Aquel viernes como cada semana desde hacía un par de meses, Roxana se vestía para acudir a la cita en la oficina de Marco. Al principio su vestimenta era más o menos provocativa, por lo cual iba hasta la oficina andando desde su casa apenas a 15 minutos de la misma. Pero con el paso de las semanas, las exigencias de Marco la hacían sentirse muy mal vestida así por la calle por lo cual este la había permitido coger un taxi, pero sólo hasta unas manzanas de distancia de su trabajo.

Además, ella trataba de ocultarle a Joan su marido esta relación. Los miércoles cuando volvía a las tres del trabajo, debía vestirse de ama de casa tradicional, para recibir una hora después a Marco que la follaba y azotaba a su antojo, y luego cuando Joan llegaba cerca de las siete debía simular que nada había pasado.

Ese día eran cerca de las seis, Joan volvía a las siete, y como cada viernes debía salir antes de la llegada de él, para luego justificarse con que había ido a hacer footing, y al volver, cerca de las 8 después de que Marco la follara en su oficina, algunas veces incluso con algunos de sus empleados dentro de la misma, debía buscarse alguna forma de entrar en casa sin que Joan viera la ropa, cada día más de furcia, que Marco le regalaba y obligaba a ponerse.

Ese viernes precisamente terminó de arreglarse con unas medias caladas, por supuesto con liguero pero sin bragas, sólo podía llevarlas cuando estaba con la regla, y una falda de piel negra, minifalda bastante ajustada que le remarcaba el culo. Arriba un wonderbrá negro, el último modelo de esos «de cero a 100…» y un top color rosa fucsia «furcia» pensaba ella mientras se lo ponía, que le dejaba al aire todos los riñones y el ombligo.

De esa guisa estaba a punto de salir con sus zapatos altos de tacón fino, cuando sonó el telefonillo. Era Joan seguro, por ello decidió no abrir y colocándose el abrigo que Marco le dejaba ponerse para salir de casa, pero que luego debía llevar en el brazo en el trayecto del taxi a su oficina, salió del piso, tratando de esquivar por las escaleras la subida de Joan en el ascensor.

A veces pensaba en cuando llegara el buen tiempo y no pudiera llevar abrigo, cómo llegaría y saldría de casa, hasta la oficina de Marco.

Bajó los 11 pisos del edificio, a grandes saltos, por lo que empezó a sudar, y llegó al portal, justo para ver cómo su marido entraba en el ascensor.

Marco como cada viernes esperaba a Roxana en su despacho de la Castellana. Cada semana el morbo subía pues la hacía parecer más furcia e incluso procuraba que siempre hubiera alguien de su personal, para abrirle la puerta y escuchar algunos de los gemidos de ella, en eso la obligaba a no contenerse y gemir como una loca, mientras la follaba sobre la mesa, o contra la ventana, pudiendo ver a la gente que pasaba pues era un primer piso, y que la gente la viera desnuda a ella mientras Marco la empujaba duro por detrás. El aspecto sado lo dejaba para sus visitas de los miércoles en casa de Roxana.

Aquel día le dijo a Sergio, un cincuentón que le llevaba la contabilidad que procurara quedarse pues esperaba una visita, y le guiñó un ojo, y no quería salir a recibirla, sino que él la llevara hasta el despacho. De sobra Sergio sabía a quién se refería y por supuesto aceptó de buen grado quedarse a disfrutar del espectáculo.

Puntual como un reloj, pues si no al miércoles siguiente tenía doble sesión de azotes, Roxana tocaba el timbre de la oficina de Marco, después de haber escuchado las groserías de algunos jóvenes que pasaban al entrar ella en el portal y el consabido cachondeo del portero de la finca «buenas tardes señorita… como siempre de visita como cada viernes» mientras le abría la puerta del ascensor y la desnudaba con la mirada… «Don Marco no ha salido aún de la oficina, si se da prisa creo que todavía podrá «pillarle» y mientras decía esto último le guiñaba un ojo.

Marco tenía unos 40 años, alto fuerte moreno, de origen italiano, había venido muy joven a España y se había hecho un porvenir. Estaba casado, pero sus problemas con su mujer le habían llevado a la situación en que se encontraba después de muchos años de amistad con Joan y de conocer la evolución física de Roxana gracias a las frecuentes fotos que éste hacía a su esposa y que diariamente le mandaba.

