegó al Dojo. El lugar lucía normal. Las luces estaban encendidas y el delicado aroma de la cena cocinándose llenaba el ambiente.
-Esa Nabiki me las va a pagar.- Murmuraba entre dientes mientras se despojaba de sus zapatos de calle. Sentía el cuerpo molido a causa de barres, trapear y limpiar cada uno de los distintos clubes y gimnasios de la escuela. ¡Incluso había tenido que limpiar la oficina del estúpido director! -Nabiki… Nabiki…- Refunfuñaba mientras se despojaba de sus zapatos de calle.
-Dime.- Ranma estuvo a punto de saltar hasta el techo al escuchar la voz de su «ama» justo a sus espaldas.- Espero que hayas hecho todos los trabajos de la lista.- Dijo la chica fríamente.- No quiero tener reclamaciones mañana.- Antes de que Ranma pudiera decir nada ella lo tomó por el brazo y tirando de él lo llevó hasta las escaleras.-
-¡BASTA!- Grito el chico soltándose.- ¡NO PIENSO SEGUIR MÁS TUS ÓRDENES NABIKI!… ¡Y SI ESO NO TE GUSTA PUEDES DECIRLE A TU PADRE LO QUE TE DE LA GANA!.-Nabiki ni siquiera parpadeó.
-¿También se lo digo a Akane?- El miedo que se reflejó en la cara de Ranma le bastó para saber que aún era ella quien tenía la sartén por el mango.
-Ahora date prisa. Ya casi es hora de cenar.- Sin más subió las escaleras.
Apretando los dientes Ranma la siguió hasta su cuarto.- ¿Qué quieres ahora Nabiki?- Preguntó con fastidio. – Nada importante.- Respondió la chica al tiempo que tomaba algo de su escritorio.- Sólo que te desnudes.- Las palabras de Nabiki dejaron a Ranma paralizado de sorpresa.
-¿Cómo dices?-
-Escucha.- Nabiki lo encaró desafiante.- ¡Quiero ganar mucho dinero y el único que puede dármelo es Kuno!-
-¿Kuno?-
-¡Exacto! ¡Es por eso que mañana pienso venderle la colección más fabulosa de fotografías de su amada «chica pelirroja».- Ranma bajó la vista y descubrió que Nabiki llevaba una cámara fotográfica en una mano y un vaso de agua en la otra.
Para su desgracia no pudo evitar que ella le vaciara el contenido. El contacto con el agua lo sacó de su estupor.
-¡AHORA SÍ TE VOLVISTE LOCA! ¡NO LO HARÉ! ¡¿ME HAS ENTENDIDO?! ¡POR MÍ TODO PUEDE IRSE AL DEMONIO! ¡NO LO HARÉ!- Indignado y colérico Ranma se dispuso a salir de la habitación. Pero antes de hacerlo escuchó la voz de Nabiki a sus espaldas.
-¡CLARO QUE LO HARÁS! – Ranma se volvió rápidamente, su instinto de guerrero lo previno, pero estaba demasiado agotado y dolorido como para esquivar el enorme martillo de madera que Nabiki dejó caer pesadamente sobre su cabeza. Luego todo fue oscuridad. Nabiki contempló a su víctima inconsciente. -Lo siento Ranma. Pero esta es la única forma.-
Un poco más tarde Ranma recobró la conciencia. Lo primero que pudo sentir con claridad fue el contacto de su piel desnuda contra las sabanas de la cama. Asustado sacudió la cabeza para aclarar más su mente. -¿Ya despertaste?- La voz de Nabiki lo hizo temblar. Desesperadamente intentó incorporarse sólo para darse cuenta de que estaba firmemente atado.
Sus brazos habían sido amarrados a su espalda, sujetándolos por los antebrazos, sus tobillos estaban sujetos a las esquinas de la cama y un collar colocado en su cuello, sujeto a la cabecera por una cadena de buen tamaño, le impedía levantarse más allá de unos cuantos centímetros. Por si aquello no fuera suficiente también descubrió que Nabiki había colocado un par de almohadas bajo su estómago de modo que sus caderas quedaban levantadas, dejando sus hermosas nalgas de mujer expuestas totalmente.
