Encuentro prohibido

Antes de empezar mi historia, me voy a describir, soy una chava de México y estudiante de recién ingreso en la Universidad, vivo con mis padres y una hermana que cursa la Secundaria.

Soy delgada proporcionada, cabello lacio castaño claro, ojos color miel, soy de tez blanca, mido 1.70m.

Me considero una chica tranquila dentro de lo típico, me gusta ir a la disco con los amigos, ir al cine, me gustan en general pasármela bien en compañía, también como todas las chicas de mi edad, tengo un novio, con quien llevo un año, mi nombre es Elena.

Todo empezó cuando mi actual novio se me declaró y luego me llevó a presentar con su familia y ahí conocí a sus papás, una vez presentada, sentí como la mirada de su papá me recorrió desde los pies hasta la cabeza, me pareció ver que su mirada no era de una simple apreciación cordial sino de una apreciación morbosa; en el transcurso de la charla con sus padres, creo que lo que más le había cautivado al señor eran mis piernas, ya que llevaba una falda un poco arriba de las rodillas, tal vez no era el atuendo apropiado para ese momento pero mi novio nunca me avisó de la posible visita a sus padres, ya que todo fue muy repentino.

Sin embrago, durante la charla con sus papás, el señor se portó muy amable y a la altura de la situación, él es como de unos 40 años; es Licenciado en Derecho, y la verdad no tiene mal parecido, la mamá es una mujer muy dulce y amable y sobre todo detallista, ese fue mi primer día con sus padres.

Los días iban pasando sin la menor importancia, casi como siempre, con algunos detalles; la verdad yo no frecuentaba mucho a los papás de mi novio pero eran sólo esporádicas veces.

Un día mi galán, me comentó que tendría que salir lejos de la ciudad porque tenía que tomar unos cursos o conferencias sobre su carrera, serían por unos cuantas semanas.

Aunque me sentí triste, era inevitable y aunque serían unas cuantas semanas, lo alenté a partir por el bien de su formación profesional.

Llegó el día y lo fui a despedir junto con sus papás y unos amigos. Después de todo el show de despedida, sus papis me ofrecieron llevarme a casa, pero decliné la invitación y preferí irme con mis amigos.

Pasaron los primeros días y él me escribía vía email, ese era la forma de contactarnos, en todo le iba de maravilla, sin problemas y yo aquí aparentemente igual.

Sin embargo, un día en que tenía una reunión con mis amigas se tocó el tema del sexo, las relaciones que habían tenido algunas de mis amigas con sus novios, todo dentro de lo normal; sin embargo, a más de alguna se le calentaron los ánimos y fueron confesando hasta las más jaladas relaciones, y no precisamente con sus novios.

¡Vaya, eran temas calientes!… La verdad eso a mí me calentó muchísimo, sólo de imaginar sus aventuras; yo en lo personal no había pasado con mi novio de los besos y las acaricias, sólo eso; pero las vivencias de mis amigas eran más allá de lo imaginable.

Esa noche no pude dormir bien, pensando en las aventuras jamás contadas por algunas de mis amigas; esa noche algo había despertado en mí.

Pasaron los días y un día que iba saliendo de la escuela -eran como las 8 de la noche-, un fulano salido de la nada, venía de frente a mí, y al pasar junto a mí, pude sentir como su mano paso acariciando muy suavemente mis nalgas, casi pude sentir su mano intentando apretarme el trasero, yo reaccioné asustada e indignada, caminé unos pasos y me detuve a mirarlo, pero él siguió caminando.

Me quedé pasmada, ¡cómo se había atrevido!… Pero bueno, las condiciones eran propicias porque la calle estaba poco transitada y era de noche a pesar de la iluminación. Llegué a mi casa pensando en ese incidente, el cual -la verdad-, me excitó muchísimo.

Un día mis amigas me informaron que darían una fiesta en casa de una de ellas, y me pasaron a invitar, pero les dije que no tenía con quien ir, ya que mi novio estaba fuera, ellas me dijeron que no había problema, que de todas maneras debiera asistir.

Llegó la noche de la fiesta y me había arreglado de una manera algo sexy según yo, iba con una blusa algo escotada y una minifalda, me despedí de mis padres y me dirigí a la fiesta en casa de mi amiga. Iba ya en camino a tomar el microbús, pero antes de llegar a la parada del micro, la cual queda como a dos cuadras de mi casa, veo que un auto se acerca a mi lado hasta darme alcance y una vez que me emparejó se abrió la ventanilla del auto; la verdad eso me asustó un poco ya que una nunca sabe que loco puede estar detrás de algo así, pero por fortuna no, era el papá de mi novio, quien aparcó su auto.

