El club de la buena paja

A los 14 años uno se pajea por cualquier cosa, desde una foto hasta un recuerdo, pero lo mágico de la masturbación es que te permite fantasear hasta el límite de tu imaginación.

A los 28 años, la paja es otra cosa, al menos para mí. Es el principio de algo…

Recuerdo que hace dos o tres años, nos habíamos juntado en mi casa con mis amigos de la secundaria, para cenar y recordar viejos momentos… Hacía ya como 6 años que nos habíamos graduado. Sin embargo, era una cena especial, me decidí por invitar sólo a aquellos compañeros con los que en mi adolescencia había tenido alguna que otra historia.

Fue así que vinieron, Sebastián, Fernando (que había sido el coordinador de mi viaje de egresados), y Carlos, el primero de mis compañeros al que en el baño del colegio le di la mamada de su vida cuando andábamos por los 15 añitos.

El primero en llegar fue Fernando, comenzamos a charlar sobre el tiempo pasado, los amigos que ya no lo son, y finalmente el tema llevó a nuestro viaje, a aquél hotel y al campamento dónde ese chico me ofreció uno de mis mejores momentos.

Fernando me aclaró que desde aquella vez no había vuelto a incursionar en el sexo con hombres, pero que guardaba buenos recuerdos de lo sucedido, aunque no creía que lo volvería a hacer. (Eso dejámelo a mi, pensaba yo mientras metía una pizza al horno).

La conversación fue amena, sonó el timbre y Sebastián entró en mi casa. Tenía en mi cocina a los dos muchachos, ya hombres, que en ese viaje de egresados me hicieron gozar como a una puta.

Cuando hablábamos de eso, Seba no emitía comentarios al respecto, solo se reía y seguía conversando, sin decir, como el otro, que él no lo haría más. (Buen síntoma, Gato, me decía).

Faltaba Carlos… El teléfono sonó y era él, avisando que lo disculpemos pero que se retrasaría por un buen rato, que cenemos sin él, que llegaría para el café. Así fue que nos pusimos a comer, mientras escuchábamos música y conversábamos de distintos temas.

El CD se terminó y cuando me iba a levantar para poner otro, Seba me dice que mejor prenda la televisión… quizás están dando una buena película.

Le pasé el control remoto y de inmediato empezó a buscar algo cambiando de un canal al otro. Entre esos cambios apareció el canal Venus (películas porno las 24 hs) pero no se detuvo allí, siguió revisando un buen rato hasta que finalmente se dio por vencido y exclamó «No hay un carajo para ver».

Fernando, que mientras comía seguía la seguidilla de canales, le dijo, poné el Venus, por lo menos veremos alguna buena concha… ¡el Gato, alguna buena pija!

Nos reímos del comentario y Seba, sin decir nada lo puso. La escena era realmente caliente, dos hombres muy bien dotados la estaban penetrando a una mujer que jadeaba y gritaba de placer. La pija de uno entraba y salía por el orto de al chica, mientras ella se cabalgaba por la concha al otro… los minutos fueron pasando, el que estaba debajo de la chica sacó su pija de la concha y le pidió a la otro que le deje el culo…el otro se salió y la mujer fue ensartada analmente por el que antes se la daba por delante…hasta ahí, perfecto, pero la cosa se tornó realmente de alto voltaje cuando el que se había salido volvió a introducir su pija en el orto de la mujer.

Ambas pijas cogían a un mismo culo salvajemente. «wauw», «la están matando», «que hija de puta» eran los comentarios de la mesa….hasta que Fernando me preguntó: ¿Y a vos, gatito, nunca te dieron dos juntos por el culo? Eso no se pregunta, dije yo….y sonreí.

Seguimos viendo la película un buen rato, disimuladamente observaba como el bulto de mis amigos crecía y crecía, al igual que mi calentura.

Un tiempo después, Seba se levanta y se dirige al baño…Y Fernando le grita «Che… más de tres sacudidas es paja, eh!!! Jajajajaja….sin embargo, esa fue la mejor frase que pude escuchar en ese momento. Cuando Seba volvió del baño, los encaré y le dije: Chicos, ustedes saben que con migo está todo bien, si quieren nos podemos pajear los tres… No me les voy a tirar encima…tranquilos….además… ¿no es lindo hacerse una buena paja?

Fernando y Sebastián se miraron, y decidieron acceder al masturbarse… la calentura era demasiada. Acomodamos las sillas una al lado de la otra, quedando yo en el medio, y nos bajamos los pantalones y los calzoncillos frente al televisor.

