Ocurrió en los meses de verano cuando tenía dieciocho años, comenzó a darme fiebres, estirar los huesos y aflorar pelo negro en mis axilas y mi pubis, pero lo sorprendente fue el pene, de unos doce centímetros paso a casi veinte, estaba súper sensible y emanaba un peculiar e intenso olor de su capullo.
Últimamente he sentido la necesidad de tener algo que me llene atrás y de sentir una gran verga en mi boca, y recuerdo como tuve esa experiencia y se me mete eso a la cabeza. A pesar de que tengo buenas relaciones con mi esposa, deseo tener el falo de un hombre satisfaciendo mi gran deseo.
Su boca se entreabrió, dejando asomar el formidable par de colmillos, ahora sí listos para el ataque. Su verga también estaba lista, buscando acomodo entre las apetecibles nalgas del muchacho. Los colmillos buscaron la nuca del chico, y un poco más abajo, hacia un lado, el cuello blanco y suave lo esperaba.
Soy un chico de 18 años al cual la han gustado las mujeres toda la vida, aunque siempre me gustaron también los chicos, y la idea de mantener relaciones con otro hombre no paraba de rondarme la cabeza desde hacía ya cosas de un año, cuando pusieron internet en mi casa y podía ver fotos y leer relatos eróticos escritos por gays.
Seguidamente comenzó a quitarme la ropa dejándome solo en slip; ligeramente toqué mi pija que ya me estaba empezando a doler de tan hinchada que estaba, y enseguida sentí como apoyaba su verga tiesa sobre mi culo. Me tomó de la mano y me llevó hasta el cuarto, me hizo parar frente a la misma y él se recostó boca arriba.
Al llegar a Cartagena, rápidamente nos instalamos en el hotel, nos fuimos al cuarto y nos pusimos los shorts y por la emoción ninguno reparó en el otro mientras nos cambiábamos y aprovechando que aún teníamos toda la tarde para disfrutar de la playa, corrimos hacia ella y quedó fascinado al ver la inmensidad de aquel mar Caribe a sus ojos.
Tomé mis acostumbradas vacaciones al mismo puerto, al mismo hotel que otras ocasiones, pero esta vez... tuve servicio privado en la habitación y mis vacaciones fueron diferentes...
La curiosidad ha seguido mis rumbos a través de mi existencia y no solamente a nivel sexual y erótico, también en el conocimiento cultural y educativo.
Cuando era estudiante, hace ya algunos años, tenía una estrecha amistad con Sabino, para esta época él ya falleció, pero le recuerdo con el cariño que siempre le tuve, un cariño muy sincero y leal, incluso nuestras familias eran amigas.
Esto sucedió hace tiempo, nos conocimos en un chat su nombre era Roberto, platicamos un rato y después intercambiamos números de teléfonos, hablamos y nos pusimos de acuerdo para vernos un día.
Él me observó sin comentarios, siguió un tema que había iniciado en el bar respecto a que a veces tenía problemas con su galanura, que estaba seguro que era atractivo, pero que no podía hacer nada por parecer distinto, que sus negocios iban muy bien, pero que cuando entraba en la jugada una mujer, esposa de cliente, familiar o sus propias secretarias, era un problema porque tenía muchas invitaciones y se rehusaba para no mezclar la vida personal con el trabajo.
Nunca había ido a un baño turco, pero estaba pasando por una temporada de mucha excitación y ningún contacto carnal, por lo cual tenía la pija al rojo vivo de tanta paja.
Luis la tomó entre sus labios. La sensación fue magnífica. La vista de aquel maduro hombretón hincado entre mis piernas y chupándome el pito era fenomenal. Noté que efectivamente no tenía experiencia.
Un primo fue a visitarme, tiene mi edad; en ese entonces teníamos 11 años y yo aun no sabía qué era la paja y él me empezó a instruir y yo con demasiado interés ya había logrado una bien caliente erección y empezamos a describirnos nuestros tamaños y forma, hasta que no aguantamos mas la calentura y él me la sacó por la bragueta y me mostró cómo se hacía.