Me saludó y me dijo que si iba por su camino, yo le correspondí el saludo y le dije más o menos mi ruta; entonces me dijo que si gustaba me llevaba, me quedé pensando que sería lo mas práctico seguro y rápido, y acepté su invitación.

Subí y le di las gracias, y él me dijo que no tenía por qué darlas.

En el transcurso del viaje, se desarrolló una pequeña conversación; él no quitaba la vista de mí y mis piernas, creo que se puso un poco nervioso por mi atuendo, comentándome:

– Pues por lo que veo ustedes las chicas de hoy, compiten por ver quien es más guapa; con todo respeto luces muy preciosa-, le agradecí el comentario, pero la verdad me incomodó.

Y le dije que esa era la moda de hoy, pero que no siempre vestía así, a lo que el contestó:

– Eres una linda muchacha y me agrada que seas la novia de mi hijo… Espero que no tengas problemas al regresar a tu casa-, yo le dije que no, que me iría con algún amigo de vuelta.

Él cada vez que podía le dirigía una vistazo rápido a mis piernas, y yo ya me estaba arrepintiendo de haber ido con él, pero ya estaba arriba y ni modo, la verdad su acoso visual me estaba incomodando, pero no pasó de eso.

– Creo que ya estamos llegando, si esta es la dirección y por el escándalo que se escucha es…. esa casa, ¿verdad?-, dijo en tono de broma y sonriendo, yo miré por la ventanilla y vi a varias de mis amigas y amigos en la entrada de la casa, y sí, era ahí.

Le di las gracias por el aventón y procedí a bajarme, pero él ya estaba a abriéndome la puerta caballerosamente, me tomó por la mano para ayudarme a salir; en ese momento sentí como una sensación indescriptible se apoderó de mí, como si un cosquilleo me recorriera de la mano al resto de mi cuerpo, y sin soltarme la mano, me dijo:

– Fue un placer ayudarte, espero no te haya molestado, y por favor cuídate, es una lástima que mi hijo no esté para acompañar a una hermosa mujer como tú; chao pásala bien-, luego me soltó de la mano subió al auto y se fue.

Me quedé como una tonta parada, viendo como se iba alejando el auto, ni siquiera le di las gracias. En eso, una de mis amigas me sacó de ese trance y me llevó al interior de la casa.

La fiesta estuvo muy amena, el tiempo pasó y la gente ya se estaba empezando a retirar.

Pero durante esa fiesta -normal y típica-, me preguntaban por mi novio y yo les decía que estaba de viaje por unas semanas. Unos momentos antes de irme, alguien me tomó por el brazo y me jaló. ¡Era Alejandro!, un antiguo y excompañero de estudios de la Secundaria, fue una sorpresa encontrarlo.

Nos abrazamos y nos saludamos muy cariñosamente, el fue un excelente amigo…

Ya pasado unos momentos de plática, donde abordamos los motivos de su partida a otro país; le dije que me había dado enorme gusto encontrarlo de nuevo, pero que ya era algo tarde y que tenía que irme a casa, él dijo que no había problema, que podíamos citarnos al día siguiente en un café para platicar de sus últimos acontecimientos, le dije que si; fijamos la hora y el lugar, y me propuso acompañarme a mi casa y yo encantada acepté. Me preguntó que si tenía galán o estaba solterita, le dije que ya tenía novio…

– Lástima-, me dijo, -no me esperaste-, y se soltó a reír.

Le dije que estaba loco si pensó que le esperaría cinco años.

Alejandro aparte de ser mi amigo, fue mi asiduo pretendiente; siempre fue conmigo muy detallista, pero en ese entonces no tenía el menor interés en tener novio; ahora era distinto. Él me lo dijo que me encontraba como todo una linda princesa…

– Oye, ¡qué rica te pusiste!-, y le dije que dejara de decir tonterías.

Íbamos caminando por no sé qué calle, y de repente me toma de la cintura y me jala hacia él, y me dice:

– ¿A poco no me vas a dar un beso de bienvenida?-, me quedé desconcertada ante semejante reacción.

– Alejandro, ¿qué te pasa?, ¿te sientes bien?… Recuerda que ya tengo novio y el hecho de que él no esté ahora, no te da derecho a que me trates así-

– Ya lo sé, pero ya sabes que sólo vine de paso, y el verte ahora es para mí una fortuna; sólo regálame un beso ya que no sé si después nos veremos. Anda, sólo uno-, la verdad yo le dije que no, que me disculpara pero que no podía hacerlo.