Les dije que me perdonen, pero que los quería mirar, ya que eso era gratis en este mundo… Los dos se rieron y comenzaron a menearse la verga suavemente, como modelando para mi.

Yo me pajeaba a más no poder, que buenas pijas tenían estos dos… el recuerdo de aquella noche en la carpa me invadió de inmediato y casi acabo.

Luego de unos minutos, Sebastián dice que no puede hacerse una paja, que si quería chupársela que lo haga, que le parecía desperdiciar leche teniendo a un «gatito» al lado de él. En menos de un segundo estaba arrodillado frente a mi amigo y con su pija entre mis labios.

Que rica que estaba… me la fui tragando poco a poco, mientras Seba llevaba sus manos a mi cabeza y me ayudaba a tragarla toda. Fui comiéndome la pija hasta que finalmente mi nariz chocó contra los vellos de su pubis.

De reojo observaba a Fernando que ya no miraba el televisor, sino a nosotros, y se pajeaba a lo grande…Sebastián también se dio cuenta de eso, entonces le dijo: «Dale, Fer, si te estas muriendo de ganas de participar».

Por fin el otro se decidió y arrodillándose detrás de mí empezó a lamerme el culo.

Su lengua entraba y me llenaba de saliva, lamía mis paredes interiores lubricándome. Luego se puso de pie a mi lado y me dijo que se la chupe un poco, entonces, agarré entre mis manos la pija de Sebastián y me metí en la boca la de Fernando, y comencé a chuparla con devoción. Fernando me tomó de la cabeza y violentamente me empezó a coger la boca.

Así estuvimos un rato hasta que me dijo que me la iba a meter por el culo, y sin darme tiempo a nada, se coloco detrás de mi y me ensartó los 25 cm. de pija en mi culo.

Comenzó a cogerme profundamente, su pija entraba y salía de mi orto rompiendo todo su paso, llegando bien adentro. Me hacía sentir sus huevos chocando contra mi, como indicando que me estaba ensartando totalmente.

Y por fin, lo que inconscientemente estaba esperando. Seba me dijo que también me quería coger, y que si quería me la metían los dos juntos, como en la película. Fernando se salió de mí y yo me monté sobre la verga de Seba en la silla, inclinándome hacia delante y dejando mi culo a disposición de Fernando que me preguntó si tenía alguna crema para lubricar.

Le dije que se fije en el baño, pero mirando hacia la mesada de la cocina, descubrió el aceite, la trajo hasta donde estaba Seba rompiéndome el culo y lamiendo mis tetitas.

Tiró sobre mi espalda un buen chorro del aceite, que se deslizó hasta mi culo, haciendo que la pija de Sebastián resbale en mi interior como si patinara uno sobre el hielo. Me relajé, Sebastián se quedó quieto un momento, y Fernando comenzó la difícil tarea de ensartarme su verga en el pequeño espacio que quedaba entre mi orto y la pija de Seba.

Yo pensé que moriría, el dolor era terrible, pero Fernando fue suave, y poco a poco, deslizó la cabeza de su miembro en mi interior, Seba comenzó a moverse muy lentamente, y ese movimiento hizo que la verga del otro entrara más fácilmente, hasta que por fin, ambas vergas me ensartaban hasta el fondo. Coordinando movimientos, el dolor había dado plazo al placer y ahora gozaba a lo grande.

Era impresionante la sensación, única, de dioses.

Ellos también se calentaron aún más, porque sus pijas rozándose les producían un placer indescriptible. Yo ya estaba totalmente dilatado, y me permitía jugar un poco moviéndome junto a ellos, hasta que finalmente Fernando se salió de mí y se vació en mi espalda dando gritos de placer. Seba seguía sacudiéndome hasta que cuando se sintió venir, la sacó y me pidió que se la chupe, así lo hice recibiendo en mi boca sus jugos.

Lamiendo la pija de Seba me encontraba cuando el timbre avisó de la llegada de Carlos.

Yo corrí al baño a darme una ducha, Fernando fue desnudo a abrirle la puerta. Mi baño tiene una ventanita que da al patio por donde se entra a mi casa, y desde allí escuché a Fernando diciéndole a Carlos….»No hay drama, Carlitos, el Gato está mejor que nunca, ya te lo estuvimos preparando con Seba…» luego, ambos se rieron…Yo me quedé pensando en lo que había escuchado, pero no le di importancia.

Total…no tenían nada que perder…no me equivoqué, aquella noche y varias más, nos volvimos a juntar en lo que bautizamos el club de la buena paja.