-¡¿Qué?!… ¡¿qué diablos te propones?!- Interrogó al tiempo que luchaba por liberarse. Sus ojos estaban fijos en Nabiki. La chica tenía puesta una elegante bata de seda negra con el dibujo de un tigre en hilo dorado. Sujeta con un apretado cinturón que casi la transformaba en una avispa. A su lado estaba una pequeña cámara colocada sobre un trípode.
-Lo que te dije.- Contestó al fin.- Voy a tomarte unas fotos y se las venderé a Kuno.- Ranma forcejeó más por liberarse, pero fue en vano.
– Vamos… vamos…- Dijo Nabiki burlona. – No te preocupes tanto. Sólo vamos a…-
-¿Vamos?- Interrumpió Ranma.-
-Vamos.- Ratificó Nabiki acercándose a la cama.- Como te dije esta será una colección muy especial.- Ranma la perdió de vista pero de inmediato sintió cómo las manos femeninas le acariciaban las nalgas. – Ahora relájate… Tal vez te guste.- Ranma ya no pudo decir nada. Nabiki se abrazó a sus espaldas y comenzó a besarle el cuello, el contacto de sus pechos contra su espalda resultó agradable, a pesar de todo. Las manos de la joven acariciaban los grandes pechos de Ranma-chica, apretando y masajeando al mismo tiempo.
Ranma sintió que su temperatura subía, sus mejillas le ardían de vergüenza al percatarse de las intensas emociones que ese cuerpo de mujer podía darle. Emociones que él siempre había rechazado, pero que ahora lo asaltaban sin límite, y es que el hecho de estar atado lo liberaba de los sentimientos de culpa que normalmente le aquejaban cada vez que algo estimulaba su «sensibilidad» femenina.
Tímidamente volvió la cara y se encontró de frente con el rostro sonriente de Nabiki, quien se inmediato lo besó apasionadamente. Hasta ese momento el joven se percató de que su captora se había despojado de la bata negra dejando su desnudez al descubierto. También se dio cuenta de que ese cuerpo estaba cubierto de un espeso aceite perfumado, lo cual le permitía escurrirse libremente sobre su presa. Cuando el beso se rompió Nabiki deslizó una mano bajo las almohadas y sacó una larga mascada de seda. Sin dar explicación la colocó sobre los ojos de Ranma atándola fuertemente alrededor de su cabeza. Ranma se inquietó por aquello.
-Calma «querida».- Murmuro Nabiki en su oído.- Sólo es parte del juego.- Ranma se relajó y sintió cómo la chica se corría sobre su espalda hasta llegar a su trasero, las sensaciones eran increíblemente intensas, una sacudida de placer lo recorrió cuando los labios de Nabiki comenzaron a besar sus muslos mientras sus manos le masajeaban las nalgas.
Lentamente Ranma sintió cómo el rostro de la chica se colocaba a la altura de su grupa, podía sentir su aliento cálido acariciar los vellos de su coño. Entonces uno de sus dedos la chica acarició los abultados labios vaginales, provocando que Ranma respingara.
-¡Aaaaahhhh!… ¡no!.. ¡Eso no por favor!- Nabiki sonrió perversamente y abandonó aquel lugar. Pero sólo para levantar un poco más la cara y quedar justo entre las nalgas de Ranma, sus manos sujetaron firmemente las carnosas esferas y las separaron lo suficiente para que ella depositara un firme beso en el ano del «chico». Ranma sintió que un caudal ardiente escurría por sus muslos desnudos, ¡estaba teniendo un orgasmo como mujer!, sentía que Nabiki le arrancaba la vida por el culo.
-¡Aaaayyyy!… ¡Ay!… ¡Aaaahhhh!…. ¡¿Qué me pasa?!… ¡¿Qué me estás haciendo?!… – Nabiki no le prestó atención. En lugar de eso pegó firmemente su boca al ojete de Ranma y comenzó a penetrarlo con la punta de su lengua, inyectando una buena ración de saliva para hacerlo más fácil. -¡Aaaahhhh!… ¡Sí!… ¡Así!… ¡Más!….- Ranma se sorprendió de su propia voz pidiendo que aquel tormento continuara.