Cuando Roxana llamó al timbre no pensaba que la abriría Sergio el contable, se había quitado ya el abrigo y su pinta de furcia llegaba a kilómetro de distancia, sólo pudo balbucir «Marco, por favor», «Sí, señorita» dijo Sergio dejándola paso y aprovechando para observar su trasero «¿Quién le digo que ha venido?» preguntó solicito cogiéndole el abrigo del brazo. «Roxana…» dijo ella ruborizada. «Espere aquí» le dijo Sergio pasando al despacho de Marco.

Todos los viernes pasaba el mismo calvario, pensaba que ya pocos de la oficina, quizá las dos chicas que creía que trabajaban, eran los que no la conocían, seguro que los lunes había cachondeo entre los empleados comentando la vista de la furcia de los viernes.

Salió Marco, mientras Sergio se retiraba a un despacho contiguo.

«Hola putita» le dijo dándole un azote en el culo y en voz lo suficientemente alta par que Sergio lo oyera, «¿Dispuesta a disfrutar?», y pasándole la mano por la espalda le levantó el top hasta los hombros dejando el wonderbrá negro a la vista…»Guauuu…. cómo te queda de bien, con esas tetas que tienes y el wonder seguro que te han dicho de todo por la calle…». Ella asintió con la cabeza y se dispuso a entrar en su despacho…

«Espera… «le dijo sujetándola de un brazo, «hoy lo haremos en la sala de ordenadores…» y empezó a desabrocharse la corbata. Ella le miró sorprendida… «pero está ese hombre…» dijo tratando de entrar en el despacho, «No importa, Sergio es de confianza y está de vuelta de todo…» dijo Marco sonriendo y abriéndose la camisa…»venga quítate la falda, zorra…» y acercándose a ella, le desabrocho la prenda que cayó al suelo. No llevaba bragas y el aspecto con las medias, el liguero y el wonderbrá era espectacular. Marco era consciente porque además así se lo había ofrecido, que Sergio estaba mirando por el filo de la puerta del otro despacho, justo detrás de Roxana… «A ver puta, inclínate hacia adelante, con las manos en la nuca…» con lo cual favorecía la vista del culo y el pelado coño de Roxana a su empleado.

Ella obedeció y estuvo así durante unos segundos, hasta que Marco riendo acabo de quitarse la camisa…»Sergio, salga hombre de Dios, que desde ahí no puede Ud. ver bien a esta Zorra…» dijo riéndose a carcajadas, mientras Roxana trataba de taparse con las manos.

El hombre salió del despacho con bastante desparpajo y le dijo a Marcos «Tienes buen gusto cabrón, está para mojar pan…» y acercándose a Roxana, preguntó «¿Puedo?» a lo que Marco asintió con la cabeza y Sergio le planto un par de azotes en el culo a Roxana que allí en medio de pie, no sabía ya qué hacer…

Los dos hombres rieron, «Anda guarra, prepáranos un par de whiskys, ya sabes dónde están las cosas, en la cocina… que es donde mejor estás y mejor se te folla…» y los dos se sentaron el uno de los sillones.

Roxana salió como una exhalación hacia la cocina, tratando de huir de aquella situación, preparó los dos whiskys pero no se atrevía a salir de la cocina…

«Zorra bienes o voy a buscarte…» le gritó Marcos.

Cuando llegó, ambos estaban desnudos de cintura para arriba y Roxana pensó que no se libraba de que los dos hombres la follaran esa tarde.

«Ponte aquí a mis pies…» dijo Marco haciéndole una seña. Ella se acercó y tras darle a ambos sus vasos, se arrodilló frente a Marcos. «¿Qué te parece Sergio?» preguntó Marcos a su empleado. «De puta madre y además tiene pinta de ser una autentica Zorra… y además de las que les gusta y lo harían sin cobrar… y ¿dices que está casada?» a lo que Marco asintió «Pues el cornudo del marido tiene suerte de tenerla en casa, porque se ahorra el ir de putas… “y ambos rieron, «pero también mala suerte porque imagino que habrá pasado por muchas manos… y camas…» y los dos rieron…

Sergio se dirigió entonces a Roxana «Ven aquí putita… que me vas a hacer un trabajito…» dijo mientras se bajaba la cremallera del pantalón. Roxana miró a Marco y este asintió con la cabeza. Definitivamente iba a tener sesión doble esa tarde. Se arrastró hasta Sergio y en ese momento del pantalón de éste salió un aparato no muy grande pero sí grueso, que estaba ya en un buen estado de erección. «¿Has mamado alguna polla de 50 años?» le preguntó Sergio, ella negó con la cabeza «pues mira vas a tener suerte, pues ésta será tu primera mamada a un cincuentón… y verás cómo se me pone de grande y de dura en tu boquita y toda la leche que tengo para ti aquí guardada…» y se acariciaba los cojones.

