Capítulo 1

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  • El 18 cumpleaños de Jorgito

Me llamo Jorgito, y os quiero explicar por qué mi décimo octavo cumpleaños fue el mejor de mi vida.

Todo empezó cuando, en medio de clase de segundo de bachillerato, mi compañero Izan me propuso ir al cine, para celebrar mi cumpleaños juntos. Me dijo de celebrarlo nosotros aparte de la fiesta que haría durante el fin de semana, ya que mi cumpleaños era entre semana y era más difícil organizar la típica celebración.

  • Oye, Jorgito, ¿qué te apetece hacer?
  • No sé, pero tengo el piso libre hasta por la noche que vuelven mis padres de trabajar.
  • Oye, ¿y si vamos al cine?
  • ¡Buah! Tengo ganas de ver algo…
  • ¿El qué? ¿La nueva de Spiderman?
  • No, tonto. Ahora que ya tenemos 18…
  • ¿Qué quieres ver una de miedo?
  • ¡Mejor! ¿Por qué no vamos a un cine X? ¡Ahora ya podemos entrar!
  • ¿A un cine X? ¿Tú estás loco o qué?
  • ¿Qué pasa? ¿No tienes curiosidad? Imagina cómo se verán loas tetas en pantalla enorme…
  • ¡Pero tío! ¡Que allí solo van viejos a hacer cruising!
  • ¿A sí? ¿Cómo lo sabes?
  • Yo qué sé… Me lo han dicho…
  • Bueno, pues les decimos que no y ya está. ¡Vamos, va! ¡Que es mi cumple! Yo elijo, ¿no?
  • ¿De verdad quieres ir a un cine X?
  • ¡Claro! Aunque solo sea una vez.

Veo a Izan con cara pensativa.

  • Va, tío… ¿No lo harías por mí? ¿No era tu mejor amigo?
  • Claro que eres mi mejor amigo pero… Eso es demasiado, ¿no crees?
  • ¿Demasiado? Solo es un cine…
  • Un cine porno, lleno de gente pajean…

La profesora nos llama la atención y nos amenaza con echarnos de clase. Mantenemos un rato de silencio. Pero al rato…

  • ¿Qué dices? ¿Que la gente se pajea allí?
  • ¡Claro! ¿Para qué te crees que van si no? Es porno lo que ven, ¿sabes?
  • ¿Y tú, cómo sabes eso?
  • ¡Joder, Jorgito! Pues porque eso se sabe…
  • Bueno, pues no pajeamos, si queremos…
  • ¡Tú estás fatal de la cabeza!
  • Va… Izan, porfa…

Tras un momento pensativo…

  • Está bien. Pero a la mínima que no me sienta cómodo nos vamos.
  • ¡Hecho!

Al salir de clase…

  • Oye, lo del cine, hay uno cerca del centro, ¿no?
  • Sí, pero mejor vamos a otro.
  • ¿Por qué? Si está cerca, mejor, ¿no?
  • ¿Tú que quieres, que nos vea entrar gente que nos conozca?
  • Es verdad. Bueno, pues vamos a otro.
  • A ver, vamos a buscar… Mira, hay uno al que se puede ir con el BUS 32.
  • Pues ese mismo, ¿no?
  • Venga, dale. Pero si no nos gusta nos vamos rápido, ¡eh!
  • ¡Que sí! Pero al menos vamos a darle una oportunidad.
  • Oye, ¿y qué peli vemos?
  • Mira, esta puede ser graciosa, se llama “La Fiesta de la Piñata”
  • ¡Vaya nombre!

Vemos el cartel de la peli y sale una chica con muchos hombres.

  • ¿Todos esos tíos se la follan o qué?
  • Pues supongo. Vaya orgía se debe marcar la tía.
  • ¡Ja, ja, ja! Venga, vamos.

Al salir de clase vamos directos a la estación de autobuses.

  • Oye, después del cine, si quieres pillamos algo de maría, unas birras y vamos a mi casa.
  • Fiesta loca, ¿no?
  • Es mi cumple 18, tiene que dejar huella.
  • Venga, ¿pero seguro que está bien hacerlo en tu casa?
  • Sí, ya te dije que hasta por la noche no vuelven mis padres.
  • ¿Y tu hermano?
  • A mi hermano le da igual que fumemos en la habitación, él también lo hace.
  • Joder, qué suerte. Ojalá yo pudiera fumar en la habitación.

