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Así fue mi primera vez

Así fue mi primera vez

Debo decir que tengo 30 años.

Siempre me gustaron (y me siguen gustando) las mujeres, con las que tengo bastante éxito.

No diré que soy un casanova, pero sexo no me falta.

Y hablando de esto, una de las cosas que más me gustan del sexo es comerme un buen coño, y si es virgen, tanto mejor.

Porque un coño virgen es como más sabroso, más sano, su flujo es más natural.

Y además si es virgen, seguramente seré el primero en saborearlo y provocar sensaciones únicas en esa chavala, y eso no tiene precio; y la otra es que me hagan una buena mamada, y si la muchacha está de acuerdo, correrme en su boquita.

Y gracias a dios no me faltan virgencitas en el instituto donde doy clases.

Pero bueno, a lo que iba: siempre me preguntaba, como puede ser que las chicas se vuelvan locas por un buen nabo, que se deleite chupando una polla e incluso saboreen con fruición los chorros de semen que les tiramos en la boca o incluso les guste lamer la tranca hasta dejarla limpita después de echarles un polvazo.

Y se me ocurrió que debería probar para que la próxima vez que me lo hicieran supiera que pasaba por la cabeza de esa afortunada mujercita (y por sus labios).

Y esta idea rondaba por mi cabeza hacía un par de meses.

Total que un día estando en el instituto (donde imparto clases de biología) se me acercó al final de la clase un chaval de 17 años, muy majo, Julián al que siempre veía rodeado de compañeras, y sólo alternaba con sus compañeros en las horas de gimnasia. No tenía aspecto de gay ni mucho menos.

Al contrario parecía muy hombrecito, y además tenía un buen físico.

Me pide si podía hablar conmigo y le dije que tomara asiento, pero me pidió de ir a otro lugar más privado, así que nos fuimos a la cafetería que queda a doscientos metros del Insti, y que tiene una zona reservada, aislada del resto y de miradas indiscretas.

Una vez allí pedimos un par de cocas y le dije: y bien?? Mira profe, tengo un problema, pero me resulta muy difícil hablarlo con nadie.

No sé por dónde empezar.

Oye chaval, lo mejor es empezar por el principio.

Y si me has buscado será que tendrás confianza en mí.

Desembucha de una puñetera vez.

Sí la verdad es que tú eres el único profesor que me inspira confianza, y el único adulto a quien puedo pedir ayuda.

Bueno el tema es que estoy muy confuso con mi identidad sexual. Esto despertó mis instintos y volqué toda mi atención en lo que Julián me contaba.

Cómo es eso, le pregunté?

Bueno es que yo me encuentro muy cómodo rodeado de chavalas, pero aunque me toquen y rocen o se apreten contra mí no siento demasiada excitación con ellas y en cambio tengo erecciones cuando estoy con los chicos en el vestuario después de una clase o un partido.

Y alguna vez me he sorprendido a mi mismo observando una polla dura.

Creo que soy gay.

Pero tengo miedo de demostrarlo por vergüenza o temor a equivocarme.

Cómo puedo comprobar si lo soy?

Tu que das biología debes saberlo.

Mira chaval, esto no tiene nada que ver con mi profesión sino con la vida misma.

Nunca has estado con una mujer íntimamente?

Pues no! Mira, la única manera de saberlo, de acuerdo a lo que me cuentas es probando tener una relación con una chica y luego con un chico.

Y si bien puedes sentir placer en ambos casos notarás una diferencia importante entre una y otro. Pero estamos en lo mismo, quien se anima, y con quién.

Vamos a ver.

Yo puedo concertarte una cita con una amiga mía, muy guapa y muy cachonda, explicarle que se trata y que trate de darte el mayor placer posible, y ya tenemos el 50% logrado.

Y luego déjame pensar a quién puedo presentarte para el otro 50%.

Vale, si tu me dices que puedo confiar en esa mujer, lo haré.

Yo pensaba que si eso lo disfrutaba a pleno, no sería necesario la segunda parte.

Y así fue que tuvo su primera experiencia sexual que disfrutó bastante, pero aún quería probar lo otro porque “no lo llenó totalmente”.

