La leche

A la semana de haber tenido lecciones teóricas y prácticas de sexo con mi prima Soco, como lo narré en el relato con el mismo nombre, volvió a suceder. Pero esta vez mucho mejor.

Recuerdo haber llegado a la casa de mi prima y haber dejado la mochila en la sala. Subí las escaleras y llegué al segundo piso cuando me encontré con mi primo. Lo saludé muy amablemente y me dijo:

Oye, primo. Te dejo que voy de salida a la clase con mi maestra.

Pero, mejor me voy. Regreso mañana, le contesté.

No, no como crees! Esta es tu casa. Además, ya no tarda en llegar mi hermana. Desde la mañana se fue, según ella hacer la tarea.

Bueno, esta bien. Le contesté

Mi primo se había ido y yo estaba solo. Así que entré al cuarto de mi prima Soco y empecé a husmear un rato. Abrí uno de sus cajones de su buró, me encontré con sus prendas íntimas; observé sus calzones y sostenes de varios colores, también me encontré con sus toallas íntimas.

Tomé unos calzoncillos color beige claro y los llevé a mi nariz, oliéndolos. Mhmhm, que rico huelen. Ya me estaba imaginando como olerían mojaditos.

Luego, continué husmeando en los demás cajones y fue cuando encontré hasta abajo del cajón una foto.

Era mi prima Soco desnuda. Me quedé muy sorprendido al verla en foto, bueno si ya la había visto antes desnuda desde luego y hasta habíamos hechos cosas maravillosas, pero al verla desnuda en la foto me provocó deseos por ella.

Era muy hermosa, sexy y muy coqueta.

Así que no aguanté las ganas y empecé a dar vueltas en el cuarto. Cuando llegué al baño me vi al espejo, puse la foto de Soco recargada al espejo y empecé a desnudarme. Bajé mis pantalones y me los quité, también los zapatos; luego me quité la camisa y ya en puros calzoncillos me apreté el bulto y mi pene reaccionó.

Te la voy a meter, primita. Dije.

Entonces, me quité mis calzoncillos, los aventé y empecé a pajearme delante de la foto. Me pajeaba frenéticamente de arriba hasta abajo como si quisiera acabar en ese instante.

Mhmhm, Ay prima, en donde estas!

Mhmhm, que rica puchita tienes, sabías. Exclamaba.

Yo seguía jalándomela con la mano derecha mientras con la mano izquierda sobaba con mi dedo índice la puchita de Soco y luego me lamía el dedito.

Como quisiera meterte mi pene prima, solo decía yo.

Pues como recordarán nunca había tenido una penetración vaginal con ella, solo oral y anal, pero con su consolador, hasta allí.

Así estuve meneando y refregando mi pene hasta que exploté y mi semen cayó manchando el espejo, había salpicado todo el espejo del baño con mi corrida.

Ya me estaba relajando de tremenda jalada cuando para mi sorpresa oigo abrir la puerta del cuarto.

Yo asustado que trato de vestirme pero ya era demasiado tarde, mi prima Soco entra y pega un grito.

Pero que es esto!

Yo me sonrojo y contesto. Nada, perdona.

No, nada de eso primo. Pero no te sonrojes. Dijo que, qué es esto! Porqué no me has invitado, eh!

Ah, pues no estabas eh! Replico.

Si, voy llegando del centro, compré unos regalos. Me contesta.

Si, ya veo eh.

Soco deja las bolsas y se acerca al espejo diciendo:

Oh, ya veo has manchado mi espejo con tu cosa esa eh.

Si, lo siento prima, contesté.

Ah, no eh. Tampoco. Encima que chorreas mi espejo, te has corrido sin mí. Eso sí que no eh.

En eso, Soco saca su lengua y comienza a limpiar el semen salpicado en el espejo. A ver primito, ahora quiero comértelo, porque lo has hecho sin mí.

Pues prima tu me dijiste que me masturbara todos los días pensando en ti, ¿lo recuerdas?.

Si, claro que lo recuerdo primo. Contestó.

Ah, y mira has descubierto mi foto eh, picaron!

Sí, así es. Le respondí.

Bueno, pues ahora te voy a mamar tu pene, para sacar otra vez tu lechita y tragármela toda.

Esta bien, prima. Solo susurré.

Soco se agachó, puse mis manos en su cabeza y la empujé contra mi pene, tragándose de un solo bocado mi pene.