Al rato llegamos a la zona donde está el cine.

  • Oye, ponte la capucha. ¿Para qué?
  • Tú hazme caso. ¿O es que quieres que alguien te reconozca al entrar y lo acaben sabiendo tus padres?
  • Bueno, vale…

Llegamos a la entrada del cine. Es un sitio bastante sórdido, donde los carteles de las películas son bastante explícitos y todo tiene un ambiente como decadente. En la taquilla nos atiende un señor.

  • ¿Pero qué hacéis vosotros aquí? A ver, esas capuchas fuera, que quiero ver con quién hablo.

Nos quitamos las capuchas e Izan toma la iniciativa.

  • Dos entradas para la de la piñata, porfa.
  • ¡Pero si sois dos críos!
  • Ya tenemos 18.
  • A ver, los carnets de identidad.

Se los damos. Los revisa y nos los devuelve.

  • Está bien. 12 euros cada uno.

Le doy el dinero del cine a Izan, ya que es mi cumple, invito yo. El taquillero coge el dinero, nos devuelve el cambio y nos advierte.

  • En el interior de la sala hay pañuelos y lubricante. Usad lo que necesitéis. Y si queréis condones en los baños hay máquina de venta.
  • ¿Condones? ¿Para qué? -Pregunto yo-
  • Vosotros sabréis… Pero si hacéis algo, no seáis tontos, y poneos, que se puede pillar cualquier cosa.

Su respuesta me deja totalmente absorto. Izan se encarga de coger las entradas y, sin que yo diga nada más, nos encaminamos a la sala 2 del cine.

  • Oye, ¿qué se cree, que vamos a follar o qué?
  • Imagino que lo dirá por si acaso, pero ya te dije que en estos sitios la gente viene a lo que viene…
  • ¿Pero la gente folla en el cine?
  • A ver, Jorgito, macho, espabila. Ya te dije que no sabías dónde te metías, pero insististe tanto…
  • Joder…

Entramos en la sala. Las luces están encendidas y solo vemos a tres hombres dentro, en diferentes lugares de la sala. Al vernos entrar, se miran entre ellos, incluso estando distanciados entre sí, y sonríen.

  • Oye, ¿y esos señores? ¿Por qué nos miran tanto?
  • ¿Tú qué crees? Para ellos somos como caramelitos.
  • ¿Qué dices? ¿Tan a saco van?
  • Claro. Están deseando… Ya sabes… Y al vernos jovencitos…
  • ¿Y tú por qué sabes tanto de esto?

Veo que Izan mira entre los asientos.

  • Vamos al fondo a sentarnos, Jorgito. Así vemos qué pasa de frente.
  • No me has contestado.
  • ¿Nos sentamos o qué?

Noto que Izan está como nervioso.

  • Oye, Izan, ¿tú ya has estado en un sitio de estos, verdad?
  • ¿Quieres ver la peli o no?
  • Primero quiero que me contestes…
  • ¿Qué quieres? Yo cumplí los 18 hace dos meses, ¿te acuerdas?
  • ¿Y viniste solo?
  • A este no…
  • ¿Al del centro?
  • ¡Izan!
  • ¡Sí, tío, sí! ¿Y qué?
  • Joder… Pues que me dijiste que… Claro… Ahora lo entiendo, ¿no querías volver?
  • No, no quería volver.

Izan se pone rojo como un tomate.

