Mi joven profesor

Cursando inglés en la universidad, me di cuenta que necesitaba clases de apoyo, ya que es un idioma que me cuesta aprender.

Me puse a buscar en la cartelera de la cafetería, que siempre suele haber avisos, y encontré uno que me interesó, decía :»Clases particulares de inglés a domicilio, comunicarse al….» anoté el número y cuando llegué a casa llamé.

Una vos de hombre joven me atendió del otro lado de la línea, le expliqué el motivo de la llamada y acordamos un encuentro en mi casa para el día siguiente a las siete de la tarde.

La voz del profesor me había fascinado, evidentemente era de alguien joven. No me equivoqué. Faltando cinco minutos para las siete sonó el timbre.

Al abrir la puerta me encontré con un chico de 19 años que se presentaba como «Pato» el profesor de inglés. Me quedé helado, me lo había imaginado joven, pero no tanto.

Era muy bonito. Tenía el pelo corto y algo rubio, ojos marrones claros y un cuerpo hermoso.

Nos ubicamos en la cocina y empecé a explicarle qué era lo que necesitaba aprender con urgencia para la universidad.

Me dijo que no había problemas, que el tema era sencillo. Podía notar que él me miraba a mi tanto como yo a él. Le ofrecí un café, pero prefirió mates, así que empezamos a tomarlos mientras él me explicaba.

La verdad era que yo no lo escuchaba, no me podía concentrar.

Siempre me gustaron los chicos más jóvenes que yo (tengo 28 años) pero nunca me había calentado así con solo escucharlo hablar.- Noté como él , muy simpáticamente, dejaba deslizar uno que otro chiste entre la explicación, hasta que hizo uno sobre sexo. Yo no me reí, porque lo conocía, él pensó que me había ofendido, entonces me pidió disculpas.

Yo le respondí que estaba todo bien, que no me ofende hablar de sexo, por el contrario, es un tema que me apasiona. Él se sonrió y siguió con la explicación.

Entonces le pedí que parara un rato, ya que no me podía concentrar en nada.

Entonces, poniéndose de pie, me dijo que me notaba muy tensionado, que necesitaba unos masajes, y que si no tenía problemas él podía hacerme algunos.

Le dije que lo haga. Se ubicó detrás de mi silla y puso su mano sobre mis hombros. Y comenzó a realizar suaves masajes en mis hombros. Cerré mis ojos y me relajé.

Pato me dice que por qué no iba a recostarme, que los masajes en la cama dan mejor resultado. Fuimos hasta la habitación y me recosté.

Pato me pidió que me pusiera boca abajo y él se puso sobre mí. Colocando una rodilla a cada lado de mis caderas. O sea, que su bulto, quedaba sobre mi culo.

Y empezó a masajearme, inclinándose sobre mi delicadamente.

El movimiento era muy sensual.

Yo me dejé llevar. Si pija empezó a pararse, la notaba dura apretando sobre mi culo. Me preguntó si me gustaba, le dije que sí. Entonces me confesó que él practicaba yoga, y que este tipo de ejercicios se hacían mejor estando desnudo.

Me reí y él me dijo que no lo hiciera, que lo decía de verdad. Que él lo había hecho y le había dado excelentes resultados.

Entonces le pedí que se corriera así me desvestía me quedé en calzoncillos, y le pregunté si me tenía que sacar todo.

Mi erección era evidente. Entonces él me dijo que era lo mejor. Lo hice. Y volví a recostarme boca abajo. Él se puso de pie y comenzó a sacarse la ropa.

Yo lo miraba. Era hermoso. Ya estaba todo dicho sin decirlo. Se quedó en bolas delante de mí, y volvió a sentarse sobre mi culo.

Siguió con los masajes, y con cada movimiento su pija se fregaba contra mi raya. Yo no aguanté más y le dije que se la quería chupar.

Él sin pensarlo dos veces, se sentó en la cama, y yo me abalancé sobre su pija. Mediría unos 18 cm y era hermosa. Me la fui comiendo poco a poco, hasta que me la tragué toda. Subía y bajaba mi cabeza llenando esa verga de saliva, preparándola para metérmela en el culo en unos minutos más.

Pato me agarraba de la cabeza y me clavaba la pija en la garganta. La sensación era hermosa. Fue guiando mi cabeza hasta sus huevos, los que lamí golosamente uno a uno.

Mi lengua jugaba con ellos y el placer que le estaba dando a Pato se reconocía en sus jadeos.

Pato se llevó sus dedos a su boca, se los llenó de saliva y me los enchufó en el culo, metiéndome dos dedos y jugando en él.

¡¡¡Qué placer me estaban dando esos dedos!!! Yo me movía tratando de que sus dedos ingresaran aún más en mi orto. Mientras seguía lamiendo su pija desde la base hasta la cabeza, pasando la lengua por cada centímetro.

Pato levantó mi cabeza y me besó apasionadamente, mientras yo le hacía una regia paja.

Me puse en cuatro y Pato clavó su lengua en mi culo.

Lamió las paredes de mi culo y me llenó el orto de saliva.

Se ubicó detrás, apoyó la cabeza de su pija en la entrada de mi culo y me metió la cabeza primero, luego, tomándome de la cintura me fue clavando hasta que me la metió toda.

Comenzó a serrucharme suavemente, y empezó a cogerme con una calidad pocas veces vista. Abría mis nalgas con sus manos para observar como su pija entraba y salía de mi culo, mientras yo apretaba con él esa carne dura que tanto placer me estaba dando.

Una de sus manos se deslizó hacia mi verga y la tomó dulcemente, comenzando una paja que me deleitaba. Mientras me pajeaba se movía de forma tal que su pija entraba hasta el fondo y salía luego por completo para volver a entrar. Así estuvimos un buen rato.

Se salió de mí, y me dio vuelta, apoderándose de mi pija y chapándola apasionadamente.

Se la tragaba hasta los huevos. Yo me puse de costado y comencé a cogerle la boca violentamente.

La calentura que tenía era tremenda. Él me apretaba los pezones y me arañaba la espalda mientras me decía que le dé la leche.

No me hice esperar demasiado y le llené la boca de semen.

Acabé como nunca.

Entonces cambiamos roles. Mi profesor se puso de costado y yo me tragué su pija. Él comenzó a cogerme la boca, pero lentamente.

Le gustaba ver como su pija entraba hasta mi garganta y salía por completo. Lo volvía loco eso.

Así estuvimos unos cinco minutos hasta que sacó su pija de mi boca y me vació su contenido sobre la cara, llenándomela de leche.

Quedamos extenuados sobre la cama.

Pero totalmente satisfechos.

Me preguntó si me había gustado, le respondí en inglés: yeah!.- Y nos fuimos a duchar, en la segunda clase me explicó los verbos… fuck fuck fuck!.-