Hola, soy Sofía, tengo 36 años, soy casada, actualmente vivo en Santa Fe, Argentina. Antes que nada, siento la necesidad de justificarme de manera previa, ya verán la razón. No sean duros conmigo, se que no he estado bien, pero no me arrepiento, más bien me pongo muy caliente cuando lo recuerdo.

Amo a mi esposo, es un hombre caballeroso, amable, tengo una relación de muchos años con él, sé bien que me adora, lo demuestra en cada cosa, es trabajador, exitoso, respetado por muchos, alguien bastante serio. Respecto a lo sexual es bastante bueno también, a decir verdad sí lo es.

Sin embargo, tengo una relación que podría decir alterna, desde hace un tiempo razonable con otro hombre. Y para ser muy honesta, desde entonces no siento deseo de que ningún otro hombre me toque sexualmente. No soy muy de mundo, pero con el me convierto en una putita, su putita. Básicamente hago lo que él quiera y me encanta y pues bueno, con mi esposo, el sexo se redujo a cero desde hace ratos, porque poco a poco he ido buscando que sea así. Me encanta que solo mi novio me haga el amor, no encuentro sentido hacerlo con alguien que no me hace sentir lo que él me hace sentir.

En fin, creo que todos tenemos o tendremos en algún momento ese espacio de lujuria que nos convierte en personas más o menos irracionales. Y los que no lo han tenido o no lo lleguen a tener, pues con todo respeto: que pena por ustedes, la vida es corta.

Y aquí es donde viene la historia:

Mi esposo es de mente abierta y una persona práctica, él no se desgasta con temas de celos ni mucho menos. Y, por otro lado, mi novio no es menos que un semental pura sangre, pero muy pervertido. Yo no tengo fantasías con mi esposo, solo con mi novio, pero mi esposo si está presente en nuestras fantasías de forma perversa.

Pese a que mi esposo sospecha (no sabe con quién, pero siente que algo hago), les he dicho antes, es un hombre práctico y sin complicación. Lo que no sabe, es como le encanta a mi novio darme unas buenas revolcadas en nuestra cama. Le encanta escucharme decirle que solo el me coje rico, sobre todo porque sabe que es cierto. Además, siempre me pide varias veces que no me bañe luego de que él se marcha, con el objetivo de que mi esposo me encuentre bien cogida y llena de semen. No he podido determinar si eso le gusta más a él o a mí. Me vuelve loca esa competencia que tiene con mi esposo, donde él se sabe de por sí, ganador siempre.

Y es que esos niveles de lujuria, de poder y de control, nos han llevado a juegos bastante fuertes y peligrosos.

Por ejemplo, una ocasión, para mi cumpleaños hicimos una fiesta en casa, lugar que mi novio conoce a la perfección porque me ha cogido en cada rincón que ha podido. En fin, ese día llegaron algunos otros amigos en común con mi esposo. Mi novio no dejó abrazarme y a cada descuido tocarme, incluso hasta me besó en la boca, en momento que “coincidimos en ir al baño”. Ese día, nos aseguramos de que mi esposo tomará varios tequilas y muchos tragos de ron. Ya algunos amigos se habían marchado previo, otros aún quedaban, entonces como ya mi esposo estaba notoriamente fuera de sí, amablemente despedí a los amigos, y mi novio se ofreció para mientras yo acostaba a mi esposo, el guardar el vehículo en la cochera.

Pese a que mi esposo no podía ni caminar, esperamos un ratito prudencial a que se durmiera, aunque despierto estaba fuera de sí, como ya mencioné.

Claramente, yo quería (exigía) mi regalo de cumpleaños de parte de mi novio, ya aquello era mucho atrevimiento, pero jamás esperé el nivel del acto de dominación y supremacía que el haría. En la sala me arrancó la pollerita corta que andaba y no usaba sostén, me dio una buena chupada de tetas al tiempo que le mamé la verga un buen rato. Terminó por quitarme la falda, ya para ese momento no andaba ropa íntima, quedé desnuda. Pero me dijo que no quería cogerme ahí. Me empezó a besar y me llevó caminando yo hacía atrás mientras me besaba hasta la habitación donde estaba mi marido. Yo no sabía que hacer, el corazón y mi conchita iban a reventar, no podía creer aquello, pero no quería detenerlo. Entrando a la habitación encendió una de las luces (para colmos).

