No sé si sea cliché pero a mi me sucedió, no fue tanto una fantasía porque nunca me imaginé estando con ella o me estimulé pensando en ella pero va un tanto relacionado, les cuento para que me entiendan un poco…

Estaba en mi plena adolescencia, uno de mis primos tocaba en una banda y tuvieron presentación, era algo lejos de la casa, quizá unos 40 minutos de camino, yo me regresé en el primer bloque, con el papá de Ángel que nos había llevado y esperé a mis primos en su casa, su mamá trabajaba en el turno nocturno por lo que no estaba en casa.

Mientras esperaba solo en casa de nuestro amigo Ángel sentí ganas de ir al baño, así que fui, entré, oriné y mientras me lavaba las manos vi el cancel de la regadera entreabierto y colgada en la llave estaba una tanga de su mamá. La señora tenía quizá unos 40 años, no era guapa y su cuerpo era promedio pero ese día fui consciente de su trasero.

Había tiempo de sobra, eran como las 2:00 am, ella salía como a las 7:00 y los demás llegarían en unos 40 minutos mínimo así que abrí el cancel y tomé la tanga, la extendí era roja, de encaje le dí la vuelta y para mi sorpresa no estaba limpia, la acerqué a mi nariz para percibir su aroma, era intenso, mi miembro se endurecía en cada respiración, su trasero era grande así que imaginaba como se perdía ese hilo entre sus nalgas, como se llegaba a meter un poco en su ano y un poco más entre sus labios, me bajé el pantalón y el boxer, tenía tiempo pero no quería sorpresas así que tomé mi pene y comencé a estimularme, veía la tanga, imaginando como el roce provocaba que sus fluídos escurrieran un poco en ella, cerraba los ojos para disfrutar ese aroma tan peculiar que queda después de un día de uso, estaba extasiado, jadeando, mi mano apresuraba su movimiento, abrí los ojos, no aguanté mas y puse mi lengua sobre ella, la lamí un par de veces y la llevé a mi verga, la envolví cuidando que la punta quedara libre para no ensuciarla y continué jalándola, recuerdo que no hubo grito solo un pequeño gemido lleno de placer, de lujuria y empecé a derramarme en su lavabo, mi leche no dejaba de salir y mi cuerpo sentía un calor incontrolable.

Quité la tanga con cuidado para no ensuciarla, la devolví a su lugar, me limpié y limpié muy bien el lavabo sin dejar huella, me acomodé la ropa y subí a esperar a los demás con una enorme sonrisa y algo nuevo en mi mente…