Cinéfilos

Sara estaba nerviosa, esa noche había quedado con el chico que había conocido unos días antes, se lo presentaron en la fiesta de cumpleaños de una amiga, ella enseguida se sintió atraída por él, y por supuesto el sentimiento fue mutuo.

Esa noche habían quedado para ir al cine, la película que elegirían era lo de menos, ella estaba nerviosa porque por fin iban a estar juntos, en un sitio oscuro, íntimo.

Sara es una chica de 19 años físicamente no está nada mal, es una chica rubia, de pelo largo y rizado, ojos oscuros, ni muy alta ni muy baja, 1,67 mas o menos, delgada, su familia opina que demasiado delgada, incluso su madre ha pensado alguna vez que es anoréxica, pero os aseguro que no lo es, simplemente no engorda, su cuerpo no está muy desarrollado, a pesar de que su culito es muy bonito, yo opino que es lo mejor de su cuerpo, es respingón y duro, así que sabe muy bien donde miran los chicos cuando pasa. sus pechos son pequeños, pero eso sí, están bien firmes, sus pezones rosados resaltan en el centro de sus pechos, son muy abultados y cuando esta nerviosa o excitada destacan mucho a través de su blusa, tanto que a menudo sale a la calle sin sujetador ya que no lo necesita y sus pezones llaman la atención a los que con ella se cruzan.

Del resto de su fisonomía está muy orgullosa, tiene un rostro bastante aniñado y bonito, y desde luego tiene bastante éxito entre los chicos.

El chico con el que había quedado era bastante agraciado también, empezaré por decir que su nombre es Luis, es un chico moreno, sus ojos son marrones, o como dice él color miel, que suena mejor, su complexión es fuerte, no es muy musculoso, pero las apariencias engañan, y a pesar de lo que pueda parecer a primera vista en realidad es un chico muy fuerte.

Bien, como iba diciendo habían quedado para el cine aquella noche, lo que ninguno de los dos podía adivinar eran los acontecimientos que se iban a suceder durante su cita.

Se encontraron a la hora prevista en la puerta de casa de Sara, su saludo fue un largo beso, preludio de los hechos que acaecieron después, durante el cual sus lenguas se encontraron por primera vez en esa noche y lo que empezó como un dulce beso de encuentro acabó en algo apasionado y excitante.

Él vestía muy informal pero elegante a la vez, pantalón vaquero azul y una camisa de seda negra, encima de la cual se había puesto una cazadora gris.

Ella se había decidido por unos zapatos de tacón bajo, negros, medias también negras, transparentes, una falda que no por ser elegante dejaba de ser muy sensual, lo que más impresionaba era su longitud, apenas si tapaba algo por debajo de sus muslos, era la minifalda preferida de Sara, se la ponía en los grandes acontecimientos, ella sabía que cuando se vestía con ella provocaba algo más que malos pensamientos, era una minifalda negra, de tela elástica que se pegaba a su cuerpo, su blusa era fina, ya que era una noche de calor, una blusa semitransparente que dejaba entrever su sostén de encaje, que aunque como dije antes sus pechos no eran grandes el solo hecho de ver su ropa interior a través de su blusa seguro que hubiese vuelto loco a más de uno.

Aquel que se fijase un poco podía adivinar una marca fina al final de su espalda, línea que aparecía perfilada en su falda, línea que desaparecía entre sus nalgas, era la marca formada por su tanga negro, visible gracias a la forma en que su falda se pegaba a su cuerpo.

Él la agarraba por su cintura mientras se encaminaba al cine, como si temiese que se le fuese a escapar.

Ella metió una de sus manos en el bolsillo de la parte de atrás del pantalón de Luis, notando con su mano que Luis debía de hacer algún deporte, porque lo que estaba tocando parecía una piedra, Luis pudo notar cómo de vez en cuando Sara no se conformaba solo con tocar sino que también apretaba sus nalgas de vez en cuando.

Sacaron sus entradas de una no muy importante película y de mutuo acuerdo se sentaron en la fila de atrás del cine.

Al empezar la película comprobaron que no debía de tener mucha aceptación, ya que aparte de ellos dos solo había unas diez personas más viendo la película, dos parejas como ellos y el resto de los espectadores lo componían un grupo de amigos que seguramente se habían reunido después de algún tiempo separados y no tuvieron nada mejor que hacer que entrar a ver una película.

Esto animó a la pareja a mirarse y cruzar sus labios otra vez nada más se apagaron las luces, al principio ambos se contenían, el beso no pasaba de ser el mero contacto de sus labios, pero cuando se apagaron las luces sus labios se abrieron, para dar paso a sus lenguas, lenguas que se buscaron ansiosas, deseosas de compartir sus sabores y fluidos.