Me hizo poner las manos sobre la cama y comenzó a fornicarme durísimo, inicialmente me contenía, pero al ver que mi esposo estaba en otro mundo, mis gemidos tenues pasaron a gritos. De pronto, paró de darme aquellos empujones y me dice se me ocurrió algo. Ponte algo ligero, salimos a la sala nuevamente, tomó una cerveza y habló con alguien. Me dice, viene un amigo, yo me asusté un poco, pero no dije nada, tenía intriga. El amigo tardó 10 minutos en llegar, antes de que el amigo entrara me pidió que me desvistiera nuevamente y me sentara en el sofá. Yo le pregunté con la voz entrecortada si tenía que coger con el amigo y me dijo, jamás usted es solo mía, ni tu espos de volverá a coger sin mi permiso, tranquila. El amigo entró y no podrán imaginar la cara que puso al verme desnuda, debo decir que no tengo una mala figura.

Me pidió que le ofreciera a su amigo una Quilmes, estaba completamente desnuda y él no dejaba de verme las tetas y mi conchita.

La pregunta obligatoria, que pasa aquí huevón, para que me pidió que viniera si estás bien acompañado.

Mi novio se volvió y le dijo, porque quiero que veas como le hago el amor de forma loca. Eso si le advirtió, usted no mete mano, solo ve. Su voz era bastante depravada, o para ese momento la sentí así. Cada cosa que pasaba, elevaba en mi sangre el contenido hormonal, hormonas que sentía como chocaban en mi vagina.

Él no tenía ni idea, nos fuimos de nuevo para el dormitorio, el tipo casi se devuelve cuando vio a mi marido, pero le pudo más la curiosidad y el gestó silencioso pero rotundo que le hizo mi novio.

De nuevo mi novio me puso en la misma posición que antes. Mi esposo estaba boca abajo, en calzoncillos y con la cara hacia el lado donde estábamos nosotros. Yo me olvidé del amigo de mi novio, que se sentó a los pies de mi marido para observar mi cara y como se movían mis tetas sin control, mientras me cogían. Yo solo gritaba de placer, ya no me importaba si se despertaba y de vez en cuando miraba fijo a los ojos del amigo de mi novio, para ver un destello de desenfreno e incredulidad.

De un momento a otro, mi novio le dice al amigo, bájale un poco y con cuidado los calzoncillos y el pibe lo miró con terror y se negó rotúndamente, y yo también me espanté un poco y le dije que vas a hacer, entonces él me dijo: confías en mí, somos cómplices en todo, no, acaso no soy tu macho?. Bueno, esas palabras me pusieron aún más caliente y yo misma le bajé los calzoncillos hasta media pierna, mi esposo ni se dio cuenta, estaba casi en coma. Mi novio me tomó nuevamente me penetró de pie y me besaba el cuello (no se cuantos orgasmos tuve en unos pocos minutos, algunos simultáneos, trapalado uno con otro). Luego me pidió que se la mamara, pero cuando estaba por venirse, se volvió hacia donde mi esposo y se le vació su leche en la cara sobre la mejilla, el liquido empezó a bajar hasta llega a la boca y a colarse por las comisuras de los labios. Luego apretando su pene para evitar más fluido, se movió hacia abajo terminó de eyacular de forma aún más copiosa (como siempre lo hace) en medio de sus nalgas, igual aquel líquido abundante, comenzó a colarse, llegó a su culo y terminó mojando sus testículos.

El pibe amigo de mi novio no podía creerlo, estoy segura que no cerró la boca de la impresión en ningún momento.

Salimos del dormitorio y dejamos a mi esposo ahí, incluso con los calzones abajo y la luz encendida.