Entonces le dije: mira que esto no salga de entre nosotros, ya que perdería mi fama de follador con las chavalas, pero a mí hace un tiempo que me ronda por la cabeza tener una experiencia homo y tampoco me animo a ir por allí a ligar un chaval.

Si tu te animas podemos probar, yo me saco el gusto y tus las dudas.

Estuvo de acuerdo y quedamos a los dos días en mi piso de soltero por la noche. Era viernes y el en su casa diría que salía con los amigos de marcha.

Yo estaba muy ansioso esperando en casa su llegada.

Cuando tocó el timbre pegue un respingo y atendí, abriéndole la puerta.

Se lo veía muy nervioso.

Como estás Julián.

Bien aunque un poco nervioso profe.

Hazme el favor y no me llames profe.

Dime Benito. Vale y tú cómo estás benito.

Pues mira bastante nervioso, como un adolescente debutante.

Pero ponte cómodo chico que yo voy por unos tragos para entonarnos un poco y fui por un par de cervezas.

En tanto les cuento como es Julián: es muy guapo, con un físico bastante trabajado, si bien no es un culturista.

Cabello rubio, largo hasta los hombros, ojos verdes, cuello fuerte, igual que sus brazos.

Tórax bastante desarrollado (hace natación, entre otras cosas), cintura normal y unas caderas anchas, que culminan en un trasero redondo y respingón que incita al pecado. Piernas largas y musculosas. (mide 1,75). No le sobra ni un gramo.

Cuando volví con las bebidas estaba cómodamente instalado en un tresillo. Puse algo de música melódica, baje un tanto las luces y me senté junto a él.

Estás seguro de que quieres hacer esto, Julián?

Por supuesto Benito, sino no estaría acá. Vale pero quiero que sepas que estás a tiempo de arrepentirte en cualquier momento y ninguno de los dos se enfadará si esto ocurre.

Tranquilo, tío, que estoy seguro y quiero de una buena vez sacarme esta duda maldita respecto a mi sexualidad.

Pues vale entonces pongámonos más cómodos y pasemos a mi cuarto.

Nos pusimos de pie y comencé a desabrochar los botones de su camisa, aprovechando para acariciar sus fuertes brazos y sus pectorales.

Él acercó su cara y me dio un beso en los labios.

Esto me tomó por sorpresa, pero reaccioné y le correspondí sacando mi lengua hasta encontrarme con la suya.

Bajando mis manos recorrí su espalda ya desnuda (la camisa ya estaba en el suelo) hasta llegar a la cintura de su pantalón de chándal, introduciéndome por dentro del mismo continué hasta sentir bajo mis manos sus firmes y suaves nalgas.

No tenía un solo pelo en el tronco ni brazos ni en sus nalgas que se notaban duras y calientes.

Y entonces lo apreté contra mí sintiendo ambos nuestras lanzas preparadas para la lucha que les esperaba.

El también había sacado mi camisa y estaba desprendiéndome el cinto y bajando mi pantalón que dejó caer hasta el suelo, pero no se animó a más.

Yo con un movimiento de pies me despojé del mismo y agachándome frente a él, comencé a bajarle el slip, mientras lo miraba fijo a los ojos, como pidiendo su permiso.

Que obtuve a través de una dulce sonrisa que me derritió.

Al bajar el slip, su polla saltó hacia adelante.

Era hermosa, blanca su piel aunque estaba enrojecida por la excitación, y surcada por venas hinchadas que la recorrían.

Su glande rojo e hinchado y palpitante parecía decirme soy todo tuyo.

La tomé entre mis manos, era enorme y estaba muy caliente.

Me produjo una deliciosa sensación el tenerla entre mis manos.

No tenía prepucio. Debía medir como 19 o 20 cm por unos cuatro de grosor. Comencé un movimiento de sube y baja con mi mano derecha, mientras con la izquierda masajeaba sus cojones, duros grandes y calientes.

Le arranqué los primeros gemidos y si bien estuve tentado, no me atreví a llevarla a mis labios.

En cambio me puse de pie y sin dejar de pajearlo y acariciar sus huevos, le pegué un largo morreo que el correspondió.

Luego nos separamos un instante y luego de bajarme yo el slip, lo llevé hacia la cama.