  • ¿Pero te pasó algo?
  • No, bueno… Se me acercaron un par de tíos, pero acabé saliendo del cine. Por eso no quería volver.
  • ¿Pero qué te hicieron?
  • Nada… Pero querían que se la chupara.
  • ¿Y lo hiciste?
  • ¡Claro que no! ¿Pero qué te crees?
  • Vale, vale…

Se genera un silencio entre nosotros. Justo a tiempo para que bajen las luces y comiencen los comerciales. Los anuncios eran de sex shops, discotecas para gays, saunas…

  • ¿Oye, y esas saunas?
  • ¿Qué?
  • Pues… que… ¿Cómo que anuncian saunas?
  • Jorgito, macho, ¿tú seguro que cumples 18? No sabes que son esas saunas?
  • Pues no. ¿No son saunas normales?
  • Joder… Jorgito, son saunas para hombres. Imagínate qué hacen allí con tan poca ropa…
  • ¿También has ido?
  • ¡NO! Claro que no. No me interesa para nada.
  • No sabía que hubiera tan variedad de ocio para… gays…
  • Pues ahí sí que no pienso acompañarte.
  • Oye, que no quiero ir, ¡eh!

El clima entre nosotros empezaba a ser algo hostil. Aunque estábamos allí juntos, uno al lado del otro, en el cine X, esperando que empezara la película.

Poco después empiezan tráileres de otras películas porno. Curiosamente, todas son de género gay, excepto una que es bisexual.

  • ¿Seguro que la peli esta es hetero, Izan?
  • No sé, sale una tía en el cartel, ¿no?
  • Ya, pero todos los anuncios son de tíos… Y no veas las cosas que hacen…

Ambos estamos perplejos. Nunca había visto algo tan explícitos entre hombres. Y creo que Izan tampoco. Me siento intranquilo, aunque reconozco que me llama la atención. Poco después empieza la película, encabezada por una música mexicana, tipo ranchera.

En la película se ven hasta 16 hombres acompañando a una mujer. Todos ellos y ella son los que salen en el cartel que ya habíamos visto. Se adentran en una gran mansión donde, al parecer, les espera una gran fiesta.

Sin perder demasiado tiempo, el grupo entra en una sala bastante espaciosa en la que hay una gran piñata en el centro. Todos van vestidos de manera más o menos elegante. Incluso la mujer lleva un vestido largo que, aunque con gran escote, cubre totalmente su cuerpo.

Enseguida, uno de los hombres venda los ojos de la mujer, le dan un bastón, y le dan unas cuantas vueltas para desorientarla. Los maromos crean un círculo alrededor y comienzan a animar y vociferar alegremente. La mujer empieza a intentar la piñata sin demasiado éxito, mientras algunos de los chicos van tocando el culo, los pechos y los muslos a la protagonista.

En una de estas, y casi por casualidad, de un golpetazo rompe la piñata. Una explosión de regalos cae sobre la chica y algunos de los chicos. Decenas de dildos de silicona de distintas formas, tamaños y colores llenan la escena. Finalmente, se quita la venda entre risas y los hombres, ya abiertamente, empiezan a manosearla y a quitarle el molesto vestido que lleva.

Un par de buenas tetas salen en escena, y en pocos segundos, algunos de los actores las están chupando. Otros se agazapan para poder lamer tranquilamente sus nalgas y coño.

  • ¡Buah! ¡No veas con la peli! ¡Te vas a hacer adulto de golpe, Jorgito!
  • ¡Ya ves! Y yo que me temía que acabara siendo para gays.
  • Está bien buena la tía.
  • Vaya tetas y culo que tiene.

En poco rato todos los personajes se han quitado gran parte de la ropa, y unas cuantas pollas duras comienzan a rozar el cuerpo de la mujer. Por sorpresa para nosotros, y en segundo plano, vemos como algunos de los hombres comienzan a besarse entre sí y a acariciarse las vergas.

  • Izan… Están…
  • Se están magreando entre ellos…
  • Al final sí que va a ser un poco gay, ¿no?
  • Debe de ser bisexual…
  • Bueno…

Nos vamos quedando sin palabras cuando vemos que unos pocos chicos se han arrodillado a la vez que la chica y entre todos empiezan a meterse cipotes en la boca y a chuparlos con devoción. Izan y yo nos miramos entre nosotros. A mí se me ha puesto la polla bien dura, no sabría decir en qué momento. Y puedo percibir que Izan debe de estar igual, porque se está rozando el paquete que cada vez está más abultado.