Tomamos algo más, yo fui a buscar otras cervezas y el amigo de mi novio estaba visiblemente ansioso y muy excitado, yo para ese momento solo andaba braga muy pequeña y con los senos descubiertos. En un descuido de mi novio, él (su amigo) se acercó y los tocó, yo no sabía que hacer (la verdad yo no quería nada con él), pero mi novio lo estaba viendo y le dijo, solo hoy sucederá esto, mi novio caminó hacia a mí, comenzó a besarme y a tocarme los pechos, y me quitó la braguita. Le dijo, puedes tenerla, pero después que yo la llene de leche (otro más dominado al antojo de mi novio). El tipo le dijo está bien. Entonces mi novio me dio vuelta y me recostó contra una mesa y me dio duro nuevamente, luego me llevó al sofá y ahí me sentó sobre él, nuevamente eyaculó un diluvio y esta vez era el que rugía como un oso, si mi esposo no se dió cuenta, todo el edificio si lo hizo. Me tomó de la mano y me entregó a su amigo, el intentó besarme, pero la verdad apenas me tocó los labios con los suyos, aparte la cara, ya el amigo se había sacado del pantalón una polla inmensa, para evitar que me besara preferí metérmela en la boca. El pibe me me levantó me dio vuelta y me penetró, me dio un par de empujones, pero la verdad no quería tener a nadie que no fuera mi novio dentro de mí. Me di vuelta me agaché y lo masturbé y rápidamente me cubrió la cara y las tetas de semen, fue bastante, pero insignificante con lo que mi novio había eyaculado anteriormente sobre mi esposo, y unos minutos atrás dentro de mí. Fue algo muy rápido y lo hice de trámite para no dejar mal parado a mi novio, que se complació de ver mi actitud de no querer entregarme a su amigo.

Mi novio despidió al amigo, y se quedó un rato más conmigo (cogimos dos veces más). Luego pese a que me pidió que no lo hiciera, limpie la cara de mi esposo y su trasero, el semen estaba seco y por todos lados.

Al día siguiente, mi esposo juraba que todo mundo había abandonado la fiesta antes de que él se fuera a dormir. Yo no lo desmentí, además la resaca no lo permitía pensar en nada, así estuvo hasta casi llegada la noche del día siguiente.

****Sin embargo, esta no es la más atrevida de mis andanzas****. Hubo una que, si me costó caro, pero al final me perdonaron y se interpretó como una travesura de fantasía. Aunque perdí mucha confianza con mi esposo.

Esta vez, también fue con mi novio, pero mi esposo no supo quién era. Así lo maquinamos mi novio y yo varias semanas antes de que se diera la oportunidad.

A no muchos kilómetros de mi casa, hay una casa que a simple vista es una casa de habitación (una mansión grande), sin embargo, es un lugar para citas y para actividades swinger.

Como les comenté, mi esposo es de mente bastante abierta, pero igual conservador en su forma de actuar.

Logré convencerlo de ir a una supuesta actividad swinger, y que yo, por medio de una página de esta naturaleza, había contactado a una pareja, pero la regla era que en el mismo lobby tenían ambos hombres que ponerse una máscara para no ver. Y de esa forma, jamás sabrían con quién pasó lo que pasó, las chicas seríamos las de el control. Bueno él no quería, pero en fin le rogué y cedió a mi súplica. Le advertí que seguramente a como él iba a tener sexo con la otra chica, yo iba a tener sexo con el chico. Eso lo hizo volver a dudar, pero igual lo convencí.

Como imaginarán, no había tal pareja. Se puso la máscara, entramos en una sala exclusiva para nosotros. Mi novio estaba atrasado, mi esposo y yo tomamos algo (él un poco más de la cuenta, de eso me encargué yo), pero siempre con la máscara y sin poder ver. Le describí que había juguetes de todo tipo, y como era el entorno. Él me dijo que le parecía desagradable y peligroso usar juguetes usados por desconocidos, le explique eran nuevos, estaban en su empaque y disponibles para la venta, que si abren hay que pagarlos.

Mi novio llegó, yo lo recibí a la puerta, y le dije a mi esposo, que la chica no había llegado, que solo había llegado el chico, que yo entendía si quería cancelar, pero que tenía muchas ganas de jugar y hacer cosas perversas. Y que, además el chico no deseaba hablar. Mi esposo me dijo, bueno ya estamos aquí, haz lo que quieras. Mi novio entré, no dijo palabra y no se saludaron del todo.