Sus manos se buscaron mientras la excitación de ambos iba es aumento, debido sobre todo al contacto de sus lenguas, no sabían cuánto tiempo llevaban besándose, pero sabían que ninguno de los dos tenía ganas de acabar con aquel beso, Sara sintió como una de las manos de Luis buscaba sus pechos por debajo de su blusa, mientras la otra se acomodaba en su muslo, sobre la minifalda, alcanzando las dos manos su objetivo, ya que Sara no tenía intención de impedir los movimientos de las manos de Luis.

Ni corta ni perezosa Sara se aventuro a volver a sentir la dureza del trasero de Luis, mientras que con la otra mano trataba de sentir otra clase diferente de dureza, aquella que ella estaba provocando, la sintió crecer bajo sus caricias, no parecía acabar de crecer nunca, y Sara se sintió muy excitada viendo el efecto que provocaban sus caricias, a la vez que Luis alcanzaba uno de sus pezones, ya duro y firme, y lo pellizcaba.

La mano de Luis había abandonado su antigua ubicación para pasar a ocupar la cara interna de los muslos de Sara, y no se detenía allí, sino que iba subiendo, Sara daba permiso para que Luis explorase su intimidad abriendo ligeramente sus piernas, a la vez que de su boca se escapaban suspiros capaces de excitar a un muerto.

Sara había soltado ya tres de los botones de la bragueta de Luis, metiendo su mano en su interior y tocando directamente su tesoro.

La mano de Luis seguía avanzando, llegando ya al fino triangulo de tela que tenía por única protección la intimidad de Sara.

Sara empezó un movimiento de vaivén con su mano, que Luis agradeció apartando la tela de la braguita de Sara y masajeando su parte más sensible, formando pequeños círculos que trazaban el límite del placer de Sara, haciendo que esta, a la vez que miraba como la enorme dureza de Luis se acomodaba entre sus manos, desease que uno de aquellos dedos empezase un masaje mas intimo, cosa que sucedió no mucho más tarde, cuando uno de sus dedos se coló literalmente dentro de la rajita de Sara, y digo que se coló porque resbaló y estuvo dentro de Sara antes de que Luis tuviese intención de introducirlo.

Lo que pasó después fue el principio de una cadena de sucesos que iban a desembocar en algo irrefrenable, Sara se arrodillo entre los asientos, Luis lo vio y al principio no reacciono, pero en pocos segundos se había percatado de las pretensiones de Sara, sacando su arma de entre los pliegues de su pantalón y ofreciéndoselo como una sabrosa golosina a su pareja.

Sara cerró los ojos, no sabia lo que pasaba, nadie la estaba tocando su entrepierna, pero aun así la sentía arder, y un cosquilleo recorría sus muslos a la vez que empezaba a lamer suavemente la verga de Luis, con la lengua la recorría de arriba a abajo, a la vez que sus manos subían y bajaban por el miembro de Luis, como ya he dicho a Sara no le hacía falta que una de sus manos tocase su intimidad, ya que cada vez que lamía la verga de Luis se sentía como si fuese ella misma la receptora de tanto placer.

De vez en cuando Sara levantaba la mirada y podía comprobar los efectos que su trabajo producía en el rostro de Luis, Sara dejó de masajear el miembro con sus manos, Luis miró a su rostro, ella abrió la boca y se introdujo la verga de Luis en su boca.

Lo que antes realizaban sus manos lo hacia ahora su boca, sus labios se curvaban hacia dentro cada vez que se introducía su verga entera, cuando Sara sentía el vello de Luis en su rostro y la punta de su verga tocaba su garganta paraba para iniciar el movimiento inverso, sus labios se curvaban ahora hacia afuera, y cuando Sara sentía cerca de sus labios la punta del miembro de Luis dejaba que sus dientes lo rozase, para acabar su movimiento con una especie de beso, como cuando una niña se saca un caramelo de la boca, para evitar que ninguno de los fluidos que empezaba a verter la verga de Luis se le escapase de la boca.

Faltó poco para que Luis diese por terminada su aventura en ese punto, pero se supo contener, con sus manos que hasta entonces se encontraban encima de la cabeza de Sara acompañando sus movimientos, agarro el pelo de Sara, deteniendo su movimiento, indicándola así que no quería acabar tan pronto.

Sus rostros se encontraron otra vez en un largo beso, Sara estaba ahora en cuclillas, posición en la que se sentía especialmente mojada.

Luis entonces en un susurro, con sus labios muy cerca del oído de Sara dijo unas palabras que por poco hicieron que Sara se desmayase.

Le dijo que quería hacer el amor en esa misma butaca, que no quería esperar a acabar la película, que quería sentir el calor del interior de Sara en ese mismo momento.