  • ¿Te gusta la peli, Jorgito?
  • No es lo que esperaba…
  • ¿Pero te gusta o no?
  • Supongo que sí…
  • Tu polla está a reventar, ¿a que sí?
  • Pues como la tuya…

Vuelve a haber silencio entre nosotros mientras la escena se va poniendo cada vez más caliente. Algunos de los chicos mamadores ya intentan meterse dos pitos en la boca al mismo tiempo.

  • No veas, dos a la vez… ¿Como le pueden caber, Izan?
  • Supongo que es por experiencia…
  • Buah, yo la tengo durísima…
  • Y yo…
  • Oye, ¿nos pajeamos o qué?
  • ¿Tú quieres?
  • Claro, tío…
  • Venga, sácatela…
  • Pero tú también, ¿no?
  • Va, los dos a la vez.

Con una media sonrisa, nos miramos, y nos bajamos los pantalones deportivos hasta las rodillas. Nuestras vergas, como resortes, salen mirando al techo. Nunca nos habíamos visto las pollas duras el uno al otro hasta ahora. Sí que coincidimos casi siempre en las duchas, pero jamás hasta ese momento habíamos compartido un momento tan íntimo. Ambos nos damos cuenta que el uno mira la del otro, aunque con la penumbra del cine, apenas podemos apreciarlas.

Cada uno de nosotros se agarra el cipote y comenzamos a pajearnos mirando el vídeo. Casi todo el rato, la mujer está en escena, pero yo, casi sin darme cuenta, me estoy fijando también en como los actores más jóvenes están mamando las pollas de otros hombres. Inesperadamente, para mí, eso me está poniendo más cachondo que nunca. A la vez, echo alguna mirada de reojo a Izan, y puedo vislumbrar como resopla sin quitar ojo de la pantalla, y el movimiento de su mano va a un ritmo más bien acelerado.

Sin darme cuenta de cuando ha pasado, veo un hombre que se ha sentado en nuestra fila, y se nos va acercando. Izan también lo nota.

  • ¡Eh! Fuera, que no queremos nada con nadie.
  • Chicos, vamos, solo quiero ayudar.
  • ¡Fuera he dicho! ¡Ni de coña te acerques, ni un poco más!
  • ¿Para qué venís entonces? ¡Vamos, solo os la quiero chupar un poco!
  • ¡He dicho que te pires!
  • ¡Vale, vale! ¡Qué genio!

Miro a Izan, y me sorprende que haya salido ese carácter suyo. Pero también lo agradezco. Para nada me apetecía tener a un señor de rodillas. Veo entonces que el hombre vuelve a tres o cuatro filas más adelante, donde estaba sentado antes.

  • Oye, gracias, Izan.
  • De nada. Putos pervertidos.
  • ¿Estás bien?
  • Sí, tranqui.
  • Si quieres nos acabamos las pajas y nos vamos. Antes de que se nos acerque alguien otra vez.
  • Vale. Pero antes nos corremos antes, ¡eh!
  • Claro, claro. Hay que acabar lo que hemos empezado, je, je, je.

En la película pronto empiezan las penetraciones, y no solamente a la chica. Algunos de los chicos se ponen en cuatro mientras otros hombres comienzan a embestirles con relativo cariño.

  • ¡Buah, tío, se están follando el culo!
  • ¿Qué esperabas, Jorgito? Si es bisexual tendrán que poner escenas de todo, ¿no?
  • ¿A ti te gusta ver esto?
  • Calla y acaba la paja, va, que yo estoy cerca.

En pocos segundos siento como de mi polla está a punto de surgir el géiser de leche. Y casi no me da tiempo a hacerlo cuando veo que Izan ya está corriendo como si fuera un aspersor del césped. Ni pañuelo ni nada, toda su leche empieza a caer por el suelo, excepto alguna mancha que cae sobre su camiseta.

De manera parecida, mi verga empieza a escupir semen. Es la corrida más abundante que he tenido hasta ahora. No tengo ningún cuidado en dejar que caiga la mayor parte salpicando por todas partes.

Tras la eyaculación ambos nos miramos y nos reímos con amplia complicidad y todavía con las pollas en las manos, mientras en los vídeos ya se ha desarrollado oficialmente una orgía bisexual.

  • ¿Nos vamos a mi casa y pillamos birras y maría o qué?
  • Venga, vamos, Jorgito.