Lo empezó a saborear como una auténtica paletita de dulce, tal cual. Chupaba la puntita y le pasaba la lengua encima.

Con su mano agarró mi pene y me empezó a pajear con fuerza. Mi vena aumentaba de tamaño y se ponía cada vez más roja y el pene más tieso. Jalaba y jalaba con tal destreza y con la otra mano acariciaba mis huevos.

Quiero tu lechita, primo, ya. Me dijo. Luego, se metió otra vez mi pene en su boca completamente hasta llegar a la base, cerró bien su boca y empezó a presionar fuertemente.

Luego se desplazaba por mi pene presionándolo y jalándolo con su boca hasta llegar a la glande.

Yo solo me concentraba y disfrutaba de la mamada que me estaba dando mi primita Soco. Sentía recorrer sus labios y su boca por todo mi pene.

Ay, prima. Mhmhm.

Uhf, que rico siento de nuevo.

Sí, primo. Sé muy bien que te gusta. Y a mí me complace aún más. Decía mi primita.

Sí, sí, solo alcanzaba a contestar.

Pero ya me viene prima!

Sí, lo sé.

Mi prima Soco continúa mamándome el pene aún más fuerte y en eso siento el semen salir de mi pene inundando toda la boca de mi prima. Veo que se le escurre un poco de semen por su boca pero ella con su lengua se relame rescatándolo.

Qué rico sabor tiene Jasen. Dice.

Gracias, le contesté.

Tu semen es el más rico que he probado, sabe como a ciruela, y a mí, además, me fascina las ciruelas. Mhmhm, bien calientito y viscoso lo siento. Pero deja te termino de limpiar, no te muevas.

Soco terminó de limpiarme bien el pene, tragándose los restos que quedaban. Luego me dijo:

¿Todavía recuerdas las lecciones que te enseñe la semana pasada?

¿Lecciones? Ah, si, claro prima las lecciones. ¿Por? Le pregunté.

Quiero que me satisfagas ahora como te lo acabo de hacer.

No tarde en decir que si cuando Soco se volteó y la empecé a desnudar. Ella se quitó sus zapatillas y sus medias; yo le bajé el vestido y luego le quité su calzoncillo.

Vamos primo, házmelo ya. Suplicaba.

Soco se subió al lavabo del baño y se abrió por completo de piernas mostrándome su chochita muy mojada y caliente. Yo me inclino y me arrodillo ante su puchita y meto mi boca en ella; empiezo a mamar su chochita, chupo y succiono, dándole besitos y lamidas por todo el área hasta llegar a su clítoris.

Le meto un dedito y lo lamo, luego le meto el otro y lo chupo, sigo mamándole su puchita con devoción y ella se empieza a acariciar los senos; luego se quita el sostén y comienza a sobarse las tetas y a pellizcarse los pezones.

Yo seguía comiéndome la puchita, que sabrosa es, un olor inigualable.

Ay, primo. Méteme tu lengua amor. Mhmhm. Penétrame.

Ay más, Sí, Mhmhm, bien.

Métemelo, Mhmhm, cógeme.

Yo lamía y metía mi lengua hasta el clítoris y jalaba de ella con mis labios hasta que se corrió en mi boca; líquido salía de su puchita y me la comía toda. Luego recuerdo que la besé en la boca y chupamos nuestras lenguas.

Vamos a la cama, me dijo.

Y así lo hice. Nos metimos en su cama y empezamos a manosearnos. Yo encima de ella y luego ella encima de mí, nos volteábamos, nuestros cuerpos se pegaban uno con el otro.

Me senté encima de ella poniendo mis dos manos en sus tetas, las masajeé y las pellizqué. Luego, me incliné hacia ella otra vez y me besó metiéndome toda su lengua en mi boca y chupándomela como una chica sedienta de sexo.

Eso provocó que mi pene se parara. Y Soco sintió además de mis huevos en su estómago, como mi pene se estaba poniendo erecto y rojo.

Ay, mira tu pene primo. Dijo con una mirada coqueta.

Yo solo sonreí.

Sabes, Jasen. Nunca me has penetrado, ¿te gustaría hacerlo?

Yo encantado, exalté. Mira, cuando me cachaste hace rato en el baño, eso estaba haciendo ficticiamente, me imaginaba que te estaba penetrando.

Oh, que bien ya veo. Pues te daré el placer primo. Penétrame!

Pero primero quiero que hagas algo más por mí. Ve al último cajón de debajo de la repisa y saca lo que veas.