Lo tumbé de espalda y me eché a su lado acariciándole su preciosa herramienta desde la punta hasta los huevos y a veces pasaba de largo y llegaba hasta su ano, provocándole alguno que otro respingo al intentar perforarlo con mis dedos.

Mientras tanto seguíamos besándonos.

Era extraño pero pese a ser la primera vez no me molestaba estar besando a un tío, y a él tampoco parecía molestarle.

Yo pretendía darle todo el placer posible y de paso darme el gusto de probar a conciencia lo que es una felación en toda regla, para después pasar a la siguiente fase en que el hiciera todo eso.

Por supuesto que ya embarcados pensaba penetrarle ese culito respingón tan tentador.

Total que empecé a besarle los pezones que se le pusieron duritos enseguida para luego bajar por su abdomen, su ombligo y llegar hasta su pubis.

Jugué un poco entre los únicos pelos de su cuerpo y enseguida comencé a besar su capullo. Sentí como se estremecía al contacto con mis labios.

Lamí a conciencia su glande encontrando que me encantaba el sabor de su piel en esa zona de su cuerpo y que su olor a hombre excitado me ponía a mil, igual que cuando huelo el coño de una hembra caliente.

Seguí lamiendo encantado, recorriendo ahora su tronco , palpando con la lengua sus venas hinchadas, masajeando toda su vara hasta los huevos.

Sosteniendo con una mano su polla apoyada contra mis mejillas, chupé con fruición esos cojones deliciosos, cual si fueran un helado de cucurucho, incluso me los metí en la boca por turnos.

Luego volví a lamer su tronco en sentido inverso saboreando cada centímetro de su piel y al llegar a la punta me lo introduje lentamente en la boca, sintiendo en mis carrillos todo el calor y la dureza de su palpitante tranca, que envolvía con mi lengua llevando el glande hasta el fondo y subía y bajaba por su tronco frenéticamente con mis labios, acompañando el movimiento con mi mano derecha mientras que con la izquierda seguía masajeando sus huevos y de a ratos introducía mi dedo mayor en su culo prieto y virgen.

En un momento detuve mis labios sobre el rodete del glande, dejando adentro de mi boca solo el glande que aproveché para masajear con mi lengua mientras que con la punta de ella me insinuaba en el agujerito de su polla.

Mirándolo a los ojos noté como lo estaba haciendo gozar.

Temblaba de placer, gemía y suspiraba y apretaba mi cabeza contra su pelvis.

Continué con mi paja bucal llevando su verga hasta el fondo de mi garganta notando con mi labio superior el contacto de sus pelitos y en el inferior la suave piel de sus huevos.

Esto me puso a mil y girando mi cuerpo quedamos en un perfecto 69 pidiéndole que me hiciera lo mismo.

Sin embargo no le di tiempo porque sentí como su glande se hinchaba al compás de toda su polla que parecía convulsionar y estalló en una corrida brutal que me llenó la boca de semen.

Primero me dio asco el pensar de que se trataba, pero fue tal la emoción de sentir venir su corrida y el impacto de su lechita caliente contra mi paladar que me puse a degustarla, y ese saborcito entre ácido y saladito me encantó, tanto que se la seguí chupando y succionando hasta que ya no le salió más y relamí con mi lengua lo que me escurrió por las comisuras, y luego lo que caía por su tronco con un inmenso placer, frotándole el frenillo con mi lengua y dejándosela limpia y brillante, y como él había comenzado a chuparme los huevos y el culo, e introducirme sus dedos por mi virgen agujerito de macho, que no oponía demasiada resistencia, me dejé llevar por las circunstancias y enderezándome me puse en cuclillas encima de su cadera y comencé a sentarme sobre su pollón lubricado por mi saliva, e introducirlo por el culo.

Fue una sensación maravillosa mezcla de dolor y placer sentir ese enorme pedazo caliente y duro de carne atravesar mi esfínter abriéndose paso hacia el interior de mis entrañas. sentía que me quemaba las paredes de mi recto y al mismo tiempo la necesidad de masajearlo con mi esfínter como queriendo ordeñarlo, hasta que noté sus cojones contra mis nalgas y entonces empecé a moverme en círculos sobre él, haciendo todavía más deliciosa su penetración y llevándonos a los dos a un glorioso orgasmo, él llenando mi cueva de su leche caliente (que delicia sentir ese calorcito inundar mis entrañas) que me pareció llegaban hasta lo más profundo de mi ser y yo llenando su abdomen y salpicándole hasta la cara.