Mi novio me dijo que lo atáramos con unas esposas que estaban pegadas a la pared sobre una mesa acolchonada de la altura de una cama. Más bien era como una cama muy pequeña, mi esposo quedó de cara a la pared y casi en posición de 4.

Yo le dije a mi esposo que me iba desnudar y que el chico mes estaba tocando y besando. Y el me dijo: ok, está bien.

Mi novio me pidió al oído que le quitara el boxer a mi esposo, que era la única prenda que tenía. Él no se opuso, pues era yo y además lo estuve estimulando en el proceso y para que no se sintiera aislado, le di un poco de sexo oral, pese a la cara de un poco de disgusto de mi novio que se sintió celoso, pero creo que entendió que aquello era necesario.

Luego mi novio me coloco, quedando mis tetas contra la espalda de mi esposo. En esa posición comenzó a cogerme como si no hubiera mañana. Yo de vez en cuando, para que el supiera que estaba consciente de él, le estimulaba sus partes nobles que estaban super hinchadas.

Luego se puso más perverso, mi novio me dijo que quería que lo penetrara con un consolador grande que había en una caja azúl. Yo le dije a mi esposo, y el de inmediato rechazó la idea de plano. Yo le reclamé que él me había dicho que hiciera lo que quisiera y que disfrutara y que la idea me excitaba mucho, que además donde estaba la confianza y el compromiso que teníamos de disfrutar como pareja. En fin, al final, no fue que accedió del todo, pero dijo, como quieras. Mi novio tomó la punta del consolador, le puso un poco de lubricante, y comenzó a empujarlos con fuerza dentro de mi esposo. Sí me excitó mucho, porque podía leer en los ojos de mi novio lo que disfrutaba ese nivel de dominación y superioridad, mi novio dominando a mi esposo en su presencia. Mi esposo pidió que parara porque le dolía y además estoy segura no le gustaba para nada aquella situación. Hasta ahí, solo había entrado un poco de la punta, pero mi novio le dio un pequeño empujón, pero con fuerza malvada, lo que hizo que la gruesa punta entrara abriéndose paso un par de centímetros más, mi esposo se retorció un poco, como evitando el dolor y tratando de sacar el objeto que ya lo había invadido en su interior. Recuerden que el todo ese tiempo estaba con las manos atadas y en una posición bastante incómoda. Mi novio retiró luego de golpe el objeto, y mi esposo protestó contra mí (él pensaba que era yo la que lo hacía), no sé si le dolió más el empujón de entrada o de salida Yo ese momento estaba envuelta y hervía en la lujuria y la cara de mi novio estaba transfigurada por el poder que sentía en ese momento y de su pene muy tenso, no paraba de escurrir un hilo blanco y que colgaba varios centímetros para luego caer al suelo como gotas.

Me agaché frente a mi novio y comencé a mamarlo con muchas ganas y disfrutar de aquel manjar. Mi esposo algo decía (creo que quería renunciar al tema), pero yo le dije que se incorporara al juego, que me complaciera como habíamos quedado, que luego yo lo compensaba. Que dejara que esa noche fuera mía. Entonces el simplemente guardó silencio y trató de acomodarse lo mejor que pudo en la posición que lo manteníamos.

Mi novio me llevó hasta el mini bar, al otro lado de donde estábamos y me dijo que le dijera a mi esposo que yo me iba a poner un arnés con pene, que no era tan grande como el anterior, que la idea era un trencito, yo penetraba a mi esposo y el chico desconocido a mí. Sin embargo, yo entendí el plan desde un principio (no había tal objeto en la habitación) y no hice más que excitarme más.

Fui hasta donde mi esposo, le di un trago de ron, en la boca, ya le había dado varios hasta ahí (ya estaba bastante entrado en ebriedad), y básicamente le impuse el juego, sin pedir mucho permiso.