Me levanté de ella y fui allá. Al abrir el cajón solo vi un bote con mermelada.

¿Ves esa botella con mermelada? Pues quiero que me untes por todo mi cuerpo con ella.

Así lo hice, me subí en ella, abrí la mermelada, metí mis dedos y la empecé a cubrir por todos lados. Le puse mermelada en sus tetas, cubriéndole bien sus pezones.

Ahora primo cómelas. Exclamó.

Y así lo hice. Empecé a comerme los pezones, lamía y lamía hasta no dejar rasto alguno, quedaron limpios.

Muy bien, primo. Dame mermelada en mi boca.

Le di un poco de mermelada en su boca y ella se relamió con toda la lengua, la saboreo toda como si hubiera sido semen.

Mhmh, que rico.

En eso se levantó y se puso en cuatro patas; yo podía apreciar su hermoso culo. Su culito redondito y arrugadito hizo que mi pene se estremeciera un poco. Ella apuntando con su dedo en dirección a su culito dijo:

Ponme en mi culito amor.

Yo le metí mermelada en su culo y saqué mi dedo. Le unté un poco más y empecé a meter y a sacar mi dedo. Luego ya estaba lamiéndole el culito y saboreándolo con cada lengüetazo que le daba, lo saboree todito. Era todo para mí.

Sabes, tiene un culito muy hermoso, el mejor que haya visto en mi vida.

Después de limpiarle bien el culito de mi prima, me dijo que le untara mermelada en su rayita. Así que se volteó y mostrándome su puchita en mi cara, flexionó su rodillas hacia arriba y se abrió completamente.

Pude apreciar los pliegos de sus labios exteriores, como estaban en capas. Con ese panorama, le empecé a untar mermelada en su chochita, encima de sus vellos vaginales.

Solo veía como esa mermelada se posaba en sus vellos; la empecé a sobar y a cubrirla bien. Luego me deshice del bote de mermelada y me sumergí en tu pucha. Comencé a lamerle la vulva. Ella solo gemía y gemía cada vez más, y metía mi cabeza más en entre sus piernas.

Mhmh. Me estaba comiendo la mermelada junto con su puchita hermosa. Con mi lengua la penetraba y ella suspiraba y gemía con más fuerza.

Ay, ay. Jasen. Te quiero mucho.

Ahora penétrame con tu pene amor.

Así que acerca mi pene en su vulva y ya quería dudar cuando ella con su mano me agarra el pene y se lo coloca en su abertura.

Así primo, tranquilo. No pasa nada de gustará. Ahora empújalo hasta adentro. Métemelo hasta el fondo.

Muy lentamente fui metiendo mi pene en ese manantial de placer, todo jugoso lo sentí.

Seguía metiéndosela y ella se enrolló con sus pies en mi espalda y me empujaba más hacia ella, sintiéndola cada vez más profunda. Yo sentía cada vez más mi pene en su cavidad caliente y húmeda. Sentía una sensación hermosa al estar penetrando a mi prima.

Ayyyy, ayyyy. Cógeme rico.

Penétrame, Jasen. Jasen así, sigue amor. Bombéalo más.

Cógeme toda. Soy tuya.

Yo estaba a mil. Empecé a moverme bruscamente, metía y sacaba mi pene, mientras me acercaba a morderle sus pezones. Realmente le estaba dando duro en su puchita, la estaba cabalgando hasta que me corrí dentro de ella.

Ella continuó moviéndose hasta que calmó por completo tu deseo. Yo retiré mi pene de su vagina, y en eso se metió un dedo y se lo chupó.

Mmmm que rico sabe mi pucha con mermelada con nuestras corridas . Solo decía.

Sí, verdad. Le contesté.

Luego me acerqué a ella acostada en ella y la besé apasionadamente intercambiando nuestras salivas.

Te quiero mucho, le dije.

Y yo también, eres un amor. Me respondió.

Nos paramos y nos metimos juntos a la regadera a bañar; nos limpiamos mutuamente, nos vestimos y salimos de su cuarto como si nada hubiera pasado.

Soco me dijo:

Recuerdas que al igual de masturbarte todos los días pensando en mí, también puedes venir a que te mame el pene cuando quieras, recuérdalo, ok?

Sí, lo recordaré siempre. Lo prometo.

Y así hasta la fecha lo recuerdo y lo comparto contigo.

Mis hermosos recuerdo con mi prima Soco han continuado y hemos experimentado muchísimas aventuras juntos.