Sara no sabía que decir, por toda respuesta solo acertó a besar a Luis, a la vez que sus manos trataban de desembarazarse de sus braguitas, cosa que consiguió no sin esfuerzo debido a lo incómodo de su postura.

Cuando logró bajar sus braguitas hasta los muslos Luis se percató de ello, la hizo darse la vuelta, quedando Sara de pie mirando hacia la pantalla y Luis a su espalda sentado.

Luis levantó la falda de Sara, cosa que no se supuso mucho esfuerzo debido a la elasticidad de la misma, cuando vio que los glúteos de Sara empezaban a mostrarse se detuvo, Sara entendió lo que debía de hacer y poco a poco muy despacio se fue sentando sobre las piernas de Luis, a la vez que ella separaba todo lo posible las suyas.

Luis tocaba la entrada de su sexo con una mano mientras que con la otra fue orientando su miembro para que al sentarse Sara se la fuese clavando muy despacio.

Sara sintió los muslos de Luis en sus glúteos, lo que indicaba que el recorrido de la verga de Luis había llegado a su fin.

El la agarro ahora de sus caderas, iniciando un movimiento de vaivén que era complementado por los sinuosos movimientos circulares de Sara.

El coñito de Sara envolvía y apretaba la verga de Luis, ella apoyaba sus manos en los reposabrazos, para facilitar así el movimiento ascendente y descendente de su cuerpo.

Ella se esforzaba por mirar en la oscuridad hacia las filas de adelante, para poder así ver si alguno de los otros espectadores se había vuelto y se había percatado de lo que sucedía en la fila del fondo.

Sara no lo entendía, pero el hecho de tener esa tensión, ese nerviosismo, esa inquietud de que en cualquier momento alguien podría verles y formar un escándalo la excitaba sobre manera, haciendo que su entrada mas intima se humedeciese más de lo que hasta ahora estaba, aunque pareciese imposible si tenemos en cuenta el estado de humedad en que se encontraba la entrada de su cueva momentos antes.

Mientras la penetraba Luis la susurraba al oído que iba a acabar de un momento a otro, sus manos recorrían los pechos de Sara, su cintura, su cara, sus dedos se introducían en su boca, recorrían su rostro, mientras los dos se esforzaban por ahogar sus gemidos, para evitar así ser oídos.

Luis empujó a Sara hacia arriba en el momento en que sentía que iba a estallar, los movimientos de Sara fueron como calculados ya de antemano, ya que en menos de un segundo estaba otra vez de rodillas, con la verga de Luis en su boca, curiosamente ese fue el momento en que ella se corrió, ella acabó tocándose con una de sus manos, sintiendo ese intenso orgasmo provocado sin duda por la excitación de la idea de ser descubierta por los otros espectadores, a la vez que sentía el sabor de la verga de Luis, mezclado con el dulzón sabor de su rajita.

Luis siempre susurrando dijo que tuviese cuidado, que se iba a correr y que no quería que ella lo recibiese en su boca sin quererlo, Sara por toda respuesta miro a Luis sonriendo y después volvió a meterse toda su verga en la boca, eso fue demasiado para Luis, que volteando su cabeza hacia atrás estalló en un orgasmo brutal, uno de los más largos de su vida, mientras que en la mente de Luis estallaban fuegos artificiales, Sara se esforzaba por no derramar nada sobre los pantalones de Luis, cosa que consiguió a duras penas y ya se iba a dar por vencida dejando escapar algo por la comisura de sus labios cuando gracias al cielo Luis acabo su orgasmo, tregua que aprovechó Sara para acabar de tragar todo lo vertido por Luis, limpiando seguidamente la verga de Luis hasta que esta se relajó del todo.

Este hecho de la pérdida de tamaño de la verga de Luis favoreció los juegos de Sara permitiendo a esta tenerla entera en la boca jugando como una niña con ella, volteándola con la lengua sintiendo todos y cada uno de sus pliegues, explorándola entera con su lengua y sus labios, este juego que encantaba a Sara y como no, a Luis le volvía loco, continuó hasta que Luis amarrándola por las axilas reclamó un beso de los labios de Sara.

Mientras se besaban las manos de Luis colocaron en su sitio las braguitas de Sara.

Y esta volvió a su asiento, para acabar de ver siempre agarrada de la mano de Luis el final de una película que en ningún momento había despertado su interés.

Al salir del cine una empleada de la sala estaba haciendo una encuesta sobre las películas emitidas, extrañándose cuando al dirigirse a la pareja ambos al unísono dijeron que había sido la mejor película que habían visto jamás.

Luis acompañó a Sara a su casa, prometiendo que habrían de repetir la experiencia.