Sin embargo el seguía con la polla erecta por lo que seguí con mis movimientos aunque luego de un par de minutos me salí y poniéndome en cuatro, como un perro le pedí que ahora me penetrara solo.

Así lo hizo, metiéndomela hasta el fondo de un solo envión, con lo cual me hizo ver las estrellas y grité de dolor, él se tumbó encima de mí y me consolaba dándome besitos en el cuello y lamiéndome las orejas, sin parar de moverse en un metisaca maravilloso.

Yo estaba tan caliente que empujaba con mi culo hacia atrás para sentirlo lo más adentro posible, ya que me encantó la sensación de su pubis contra mis nalgas y sus huevos contra los míos, así que aprovechaba pasando una mano por entre mis piernas apretar sus cojones contra los míos.

Hasta que se corrió nuevamente y ambos nos desplomamos en la cama.

El me la sacó y yo sentí como corría su semen por entre mis muslos.

Me di la vuelta y él solo empezó a chuparme mi polla que estaba como una lanza.

La devoraba con fruición como si fuera el mejor y más sabroso chupa chups del mundo, imitándome me estaba pajeando con los labios apretados contra la piel de mi tronco y con su lengua me frotaba el glande.

MMMMMMMMM, que maravilla Julián, sigue papito, y siguió hasta que me corrí llenando su boquita y luego hasta dejármela limpita y lubricada, y entonces se giró y me ofreció su deseado culito.

Yo sin pensármelo me agaché a chuparlo, jugando con mi lengua contra su esfínter, hasta que logré franquearlo y entonces procedí a follarlo con mis dedos para prepararlo.

Uno, dos , uy tres dedos ya dilataban su anito y el gemía y se estremecía de placer.

Entonces me arrodillé detrás de él y apoyando la punta de mi nabo en su agujero comencé a presionar hasta que logré penetrarlo no sin bastante dolor por su parte.

Me quedé quieto hasta que se acostumbró a tenerlo adentro y luego comencé con mi mete y saca enterrándosela hasta el fondo, apretando mis huevos contra sus nalgas.

El gritaba de placer y me decía más adentro cabrón, me estás partiendo, asiiiiii. Se la saqué y gritó Nooooooooooo.

Shhhhh, tranquilo que ya te la meto de nuevo.

Lo giré y poniendo sus piernas sobre mis hombros dejé su agujero expuesto nuevamente a mi herramienta, que introduje hasta el fondo nuevamente pero ahora disfrutando de su carita de placer y lujuria.

Mientras lo follaba sin respiro tomé su pija y comencé a pajearlo suavemente al principio y luego acompasándolo son mi mete saca, hasta corrernos los dos yo dentro y el fuera de su vientre, dando un salvaje grito de placer me atrajo hasta su boca dándonos un hermoso beso y fundiendo nuestros líquidos a través de la piel abdominal.

Quedamos rendidos y exprimidos.

Nos levantamos y nos duchamos enjabonándonos el uno al otro para terminar nuevamente con una mamada sensacional en posición de 69 en la bañera.

Es increíble la cantidad de rico semen que puede desalojar de sus huevos un adolescente.

Yo sigo pensando que las mujeres son lo mejor que habita el mundo, y sigo disfrutando de sus placeres, pero quién me diga que probó y no le gustó es un mentiroso.

La sensación de ser penetrado por una polla enorme y caliente es maravillosa, lo mismo que degustar el sabor de esa carne palpitante y sentir el momento en que se corre llenando tu boca de esa exquisitez espesa y caliente.

Finalmente tendré que admitir que soy bisexual.

Julián en cambio no quiso saber nada más con chicas ya que dice que lo que disfrutó y disfruta cada vez que lo hacemos, es imposible de igualar con el sexo opuesto.

Y me sigue visitando una vez por semana, uniéndonos en una salvaje sesión de sexo cada vez.

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