No tuvo más remedio y en unos segundos su boca degustaba aquella polla que efectivamente seguía creciendo y sobre todo engordando. La comisura de la boca no le daba para abarcar el ancho de aquel aparato, y las mandíbulas comenzaban a dolerle. El hombre gemía de placer mientras la llamaba de todo, y Marco degustaba su whisky complacido mientras le preguntaba a Sergio si se lo estaba pasando bien y si Roxana se lo hacía a su gusto.

A punto de correrse, Sergio decidió hacerlo fuera de la boca de Roxana para alivio de ésta, pues según dijo «Me gusta ver mi leche sobre la cara de las putas como tú…» y acto seguido se corrió abundantemente sobre la cara y la boca de Roxana llegándole el semen hasta el pecho. En ese momento, Marco extendiendo la mano le quitó el sujetador, y Sergio le pidió que se extendiera el semen por el pecho.

«Ve a lavarte…» le dijo Marco, mientras le daba de nuevo el whisky a Sergio. «¿Qué te ha parecido?», «Qué tienes mucha suerte cabrón, ya me gustaría a mí, tener amigos como los tuyos que te prestan a sus mujeres para que te las beneficies, y sobre todo si son como ésta, pues además de estar buena, es un putón de primera…» y los dos volvieron a reír.

Cuando volvió Roxana, fue Marco el que se levantó y tras quitarse los pantalones obligó a Roxana a arrodillarse ante él. «Vamos a ver Putón, hazle a Sergio una demostración de cómo se la mamas a tu dueño…». Roxana se metió la ya dura polla de Marco en la boca y comenzó hábilmente a chuparla y succionarla. Mientras Marcos hablaba con Sergio de cómo lo hacía, de las tetas, del culo que tenía, etc. En un momento determinado, Marco la dio un empujón separándola de su aparato «Cabrona… me has hecho daño y lo vas a pagar.» Dijo mirando a su alrededor. Sergio se quedó un poco cortado y Marco le explicó que le había mordido la polla, y que ya le había dicho muchas veces que no lo hiciera. «Ven Sergio y trae tu cinturón…» le dijo «y tu zorra, ponte de pie allí contra aquella pared…» entonces cogiendo el cinturón de Sergio empezó a azotarle las nalgas y los costados. A cada golpe, Roxana se estremecía. Marco paró y ofreciéndole el cinturón a Sergio le dijo «Dale unos cuantos correazos, veras qué placer y cómo se descarga el estrés» Sergio se quedó un poco cortado «Pero no sé…·» «Tú dale primero flojo hasta que cojas confianza y luego ya sin miedo y duro «protégete las tetas con las manos y apóyalas contra la pared…» le dijo Marco a Roxana, y abre bien las piernas que veamos ese hermoso culo…»

Sergio comenzó su azotaina primero suave pero conforme avanzaba el asunto se fue animando y en unos momentos los gemidos de Roxana eran constantes a cada correazo, mientras sus nalgas espalda y costados empezaban a coger un color rojizo como de playa. Hubo un momento en el que Roxana enlazaba los gemidos y pidió que pararan, a lo que Marco aceptó. Ella se derrumbó sobre el suelo y empezó a llorar. Marco se acercó y cogiéndola suavemente de los hombros la levantó y la abrazó. Luego la hizo sentarse en el sillón y le trajo un ron con coca cola. «Descansa un poco… pues aún nos queda lo mejor…» le dijo, mientras se marchaba con Sergio al despacho. Allí encendió el ordenador y se conectó a Internet, mientras charlaba de la experiencia con Sergio, que le dijo lo mucho que le había impresionado aquella mujer y el dominio que Marco tenía sobre ella.