Le puse un poco de lubricante, y como no existía tal arnés, mi novio lo penetró de un empujón y sin piedad, yo tomé un ángulo por ratos para ver cómo lo sometía y por ratos para ver la cara de ambos, la de mis esposo dominado y la de mi novio que no era acto homosexual, sino de sometimiento, de poder. El tema se puso más complicado, cuando mi novio de repente se vino dentro de él y lo inundó de leche por dentro. Yo tuve casi un orgasmo en ese momento, porque sé la magnitud de esas descargas, al tiempo me asusté un poco, me fui comencé a besar a mi novio porque sabía que aquello era un mero acto de poder y mi novio había vencido una vez más, no puedo describir lo mucho que me excita. Solo aquello, aquel sentimiento hacía que me lubricara a un punto que mis propios jugos mojaban mis piernas de forma constante.

De inmediato me acostó en la cama que estaba al lado, primero me pasó la lengua por mi conchita, luego me cogió tan duro por detrás, también me penetró sin compasión y volvió a eyacular pero dentro de mi conchita, no pueden imaginar los gritos de placer que yo daba.

Mi esposo se quedó en silencio, completamente sumiso. Mi novio me llevó de nuevo al minibar y me dice, creo que se nos fue la mano con esto. Yo me voy primero, quédate, dale otro trago y sácalo con los ojos tapados hasta el lobby, yo dejo pagó todo, dile que yo me llevé los juguetes para mi novia.

Camino a casa, él iba serio, diría que bastante molesto y disperso, un poco dolido en su amor propio, como con un sentimiento de indignación. De todo esto, él no tuvo ni la oportunidad de un orgamos, fue un simplemente un objeto, centro de lujuria y objetivo de dominación.

Llegado a casa, tenía que romper el hielo con él y le dije: sé que lo que viviste no fue de tu agrado, nada malo pasó, pero te agradezco que me dieras esa aventura y lo abracé y lo bese, el recibió ese gesto con más frialdad de la que hubiera imaginado. Y él, muy directo me dijo, ese idiota fue el que me penetró, verdad?. Yo de inmediato se lo negué y le reclamé con indignación que como se le ocurría que yo iba a dejar que algo así sucediera, que fui yo con un arnés, a lo que el me argumenta, que de cuando para acá un consolador en un arnés eyacula. Y tuve que emplearme a fondo y decirle que no sabía que existían pero que claramente si los hay, y que contienen un líquido un poco gelatinoso que siempre se mantiene en una temperatura por encima de ambiente. Y opté por hacer una búsqueda en internet y por dicha encontré algo similar, no en arnés pero si como dildo vibrador, yo creo que no me creyó del todo. Optó por tomar esa alternativa como la cierta, como para dar por cerrado el tema sin la indignidad de tener que discutir sobre eso. Estuvo un poco frío y distanciado conmigo, esa parte si me dolió, porque como les comenté, en todo excepto en el sexo, él es lo máximo para mí. Aunque por alguna razón, me encanta admitir que mi novio es mi dios sexual y a mi novio me encanta serlo y siempre nos gusta hablar de cómo el sí es dueño de mi cuerpo y mi esposo no.

Ese ha sido tema de muchas cogidas entre mi novio y yo. Ese día que sembró la bandera, mostrando quién manda en la manada. Eso pasó hace varios meses, y todavía es motivo para cuando estoy sola y lo recuerdo, tenga que masturbarme de forma repetida. Eso sí, mi esposo no accedió a ninguna otra fantasía mía, incluso cuando traté de convencerlo de conseguir a una chica para yo verlos teniendo sexo, rotundamente dijo que no se volvería a meter en nada de eso.

Mi novio me sigue cogiendo en mi casa, pero ahora somos más precavidos, aunque aún sigo recibiendo a mi esposo con mi conchita o la boca llena de leche y esos días me aseguro de recibirlo con un buen beso en los labios y una buena revolcada de lengua. Aunque pensarán que es perverso, en casa solo hay un alfa sexual y es mi novio y de una u otra forma, tanto mi esposo y yo (él sin saberlo) estamos sometidos a lo que mi novio se le antoje hacer con su dominio y poder sobre ambos.