De improviso el joven guerrero sintió que Nabiki se alejaba de él y descendía de la cama. -¡No!… ¡espera te lo ruego!… ¡sigue!…¡Sigue!…- Suplicó. – Debo cambiar la película.- Fue lo único que obtuvo por respuesta. Por unos instantes Ranma permaneció solo, retorciéndose contra las sogas que le impedían hacer algo el mismo por aliviar el fuego que ahora le corría por todo el cuerpo. Por fin percibió que el colchón se hundía bajo el peso de un cuerpo que subía a la cama.
Él mismo levantó más las caderas incitando a Nabiki a continuar con su labor. Aunque, pensándolo bien, el colchón se hundió más que antes, además un olor distinto se hizo presente en la habitación. Más antes de que Ranma pudiera aclarar sus ideas surtió que unas manos fuerte lo sujetaban por las caderas y lo apretaban contra un cuerpo caliente y sudoroso, un cuerpo masculino. Entonces Ranma se percató de que algo comenzaba a entrar en cuerpo, algo mucho más grande que la lengua de Nabiki, con una estocada firme.
-¡NOOOOOOOOOO!-El grito de Ranma hizo retumbar toda la casa de los Tendo. – ¡AAAAAAHHHHH!…¡NOOO!….¡POR FAVOR!… ¡TODO MENOS ESO!…. ¡AAAAAHHHHH!… ¡NOOOOOO!- Ranma se revolvía como una fiera herida, pero su verdugo no se inmutó y sacando aquella cosa casi totalmente volvió a hundirla de un solo golpe. Gruesas lágrimas brotaron de los ojos de Ranma humedeciendo la mascada que le cubría los ojos.
Su boca se abrió desesperadamente jalando aire como si fuera a ahogarse. Mientras la presión de aquel cuerpo contra el suyo se hacía cada vez mayor.
-Pobrecito.- Ranma se estremeció al escuchar la voz de Nabiki, justo a su lado, llena de burla.- Relájate Ranma. Sufrirás menos, te lo digo por experiencia.- El joven sintió como las tersas manos de su «ama» le tomaban la cabeza y lo atraían hacia ella, sintió el contacto de sus labios en sus mejillas, en su frente y en sus labios. – Shhhhhh… Shhhhhh…. No es tan malo.- Dijo susurrante.- ¿No recuerdas que éste no es tu verdadero cuerpo? Cuando todo acabe podrás transformarte en hombre y nadie sabrá lo que aquí ha pasado.- La voz de Nabiki era casi hipnótica.
Ranma recordó lo que había estudia sobre los grandes samuráis, recordó que muchos de ellos habían tenido relaciones con sus discípulos sin que ello les impidiera ser considerados grandes guerreros y, sobre todo, hombres de honor. Como si adivinara sus pensamientos Nabiki le quitó la venda de los ojos. De inmediato el joven volvió la cabeza, tanto como podía, para ver a su verdugo. Sus ojos se abrieron al máximo al descubrir que quien lo penetraba era el mismísimo señor Tendo.
-¡Señor Soun!…¿Por qué?…- El hombre lo miró y luego, cerrando los ojos, le contestó.- Pregunta a tu padre Ranma.- Sin decir más el viejo guerrero aferró con energía las hermosas caderas de su presa y empujó su pelvis hacia adelante. Para su sorpresa sintió que el culo cedía al avance de su polla, Ranma ya no oponía resistencia, que se deslizó hasta el fondo de las entrañas «femeninas», mientras un largo gemido escapaba de los labios de Ranma-chica, cuyo cuerpo se estremecía del dorso a la cadera.
-¡Aaaaaggggg!… ¡Me duele!…- Soun no escuchaba las quejas de Ranma, sólo quería concentrarse en el calor de aquella funda que ahora guardaba su lanza amatoria. – Tranquilo…- Dijo aflojando un poco la presión que su cuerpo ejercía sobre el de su víctima.- Respira hondo y suelta el cuerpo.- Completó Nabiki. Inconscientemente Ranma obedeció, y poco a poco fue cayendo en una apacible somnolencia. Una delgada capa de sudor cubría los cuerpos de los amantes unidos por la polla del señor Tendo. Éste esperó un poco más hasta que Nabiki le hizo una señal.