Marco entró en el correo y escribió un mensaje «Hoy tendrá su primer sándwich… esta noche tendrás el vídeo» Saludos. Marco

«¿A quién le escribes?» preguntó Sergio. «A su marido…» contestó Marco, mientras colocaba una cámara de vídeo digital en lo alto de la estantería disimulada entre unos libros. Volvió al ordenador y bajó el correo. «Ok. Que lo disfrutéis y darle duro…» Saludos. Joan. «¿Es el marido?» preguntó Sergio sorprendido. «Por supuesto» dijo Marcos, mi obligación y compromiso es contarle y documentarle con fotos o videos todo lo que le hago a la golfa de su mujer, fue nuestro pacto de hace muchos años. Y saliendo a la puerta del despacho llamó a Roxana.

Esta llegó temblorosa con el vaso en la mano y tan sólo con las medias y el liguero.

«Cómo estás zorrita…» preguntó Marco abrazándola y dándole un buen morreo. Ella asintió con la cabeza. «Bien pues ha llegado el momento de una nueva experiencia…» La mujer le miró sorprendida. «Sergio » dijo Marco volviéndose a su empleado, túmbate en el sillón boca arriba». Y empujándola sobre él le dijo quítale el pantalón y los calzoncillos y mámasela un poco» Roxana sin rechistar hizo lo ordenado, mientras Marco se quitaba también el pantalón y el calzoncillo y se colocaba junto a ella «Y a mí pajéame un poquito…» dijo poniendo su polla entre las manos de ella. Cuando las dos pollas volvieron a estar dispuestas Marco se separó de Roxana y cogiéndola lentamente la hizo ponerse a horcajadas sobre el sillón con la polla de Sergio en la entrada de su coño. Ella le miraba suplicando que no la obligara a aquello. «¡¡¡Siéntate en ella!!!» le dijo Marco. Roxana se resistió, pero el azote con la palma de Marco en su culo la hizo comprender que no podía negarse. Se sentó dando el frente a Sergio que dio un respingo al notar su polla entrar en aquel joven coño, e inmediatamente se aferró con fuerza a las bamboleantes tetas de Roxana mientras Marco la ordenaba cabalgar sobre la polla de su empleado muy despacio «arriba y abajo, puta… arriba y abajo… suavemente» después de unos minutos, Marco se colocó tras ella y la empujó sobre Sergio, que aprovecho para empezar a morrearla. En esa postura Marco le separó las nalgas y poco a poco fue introduciendo su polla por el ano de Roxana que se revolvía sin poder hablar por el morreo de Sergio, pero gimiendo de dolor y placer. «Que no se te salga ninguna de nuestras pollas pues tendrás un buen castigo…» le gritó Marco mientras empezaba a empujar con fuerza. Sergio se dejaba hacer pues los envites de Marco hacían que su polla se enterrara cada vez más en el coño de Roxana y además la puta ya correspondía apasionadamente a su morreo metiéndole la lengua hasta la garganta, mientras sus buenas tetas se aplastaban contra el pecho de Sergio.

El número era espectacular, con los dos hombres flanqueando a aquella zorra que empezaba a gemir como una loca. Dejo de morrearse con Sergio y empezó a gritar como una loca enlazando los orgasmos mientras pedía que le dieran fuerte «Así darme bien los dos… follarme como una puta… romperme el culo y el coño»

Fue largo el momento hasta que entre los alaridos de ella, Marco se corrió en su culo, saliéndose antes de terminar para rociarle la espalda de semen. Sergio tardó un poco más, pero Roxana estaba ya lanzada y saltaba sobre la polla alojada en su coño tratando de hacerle llegar… por fin un grito de Sergio anunció la llegada de un potente chorro de semen que alcanzó de lleno las entrañas de la mujer, mientras esta se ayudaba con sus manos para obtener el enésimo orgasmo. Después se dejó deslizar hasta el suelo exhausta.

«Aún no has acabado, zorra…» dijo Marco acercándose y levantándola del suelo «límpianos la polla…» y la empujó sobre Sergio. Su boca devoró aquel miembro y relamió el semen que lo cubría, luego se volvió hacia Marco, sentado en un sillón y realizó la misma operación. Cuando hubo terminado se quedó de pie ante los dos hombres. Estaba toda llena de semen, el pecho, las piernas, la espalda, el cabello revuelto, las medias y el liguero, totalmente manchados.

«Anda guarra, ve a lavarte, pero no te vistas, ven aquí luego…» dijo Marco, mientras se levantaba para recuperar de la nevera sendos whiskys.