Pero él suavemente me fue jalando hacia sí y yo traté de resistirme, pero la verdad algo dentro de mí había despertado, y la ausencia de tan larga de mi novio me orilló a no resistirme mucho, pues era algo que yo también deseaba.

Fui cediendo a él, hasta que nuestros labios se unieron en un dulce y apasionado beso, al mismo tiempo que nuestras manos empezaron su trabajo como si desearan explorarse uno al otro.

Estábamos cobijados por un árbol frondoso el cual nos proporcionaba la complicidad de su sombra anudado a la poca iluminación de la calle ante tal hecho; pero en eso, escuchamos que un auto frenó inesperadamente frente a nosotros, los dos nos separamos, y vimos que salía una persona del interior… ¡ERA EL PAPÁ DE MI NOVIO!, y en eso que me grita:

– ¿Qué crees que estás haciendo?-, y se dirigió hacia nosotros… -Contéstame Elena-, sentí la vergüenza más grande el mundo.

Mi amigo me preguntó que quién era él, y le dije que era el papá de mi novio, y mi amigo se quedo también sorprendido. En eso el señor me dice:

– ¿Quién es este imbécil, Elena?-, y le conteste que era un amigo, en eso el me dice: – ¿Un amigo? o ¿Tu amigo-amante?-, en eso Alejandro le dijo:

– ¡No la ofenda y cuide sus palabras o!… -, y en eso mi futuro suegro también lo interrumpe:

– ¿O qué imbécil?… No traten de verme la cara porque los vi claramente con sus puterías-, al escuchar eso, Alejandro se enfureció y se abalanzó contra el papá de mi novio y el señor también tomó postura para enfrentarlo…

Yo me puse en medio de los dos y les grité:

–  ¡Ya cálmense por favor!… ¡No peleen!-, el señor se dirigió hacia mí y me dijo:

– ¿Así es cómo respetas a mi hijo, Elena?-, al escuchar yo eso me sentí la mujer mas despreciable del mundo.

En eso el señor se me acerca y me toma de la mano y me dice:

– Vámonos, te voy a llevar a tu casa y hablaremos con tus padres-, Alejandro iba a impedirlo pero le hice señas de que mejor se retirara, que no empeorara las cosas, y él en contra de su voluntad se marchó.

El papá de mi novio me abrió la puerta de su auto y del brazo me subió, afortunadamente -por decirlo de alguna manera-, eran las tres de la mañana y nadie se había dado cuenta del escándalo, bueno eso creo, sólo alguno que otro que pasaba por ahí.

Y ya en camino me dice:

– ¡Cómo me has decepcionado Elena!, sólo unos cuantos días que tienes a mi hijo fuera de aquí y tú te comportas como una puta-, al oír eso me dio coraje y le dije:

– Usted no tiene derecho a tratarme así, además es mi vida y si quiero comportarme como una puta es mi problema y ya-

– ¿Ah sí?… Entonces te gusta portarte como una puta, ¿eh?… Claro, te vistes como una pinche puta, bailas como una puta barata… y al parecer, sabes moverte como verdadera piruja-, en eso me cayó el veinte de algo, y le dije:

– ¿Me estaba usted espiando en la fiesta?-, y él respondió:

–  Regresé a tu fiesta a entregarte una de mis tarjetas para que me llamaras si tú así lo deseabas, para pasar por ti al acabar la fiesta y regresarte a tu casa, pero como vi que estabas muy entretenida bailando con ese imbécil, decidí ya no entrar a dejártela-, y agregó : -Y sí, la verdad me calentaste y me excitó ver como te movías alrededor de ese pendejo, cómo movías tus caderas, pero en ese momento merecías mi respeto por ser la novia de mi hijo. Pero… cómo te gusta portarte como una golfa… entonces te hablo como puta… Y ya que te estoy hablando así, te voy a confesar que la primera vez que mi hijo te presentó ante mi esposa y ante mí, en ese momento fuiste capaz de pararme la verga, nada más de sólo ver tus lindas piernas y esas ricas tetas que tienes; y otra cosa, que también me gusta de ti, es tu linda boquita… Las cosas que podrías mamar con ella-

Después de todo lo que me dijo, en ese momento sentí como algo muy cálido se avecinaba entre mis piernas, sentí como mis pechos se ponían erectos e hinchados… ¡ESE HOMBRE ME ESTABA PONIENDO MUY CALIENTE!… Yo ya no le contesté nada, pero algo no estaba bien, algo no iba bien, estábamos entrando en una zona residencial distinta a la mía, y se lo dije:

–  ¿Dónde estamos? ¿Adónde nos dirigimos?-, y él me respondió:

–  Pues te voy a llevar a un sitio donde te pueda dar el trato de puta que quieres-, y en eso, me acaricia la pierna izquierda, que por inercia moví; y le dije:

–  Por favor, lléveme a mi casa-

–  Tranquila mi rica putita, ya llegamos-

Llegamos a un departamento que utilizaba como oficina, aparcó el auto, bajó y me abrió la puerta; yo estaba como en un trance, no podía creer que estaba en un lugar distinto a mi casa, a esas horas y con el papá de mi novio.

