Soy un chico de 18 años al cual la han gustado las mujeres toda la vida, aunque siempre me gustaron también los chicos, y la idea de mantener relaciones con otro hombre no paraba de rondarme la cabeza desde hacía ya cosas de un año, cuando pusieron internet en mi casa y podía ver fotos y leer relatos eróticos escritos por gays.
Y por fin llegó el día, tras una noche de marcha con los amigos llegué a mi casa sobre las cuatro de la mañana, y puse el canal donde a esa hora suelen poner siempre la película porno para pajearme.
Cuando empecé me di cuenta que estaban pasando una serie de mensajes por la parte inferior de la pantalla, era de gente con ganas de follar que enviaban los mensajes con su número de teléfono.
Cogí mi móvil y apunté uno que me llamó la atención que decía:
Chico de 23 años bisex busca chico para masturbarse. Tengo sitio.
Le escribí un mensaje preguntándole de dónde era, si le gustaría quedar, y si le importaba que no tuviera experiencia alguna, que yo estaba buscando probar por primera vez.
No tardó mucho en contestarme respondiendo:
Soy de granada. Estoy muy caliente, porque no te vienes ahora, si quieres te puedes quedar a dormir.
Al principio me asuste un poco, pensé que quizá no debía, que yo no era gay, y sobre todo que yo no conocía de nada a esa persona.
Deje el mensaje sin contestar apague la tv y empecé a pajearme pensando como seria comérsela y luego quizá que me la metiera. Me corrí como nunca e intente dormir.
Cuando estaba apunto de dormirme sonó un nuevo mensaje, era él de nuevo, me decía que se estaba pajeando pensando en mi y que me esperaba. Yo estaba tan excitado que ya no me lo pensé y le escribí:
Dime donde vives que voy para allá.
No vivía muy lejos de mi casa, a unos 10 minutos, y quedamos en una fuente que había al lado de su casa para que no me perdiera.
Por el camino hacia la fuente no paraba de sentir una mezcla de miedo y excitación tratando de imaginar lo que iba a pasar, fui empalmado todo el camino.
Cuando llegue solo estaba él en la plaza, nos reconocimos pues antes nos habíamos dicho la ropa que llevábamos cada uno, y enseguida nos presentamos. Tengo que decir que me pareció muy guapo desde el principio y eso hizo que me tranquilizara un poco.
Me pregunto si estaba seguro, a lo que yo respondí que sí.
Subimos a su casa, era el típico piso de estudiante con un saloncito y dos cuartos. Nos sentamos en un sofá uno al lado del otro y me ofreció beber algo, pero no tome nada ya que había bebido mucho esa noche y todavía tenía los efectos del alcohol.
Nos pusimos a hablar y encendió la tv con el canal de la película porno. Tras llevar unos cinco minutos hablando yo ya estaba con la polla a punto de explotar, cosa que el debió notarlo porque se me acerco y me empezó a tocar el paquete.
Reaccione y yo también empecé a tocárselo, era un bulto enorme. Estaba super nervioso, no sabia bien lo que hacia y pensé en desabrocharle el pantalón, salió una polla que debía medir unos veinte centímetros, y muy gorda.
No podía dejar de mirarla, de desear comérmela y me dijó:
¿Quieres probarla?
Me agarró la cabeza y me la llevo hasta su miembro.
Nunca había hecho nada parecido, pero de tanto ver películas porno se acaba aprendiendo, me venían las ideas a la cabeza.
Comencé a darle besos en la punta, mientras le agarraba los huevos, me venia un aroma y un sabor que me gustaron desde el primer momento, luego me la metí en la boca.
Era increíble, yo chupaba y el estaba gimiendo de placer, me decía sigue así puta y me acariciaba todo el cuerpo, cosa que hizo que me excitara mucho más.
Le daba lametones con mi lengua y seguía tragando hasta que me agarro de la cabeza y me empezó a follar la boca, él me llevaba al ritmo que le apetecía. Me agarro fuerte la cabeza y se corrió.
Sentía que me ahogaba y tragaba toda la leche que podía menos la que se me salía directamente de la boca, me gustaba mucho ese nuevo sabor que descubría.
¿Te ha gustado?
Asentí con la cabeza.
Pues ahora viene lo mejor.
Fuimos a su cuarto, me quitó los pantalones, me puso a cuatro patas y comenzó a comerme el culo.
En ese momento casi me corro, era un placer increíble.
Me dio a chupar su dedo y luego me lo metió en el culo, metió otro y cuando me fui acostumbrando metió el tercero.
Tras un buen rato los sacó y metió a su gusto mientras yo descubría nuevos placeres.
Me dio a probar de nuevo su increíble polla, la cual no rechacé.
Cuando él pensó que estaba lo suficientemente lubricada me cogió de la cintura y me puso la punta del pene apoyada en la entrada de mi ano. Le pedí que lo hiciera despacio por ser la primera vez.
Comenzó a empujar metiendo todo el gajo y de repente de un solo golpe me la metió hasta el final.
En ese momento casi me desmayo del dolor, empecé a gritar y le pedía que me la sacara, pero no hacia caso.
Me estaba follando y esa idea me excitaba mucho.
La metia y sacaba lentamente, sentía como sus huevos me rebotaban. El dolor se volvió un placer que nunca podría haber imaginado.
Aumento el ritmo y me corrí sin nisiquiera tener que tocarme.
Siguió aumentando el ritmo y terminó corriéndose dentro de mi, sentir la leche calentita en mi interior hizo que me volviera a correr. El semen que yo solté lo cogió con la lengua y me dio un beso.
Me quedé a pasar la noche con él y lo hemos repetido un par de veces más, siendo yo siempre el que chupa y al que lo enculan, cosa que me encanta y que ya contaré.