Entonces deslizó sus manos hasta los senos de Ranma y tomándolos comenzó a moverse cada vez más rápido. Metiendo y sacando la verga ardiente, durísima y dilatada, del ano de «la chica». Ranma se dejó caer totalmente sobre las almohadas, estaba derrotado, domado.
Sintiendo cómo aquella lanza reclamaba cada centímetro de sus entrañas, sintió cómo sus propias caderas comenzaban a responder a los embates del señor Tendo quien llegaba cada vez más profundo dentro de él haciendo que algo desconocido brotara de lo más oscuro de su alma, al tiempo que una incomparable sensación de placer se iba haciendo presente cada vez que la polla salía y regresaba cada vez que volvía a entrar.
Por su parte Soun disfrutaba intensamente el roce de su polla dentro de «la chica», con ambas manos separaba las nalgas para contemplar cómo su fierro entraba y salía, cómo el ano quedaba abierto cuando salía y cómo los rosados bordes se cerraban en torno suyo como labios ansiosos.
Sentía que Ranma-chica se estremecía, escuchaba sus gemidos, sus súplicas y se percató del momento en que aquellas nalgas deliciosas comenzaron a girar ajustándose al ritmo de sus embestidas. Su experiencia le indicó que «ella» gozaba ahora de ser su amante. Soun comenzó a besar la tersa espalda con infinita delicadeza, se daba cuenta que; a pesar de todo, estaba tratando con un ser virgen que necesitaba consideraciones.
Las manos del señor Tendo soltaron las esferas de carne que sujetaban y con un movimiento apenas perceptible soltó la cadena que sujetaba el collar.
Ranma no se dio cuenta hasta que el mismo Soun, volviendo a tomarlo por los pechos erguidos, lo hizo levantarse. El efecto inmediato fue que la polla de Soun quedó clavada definitivamente dentro del culo de Ranma. Éste, sorprendido, volvió la cara para mirar de frente a su cabalgador, éste lo atrajo hacia sí y sin más comenzó a besarlo en la cara hasta que finalmente sus bocas se unieron en un beso profundo.
Al separarse Soun se dejó caer hacia atrás, apoyándose en sus brazos para sostenerse, y se quedó inmóvil. Ranma comprendió y comenzó a cabalgar él mismo sobre la polla erecta, yendo y viniendo sobre ella cada vez más rápido.
-¡Aaaaaggggg!…. ¡Aaaahhhhhhh!…… ¡Más!… ¡más!…- Gemía Ranma.
– ¡OOOOooooohhhh!…. ¡Me corro!… ¡ME CORRROOOO TODOOOO!…- Gritó el señor Tendo sintiendo llegar el límite de su resistencia. Sus movimientos se hicieron más acelerados, sus manos se aferraban al precioso cuerpo del que ahora era dueño, sus labios besaron, chuparon y mordieron la espalda y la nuca de su amante forzada. Ranma creía ser una hoja al viento, su cabeza le daba vueltas mientras sentía cómo sus entrañas se convulsionaban y estallaban en una ola de fuego.
– ¡ME CORRRROOOOOO!…- Ranma-chica abrió la boca desesperada mientras lágrimas de placer brotaban de sus ojos. Soun también se estremeció y sin esperar más dejó que su arma descargara en las entrañas de Ranma un chorro de líquidos ardientes y lechosos. Al tiempo que «la chica» apretaba con sus nalgas su instrumento tratando de prolongar más el momento de supremo placer. Al fin ambos se derrumbaron y Ranma quedó casi cubierto por el cuerpo musculoso del señor Tendo.
– Nabiki contempló su obra por unos instantes. Luego, echándose una bata encima, abandonó la habitación y bajó al comedor. Ahí se encontró con los demás miembros de la familia, reunidos en el comedor, quienes la miraron expectantes en cuanto entró.
– Todo arreglado.- Anunció mientras tomaba asiento. Akane se levantó con el semblante descompuesto y sin decir palabra abandonó la habitación, sus ojos estaban nublados por el llanto. Por su parte Genma permaneció silencioso. Al fin él también abandonó el sitio. Al quedar solas las hermanas hablaron con mayor confianza. – Nabiki. ¿Crees que hicimos lo correcto?- Interrogó Kasumi.