Me tomó de la mano y me condujo al interior de su oficina. Una vez que entramos, cerró la puerta, y me dijo:

–  Ahora si puta, demuéstrame lo que sabes hacer-, y yo le conteste:

– No sé conque intenciones me trae usted aquí, pero yo no soy ninguna puta y exijo que me saque de aquí-, de inmediato me sujetó de los brazos y me puso de espaldas, recargada contra su escritorio, y me dijo:

– Claro que si eres una puta, ¿o qué?… Seguramente pensarás que soy un pendejo al no saber que le veías la cara a mi hijo, pues ahora mismo vas a chingar a tu madre porque te voy hacer sentir y tratar como quieres-, y con un movimiento rápido de su brazo me metió la mano entre mis piernas, hasta tocar mi vagina por sobre mi ropa interior.

Empezó a frotar su mano en mi vagina, y dejé escapar un gemido de placer:

– ¡Oh!… –

– Dime perra, ¿ya has cogido con mi hijo?-

– N-no-, mientras él muy lentamente seguía masturbándome…

–  ¿Y has cogido con otro cabrón?-

–  No… ¡Ah!… -, empezó aumentar el ritmo de su mano, luego me dijo:

– Le has mamado la verga a mi hijo u a otro cabrón?-, y yo le respondí que no, y dijo: -Entonces, ¿nadie ha mamado de tus ricas tetas, verdad?-, yo le dije que nadie aún.

Empezó a subirme la falda a la cintura pero yo le trataba de alejar sus brazos de mí pero no podía por la gran excitación de que era presa, luego me empezó a desabrochar la blusa y procedió a quitarme el sostén; sentí como sus labios tocaban mis pechos.

¡Ah, qué rico sentí!… No pude contener ese gemido que delató el gusto que sentí, y siguió mamándome las tetas y con sus manos me las acariciaba; sentí toda su boca en mis pechos y cómo su lengua recorría mis pezones y todo mi abdomen.

Sus manos pasaron acariciar mis piernas y todo lo que podían.

Recorrió con su lengua desde la cintura, pasando por mis tetas hasta mi cuello, mientras que con sus manos me bajaba el bikini, y me masturbaba; ya había perdido el control de la situación, me sentía en un trance de placer inmenso.

En eso me pregunta:

–  ¿Verdad que eres una puta?-, yo no le contesté, él me dejó ir una bofetada en la mejilla derecha y me grita:

– ¿Dime qué es lo que eres, hija de la chingada?-, la cachetada me tomó por sorpresa, y más que dolerme, sentí como una extraña excitación me dominaba, una excitación desconocida, creo que era el sentirme dominada por un verdadero macho como él, y le dije:

– Sí, soy una puta; soy tu puta-, luego me dijo:

– Entonces como puta que eres, quiero que me mames la verga ahora-

Empezó a desabrocharse el pantalón y se bajo también la ropa interior, yo ya sabía lo que quería, pero de hacerlo nunca, y me dijo:

– Seguramente nunca has vista una verga como esta, anda tócala-, y me tomó la mano derecha para que se la tocara.

Era la primera vez que yo tenía en mi mano una verga como aquella. Él me sujetó de los cabellos con su mano izquierda y me soltó otra bofetada, y me dijo:

– Ahora vas saber lo que sabe una verdadera verga-, de los cabellos hizo que me arrodillara frente a él y agarró su verga y me la puso frente a mi cara, y me la estuvo restregando en todo mi rostro, para después ponerla en mi boca, y me dijo: -Empieza a mamar hija de tu puta madre-, lo que hice fue abrir mi boca frente a su verga y permitir que me la metiera hasta la garganta.

Empezó a cogerme por la boca, traté de seguir el ritmo que llevaba su verga entrando y saliendo, y luego me saqué la verga de mi boca y empecé a acariciarla con mi lengua, desde la base de los huevos hasta la punta, para luego poder metérmela de nuevo.

Él sólo me sujetaba de mis cabellos para poder tener el control de mi cabeza sobre su verga en mi boca, hasta que me dijo:

–  Basta… Basta ya, si no me voy a derramar en ti, y todavía hay más por hacer… –

Al sacar su verga de mi boca, pude ver como un hilillo de semen se extendía de su verga y mi boca, y en las comisuras de mis labios pude sentir un olor y el líquido viscoso que me escurría en pequeña cantidad; al parecer había eyaculado un poco, y era la primera vez que yo saboreaba el olor y sabor de la lechita de un macho.