Se acercó al ordenador y volvió a teclear «Objetivo cumplido se ha portado como una autentica puta y nos ha dejado satisfechos. Esta noche tendrás el vídeo» Saludos. Marco.

Al poco recibió la respuesta» Enhorabuena no esperaba menos de mi golfa. Me alegro que lo pasarais tan bien, estoy deseando ver la cinta. Acuérdate de la cena de mañana» Saludos. Joan.

Sergio alucinaba «Sois unos cabrones, pero con esa hembra no me extraña…»

Marcos no dijo nada y siguió saboreando su whisky.

Poco después llegó Roxana completamente desnuda pero limpia tras ducharse.

«Vístete… y lárgate a casa… que seguro que el cornudo de tu marido te está esperando para follarte…» le dijo Marco autoritario, pero antes dale a Sergio un morreo de despedida. Ella se acercó a Sergio y le morreó durante un rato. Luego salió para vestirse…

«Espera «dijo Marco «mañana tengo una cena de negocios por la noche con un cliente de Barcelona, y le he dicho que llevaría a mi secretaria que es atractiva y complaciente… así que te espero aquí en la oficina a las nueve y vestida elegantemente provocativa, sin excesos…»

Roxana se quedó parada «Pero no puedo Marco, cómo le digo a Joan lo de la cena…»

«Tú verás zorra…» y sentándose en el sillón la miró de arriba a abajo » a las nueve… si no el miércoles, prepárate».

Durante el camino de vuelta Roxana pensó en cómo le diría a Joan lo de la cena, un sábado por la noche, era una putada de Marco…

Joan estaba esperando la llegada de Roxana, pues quería disfrutar de su coño donde hacía unos minutos aquellos dos hombres habían dejado su carga de semen. Por ello se medio escondió en la cocina próxima al baño haciendo algo de ruido al oírla entrara.

Roxana entró como un rayo al baño y acababa de quitarse la falda y el top cuando Joan entró en el Baño sonriendo.

«Hola cielo, que tal el jogging?» le dijo abrazándola. Ella dijo que bien y que quería ducharse a lo que Joan cogiéndola por la cintura le contestó: «Espera un poco pues me excita cuando vienes así sudadita y toda mojada» e inclinándola sobre el lavabo empezó a besarle el cuello y los hombros mientras una de sus manos bajaba a la entrepierna de su mujer de la que seguían fluyendo los restos de la doble follada.

«Qué tal está mi putita…» le dijo al oído, mientras acariciaba sus tetas frente al espejo. Roxana dio un respingo, pues aunque su marido le decía eso cariñosamente muchas veces mientras follaban en aquel momento le sonó intencionado, quizá porque se sentía culpable de haber sido juguete de dos hombres a espaldas de su marido.

La mano de Joan seguía hurgando entre sus piernas mientras le besaba el cuello, por fin la inclinó del todo sobre el lavabo y sintió como la polla de su marido empezaba a entrar y con demasiada facilidad en su coño, en unos minutos, en una tarde, era el tercer hombre que accedía a su cuerpo a través de su coño y entonces fue cuando se sintió realmente una puta, pero se dispuso a gozar de un nuevo orgasmo y de su tercera follada de la tarde.

Cuando terminaron de follar en el baño, Joan la besó en la boca y le dijo «Ha sido magnifico… dúchate y luego hablamos» ella se quedó parada en medio del baño aun chorreando el semen, abundantemente recibido en apenas unas horas, entre sus piernas pensando en la intención de las palabras de Joan «hablar… ¿de qué?». A punto de meterse en la ducha Joan volvió a abrir la puerta, lo que la sobresaltó… «He preparado cena… cuando te duches vienes» y cerró.

Durante la cena Roxana notó que Joan la miraba de forma diferente, tierna pero diferente, hablaron de muchos temas del día y ya a punto de terminar Joan le dijo «Por cierto mañana por la noche tengo una cena de trabajo…» Roxana se sintió aliviada, podría cenar con Marco…» pero me gustaría que vinieras conmigo, pues el cliente es muy importante y quiero dar una buena imagen… piénsatelo» le dijo mientras se levantaba para traer el café.

«Tremendo…» pensó Roxana, dos cenas al mismo tiempo, la situación estaba jodida, pero era claro que era más normal ir con su marido que con su amante, lo que le supondría un duro castigo el miércoles. Tendría toda la noche para pensarlo.