-Bueno. Es mejor que dejar que papá se manchara las manos. ¿No lo crees?-
-Tal vez.- La hermana mayor levantó la vista hacia el techo como buscando una respuesta.- ¿Crees que Ranma va a estar bien?
-No estoy segura.- Dijo Nabiki apoyando la barbilla sobre la palma de su mano.- -Pero creó que desde ahora ya no rechazara a los chicos con tanto ímpetu, si me entiendes. – Nabiki miró a su hermana mayor con una mueca de malicia iluminando su rostro.
– ¡Oh! Dios.- Fue lo único que Kasumi atinó a decir. Por un rato sólo reinó el silencio. Luego Kasumi reanudó la plática. – Es extraño ¿Verdad?-
-¿Qué cosa?-
-Que Akane no se haya opuesto a tu idea.- Nabiki abandonó de pronto su aptitud relajada, y cruzándose de brazos meditó sobre el asunto.- ¿Sabes? Es cierto. Creí que intentaría alguna cosa para impedirlo, pero no lo hizo. Me pregunto ¿Por qué?-
Mientras tanto, en el piso se arriba, Akane llegaba justo ante la puerta de su hermana Nabiki. Su cuerpo temblaba presa de una extraña mezcla de sentimientos. Con mano temblorosa tomó el picaporte y lentamente lo hizo girar. La puerta se abrió y ella quedó congelada en el umbral ante la visión que apareció ante sus ojos. Ahí, sobre la cama, se encontraban su padre y Ranma-chica, aún atado de los brazos, desnudos y jadeantes.
Su padre permanecía tendido sobre la cama mientras que Ranma, sentado a horcajadas sobre el señor Tendo, se impulsaba vigorosamente hacia arriba para luego clavarse totalmente en el falo del señor de la casa. Desde la puesta Akane podía ver perfectamente cómo la polla de su padre entraba y salía del culo de Ranma. Mientras las manos de su padre apretaban las nalgas para impones el ritmo de la penetración.
-! Ohhhhh!… ¡Qué rico culo tienes Ranma!… ¡Qué rico!…- Gemía el hombre levantando las caderas.
-¡Sí!… ¡Siiii!… ¡Dame más de esa cosa dura tío Soun!… ¡Dame más!- Le respondía Ranma moviéndose más rápido sobre su polla. Por un momento Akane sintió morir de dolor al contemplar a su amado en aquella situación, pero también experimentó una insana alegría. En su mente apareció el recuerdo del día de su pelea con Ranma. Ella había vuelto poco después arrepentida de haberlo golpeado, sólo para encontrarlo follando con su hermana mayor. Por un momento creyó que los mataría.
Pero al final comprendió que nunca podría lastimar a Kasumi. Por eso había cedido a las demandas amorosas del señor Saotome, por venganza, aunque tenía que reconocer que la sodomía le había encantado. Por eso, cuando Nabiki les propuso su idea para «ajustar las cuentas», ella se mostró indiferente. ¿Qué mejor venganza podía tener?
-¡AAAAAAHHHHHHH!- Fue el grito que la sacó de sus pensamientos. A tiempo para contemplar cómo su prometido recibía una verdadera lavativa de semen procedente del señor Tendo, el cual le salía del culo y resbalaba hasta las sabanas. Luego ambos quedaron quieto, acaso dormidos, sobre la cama. Sin poder resistir más Akane cerró la puerta y dirigiéndose a su propia habitación se encerró para masturbarse hasta quedar exhausta.
Mientras tanto, en el centro de Nerima, Genma vagaba sin rumbo. Las cosas se habían fastidiado de la peor manera. Había engañado a su esposa, su mejor amigo había tratado de matarlo y ahora su hijo realmente se había convertido en una mujercita a la cual follaban por el culo.
Dioses lo mejor sería que un camión lo arrollara y terminara con todo de una vez. En eso un letrero llamó su atención. «Dr. Kiro. Se resuelven todo tipo de problemas».
Genma miró hacia una tienda china donde un hombre anciano, envuelto en una larga bata de seda negra lo miraba fijamente. – Adelante señor… Adelante…. Yo puedo ayudarlo en cualquier problema- Genma se acercó al viejo. ¿Acaso las cosas podían ponerse peor?