Con Lola nos casamos muy jóvenes, éramos inexpertos en todo sentido de la palabra y en materia sexual ni hablar, hicimos bastante tiempo lo tradicional, eso sí cogíamos casi todas las noche, aunque a ella no le gustaba ser penetrada todos los días, argumentando lo cansada que estaba con las tareas de la casa, eso que aún no teníamos niños.
Con el paso del tiempo a mí se me fueron despertando los ratones en materia sexual, así que siempre estaba inventando poses nuevas y trataba de calentarle la cabeza preguntándole que me contara las fantasías que tenía, pero ella me decía siempre que no tenía ninguna y que le bastaba y sobraba con el sexo que yo le daba.
Yo siempre fui un pijón además calentón, en la calle me las paso mirando los culos de las mujeres y me caliento de sólo pensarlo, pero ella no era muy afecta al sexo que digamos, y casi siempre le costaba alcanzar el orgasmo, aunque antes de cada sesión de sexo dedicamos mucho tiempo a tocarnos y chuparnos todos nuestros rincones, pero les dije a ella le costaba mucho calentarse, es más no le agradaba mucho el chuparme la verga, me decía que la tenía muy grande y jamás quiso que yo le acabara dentro de la boca, me decía que tenía asco a todo eso, así que siempre que me la chupaba como para que yo acabe le terminaba en sus pechos o en sus manos.
Yo cada vez que teníamos una sesión amatoria le calentaba la cabeza diciéndole que me gustaría que ella cogiese con otros hombres ya que a mi juicio eso era lo que le estaba faltando, ya que nunca antes de mí había tenido relaciones con otro, yo le decía que debía probar con otro para sentir otras sensaciones, otras manos, otra forma de acariciar y además sentir otra verga para que viera que no todos los hombres éramos iguales, y que quizás de esa manera aprendería a disfrutar más del sexo que yo quería, pero cada vez que le insinuaba esto ella me decía que no la quería y que por eso la quería entregar a otro hombre y me decía que jamás lo haría porque no lo necesitaba.
Con el paso del tiempo yo no conseguía nada de nada es así que por cosas de la vida nos separamos un tiempo que no pasó más de tres meses, dijimos que para recomponer nuestras vidas y para sentir que nos queríamos mucho ya que ambos nos extrañaríamos un montón.
Y así fue yo me fui de la casa y alquilé un departamento y ella se quedó en la casa, me olvidaba contarle que para entonces teníamos 2 hijos que para ese momento tenían 5 y 3 años.
Yo en cuanto me quedé solo, comencé a salir con amigos de farra y le daba bastante duro a las minas, ya que siempre tenía calce y me cogí unas cuantas, pero extrañaba demasiado a mis hijos así que iba los fines de semana a verlos, para estar con ellos y de paso charla con mi ex-esposa, a ella se la notaba aplomada y también la vi más hermosa que de costumbre, pero esto último me lo callé y no le dije nada.
Hasta que una noche en medio de la semana me dije que iría a ver a mis hijos que los extrañaba un montón, así que llegué bastante tarde a la casa de mi ex-esposa y golpeé la puerta digamos que insistí bastante porque veía luz dentro de la casa, hasta que apareció mi señora con cara de muy sorprendida y rara, diciéndome que se había quedado dormida viendo la tele y me hizo pasar a la casa, le dije qué venía y me contestó que era muy tarde y que los chicos estaban durmiendo y que por favor no los despertara, así que le dije que me iría y que me perdonara por la situación, así que salgo del patio a la calle y me quedé pensando en lo extraña de la situación así que caminé un poco y me senté en una placita que hay casi a enfrente de la casa y así tapado con los árboles me dediqué a espiar a ver qué pasaba, no pasó más de una hora cuando salió de la misma un hombre bastante apurado tenía el pelo un poco largo y era más gordito que yo, realmente no era una bella persona, era de más evidente que estaba con mi ex-esposa dentro de la casa y bueno digamos que habrán hecho el amor, y yo no tenía que reprochar esta situación ya que yo también lo había hecho aprovechando esta separación.
Un día luego de pensarlo mucho decido hablar con ella para conversar sobre nuestra separación y cuando llego, digamos que fue un poco tarde, en la calle me cruzo con el tipo este que seguramente venía de la casa de mi ex, así que me dije Juan cálmate y no hagas locuras, lo que más me molestaba era que si lo hacía era en la casa donde están mis hijos y me preguntaba cómo hacía para no despertarlos o cómo se las ingeniaba, así que cuando llegué ella estaba en camisón y asó me hizo pasar a la casa yo notaba los almohadones de los sillones todos revueltos como si hubiera pasado una batalla por ahí, y eso fue justamente lo que me dijo mi señora que los chicos habían estado jugando con los almohadones antes de irse a la cama, yo la miraba a ella ya que en algunos momentos me mostraba realmente todo el culo no sé si lo hacía con intención o qué, pero estaba bastante buena y como yo venía de una abstinencia sexual de algunos días, me paro detrás de ella y le empiezo a franelear de lo lindo y a apoyarle mi pedazo que ya estaba bastante duro y a pronto de explotar, ella hacía la difícil hasta que se dio vuelta y me manoteó el pedazo con una calentura de aquellas, me bajó el cierre del pantalón con tanta furia que casi me corta un pedazo de pija, la sacó afuera y se bajó a mamármela, con tanta cancha que se la metía casi toda dentro de la boca y mientras hacía esto me decía que quería probármela hace tiempo, no tardó mucho rato en que yo estaba a punto de acabar y recordando que a ella no le gustaba tragar la leche le avisé que me venía, en ese momento ella le imprimía más movimientos a su boca y veía mi polla entrar y salir como un pistón, yo volaba de calentura y ahí nomás le comencé a acabar en la boca un torrente de leche caliente, que la muy guacha tragaba como si fuera el néctar más rico que hay, me limpió hasta la última gotita y yo me quedé de una pieza ya que lo que ella me había negado durante años de matrimonio lo pudo superar en tres meses de separación, de más está decir que yo estaba loco de contento por lo que había pasado y a ella se le veía feliz también, ahí nomás nos fuimos a la cama y nos dimos con todo y logré arrancarle unas cuantas confesiones de todo lo que había hecho durante nuestra separación, pero eso es motivo para otro relato, así que éste lo dejo aquí nomás.