Me subió al escritorio y me abrió las piernas, yo creía que ya me iba a penetrar pero no, estaba tomando posición para darme mi primera sesión de sexo oral. Separó un poco los labios de mi vagina y acercó su cabeza entre mis piernas y me dijo:

–  ¡Eres una ricura de puta, Elena!-, y empezó con su lengua a recorrer mi vagina.

Yo ya estaba algo humedad y eso al parecer lo puso más caliente, me sentía como una verdadera perra, estaba ahogándome en el más exquisito de los placeres carnales; me sentía mareada ante tanto placer que me estaba dando en mi sexo.

¡Qué rico movía su lengua, qué rico chupaba!… Empecé a gemir como ¡UNA PUTA!, yo sólo gemía. Me dieron unos pequeños espasmos, me aferraba a la cabeza de él, y lo tomaba por los cabellos, por sus brazos, era toda suya; mi sexo era de él… Tuve varios orgasmos en su cara, luego él se levantó, y me dijo:

–  ¡Vaya!, gimes como una verdadera perra; no cabe duda que eres una ramera… ¿Qué haría mi hijo si supiera que te puse como perra en celo?-, me levantó del escritorio y me puso de espalda a el, y me dijo: -Ahora te voy a coger, y me vas a dar tu virginidad… Lo que más me excita de una puta como tú, es tu hermoso trasero y tus ricas nalgas paraditas, eso me calienta, me para la verga, y tú tienes la culpa hija de tu reputa madre, por tener unas nalgas bien paradas y excitantes-

Me acaricia las nalgas, luego me tomaba por los pezones y me los jalaba lo más permisible, y empezó a tratar de meter su verga en mí; yo sentí como su verga tocó mis nalgas y se fue abriendo paso hasta llegar a la entrada de mi concha, y sentí como me empezó a penetrar suavemente.

Sentí como algo en mi interior se desprendió, y empezó a cogerme, empezó lentamente; al principio sentí molestias por la cogida inicial, pero luego con el paso del tiempo, de un ardor pasó a una sensación agradable.

Mientras él me cogía, sus manos se ocuparon de mis pechos acariciándolos, y fue acelerando el ritmo hasta llegar a un ritmo constante.

Yo trataba de aguantar las arremetidas que me daba, pero casi caigo desvanecida frente al escritorio, por el placer intenso que sentía en mi cuca. En eso sonó mi celular y me quedé indecisa para contestar, el me dijo:

– Anda contesta, no deseo que tus padres se preocupen por ti-, y tomé el teléfono para contestar, aunque él seguía cogiéndome.

¡Era mi mamá! Le dije que estaba en casa de una amiga y que todo estaba bien, que en la mañana llegaba; en eso, él aceleró aún más el ritmo, y se me escapó un pequeño gemido; mi mamá me dijo que qué pasaba, y le dije que era mi amiga jugando, luego se despidió y colgué. Si supiera mi mamá que me esta cogiendo el papá de mi novio, no se que pasaría. En eso, él repentinamente me sacó la verga y me gritó:

–  Anda puta, ¡voltéate! ¡Voltéate rápido, perra!-, me sorprendí ante tal reacción y me gira hacia él, vi que se estaba como agarrándose la verga o masturbando, me tomó de los cabellos y condujo mi cabeza hacia su verga.

No sabía que hacer, me arrodilló a la altura de su verga, y me gritó:

–  ¡Anda puta, abre la boca que me voy a derramar en tu linda carita!-, y en eso, ya arrodillada frente a él, veo como le sale el semen en chorrito, y cae en mi cara y parte llegó a caer dentro de mi boca.

¡Había eyaculado en toda mi cara!, y seguía como queriendo sacar hasta la última gota de su verga… Con sus manos fue embarrándome el semen en mi cabello y en mis pechos.

Luego que se repuso, nos vestimos y me lavé lo mejor que pude, pero con riesgos de que me descubrirán en mi casa porque iba oliendo a leche de macho, y por fortuna, me pasó a dejar a casa y nadie se dio cuenta.

Sigo con mi novio, pero él lógicamente no lo sabe; no he visto a su papá desde hace semanas y al parecer todo quedara en un secreto entre el papá de mi novio y yo.

Espero les haya agradado mi relato y deseo que me escriban chicas o chicos dándome sus comentarios. Soy de México, chao, hasta el próximo relato.